José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, mayo 12, 2025

«Desaprender para volver a ser»: el desafío académico de Michael Handelsman:


Un libro que es en sí mismo un desafío intelectual y político; un libro que, desde el aparato académico, es una provocación a la rigidez de la academia; un libro escrito como un proceso crítico y autocrítico del propio quehacer de los estudios literarios. Desaprender para volver a ser (2024), de Michael Handelsman (Weehawken, New Jersey, 1948), es un libro que, desde una perspectiva decolonial, explora con agudeza algunos textos literarios contemporáneos escritos por autoras y autores afro del Ecuador y Colombia.

            Handelsman se hace una pregunta esencial y provocadora: «¿Qué significaría pensar afro sin ser afro?»[1]. La sencillez que asume el crítico se concentra en su enunciado: «Lo mío […] ha de entenderse como un muy modesto intento por dejarme atravesar por las resonancias de las múltiples voces afro siempre protagonistas de historias que han sido silenciadas y hasta borradas, pero nunca apagadas o ausentes de la memoria colectiva a lo largo y ancho de la diáspora afroamericana» (23). Esta problematización inicial no es menor, pues implica un proceso de deconstrucción de sí mismo para asumir una posición intelectual que ya no piensa sobre la plurinacionalidad, sino que prefiere pensar desde la representación con el anhelo de hacer un camino para pensar con las voces afro, en un diálogo sin jerarquías, y asumir su propio proceso afrobetización, al decir de Juan Montaño.

Tampoco es menor la asunción de la «x» como marca de género inclusivo en la escritura de su libro que desafía la norma explícita de la RAE,[2] más aún cuando Handelsman es miembro correspondiente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua. Este desafío, por supuesto, no es únicamente gramatical o académico, sino político, pues la «x», a lo largo del libro, es una marca integradora de mujeres y hombres y, al mismo tiempo, una marca que nos recuerda, cada vez que aparece, la condición patriarcal de la sociedad. Así, Handelsman señala que en este nuevo libro él se encuentra «[…] (re) tejiendo algunos de aquellos hilos sueltos de (re) pensar, (re) imaginar, (re) accionar y (re) aprender».

El primer capítulo «Literatura e interculturalidad. Una propuesta para posibles lecturas otras» plantea que vivimos un analfabetismo intercultural y que es necesario un (re) aprendizaje para leer (nos) con gramáticas otras. Así, Handelsman se nutre de las enseñanzas del Abuelo Zenón: «volver a ser donde no habíamos sido». En este sentido, siguiendo a Catherine Walsh, queda en entredicho, más que el lugar de la universidad, el sentido de la universidad como el lugar de quien quiere pensar la interculturalidad desde categorías distintas a las de la racionalidad occidental. Sorteando al peligro de caer en el esencialismo, el libro da cuenta del lugar de la enunciación para entender el porqué de la necesidad de especificar la condición afro de los textos acompañados por el crítico.

En este capítulo, Handelsman va de la mano con Antonio Preciado y su «Poema para ser analizado con carbono 14», para el que propone una lectura intercultural y decolonial del texto y señala su «búsqueda del sentido de las palabras que las historias oficiales se han negado a escuchar y que las mismas comunidades afro en no pocos casos han olvidado» (35). En su conclusión —siempre en ciernes, poniendo énfasis en un proceso que es histórico y no meramente literario—, insiste en que «hay que desaprender las bases epistémicas que sostienen cada enunciación nacida de la ubicua y omnipresente matriz de la Modernidad-colonialidad junto con sus rancias enseñanzas, ora patentes, ora latentes, de racismo, sexismo, clasismo, fundamentalismo, extractivismo, homofobia y un largo y doloroso etcétera» (41-42).

