José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

sábado, agosto 11, 2018

Michael Handelsman: ecuatoriano por lecturas


Michael Handelsman (New Jersey, 1948). El XX Congreso de Ecuatorianistas rindió homenaje a su trabajo crítico sobre la literatura del Ecuador. Foto Lylibeth Coloma, El Telégrafo.

      En 1978, Michael Handelsman escribió: «rara ha sido la crítica dedicada a la producción literaria en prosa de las mujeres». Handelsman partió de las suposiciones erradas que la crítica de entonces sostenía al respecto, e investigó en fuentes primarias; luego sistematizó, por primera vez en Ecuador, el estado real de la producción, tanto en prosa como en ficción narrativa, escrita por mujeres. El resultado fue Amazonas y artistas, su primer libro, en el que muestra y reivindica, desde los textos, el discurso literario de las mujeres escritoras.
      Después, en 1981, le tocó el turno a los prejuicios que se tenían sobre el Modernismo en nuestro país. ¿Cuáles eran los criterios imperantes en la crítica? Se sostenía, entonces, que el modernismo fue un movimiento de producción tardía y de una única tendencia aristocratizante. Nuevamente, Handelsman investigó en los archivos: trabajó con las revistas literarias y demostró que el modernismo se desarrolló en nuestro país a la par que en Hispanoamérica y que se expresó en diversas tendencias hasta finales de los años veinte. Hoy, El modernismo en las revistas literarias del Ecuador: 1895-1930. Ensayo preliminar y bibliografía, es un libro imprescindible para el debate sobre tal movimiento en Ecuador.
Otro interés de Handelsam ha sido el tema afro ecuatoriano y la cuestión plurinacional. En 1999, la Universidad de Mississippi publicó Lo afro y la plurinacionalidad: el caso ecuatoriano visto desde su literatura. El libro se abre hablando de Adalberto Ortiz, Nelson Estupiñán Bass, y Antonio Preciado. Sostiene el crítico que el proyecto literario de aquellos autores, que «han procurado superar esquemas localistas parece haber dado lugar a una especie de lectura de apropiación cultural que, en no poca medida, ha desarmado doblemente dicho proyecto». Más adelante, aclara que no se puede responsabilizar a dichos escritores por «las lecturas de apropiación cultural». Lo principal es que Handelsamn, nuevamente en el devenir de nuestra crítica, introduce criterios inéditos alrededor del tema.
También estudió la obra de un icono de la cultura ecuatoriana: En torno al verdadero Benjamín Carrión (1989), que completó con El ideario de Benjamín Carrión (1992), y Benjamín Carrión: el pensamiento fundamental (2007). La figura de Benjamín Carrión es definida como la de un socialista utópico que, desde una visión eurocéntrica, contribuyó de manera sustancial a la cultura nacional; y que «toda su obra gira en torno a intuiciones, emociones y pasiones». Finalmente, en su libro Leyendo la globalización desde la mitad del mundo. Identidad y resistencias en el Ecuador (2005), Handelsman exploró las manifestaciones artísticas en dos direcciones: el mundo, desde el país; la producción local, desde lo global.
El XX Congreso de Ecuatorianistas reconoció, semanas atrás, en Michael Handelsman (New jersey, 1948), a un ecuatoriano por lecturas, que participa, de manera fundamental, en la tradición y el debate críticos sobre nuestra literatura.

Con Michael Handelsman. Conversatorio sobre su obra, durante el XX Congreso de Ecuatorianistas, en la Universidad de las Artes, Guayaquil, 19 de julio de 2018.

Publicado en Cartón Piedra, revista cultura de El Telégrafo, 03.08.18

domingo, agosto 05, 2018

Aengus bajo la tierra de Puembo


Aengus, 19 de octubre de 2009 - 2 de agosto de 2018

No hay barca que atraviese la laguna hacia lo eterno; ni hay cielo para los perros más que en nuestro humano consuelo. Existen tan solo el amanecer y la noche al final de las horas; ritual de cada día sin el tiempo del antes ni el porvenir ilusorio.

