José María y Corina lo habían conversado en alguna de su tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).
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sábado, marzo 15, 2014

Cuento ecuatoriano en Cuba


       
Los registros en los que el amor y el desamor se expresan son amplios y diversos. Abarcan y atraviesan la casi totalidad de los sentimientos del ser humano. En tales registros quedan grabados para la memoria de los cuerpos: las entregas y los egoísmos, las generosidades y las miserias, el éxtasis y la desolación, la realización plena de Eros y los fracasos del deseo, la incursión de la crítica social desde las subjetividades afectivas y la alienación posmoderna, etc. Es por ello que, para la realización de una muestra del cuento ecuatoriano contemporáneo, he escogido un hilo conductor de estos cuentos que muestren a los lectores el amplio espectro de la vida y el mundo, tal como la ven los escritores y las escritoras de Ecuador.
            La literatura ecuatoriana, y en general nuestra cultura diversa, está siendo conocida aún más como resultado de que el país, en su transformación política, económica y social, ha pasado a ser protagonista de un cambio de era en la escena mundial. El gobierno de la Revolución Ciudadana ha estado trabajando en estos años por nuestra segunda independencia, luchando, en conjunto con los países de la ALBA contra la hegemonía del Imperio —el complejo militar-industrial-financiero que no tiene patria pero cuyo dominio es custodiado por esa policía del mundo que son hoy los Estados Unidos—; ha recuperado el sentido de justicia social basado en la supremacía del ser humano por sobre el capital; en definitiva, ya no solo nos están conociendo sino también reconociendo por mantener para beneficio de todos los pueblos del país, esa patria que hemos recuperado. De ahí que Ecuador tiene una nueva y diferenciada voz en el concierto mundial.
            Esta muestra, construida desde la temática general de amor, es diversa en edades de los escritores, en sus tendencias literarias, en su visión del mundo. Así, he tratado de ofrecer a los lectores, sobre todo a aquellos que no están familiarizados con la literatura ecuatoriana, un abanico de expresiones estéticas. Pero, al mismo tiempo, los lectores se encontrarán con esa mirada de entre siglos atravesada por el sentido posmoderno de la hibridez. Estos cuentos, en síntesis, constituyen una visión múltiple de la realidad, su interpretación y su transformación en literatura.
            El sentido de lo contemporáneo está dado por el tiempo de escritura de los textos: todos los cuentos, aún aquellos de los autores de mayor edad, fueron publicados entre el último cuarto del siglo que pasó hasta años recientes del presente. Ciertamente, los autores escogidos tienen distinto nivel de madurez en el conjunto de su producción literaria, pero los cuentos seleccionados para esta muestra gozan de una calidad homogénea que augura, desde los escritores jóvenes, muy buena salud para las letras ecuatorianas. Por tanto, quienes lean este muestrario de cuentos se encontrarán con una producción literaria actual y de gran factura de la narrativa de Ecuador.
            Esta muestra del cuento ecuatoriano Amor y desamor en la mitad del mundo (La Habana, Arte y Literatura, 2014) está organizada en cuatro secciones: “Sonrisas después del festín”, “Obstinación de piel”, “Corazones de extraños designios” y “Fiesta encendida de cuerpos”. Fue preparada especialmente para el disfrute de los cientos de miles de lectores que, cada año, acuden a la Feria del Libro de La Habana, que, en su edición XXIII de 2014, consideró a Ecuador como el país invitado.
            Leer la literatura de un pueblo es una manera de conocerlo en sus maneras diversas de aproximarse a la realidad y a los sueños; en sus maneras de recordar y de inventar; en sus formas de amar y desamar; y también en sus propuestas para transformar al mundo y convertirlo en lenguaje. Espero que la lectura de esta muestra de la narrativa corta de Ecuador contribuya a un mayor acercamiento de nuestros pueblos y, por tanto, a un mejor conocimiento de los mismos; de tal forma que continuemos, también desde la literatura, en el camino que requiere la profundización del sentido martiano de Nuestra América.