En el capítulo 2, Handelsman desarrolla un doloroso y conmovedor diálogo entre el pensamiento de Juan Montaño Escobar, el jazzman, en su artículo «¿Las vidas negras importan?», y los 8 minutos 46 segundos que duró el asesinato de George Floyd Jr. y su agónico «I can’t breathe [no puedo respirar]», aquel 25 de mayo de 2020, perpetrado por el policía blanco Derek Chauvin, en medio del encierro en el que se hallaba el mundo por la pandemia de Covid-19. Montaño, citado por Handelsman, dice: «el racismo está presente cuando no puedes caminar en tu ciudad o en tu barrio sin ser visto como sospechoso o sospechosa; está cuando puedes ser atacado, golpeado y humillado sin que nadie haga nada; o incluso puedes ser asesinado, asesinada; todo esto solamente por el color de tu piel». Y yo recuerdo a los cuatro adolescentes de Las Malvinas: Josué e Ismael Arroyo (14 y 15), Saúl Arboleda (15) y Steven Medina (11), secuestrados, torturados y quemados por una patota de dieciséis militares, y luego revictimizados por una sociedad racista capaz de justificar el crimen. Más tarde, en el capítulo 4, la obra de ficción de Montaño es leída junto al camino de memoria, historia y literatura que el jazzman ha emprendido en ella.

La lectura de algunas poetas afrocolombianas, en el capítulo tres, parte de la pregunta que Sojourner Truth (Isabella Baumfree), ex esclavizada en EE. UU., hiciera en su improvisado discurso en el congreso de los Derechos de las Mujeres, en Ohio, en 1851: «Ain’t I a woman?» [¿No soy una mujer?]. Handelsman dialoga con Betty Ruth Lozano Lerma, que, al criticar el proceso de deshumanización de las mujeresnegras, señala que «las mujeresnegras no tienen género, tienen raza y las mujeres blancas no tienen raza, tienen género» (75). Asimismo, Handelsman contrasta la condena al estrato subhumano de los africanos que se desprendería de poema «Ñam-ñam», de Luis Palés Matos, con la rebeldía y la resistencia presentes en «África grita», de Lucrecia Panchano: «En efecto, esta tensión entre una África que gruñe ñam-ñam y una propia que grita “para impulsarnos a seguir adelante / para que nuestra identidad no se vaya al abismo” […] pone de manifiesto el carácter insurgente de la creación artística y el pensamiento afro a través de su historia en las Américas, por no decir en todo el mundo» (77). Así, va analizando diversos textos para entender que «recuperar esa alma desde la cual África sigue gritando requiere, cuando no reclama, un sentipensar de parte de nosotrxs, lxs lectorxs que no somos afrodescendientes» (89).

El capítulo final está dedicado a la obra de Yuliana Ortiz Ruano (Esmeraldas, 1992). En él, Handelsman hace un recorrido por los poemarios Sovoz (2016) Canciones desde el fin del mundo (2020) y Cuadernos del imposible retorno a Pangea (2021) y la novela Fiebre de carnaval (2022). Handelsman recorre el camino de la palabra de la escritura con la lectura de la obra de Yuliana Ortiz como «un complejo entretejido de historias y experiencias en permanente reconstrucción de la memoria ancestral, la misma que entiende como un sitio de lucha […]» (201-202). Él sostiene que, desde su primer poemario, ella, como mujernegra, ha asumido su responsabilidad de Fight the Power. En este sentido, cita a Yuliana Ortiz, que dijo, en un sentido similar a lo señalado por Juan Montaño: «Yo siento que lo negro es visto como una amenaza y en ciudades como Guayaquil, aún más. En esa ciudad, la gente negra está arrinconada, apalencada, en las afueras de la ciudad […] Yo quiero problematizar las identidades esclavizadas en la contemporaneidad poscolonial» (178).  

En el caso de Fiebre de carnaval estamos ante una novela del gozo y la sensualidad que provoca la escritura de la fiesta y, al mismo tiempo, ante una novela en la que el cuerpo de la mujernegra es sometido a la violencia patriarcal frente a la que desarrolla su resistencia. El duelo y su ritual, la música como cimarronaje y la palabra viva que rompe el silencio de la dominación son otros elementos que hacen de esta novela un texto heredero que continúa, con una narración deslumbrante y vitalista, la tradición de la literatura afro del Ecuador. Para Handelsman, es «novela, testimonio, lamento y celebración que Yuliana ha estado escribiendo y entretejiendo, consciente o inconscientemente, desde la publicación de su primer poemario, en 2016» (204).

