José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).
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lunes, abril 28, 2025

Francisco I: un papa incómodo en estos tiempos de ascenso del neofascismo

Papa Francisco en su mensaje del 14 de enero para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018: «las expulsiones colectivas y arbitrarias de emigrantes y refugiados no son una solución idónea, sobre todo cuando se realizan hacia países que no pueden garantizar el respeto a la dignidad ni a los derechos fundamentales».

            Para Javier Milei, el neofascista presidente argentino, el papa Francisco fue «el imbécil ese que está en Roma» o «el representante del maligno en la Tierra». Para Santiago Abascal, el líder de la ultraderecha española, el papa Francisco fue despojado de su investidura y reconocido solo como «el ciudadano Bergoglio». Ambos, asumiendo la hipocresía ritual de los funerales, expresaron sus condolencias oficiales a la muerte de un papa que, cuando estaba vivo, les fue un estorbo para su proyecto político por las posiciones de aquél a favor de la justicia social, el cuidado del medio ambiente, la migración y la paz mundial. Francisco I ha sido un papa incómodo para la derecha global, en estos tiempos de ascenso del neofascismo, porque sus posturas doctrinales en función de una definición del amor cristiano basada en la solidaridad, la centralidad del ser humano y el cuidado del planeta confronta la agenda del individualismo neoliberal, la supremacía de un capitalismo voraz y excluyente, así como depredador del medio ambiente.

            En su encíclica Fratelli tutti, del 3 de octubre de 2020, invocando a san Francisco de Asís, hizo un llamado a la fraternidad universal en su dimensión social. En términos teológicos, habló del amor cristiano que está imposibilitado por una sociedad globalizada, pero que no ha construido una casa común en función del bienestar del ser humano, un amor acechado por la cultura del miedo al migrante y por un modelo económico destinado a la concentración de la riqueza:  

 

168. El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente. El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más, acudiendo al mágico “derrame” o “goteo” —sin nombrarlo— como único camino para resolver los problemas sociales. No se advierte que el supuesto derrame no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social. Por una parte, es imperiosa una política económica activa orientada a «promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial», para que sea posible acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos. La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos».

 

En la tumbra de san Francisco de Asís, el 3 de octubre de 2020, el papa Francisco firmó su encíclica Fratelli tutti (Hermanos todos).

El 24 de mayo de 2015, publicó su encíclica Laudato si, así nominada por una cita del «Cántico de las criaturas», de san Francisco de Asís: «Alabado seas, mi Señor, [Laudato si’, mi’ Signore] / en todas tus criaturas, / especialmente en el Señor hermano sol, / por quien nos das el día y nos iluminas», que es una meditación poética sobre la bondad de la naturaleza creada por Dios para la convivencia del ser humano en y con ella: «Alabado seas, mi Señor, / por la hermana nuestra madre tierra, / la cual nos sostiene y gobierna / y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas».

En la encíclica Laudato si, el papa Francisco plantea la necesidad de proteger el planeta —concebido como nuestra casa común en la línea del espíritu franciscano—[1], de la depredación de la naturaleza y el negacionismo sobre el cambio climático, abordando el problema desde un enfoque ecológico holístico que tome en cuenta lo social, lo económico y lo político. Laudato si, que amplía y profundiza la defensa de la naturaleza abordada por los papas desde Juan XXIII hasta Benedicto XVI, reflexiona, entre otros temas, sobre la contaminación y la cultura del descarte, la pérdida de la biodiversidad del planeta, así como el angustioso problema del agua y la tendencia a convertirla en mercancía y privatizar su uso: «30. […] En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos». La encíclica, asimismo, está atravesada por el planteamiento de abordar el problema ecológico del planeta de forma holística:[2]

 

139. Cuando se habla de «medio ambiente», se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados. Las razones por las cuales un lugar se contamina exigen un análisis del funcionamiento de la sociedad, de su economía, de su comportamiento, de sus maneras de entender la realidad. Dada la magnitud de los cambios, ya no es posible encontrar una respuesta específica e independiente para cada parte del problema. Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.

 

El 4 de octubre de 2019, en los Jardines del Vaticano, el papa Francisco sembró un árbol como símbolo de la conversión ecológica y consagró el Sínodo Panamazónico a san Francisco de Asís.

