José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, febrero 07, 2022

Pedro Gil (Manta, 1971-2022): Un poeta irreverente, furioso contra el mundo

           

La portada de Paren la guerra de que yo no juego (1989), primer poemario de Pedro Gil, fue diseñada por el artista Joaquín Serrano. El libro fue publicado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo del Guayas, siendo su presidente Miguel Donoso Pareja, maestro del poeta.

«La inmortalidad consiste en morirse», pero ¿quiénes tendrán que recordarlo para que sea posible la inmortalidad del poeta?; si «los que leen libros son gente inútil»[1], quien escribe libros de poesía es ese engendro peligroso que crea la suma inutilidad de lo inútil en el mundo de las mercancías. Pedro Gil (Manta, 1971-2022) se construyó a sí mismo con la imagen de un poeta marginal, imbuido en las drogas, el alcohol y los prostíbulos, a quien la muerte siempre anduvo rondando; su obra es un intenso y deslumbrante poema único en el que el hablante lírico es irreverente y está furioso contra el mundo. Poesía desgarradora en función de la verdad vital que la escritura de Pedro Gil ha transformado en verdad poética: «Un bosque hermosísimo / en las miradas de pánico. / Pánico en el fondo de mis ojos / hermosísimo el bosque / en el fondo de mis ojos más pánico / una mirada de pánico / pánico de mí mismo»[2].

            El hablante lírico de la poesía de Gil es desenfadado y arremete contra las instituciones del mundo. «Todavía me pertenezco. / Los emperadores de la tierra somos los pobres y yo / que nos debemos demasiadas lágrimas: no lo niego / La decepción del hombre está presente […] La pureza humana está ausente, no por culpa de nosotros / ¿Cómo es la jugada conmigo lerdos al garrote? / Paren la guerra que yo no juego»[3]. Sin embargo, en la base de su ira, reside la melancólica e irremediable soledad de quien solo se tiene a sí mismo: «entiendan señores / esta soledad lo vuelve a uno suspicaz / entenado de la cólera / un hijo de perra […] para que Dios ni la Muerte / me delaten / lloro sobre mis hombros»[4].

            Están también la pobreza familiar y el duro entorno marginal en donde creció: su experiencia vital, según confesión propia, se alimentó de prostitutas, borrachos y ladrones; una madre depresiva, un padre alcohólico y varios hermanos fallecidos. Para todos ellos, sus marginados, el hablante lírico reserva la ternura y el amor, como en el estremecedor poema al padre: «Mi padre se sentó a beber / y no se levantó hasta la muerte […] Al día siguiente moría / junto al ataúd de un niño […] ¡Mi padre fue un gran libro! […] Solo un hombre duro puede reposar en una tumba de niño»[5]. Y, desde su propia condición marginal, también le canta al hijo, en un poema en donde se reconoce con todos sus defectos y un incondicional amor filial, pero que carece de responsabilidad paterna: «hay ocasiones / en que almas inocentes / demasiado inocentes / se trastornan / por sus errores, / se trastornan por sus horrores. / soy libre como tú. / con lágrimas fracturé mi libertad. / sé bueno con los buenos, / lucha solo o con ellos, / sé mucho más bueno con los malos, / pero aléjate, hijo, aléjate. / buen viaje»[6].  

            La voz poética encuentra la imagen que deslumbra y descoloca a quien lee, como si una mano fantasmagórica le remeciera la cabeza agarrándolo de los pelos. «Mi tierra está frente al mar / y ni un pez juega conmigo          mientras tanto / los chanchos se volvieron reaccionarios / niegan / que la tortuga sea más veloz que la bala»[7]. Esta constante insolencia frente a lo establecido le permite al hablante lírico construirse una imagen de iconoclasta, que para muchos fue la del poeta maldito —aunque Gil la rechazara—: alcohólico, drogadicto, desagradecido y misógino. Ajusta cuentas con escritores de estética distinta; con la vida cotidiana y las instituciones (el matrimonio o el psiquiátrico) a las que siente como una impedimenta para sus excesos. Pero, en medio de la caída, siempre están presentes el amor y la bondad que emanan del alma del poeta: «ruiseñor sin risa / reposa, reposa mi hermano no te toca / 17 puñaladas no son nada. / no puedo conceder tu petición / de fallecimiento, / no puedo / susurra mi hermana muerta / mientras cobija mi sueño / cobija mi agonía»[8]. Después de todo, el odio solo produce mala poesía; en cambio, el amor, aún desde lo más abyecto, siempre ilumina la palabra.

