Emmanuelle Seigner (Delphine) y Eva Green (Elle) en una escena de Basada en hechos reales (2017), dirigida por Roman Polanski. |
Delphine
(Emmanuelle Seigner) es una escritora exitosa que, durante una firma de libros,
conoce a una lectora que se presenta como Elle
(Eva Green), con la que mantendrá una perturbadora relación que interfiere
poderosamente en su proceso de escritura. La película Basada en hechos reales (2017), de Roman Polanski, está basada en
la novela homónima de Delphine de Vigan. Estamos ante un juego de referencias
personales de la escritora, su proceso de escritura, y la trasposición de la
novela en película, con una vehemente afirmación de realidad detrás del título,
y, sin embargo, metaficción en estado
puro.
Delphine, la escritora, desnuda
el doloroso proceso creativo, desde la muy común angustia de la página en blanco,
puesto que uno se ha vaciado completamente en el último libro; pasando por la convivencia espectral con el fantasma
de su personaje, y llegando a un estado de angustiante consunción vital en el
que cae la escritora para que resurja la escritura como tal. Elle es la intrusa que va a apoderándose
de cada esfera de la vida de Delphine. En esa tensión, la película se comporta
con las reglas del thriller. Polanski
insiste en que el proceso creativo, como en una cinta de Moebius, tiene una
sola cara a pesar de las apariencias y que, de manera infinita, se repite en
cada libro.
«Como todo relato escrito en
primera persona, Alexis es ante todo el retrato de una voz. Había que dejarle a
esa voz su propio registro, su propio timbre”, reflexiona Marguerite Yourcenar
en el prólogo de 1963 de Alexis o el
tratado del inútil combate (1928). En Basada
en hechos reales, la voz autoral es la voz de la protagonista, comparten el
mismo timbre; y la escritora carga con los fantasmas que acompañan su propia
escritura: Flaubert visitado por Emma.
Publicado en Cartón Piedra, revista cultural de El Telégrafo, el 18.05.18
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