           

Con Michael Handelsman y Yuliana Ortiz durante la presentación del libro en la Biblioteca de las Artes, de Guayaquil, el 23 de abril de 2025.

Hoy, en la era del trumpismo, el sistemático ataque a los espacios académicos críticos, a las políticas sociales inclusivas y al reconocimiento de la diversidad del mundo, ha creado las condiciones políticas para la insurgencia y posicionamiento del neofacismo, por lo que la misoginia, el clasismo y el racismo se manifiestan desvergonzadamente. De ahí que, el comentario del humorista D. L. Hughley en una entrevista con Woopy Goldberg, citado por Handelsman, cobra actualidad: «El lugar más peligroso para que los negros vivan es en la imaginación de los blancos»[3] (16).

Desaprender para volver a ser, de Michael Handelsman, es un trabajo crítico desarrollado con la lucidez de quien asume, mediante su propio proceso de pensar (se), el desafío de lecturas-otras para, desde el poder del lenguaje, enfrentar al lenguaje del poder y acompañar las obras literarias de varias poetas mujeresnegras colombianas, del intelectual Juan Montaño Escobar, el jazzman, y de la escritora Yuliana Ortiz Ruano, autores afro del Ecuador. En este libro, el aparato crítico de la academia es puesto en tensión con las formas de la escritura que son objeto de la lectura-otra, desde un proceso de desaprendizaje por parte del académico para no hablar sobre, sino hablar con las voces afro que nos permiten asumir nuestra propia afrobetización como «un lugar de lucha por libertad la plenitud de nuestra colectiva (re) existencia y volver a ser» (208).



[1] Michael Handelsman, Desaprender para volver a ser. Apuestas decoloniales desde y con voces afro del Ecuador y Colombia (Quito: Ediciones Abya Yala, 2024), 23.

[2] Real Academia Española, (@RAEInforma), «#RAEconsultas. El uso de la letra “x” como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario (e impronunciable), pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de oposición de género», Twitter, 23 de diciembre de 2019.

[3] D. L. Hughley, The View (entrevista con Goopy Goldberg), 14 de Julio de 2018: «The most dangerous place for black people to live is in the white’s people imagination».


lunes, mayo 05, 2025

Barcelona S.C.: cien años de una pasión popular

 

No lo sabían aquellos migrantes catalanes embanderados

con las memorias del Mediterráneo y los campos de genista,

ni sus amigos guayaquileños, en casa de Eutimio Pérez Arumí.

No lo sabían en esa tarde del primero de mayo de 1925

escanciando una damajuana de tempranillo de la Rioja,

que tenía el sabor nostálgico de las soledades y el exilio.

 

Aún no lo sabían, pero ahí, donde el espíritu aventurero

imagina su arribo a desconocidos puertos en las naves

que habrán de surcar la ola indómita del mar abierto,

ahí, en los pulmones de acero y madera del barrio del Astillero,

en la respiración de las calles de Guayaquil, todavía de luto

por sus trabajadores muertos el 15 de noviembre de 1922,

nacía la pasión luminosa del alma popular; ahí nacía el único

ídolo abrazado al latido dominguero del corazón del pueblo,

nacía el oro y grana del Pacífico: Barcelona Sporting Club.

 

He leído tantas historias de triunfos en los libros que atraviesan

mi vida, pero en ninguno encontré la explicación de la magia

que envuelve la inagotable pasión popular por el ídolo del Astillero.

Decía mi ñaño Tito que en la cancha de fútbol existen

los futbolistas de la alegría con apenas un toque de pelota

y están aquellos otros ensombrecidos por la gris indiferencia.

 

Él decía que en la cuna te amamantan con aquel sentimiento

que nos envuelve al solo nombrar esta pasión enraizada

en los barrios del puerto y en las alturas de la cordillera.