            La poesía tiene diversas estéticas. Pedro Gil se inscribe en la tradición de Fernando Nieto Cadena y Agustín Vulgarín, comparte espacios más jóvenes como Dina Bellrham, y ha reelaborado a Bukowski. Sus poemas sobre Poe, Vallejo, Baudelaire, Medardo Ángel Silva, Dávila Andrade y Toulouse-Lautrec dan cuenta de su propia imagen en el reflejo poético que reproduce desde la complicidad de su mirada. Pedro Gil —más allá de las anécdotas de su vida sufrida, adicciones y depresión—[9], es un poeta de palabra auténtica que sobrevive en el poema: «mujer: / única indestructible bandera mía, / si vuelvo a cruzar la línea fronteriza, / si vuelo a la oscuridad / vuelvo a enfermar / e irremediablemente muero. / lo acepto. / soy demasiado poeta para morir»[10].



[1] Pedro Gil, «La vida no es sueño», en Paren la guerra que yo no juego (Guayaquil: Casa de la Cultura, núcleo del Guayas, 1989), 21-22.

[2] Pedro Gil, «Pánico en el bosque de las agujas», en Crónico (Manta: Editorial Mar Abierto, 2012), 35.

[3] Gil, «Los pobres y yo», en Paren la guerra…, 15-16.

[4] Pedro Gil, «Solitario en Guayaquil», en 17 puñaladas no son nada, antología personal (Manta: Editorial Mar Abierto, 2010), 111.

[5] Gil, «Lucky El Indomable», en Crónico, 21-24.

[6] Pedro Gil, «Damián, hijo de Pedro Gil», en Sano juicio. Healthy judgement, edición bilingüe, traducción Bahieh Mondavi S. (Guayaquil: Archivo Histórico del Guayas, 2003), 80-82.

[7] Gil, «Entre Marx y un cigarrillo de marihuana», en Paren la guerra…, 46.

[8] Gil, «17 puñaladas no son nada», en 17 puñaladas…, 176.

[9] «Réquiem por Pedro Gil», de Damián De la Torre, es un homenaje que retrata la humanidad del poeta, cuya lectura recomiendo: https://www.labarraespaciadora.com/culturas/requiem-por-pedro-gil/

[10] Gil, «Sano juicio», en Sano juicio…, 110.


domingo, enero 30, 2022

Políticas públicas necesarias para el retorno seguro a las clases presenciales en las escuelas

             

Un estudio de UNICEF sostiene que «en 9 de cada 10 hogares, los niños han mejorado su estado anímico con el retorno a clases, y en 8 de cada 10 familias, los niños se sienten más motivados a aprender».  (Foto tomada del sitio de UNICEF, 2021, Rivas)

He leído algunos comentarios en Tuiter, de personas bienintencionadas, que claman por el regreso a las aulas y se lamentan de las pérdidas de todo tipo que la pandemia ha ocasionado en el estudiantado. Unicef señaló, si bien antes del pico de contagios producto del Ómicron, que «la evidencia demuestra que las escuelas no son un foco de contagio si se siguen los protocolos de bioseguridad»[1]. Sin duda, existe acuerdo en que el cierre del sistema educativo, en todos sus niveles, perjudica los aprendizajes. Este perjuicio se agudiza en situación de pobreza o de desplazamiento y también para habitantes de zonas urbano-marginales y rurales, particularmente, indígenas. En general, «el no acudir a clases presenciales genera pérdida de aprendizaje para todos los niños, niñas y adolescentes, amplía la brecha entre quienes tienen recursos para continuar con la educación a distancia y quienes no, además, supone menores posibilidades de desarrollar habilidades sociales y repercute en mayor medida en la salud mental»[2].