El papa Francisco también abogó por el diálogo interreligioso. Entre los varios encuentros de este tipo, destaco el que tuvo lugar en La Habana, el 12 de febrero de 2016, con su santidad Kiril, patriarca de Moscú y toda Rusia. Uno de los puntos de la declaración conjunta, hacía un llamado al diálogo interreligioso y condenaba los crímenes que el fanatismo lleva a cabo en nombre de Dios:

 

13. En esta época preocupante es indispensable el diálogo interreligioso. Las diferencias en la comprensión de las verdades religiosas no deben impedir que las personas de distintos credos vivan en paz y armonía. En las circunstancias actuales, los líderes religiosos tienen la responsabilidad especial de educar a sus fieles en el respeto a las creencias de los que pertenecen a otras tradiciones religiosas. Los intentos de justificar actos criminales con consignas religiosas son absolutamente inaceptables. Ningún crimen puede ser cometido en el nombre de Dios, «porque Dios no es Dios de confusión sino de paz» (1 Co 14, 33).

 

También fue un hito la reunión del 4 de febrero de 2019, en Abu Dabi, con el gran imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib, la más importante autoridad religiosa de los sunitas. El Documento sobre la fraternidad humana, por la paz mundial y convivencia común, que ambos líderes religiosos firmaron, es un texto histórico cuyo espíritu puede sintetizarse en esta invocación:

 

Nosotros —creyentes en Dios, en el encuentro final con él y en su juicio—, desde nuestra responsabilidad religiosa y  moral, y a través de este Documento, pedimos a nosotros mismos y a los líderes del mundo, a los artífices de la política internacional y de la economía mundial, comprometerse seriamente para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz; intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente y poner fin a las guerras, a los conflictos, a la degradación ambiental y a la decadencia cultural y moral que el mundo vive actualmente.

  

El papa Francisco y el imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyib, luego de la firma del documento conjunto, en Abu Dabi, el 4 de febrero de 2019.

En estos tiempos trumpistas de criminalización de los migrantes, vale la pena que la feligresía católica haga suyo el mensaje del papa para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2018, del domingo 14 de enero, en el que reafirmó que la respuesta frente a los migrantes se debería articular en torno a cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. También expresó que «las expulsiones colectivas y arbitrarias de emigrantes y refugiados no son una solución idónea, sobre todo cuando se realizan hacia países que no pueden garantizar el respeto a la dignidad ni a los derechos fundamentales». En cuanto a las acciones, cito lo que los cuatro verbos llevan implícito, que es todo lo contrario a lo que predica la derecha global en su política de criminalización y odio al migrante:

 

Considerando el escenario actual, acoger significa, ante todo, ampliar las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino. En ese sentido, sería deseable un compromiso concreto para incrementar y simplificar la concesión de visados por motivos humanitarios y por reunificación familiar.

[…]

El segundo verbo, proteger, se conjuga en toda una serie de acciones en defensa de los derechos y de la dignidad de los emigrantes y refugiados, independientemente de su estatus migratorio.

[…]

Promover quiere decir esencialmente trabajar con el fin de que a todos los emigrantes y refugiados, así como a las comunidades que los acogen, se les dé la posibilidad de realizarse como personas en todas las dimensiones que componen la humanidad querida por el Creador.

[…]

El último verbo, integrar, se pone en el plano de las oportunidades de enriquecimiento intercultural generadas por la presencia de los emigrantes y refugiados. La integración no es «una asimilación, que induce a suprimir o a olvidar la propia identidad cultural. El contacto con el otro lleva, más bien, a descubrir su “secreto”, a abrirse a él para aceptar sus aspectos válidos y contribuir así a un conocimiento mayor de cada uno.

 

Sin embargo, ciertos grupos radicales de izquierda le reclamaron al papa Francisco sus posiciones doctrinarias frente al sacerdocio de las mujeres, el divorcio o el aborto, sin entender que el papa no es activista del feminismo sino un pastor de la Iglesia católica. No obstante, su actitud sobre el colectivo LGBTQ+, basada en el amor cristiano, generó acusaciones de los fariseos del cristianismo conservador, aunque muchos radicales no creyentes le reclamaron acciones más concretas al respecto. Tal vez, el roce más álgido con las posiciones conservadoras se dio el 19 de diciembre de 2023, cuando el papa, con la Fiducia supplicans, aprobó la bendición de parejas formadas por personas del mismo sexo, pero al margen de cualquier rito que pretenda imitar el sacramento del matrimonio.[3]

 

El papa Francisco con Mara Grassi, vicepreesidenta de la asociación italiana Tenda di Gionata de padres de hijos LGBT, el 17 de septiembre de 2020: "La Iglesia no los excluye", le dijo el papa Francisco. "Ama a sus hijos tal como son, porque son hijos de Dios". (Religión Digital)