Mi hermano, que ya no está, pero existe en mí, decía

que a nuestro equipo se lo sigue y nos acompaña siempre,

porque la pasión de la cancha se agita como un canario en el pecho.

Cómo te cuento, ñaño, que en las calles del país avanza un torrente

de camisetas amarillas celebrando un centenario de gloria:

los cien años de Barcelona resplandecen con el amor de la hinchada.

 

No lo sabían, pero ahora lo sabemos: en la casa de la intersección

de las calles Concordia e Independencia, tras las ventanas de chazas

a medio abrir y el balcón con balaustres torneados,

en aquella ciudad vespertina envuelta por la brisa del Guayas,

en el mayo de la libertad y las lluvias, catalanes y guayaquileños

sembraron esta centenaria pasión del pueblo que se llama Barcelona.

 

Con Aengus, en Bogotá, diciembre 2012, celebrando la estrella catorce.

lunes, abril 28, 2025

Francisco I: un papa incómodo en estos tiempos de ascenso del neofascismo

Papa Francisco en su mensaje del 14 de enero para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018: «las expulsiones colectivas y arbitrarias de emigrantes y refugiados no son una solución idónea, sobre todo cuando se realizan hacia países que no pueden garantizar el respeto a la dignidad ni a los derechos fundamentales».

            Para Javier Milei, el neofascista presidente argentino, el papa Francisco fue «el imbécil ese que está en Roma» o «el representante del maligno en la Tierra». Para Santiago Abascal, el líder de la ultraderecha española, el papa Francisco fue despojado de su investidura y reconocido solo como «el ciudadano Bergoglio». Ambos, asumiendo la hipocresía ritual de los funerales, expresaron sus condolencias oficiales a la muerte de un papa que, cuando estaba vivo, les fue un estorbo para su proyecto político por las posiciones de aquél a favor de la justicia social, el cuidado del medio ambiente, la migración y la paz mundial. Francisco I ha sido un papa incómodo para la derecha global, en estos tiempos de ascenso del neofascismo, porque sus posturas doctrinales en función de una definición del amor cristiano basada en la solidaridad, la centralidad del ser humano y el cuidado del planeta confronta la agenda del individualismo neoliberal, la supremacía de un capitalismo voraz y excluyente, así como depredador del medio ambiente.

            En su encíclica Fratelli tutti, del 3 de octubre de 2020, invocando a san Francisco de Asís, hizo un llamado a la fraternidad universal en su dimensión social. En términos teológicos, habló del amor cristiano que está imposibilitado por una sociedad globalizada, pero que no ha construido una casa común en función del bienestar del ser humano, un amor acechado por la cultura del miedo al migrante y por un modelo económico destinado a la concentración de la riqueza:  

 

168. El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente. El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más, acudiendo al mágico “derrame” o “goteo” —sin nombrarlo— como único camino para resolver los problemas sociales. No se advierte que el supuesto derrame no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social. Por una parte, es imperiosa una política económica activa orientada a «promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial», para que sea posible acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos. La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos».

 

En la tumbra de san Francisco de Asís, el 3 de octubre de 2020, el papa Francisco firmó su encíclica Fratelli tutti (Hermanos todos).

El 24 de mayo de 2015, publicó su encíclica Laudato si, así nominada por una cita del «Cántico de las criaturas», de san Francisco de Asís: «Alabado seas, mi Señor, [Laudato si’, mi’ Signore] / en todas tus criaturas, / especialmente en el Señor hermano sol, / por quien nos das el día y nos iluminas», que es una meditación poética sobre la bondad de la naturaleza creada por Dios para la convivencia del ser humano en y con ella: «Alabado seas, mi Señor, / por la hermana nuestra madre tierra, / la cual nos sostiene y gobierna / y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas».