            Así, el retorno a las aulas debe tener en cuenta lo que ha sufrido la población vulnerable y, por lo tanto, implementar planes y programas de recuperación y continuidad de los aprendizajes. Sin embargo, no bastan ni la buena voluntad ni los postulados teóricos en los que casi todos coincidimos para regresar a las aulas, puesto que, para el regreso seguro a las aulas y la movilización que este conlleva, se requiere de una política pública que vaya más allá de la esfera escolar.

            Fue acertada la decisión de la ministra de Educación, en junio de 2021, de realizar un censo educativo para evaluar la deserción y el impacto que el cierre de las escuelas durante la pandemia había ocasionado en el estudiantado. Lamentablemente, después de aquel primer anuncio, no hay ninguna información en la página web del ministerio sobre el censo, sus características y, si ya están tabulados, sus resultados. En todo caso, es urgente tener información actualizada sobre:

            a) conectividad de las escuelas y de las familias del estudiantado;

            b) el nivel de acceso a radio y televisión, con la información disgregada en zonas rurales, urbano marginales y urbanas;

            c) el resultado, tanto cualitativo como cuantitativo, en la comunidad educativa del Plan Educativo Covid-19 y del «Currículo priorizado 2020-2021»; y

            d) el impacto psicológica y socioemocional de la comunidad educativa, pero, sobre todo, del personal docente y administrativo de las unidades escolares y los efectos que el trabajo desde la casa ha tenido en su desempeño laboral y su vida familiar, toda vez que los espacios de trabajo y convivencia familiar se mezclaron.

            Me parece que la mayoría de los especialistas, tanto educativos como de salud, estamos de acuerdo en la necesidad de regresar a las aulas, pero, para lograrlo con los protocolos de bioseguridad de los que habla Unicef, sugiero el cumplimiento de, al menos, las siguientes tareas, sobre todo, en el sector público[3]:

            a) que la totalidad del profesorados y personal administrativo de las instituciones educativos esté vacunado, al menos, con las dos dosis; este requisito ya estaría casi cumplido pues el programa de vacunación ha sido exitoso;

            b) que la infraestructura escolar sea atendida de manera urgente para garantizar distanciamiento, ventilación y servicios básicos adecuados; esta tarea se facilita durante las vacaciones del régimen Costa, que termina en pocos días;

            c) que exista acceso universal y gratuito a las pruebas PCR o similares en las instituciones mejor dotados de los circuitos escolares fortaleciendo las enfermerías ya instaladas que atiendan a todas las instituciones del circuito y/o proveyendo de los insumos necesarios, destinados al sistema educativo, a los centros de salud existentes;

            d) que las enfermerías de las instituciones educativas sean dotadas de mascarillas NK95 o similares, preferiblemente sin costo, para uso del profesorado y estudiantado en casos necesarios;

            e) que el sistema de transporte escolar se amplíe e implemente protocolos de bioseguridad, y que el cuerpo docente pueda utilizarlo, preferiblemente, sin costo;

            f) que el sistema de salud, en conjunto con el sistema educativo, active respuestas inmediatas en casos de contagio que incluyan acceso a la atención médica gratuita de todo tipo para docentes, administrativos y estudiantado.

 

Según un estudio de UNICEF, el 95 por ciento de los hogares encuestados conoce los protocolos y alrededor del 90 por ciento aseguró que se ha implementado el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico, y el lavado de manos con agua y jabón. (Foto tomada del sitio de UNICEF, 2021, Pintado)

            Asimismo, es indispensable que los ministerios de Educación y Economía transparenten las cifras de contracción de la inversión en el sector educativo durante la pandemia. Esta información nos permitirá, como país, formular las políticas públicas que se requieren para recuperar la inversión en el sector educativo, regresar, por lo menos, a los niveles de 2019, y ejecutar políticas públicas que compensen las pérdidas adicionales en el sector educativo que fueron producto de la pandemia.

