El pasado 21 de noviembre apareció
en el sitio web de Radio Pichincha una entrevista que me hizo Juan Carlos
Cabezas con el título «Vallejo
se sumerge en los episodios más dolorosos de la historia nacional en clave de
crónica» a propósito de que mi novela breve Manvscrito de vna corónica inconclvsa ganara el XII
Concurso Nacional de Literatura Miguel Riofrío, convocado por la Casa de la
Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, núcleo de Loja.
Para esta entrada de mi blog, he ampliado
las respuestas que le di al periodista con el ánimo de describir con mayor precisión
algunos aspectos de la propuesta estética que cobija a mi novelina.
Manvscrito de vna corónica inconclvsa estará disponible en
librerías a mediados del próximo año.
Su
novela Manvscrito de vna corónica inconclvsa es considerada por el
jurado del concurso Miguel Riofrío como un texto atípico, ¿coincide usted con
esa apreciación?
La lectura que ha hecho el jurado de
mi novelina es muy acuciosa y desentraña con precisión los elementos
significativos del texto. Me siento honrado con el contenido del veredicto y,
al mismo tiempo, agradecido por los criterios que el jurado ha vertido sobre mi
obra.
Efectivamente, esta novela breve es
un texto atípico, en términos de lo que se entiende, de manera convencional,
por la estructura de la ficción novelesca, la creación de personajes y el
desarrollo de la intriga. He optado por literaturizar ciertos acontecimientos
históricos que considero esenciales para entender la violencia estructural que
atraviesa a nuestro país, por lo que escogí contar no una sino varias historias
imbricadas en la historia general, articular un collage de voces narrativas
y asumir como punto de vista de la narración el de la corónica de los
vencidos.
En general, en mi obra literaria he
buscado que la escritura de mis textos sea atípica. Así, en Acoso textual
(1999) ensayé una novela epistolar mediante correos electrónicos y, en ella,
una crítica a las máscaras y el aislamiento del individuo en el mundo de la
virtualidad cibernética. En El alma en los labios (2003), la novela biográfica
sobre Medardo Ángel Silva, trabajé la escritura como un ejercicio de imitación
del lenguaje modernista articulado a expresiones narrativas contemporáneas. En Pubis
equinoccial (2010) todos los cuentos del libro giran en torno a la
experiencia erótica, el deseo liberado de los cuerpos y un lenguaje narrativo que
combina lo explícito y lo metafórico en términos sexuales. En El perpetuo
exiliado (2016), a la que definí como una novela collage, experimenté
con la invención de cartas, diarios personales e interludios de auto ficción,
para contar una historia de amor atravesada por cuarenta años de la vida política
nacional. En mi poemario Mística del tabernario (2015), propuse con el extenso
texto que abre el libro, «Taberna de la cofradía de Chapinero bajo
(Conversatorio escénico de la posmodernidad», un poema escénico en el que
confluyen las voces de diversos personajes reunidos para celebrar la poesía, la
vida y el mundo. O, en Poéticas de Guayasamín (2022), que categoricé
como un texto transgenérico y en el que se conjugan la poesía, el
microrrelato, la crónica periodista, el ensayo y la fotografía cobijados por la
investigación hemerográfica.
Manvscrito de vna corónica inconclvsa está escrita como si
fuera una crónica colonial que da cuenta de algunos episodios de violencia
social ocurridos en Ecuador desde la conquista hasta hoy. Su organización
discursiva es un homenaje a Guaman Poma de Ayala —de ahí que la llamo corónica—
y otros cronistas indios y mestizos y, además, está en deuda con investigadores
contemporáneos —los coronistas de hoy— de los acontecimientos sociales, a
quienes nombro y agradezco expresamente en el mismo texto.
Lo
atípico viene de la conjunción de voces, ¿cuál es su sentido?
La novelina está armada como un
relato testimonial y fragmentado que toma aspectos, puntos de vista e incluye
personajes tangenciales y ficcionales que participan en ciertos hechos
históricos conocidos. Estos hechos se van hilvanando mediante la construcción
del manuscrito, que es una representación alegórica de la Historia. Los escribientes
son las voces de la novela.