En la encíclica Laudato si, el papa Francisco plantea la necesidad de proteger el planeta —concebido como nuestra casa común en la línea del espíritu franciscano—[1], de la depredación de la naturaleza y el negacionismo sobre el cambio climático, abordando el problema desde un enfoque ecológico holístico que tome en cuenta lo social, lo económico y lo político. Laudato si, que amplía y profundiza la defensa de la naturaleza abordada por los papas desde Juan XXIII hasta Benedicto XVI, reflexiona, entre otros temas, sobre la contaminación y la cultura del descarte, la pérdida de la biodiversidad del planeta, así como el angustioso problema del agua y la tendencia a convertirla en mercancía y privatizar su uso: «30. […] En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos». La encíclica, asimismo, está atravesada por el planteamiento de abordar el problema ecológico del planeta de forma holística:[2]

 

139. Cuando se habla de «medio ambiente», se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados. Las razones por las cuales un lugar se contamina exigen un análisis del funcionamiento de la sociedad, de su economía, de su comportamiento, de sus maneras de entender la realidad. Dada la magnitud de los cambios, ya no es posible encontrar una respuesta específica e independiente para cada parte del problema. Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.

 

El 4 de octubre de 2019, en los Jardines del Vaticano, el papa Francisco sembró un árbol como símbolo de la conversión ecológica y consagró el Sínodo Panamazónico a san Francisco de Asís.

El papa Francisco también abogó por el diálogo interreligioso. Entre los varios encuentros de este tipo, destaco el que tuvo lugar en La Habana, el 12 de febrero de 2016, con su santidad Kiril, patriarca de Moscú y toda Rusia. Uno de los puntos de la declaración conjunta, hacía un llamado al diálogo interreligioso y condenaba los crímenes que el fanatismo lleva a cabo en nombre de Dios:

 

13. En esta época preocupante es indispensable el diálogo interreligioso. Las diferencias en la comprensión de las verdades religiosas no deben impedir que las personas de distintos credos vivan en paz y armonía. En las circunstancias actuales, los líderes religiosos tienen la responsabilidad especial de educar a sus fieles en el respeto a las creencias de los que pertenecen a otras tradiciones religiosas. Los intentos de justificar actos criminales con consignas religiosas son absolutamente inaceptables. Ningún crimen puede ser cometido en el nombre de Dios, «porque Dios no es Dios de confusión sino de paz» (1 Co 14, 33).

 

También fue un hito la reunión del 4 de febrero de 2019, en Abu Dabi, con el gran imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib, la más importante autoridad religiosa de los sunitas. El Documento sobre la fraternidad humana, por la paz mundial y convivencia común, que ambos líderes religiosos firmaron, es un texto histórico cuyo espíritu puede sintetizarse en esta invocación:

 

Nosotros —creyentes en Dios, en el encuentro final con él y en su juicio—, desde nuestra responsabilidad religiosa y  moral, y a través de este Documento, pedimos a nosotros mismos y a los líderes del mundo, a los artífices de la política internacional y de la economía mundial, comprometerse seriamente para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz; intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente y poner fin a las guerras, a los conflictos, a la degradación ambiental y a la decadencia cultural y moral que el mundo vive actualmente.

  

El papa Francisco y el imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyib, luego de la firma del documento conjunto, en Abu Dabi, el 4 de febrero de 2019.

En estos tiempos trumpistas de criminalización de los migrantes, vale la pena que la feligresía católica haga suyo el mensaje del papa para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018, del domingo 14 de enero, en el que reafirmó que la respuesta frente a los migrantes se debería articular en torno a cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. También expresó que «las expulsiones colectivas y arbitrarias de emigrantes y refugiados no son una solución idónea, sobre todo cuando se realizan hacia países que no pueden garantizar el respeto a la dignidad ni a los derechos fundamentales». En cuanto a las acciones, cito lo que los cuatro verbos llevan implícito, que es todo lo contrario a lo que predica la derecha global en su política de criminalización y odio al migrante:

 

Considerando el escenario actual, acoger significa, ante todo, ampliar las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino. En ese sentido, sería deseable un compromiso concreto para incrementar y simplificar la concesión de visados por motivos humanitarios y por reunificación familiar.

[…]

El segundo verbo, proteger, se conjuga en toda una serie de acciones en defensa de los derechos y de la dignidad de los emigrantes y refugiados, independientemente de su estatus migratorio.