Aengus, diosecillo del amor y la poesía, pelaje de nocturnidad brillante; pecho de algodón acorazado; ojos de tristeza vivaz, eres ausencia que duele al contemplar aquel sillón tuyo, que hoy es vacío definitivo. Ya no más el galope de tus patas aladas ya no tu estampa de caballero en esmoquin ni las cabriolas de tu juguetón contento sobre la alfombra erizada de verde del jardín.

No mejoran los cuerpos con el tiempo como los vinos añejos; los cuerpos se agrian, su sangre es acíbar para el brindis de muerte.

Aengus, caminante de un bosque de asfalto, los años nos consumen la piel, las vísceras, los huesos; engullen nuestra carne de adioses; y tú eres abono amoroso en la tierra de Puembo. Este llanto que verso y duelo humedece mis palabras para que en ellas germinen los paseos por el parque, tus correrías sin brida, ¡esos ladridos y peleas callejeras! …Tu persistencia de dogo feliz sin calendario.



domingo, julio 22, 2018

Hoguera que huye, escritura que permanece


La hoguera huyente condensa en la historia de un personaje el trágico sacrificio de una generación.
      «Son tiempos imposibles. La revolución se nos escapó a nosotros y también a ustedes. Fue una hoguera huyente. La llama purificadora huyó una vez más», dice Marco, el viejo profesor de sociología que fuera militante clandestino, y que ha renunciado a toda acción política. Se lo dice a Pedro, su joven sobrino y discípulo, que es un guerrillero de Alfaro vive, carajo, AVC, que está recuperándose de sus heridas en la casa paterna, instándolo a huir: «¡Toma el avión que te ofrecen! ¡No te suicides, Pedro!».
      La función política de la literatura es una de las más complejas de asumir por cuanto se enfrenta, sobre todo, a la siempre contradictoria verdad histórica, que tiene más que ver con la construcción de un relato, la ideología de quien lo escribe, y el tiempo histórico de la recepción, antes que con la verdad propiamente dicha. Abdón Ubidia ha logrado manejar con solvencia, esta complejidad en su más reciente novelina La hoguera huyente.
      La novelina se concentra en la historia personal de Pedro: su ruptura con la familia y la clase social a la que pertenece, su firme compromiso ideológico, su enamoramiento atravesado por la política, y el sacrificio de su propia vida. La estrategia que utiliza Abdón Ubidia es la de contar estos sucesos desde el punto de vida de un narrador testigo que asiste a la proyección de una película sobre la vida de Pedro. Con aquel entramos a la sala de cine y vemos el filme con sus ojos.
El lenguaje del narrador es directo, sustantivo, despojado de opiniones. Son los hechos narrados los que problematizan ideológicamente al lector de la novela / espectador de la película, mientras transcurre la lectura de la novelina que es, simultáneamente, el tiempo de proyección de la película. La narración adopta el tono discursivo de un guion de tratamiento: el distanciamiento emocional de la voz narrativa respecto de lo narrado contribuye a que la complejidad política y vital asumida por Pedro conmueva por la dolorosa vitalidad de los hechos.
La confrontación entre el hijo y el padre no es solo una problemática generacional; resume la confrontación de dos visiones éticas sobre el mundo. Mientras el padre le dice: «Usaste tu revolución para librarte de mí», el hijo le responde: «Eres apenas una marioneta más de un mundo corrupto». Dos visiones políticas irreconciliables, dos visiones del mundo y de la vida divergentes, dos visiones que desembocarán en el encuentro del hijo con su final trágico y la resignación del padre ante lo irremediable de la muerte.

           
Abdón Ubidia, Quito, 1944.
Abdón Ubidia logra condensar en La hoguera huyente, mediante la historia de un personaje, el trágico sacrificio de una generación que creyó en la utopía revolucionaria sin percatarse de las reales condiciones históricas del país que intentaban cambiar: el tío Marco es una conciencia crítica y cínica marcada por su derrota histórica y el desencanto; Pedro, la víctima de la lucha contra un imposible histórico; el texto, una escritura diáfana que ilumina la realidad de unos años turbulentos.

Publicado en Cartón Piedra, revista cultural de El Telégrafo, el 20.07.18

La fotografía del autor es de la Agencia Andes, del programa "El otro lado de...", conducido por Marco Antonio Bravo.