sábado, marzo 08, 2014

Mujer para mi libertad




¿Cómo declararte mis ganas de ti, Paulina Rubio, si en la página siguiente de Vanidades, Shakira está cantando con el ombligo más desnudo que la alegría de tus piernas largas? Te miro, Britney Spears, subiéndote a un carro al salir de una discoteca, y las fotos pirateadas en los blogs revelan que debajo de tu falda no llevas nada más que tu pubis de ángel al natural. Te persigo para colgar en Youtube el archivo sobre tu ocio sensual y escandaloso, Paris Hilton, heredera y presidiaria, tan inútil como desfachatada. ¿Cómo decirte, desnudez errante, que estás fundida a mi pupila si eres un cuerpo que se transfigura en otros cuerpos que terminan difuminados y que no me dejan ver el cuerpo junto a mí que me acaricia? Toda la sensualidad del Mediterráneo se dibuja en tus labios, Penélope Cruz, gitanilla domada por las noches glamorosas de Hollywood. ¡Ay, Alejandra Azcárate, ángel terreno, crucificada en Soho por la fe sacrílega de los hombres! Te convertiste en muñeca de vitrina, Sharon, la hechicera, me arrastraste hacia el deseo de tus pechos dulces y Vistazo te hizo la más deseada del país. Imágenes de mujer que estallan en mis ansias, mujer de imágenes por la que estallo. Años atrás te llamabas Marilyn Monroe, vestida con sólo unas gotas de Channel # 5 para la foto de calendario tomada sobre sábana escarlata aquel glorioso 1949, pero te llevaste la vida por delante antes de que la vida te marcara el rostro como lo hizo con B.B., la mujer creada por ese dios terrenal llamado Roger Vadim.
Abrazo la nada de tu belleza virtual, mujer que cada día vistes un rostro distinto, subida en un par de tacones lejanos de mí. En la imagen mutante que me esclaviza soy apenas esos zapatos abandonados; mas, me libero de aquellas imágenes para entregarme a ti, simplemente María que yaces bajo mi pecho. Acostado sobre ti, con tus piernas que me envuelven, se desvanecen todos esos cuerpos de nube y los tacones de aguja de tus zapatos —que es lo único que llevas puesto, María— rozan con pasión mis flancos. Entonces, amor, abrazo el todo de tu piel extendida para mi libertad.

De Pubis equinoccial (Bogotá, Mondadori, 2013)

domingo, marzo 06, 2011

La escritura y la dificultad

Fachada de la casa de José Lezama Lima, en La Habana; calle Trocadero 162. Lezama planteó como principio de su poética que solo lo difícil es estimulante.

Junto a la lectura, creo que todo aquel que quiera ser escritor —además de la búsqueda constante de las posibilidades expresivas y estéticas del lenguaje— necesita de una experiencia vital intensa, una sensibilidad especial frente a los espíritus de las personas y una actitud alerta a los sucesos del mundo pero, sobre todo, un punto de vista original para ver a los seres y a las cosas. E igual que para toda profesión, la del escritor también exige una disciplina particular: es necesario leer con método y sentido analítico y escribir sin tregua con un insobornable espíritu crítico.

Cuando yo era adolescente escribía con mucha facilidad, sin preocupaciones y también sin responsabilidad con la palabra. Mas llega un momento en que uno se da cuenta —gracias a la lectura atenta de literatura— de la diferencia entre un texto bueno y uno excelente. Es un momento de definiciones porque implica aceptar que no todo aquello que escribimos, aunque lo percibamos como bueno, tiene el nivel que imaginamos debería tener. Pero todavía hay algo más complejo: el instante crítico sucede cuando uno toma consciencia de la diferencia entre un excelente texto y uno que resulta imprescindible. En ese instante nos damos cuenta de que el arte es una utopía en cuya búsqueda pasaremos la vida entera.

En 1976, cuando cursaba sexto curso de bachillerato, escribí el cuento “Por culpa de la literatura”. En dicho texto resumí las dificultades que un adolescente puede tener al momento de decidir que quiere ser escritor. A los diecisiete años, sin embargo, sólo sabía de las dificultades con la familia y ciertas prevenciones por no tener respuesta clara frente a la pregunta: ¿de qué vas a vivir? Lo que no sabía es que las dificultades de un escritor son mucho más profundas y tienen que ver con el agobiante trabajo que requiere encontrar la palabra precisa, la imagen deslumbrante, la historia novedosa y con esa particular angustia personal que es producto del sentirse un tanto fuera del mundo pues la escritura requiere de una soledad esencial y de un aislamiento que lleva al escritor a convertirse en un observador del mundo cuando no tiene otros alicientes para ser parte de su transformación.

(Fragmaento de una entrevista para una colección de mis cuentos, para jóvenes lectores, que, bajo el título Ópera prima y otros corazones, saldrá en mayo de este año con Edinun)

domingo, febrero 13, 2011

Anaïs & Henry


El verano es época de celo. Los vientos de agosto elevan las cometas y las faldas de las colegialas en vacaciones. Anaïs corretea impúdica bajo el sol que arde. Dos jóvenes enamorados exploran caricias nuevas a la sombra de los árboles. Jadean. El césped del parque tiene la sensualidad de una esmeralda de joyería. Henry la persigue y su cabeza se refresca con el aire que baja de las montañas. Un par de ancianos camina como si la carga de la vida no les pesara. Henry alcanza a Anaïs. La domina, le muerde el cuello. Gruñen. Ella, en cuatro sobre el césped, se relaja y lo deja hacer. Una niña, de vestido palo de rosa, los contempla sonriendo y llama la atención de su padre: “Mira, papi, están haciendo perritos.” Aúllan satisfechos.




(De Ángeles desterrados, inédito)