Más allá de ser una voz moralmente autorizada que incomodó a la derecha global, el papa Francisco también se enfrentó a gobernantes como Daniel Ortega, el dictador de Nicaragua, que ha despedazado los principios del sandinismo para utilizarlos a su antojo junto con su cónyuge Rosario Murillo, calificó al papa Francisco como parte de una mafia y perfecta dictadura. En una entrevista de marzo de 2023, el papa calificó al régimen nicaragüense como las «dictaduras comunistas y hitlerianas, groseras» y dijo que no le quedaba más que pensar en «un desequilibrio de la persona que dirige».

Hoy, en contra de lo que plantea la guerrerista presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, que ha logrado que los Estados europeos se comprometan a financiar la carrera armamentista recortando los programas sociales, las palabras del papa Francisco, en el marco del sufrimiento de Gaza y Ucrania, van a contracorriente: «La guerra es siempre una derrota de la humanidad, ¡deténganse!».

En síntesis, en un mundo en donde el neofascismo con su discurso violento y antidemocrático, en nombre de la libertad económica del capitalismo salvaje, los postulados del cristianismo, que el papa Francisco convirtió en sus pastorales, fueron no solo incómodos para la derecha global, sino que sus representantes los rechazaron con su acostumbrada virulencia. Mas si leemos los documentos doctrinarios, las fuentes del papa son los Evangelios, la doctrina social de la Iglesia católica, sobre todo desde Juan XXIII, y las enseñanzas de san Francisco de Asís, del que adoptó el nombre para su papado y a quien llamó el misionero de la esperanza: «Francisco de Asís es para mí el hombre de la pobreza, el hombre de paz, el hombre que ama y protege la Creación».



[1] 10. No quiero desarrollar esta encíclica sin acudir a un modelo bello que puede motivarnos. Tomé su nombre como guía y como inspiración en el momento de mi elección como Obispo de Roma. Creo que Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.

[2] A la muerte del papa Francisco, representantes de instituciones académicas pontificias e internacionales firmaron un documento que propone, siguiendo las enseñanzas del papa, “convertir la deuda en inversión para la transición ecológica”. El legado de su enseñanza sobre economía y medio ambiente, Vaticano News (25 de abril de 2025).


lunes, agosto 01, 2022

Cambiar el modelo económico para proteger la naturaleza, la vida y la paz

           

Juan León Mera, Paisaje, c. 1870.
En las estribaciones de la enverdecida montaña, arropada por una colcha de nubes, se levanta un palafito de caña guadua con techo de bijao, junto a un arroyuelo naciente, rodeado de vegetación exuberante. Este paisaje al óleo, pintado por un romántico del siglo XIX de nuestra América[1], nos habla de ese encuentro fluido entre la naturaleza y el ser humano. En ese momento, la naturaleza todavía se contempla en su magnificencia y complementariedad con el ser humano que la habita y, al mismo tiempo, aquel ser humano aún se siente parte del paisaje natural. En un brevísimo lapso del tiempo, el capitalismo triunfante de la Revolución industrial reducirá la naturaleza a meros recursos naturales y, renovable o no, la concebirá como materia prima inagotable de las industrias nacientes.  

            Desde entonces, la naturaleza ya no existe para sí misma sino para ser objeto de explotación en beneficio del capital, la mayoría de las veces sin respetar sus ciclos vitales ni la convivencia ancestral del ser humano en y con ella. La tradición ecológica de las comunidades fue aniquilada en nombre del progreso. El ser humano fue separado de la naturaleza y transformado en simple fuerza de trabajo. Así, la naturaleza y el ser humano se convirtieron en elementos de un proceso de producción que pretende acumular y reproducir el capital para la fabriación de mercancías sin límite en un planeta limitado en sus posibilidades de expansión. Continentes enteros se convirtieron en proveedores de materia prima y mano de obra barata al servicio del capitalismo de los países desarrollados.