[…]

Promover quiere decir esencialmente trabajar con el fin de que a todos los emigrantes y refugiados, así como a las comunidades que los acogen, se les dé la posibilidad de realizarse como personas en todas las dimensiones que componen la humanidad querida por el Creador.

[…]

El último verbo, integrar, se pone en el plano de las oportunidades de enriquecimiento intercultural generadas por la presencia de los emigrantes y refugiados. La integración no es «una asimilación, que induce a suprimir o a olvidar la propia identidad cultural. El contacto con el otro lleva, más bien, a descubrir su “secreto”, a abrirse a él para aceptar sus aspectos válidos y contribuir así a un conocimiento mayor de cada uno.

 

Sin embargo, ciertos grupos radicales de izquierda le reclamaron al papa Francisco sus posiciones doctrinarias frente al sacerdocio de las mujeres, el divorcio o el aborto, sin entender que el papa no es activista del feminismo sino un pastor de la Iglesia católica. No obstante, su actitud sobre el colectivo LGBTQ+, basada en el amor cristiano, generó acusaciones de los fariseos del cristianismo conservador, aunque muchos radicales no creyentes le reclamaron acciones más concretas al respecto. Tal vez, el roce más álgido con las posiciones conservadoras se dio el 19 de diciembre de 2023, cuando el papa, con la Fiducia supplicans, aprobó la bendición de parejas formadas por personas del mismo sexo, pero al margen de cualquier rito que pretenda imitar el sacramento del matrimonio.[3]

 

El papa Francisco con Mara Grassi, vicepreesidenta de la asociación italiana Tenda di Gionata de padres de hijos LGBT, el 17 de septiembre de 2020: "La Iglesia no los excluye", le dijo el papa Francisco. "Ama a sus hijos tal como son, porque son hijos de Dios". (Religión Digital)

Más allá de ser una voz moralmente autorizada que incomodó a la derecha global, el papa Francisco también se enfrentó a gobernantes como Daniel Ortega, el dictador de Nicaragua, que ha despedazado los principios del sandinismo para utilizarlos a su antojo junto con su cónyuge Rosario Murillo, calificó al papa Francisco como parte de una mafia y perfecta dictadura. En una entrevista de marzo de 2023, el papa calificó al régimen nicaragüense como las «dictaduras comunistas y hitlerianas, groseras» y dijo que no le quedaba más que pensar en «un desequilibrio de la persona que dirige».

Hoy, en contra de lo que plantea la guerrerista presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, que ha logrado que los Estados europeos se comprometan a financiar la carrera armamentista recortando los programas sociales, las palabras del papa Francisco, en el marco del sufrimiento de Gaza y Ucrania, van a contracorriente: «La guerra es siempre una derrota de la humanidad, ¡deténganse!».

En síntesis, en un mundo en donde el neofascismo con su discurso violento y antidemocrático, en nombre de la libertad económica del capitalismo salvaje, los postulados del cristianismo, que el papa Francisco convirtió en sus pastorales, fueron no solo incómodos para la derecha global, sino que sus representantes los rechazaron con su acostumbrada virulencia. Mas si leemos los documentos doctrinarios, las fuentes del papa son los Evangelios, la doctrina social de la Iglesia católica, sobre todo desde Juan XXIII, y las enseñanzas de san Francisco de Asís, del que adoptó el nombre para su papado y a quien llamó el misionero de la esperanza: «Francisco de Asís es para mí el hombre de la pobreza, el hombre de paz, el hombre que ama y protege la Creación».



[1] 10. No quiero desarrollar esta encíclica sin acudir a un modelo bello que puede motivarnos. Tomé su nombre como guía y como inspiración en el momento de mi elección como Obispo de Roma. Creo que Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.

[2] A la muerte del papa Francisco, representantes de instituciones académicas pontificias e internacionales firmaron un documento que propone, siguiendo las enseñanzas del papa, “convertir la deuda en inversión para la transición ecológica”. El legado de su enseñanza sobre economía y medio ambiente, Vaticano News (25 de abril de 2025).