Asimismo, en la novelina juego en términos
intertextuales con la literatura de nuestra América e incluyo fragmentos poéticos
que dialogan con mi narración; también me apropio de varios personajes de la
literatura ecuatoriana que intervienen, de manera secundaria, en los acontecimientos.
Estos personajes literarios aparecen en la novelina como si hicieran un cameo
cinematográfico.
La escritura del Manvscrito ha
sido un ejercicio de experimentación creativa que propone una forma novelesca anticonvencional
que, intencionalmente, pone en tensión las fronteras entre la historia y la ficción
literaria. No obstante, hay un respecto irrestricto de los hechos históricos,
con una gran libertad para que en ellos intervengan los personajes de la ficción.
Esta poética está en función de develar el memorial de agravios que atraviesa
la historia de una patria escindida.
¿El
protagonista es el propio manuscrito?
La novelina está narrada por el
propio manuscrito que se va escribiendo, a lo largo de quinientos años, con la
participación de diversos escribientes, quienes constituyen un collage
de voces. En un sentido simbólico, el manuscrito es el protagonista de un
peregrinaje, a través de la historia, en el que los testimonios de los vencidos
se juntan para enfrentar y, con su existencia en la memoria de la letra, vencer
al olvido.
Ahora bien, los escribientes
cuentan algunos sucesos violentos de la historia de la patria, escindida en su
origen, desde la mirada de los vencidos, que resisten y desafían al poder. En la
estructura novelesca, los protagonistas de la escritura del manuscrito son los
varios escribientes que, a su vez, dan cabida a los protagonistas de las
varias historias contadas en el mismo manuscrito.
Dicen que la historia la escriben
los vencedores; pues bien, en este caso, el manuscrito es una alegoría de la historia
escrita por los vencidos.
La
mirada de los vencidos como eje de la narración: ¿por qué escogió esa mirada
para definir el punto de vista?
Este manuscrito es, en sí mismo, un
espacio estético y ético en el que, en términos simbólicos, se enfrentan la
memoria del pueblo, que es la permanencia de la vida, y el olvido impuesto por
los poderosos, que es la forma definitiva de la muerte.
En estos tiempos en que los
poderosos del mundo pretenden deshumanizar al Otro, demonizar a otras culturas,
segregar al que no acepta la imposición del heteropatriarcado y, en general, criminalizar
a todo aquel que no se someta a la prédica ideológica del dios-mercado, el
rescate de la memoria histórica es indispensable.
De ahí que, esta novela tome
partido por quienes carecen de poder económico y político; por aquellos cuyo único
ejercicio de poder, a lo largo de la historia patria, se ha manifestado en la resistencia
política y en la lucha social contra la violencia estructural de una sociedad injusta,
clasista y racista.
En síntesis, he pensado la
escritura de la novelina como un alegato político y poético sobre la historia
de un país atravesado, más que por una línea, por una herida equinoccial que no
sana hasta hoy.
Finalmente,
¿por qué decidió participar de un concurso como el Miguel Riofrío tomando en
cuenta su trayectoria consolidada en el plano de la literatura nacional e
internacional?
Un concurso literario es, siempre,
un desafío para cualquier autor porque expone a la consideración de unos
lectores atentos y especializados —los miembros del jurado, que son convocados de
manera aleatoria— una propuesta estética desarrollada en un texto. Ganar un concurso
es una pequeña gran alegría que recompensa los años de trabajo solitario que
uno pone en un texto y en algo aplaca las dudas que todo creador tiene sobre su
propia obra —yo, el primero, pues tengo una infinidad de dudas ante cada nuevo
texto que escribo—. A fin de cuentas, el criterio del jurado es una primera constatación
de que, en alguna medida, la propuesta estética del texto funciona.
En particular, el concurso de
novela breve Miguel Riofrío es un premio ya consolidado, de mucha seriedad y
transparencia en su organización, que lo convoca el núcleo de una provincia con
amplia participación en la tradición artística y literaria del país.
________________________________________________
Comparto con ustedes la tristeza por el fallecimiento de Fernando Miño-Garcés, que en vida fuera colega de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.