            Finalmente, una vez superada la etapa crítica de la pandemia, pero reconociendo que debemos convivir con la Covid-19 durante algunos años más, hay que considerar la implementación de modelos híbridos, que combinen lo presencial con lo telemático, para su aplicación en todos los niveles del sistema educativo. En tal sentido, es necesario que desde ya las instituciones educativas diseñen planes de refuerzo de la modalidad presencial con acceso a plataformas y programas de educación a distancia.

            En síntesis, para retornar a las aulas, más allá del voluntarismo tuitero, hay que crear, de manera urgente, las condiciones para el retorno a las aulas que señalan los protocolos internacionales de bioseguridad y exigen las necesidades particulares de nuestro sistema educativo. Como afirma el representante de Unicef en Ecuador, Juan Enrique Quiñónez: «El riesgo de que los niños no asistan presencialmente a clases es demasiado alto y se agrava cada día que pasa, en especial para los más vulnerables, quienes están más expuestos a trabajo infantil, violencia y explotación»[4].



[1] Unicef, «Es lamentable que se posponga la nueva fase de reapertura de escuelas», Comunicado de prensa, 1 de diciembre de 2021, acceso el 28 de enero de 2022, https://www.unicef.org/ecuador/comunicados-prensa/es-lamentable-que-se-detenga-la-nueva-fase-de-reapertura-de-escuelas-afirma

[2] Ibidem.

[3] En el sector privado, el Ministerio de Educación debe, como lo está haciendo hasta ahora, revisar las condiciones de bioseguridad de las instituciones educativas y exigir que se cumplan los protocolos respectivos; y así, sin más trámites burocráticos, autorizar las clases presenciales bajo la responsabilidad de quienes dirigen tales establecimientos.

[4] Unicef, «Es lamentable que se posponga…».


domingo, enero 23, 2022

«Ars amatoria» & «Envío de corazón extraviado»

 

René Magritte, Los amantes, 1928, óleo sobre tela, 54,2 x 73 cm, Colección privada, Bruselas.
            

 

1

Ars amatoria

 

            —Tengo el corazón hecho una bola de nudos, Amor Mío —sollozó Persona Amada con voz de ternera cuya madre se ha marchado camino al matadero.

            Amor Mío tomó entre sus dedos uno de los flecos de aquel amasijo de hilos y empezó, pacientemente, a desenrollar la madeja.

            Con los hilos que fue desenredando tejió una historia hecha de tremendas verdades a medias como el cielo de aquellas ciudades en las que nunca se sabe cuándo lloverá; de hermosas mentiras ciertas como misa de réquiem; de sudores obscenos como adolescentes que yacen sobre la hierba erizada de los parques; de risas escandalosas como noche de burócratas; de intercambio de seducciones como sólo lo hacen dos desconocidos solitarios en aeropuertos remotos; de susurros y ternuras como el hervor del dulce de leche de la abuela. De este modo desató del todo el corazón azorado de Persona Amada.

            —¿Cómo se siente ahora tu alma?

            —Leve. Y la tuya, Amor Mío, ¿cómo vagabundea tu alma por estas tierras?

            Lo que sigue es una voz tenue, quejido sin eco; la memoria de un ser convertido en un colgajo de carne sangrante enfrentado al hacha del matarife:

            —Con mi corazón hecho una bola de nudos, Persona Amada.

 

 

Pavel Egüez, Mágicamente juntos, 1990, óleo sobre tela, Colección privada.

2

Envío de corazón extraviado

 

Amor Mío:

Tocado de muerte por el dolor

Hechizado memorioso de lo que fue

Nostalgiado de jamases por lo que pudo ser.

 

Palpitando,

Persona Amada


 

De Huellas de amor eterno, 2000

Premio Nacional de Literatura Aurelio Espinosa Pólit