
Un grupo de policías se sublevó esta mañana y, hasta este momento, mantiene “secuestrado” al Presidente de la República. Ha rodeado el Hospital de la Policía en donde el Presidente se encuentra y no permite su libre movilización. Esa tropa insubordinada ha esgrimido pretextos fútiles, exigiendo que se les mantenga prebendas irracionales y ha asumido una actitud claramente golpista.
Parecería que esa tropa ha olvidado que hoy gana el doble de lo que ganaba hace cuatro años; que la nueva Ley les garantiza ingresos mejores que el monto de bonos cada cierto número de años; que mejoraron sus condiciones de trabajo comenzando con el adecentamiento de sus propios cuarteles; que ha sido dotada con mejor armamento y municiones, y que se ha beneficiado con un apoyo sin igual del gobierno nacional.
Esa tropa está deshonrando el uniforme y abusando del derecho a portar las armas que les ha dado el pueblo ecuatoriano al pretender imponer por la fuerza sus pedidos económicos y administrativos. Se trata, sin ambages, de un intento de golpe de Estado bajo pretextos de reivindicaciones de tipo economicista.
La comunidad internacional en su conjunto ya se ha pronunciado en contra de esta sublevación de clara intención golpista que, políticamente, carece de futuro. Alcaldes, Prefectos y otras autoridades de distinta tendencia política —incluso el alcalde de Guayaquil, expresándose desde la oposición política democrática— han manifestado su condena a esta sublevación insensata que deviene en intentona golpista.
Y como no hay mal que por bien no venga, se les cayó la careta a esos dirigentes ultraizquierdistas del magisterio, con conceptos y prácticas antidemocráticas que, en vez de salir a defender la democracia en contra de los golpistas, quisieron pescar a río revuelto. Así, un grupúsculo en Quito trató de tomarse el ministerio de Educación y otro en Guayaquil, utilizando a un puñado de jóvenes, salió a apoyar a los policías sublevados. Pero los maestros de mi patria, en contra de la actitud sediciosa de ciertos dirigentes, están por la defensa de la democracia y se mantienen en una actitud vigilante en defensa de la democracia.
También se les cayó la careta a ciertos periodistas que pretendieron cubrir la intentona golpista como si se tratara de un partido de fútbol, creyendo que con decir que entrevistan a un grupo y a otro, ya cumplían con su deber, como si no se dieran cuenta de que se trataba de un sublevación totalmente antidemocrática. ¿Acaso creen que deben hacer de la trasmisión de una intentona golpista un espectáculo sin ética?
Y, sépalo esa tropa insubordinada: nadie va a dialogar con ella mientras sus miembros tengan un garrote en la mano que en este caso, son las armas que el pueblo les ha confiado en los términos de la Ley y que ellos las están utilizando de manera ilegítima y antidemocrática.
El Presidente de la República, por su parte, ha demostrado en todo momento entereza de espíritu, valor y coraje para enfrentar a los sublevados y defender el orden constituido sin permitir que se menoscabe su autoridad legítima, respaldada por el pueblo ecuatoriano.
Es el momento de manifestarse a favor de la democracia.