            Desde su nacimiento, el capitalismo impuso la creencia, elevada a dogma de fe por el neoliberalismo, de que la llamada mano invisible del mercado es la solución para todos los problemas que el propio capitalismo genera en la naturaleza y en los seres humanos. Como todo dogma, la fe en la mano invisible tiene inquisiciones y brazos ejecutores. «Si un ángel bajara del cielo y me garantizase que mi muerte fortalecería nuestra lucha, sería un trato justo», dijo Chico Mendes, asesinado en Brasil el 22 de diciembre de 1988 por causa de su lucha contra la tala indiscriminada de los bosques amazónicos, los incendios provocados y el desplazamiento de las comunidades. Ese año, se registraron 104 asesinatos por conflictos en el campo[2]. Años más tarde, el grupo mexicano Maná rindió homenaje a su lucha y sacrificio: «A Chico Mendes lo mataron / era un defensor y un ángel / de toda la Amazonia […] Cuando los ángeles lloran / es por cada árbol que muere». Lo más triste es que el crimen contra los defensores de la naturaleza tiene altas dosis de impunidad y complicidad: nunca tanto, como en estos casos, el Estado es utilizado por los gobernantes como un guardián de los intereses de los capitalistas que ellos mismos representan:

 

Hasta 65 ambientalistas fueron asesinados [en Colombia] durante 2020, un año que estuvo marcado por la pandemia. La violencia contra los defensores de la tierra se cobró la vida de 227 personas en todo el mundo, por encima de los 212 de 2019. México y Filipinas encabezan, después de Colombia, la lista negra que elabora cada año la organización ecologista Global Witness.[3]

 

            Hay algunas preguntas que están en el centro del debate y que los propulsores de los modelos de desarrollo capitalista prefieren silenciar. ¿Es realmente una alternativa el desarrollo sostenible? ¿Puede el capitalismo extractivista evitar y remediar los daños infringidos a la naturaleza en nombre del progreso? ¿Es posible vivir, en las actuales condiciones de desarrollo tecnológico y de consumo, sin la explotación de la naturaleza? ¿Cómo lograr, en términos legales y prácticos, que las empresas respeten y reparen los daños causados al ecosistema?

            La pregunta crucial, sin embargo, tiene que ver con el respeto a la vida en armonía con la naturaleza de las comunidades y la búsqueda de la paz. ¿Cómo terminar con los asesinatos de líderes ambientalistas y castigar a sus asesinos? La ecologista colombiana Francia Márquez -hoy vicepresidenta electa de Colombia-, que ha sufrido varios atentados a su vida, ha denunciado: «Hay un vínculo entre la violencia armada y el modelo de desarrollo económico, eso hace que Colombia sea el país con más líderes ambientales asesinados. No hay posibilidades de acceder a la justicia y cuando lo logramos es lenta e ineficaz»[4].

            La Constitución del Ecuador, en su capítulo séptimo, titulado «Derechos de la Naturaleza», define: «Art. 71.- La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos...». El artículo 72 establece el derecho a la restauración; el 73, señala la aplicabilidad de las medidas de restricción y protección; y, el 74, protege los derechos de las comunidades a beneficiarse de la naturaleza en función del buen vivir.

            Es decir, existen instrumentos legales para la protección de la naturaleza; existen comunidades dispuestas a defender el equilibrio ecológico y a relacionarse sanamente con aquella; y también existen alternativas de desarrollo económico que buscan proteger al ser humano por sobre el capital. Hay una conciencia creciente en el mundo de que al proteger a la naturaleza estamos protegiendo la vida y los seres humanos, pero mientras no cambiemos radicalmente el modelo del capitalismo extractivista no habrá protección de la naturaleza ni de la vida y la paz será una paloma extraviada entre los árboles caídos de una paisaje devastado.

 

Ponencia presentada en el 32do. Festival Internacional de Poesía de Medellín, 27 de julio de 2022.



[1] Juan León Mera, Paisaje, c. 1870, óleo sobre tela, 62 x 42 cm, Banco del Pacífico, Guayaquil.

[2] Daniele Belmiro, «Los herederos de Chico Mendes», El País, 14 de noviembre de 2014, acceso el 25 de febrero de 2022, https://elpais.com/internacional/2014/11/14/actualidad/1415989498_987988.html 

[3] Inés Santaeulalia, «Colombia vuelve a ser en 2020 el país más peligroso para los ecologistas», El País, 13 de septiembre de 2021, acceso el 15 de febrero de 2022, https://elpais.com/internacional/2021-09-13/colombia-vuelve-a-ser-en-2020-el-pais-mas-peligroso-para-los-ecologistas.html

[4] Sally Palomino, «Francia Márquez: “Colombia es un país que discrimina y condena a quienes piensan diferente”», El País, 08 de febrero de 2021, acceso el 08 de febrero de 2022, https://elpais.com/internacional/2021-02-08/francia-marquez-la-impunidad-frente-a-los-asesinatos-de-lideres-en-colombia-es-un-premio-a-sus-victimarios.html