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Marcelo Báez Meza, además de Y tu nación también (2021) ha publicado tres indispensables estudios para quienes hemos
contraído cinefilia: Adivina quién cumplió cien años (1996), El gabinete
del doctor Cineman (2006) y Cine y Literatura: encuentros cercanos de
todos los tipos (2013). |
«Si el cine se ha convertido en el
historiador y novelista de nuestro mundo contemporáneo, testificando la
existencia de una doble memoria, la colectiva y la fílmica, entonces ambas memorias
continúan en su quehacer de proyectar y archivar. La nación sigue haciéndose y
rehaciéndose en las carreteras. Los archivos crecen y las películas siguen rodándose»
. Así concluye (y no es
destripe) Marcelo Báez Meza su más reciente libro de crítica cinematográfica
Y
tu nación también. El Bildungsreise
en seis películas de carretera
latinoamericanas (1995-2008), un texto nacido como tesis doctoral y que
aparece, podado de la jerigonza academicista, pero manteniendo el rigor de toda
investigación académica, como una lúcida, fluida y provocativa crítica
cinematográfica.
Los tres primeros capítulos del
libro de Báez reflexionan acerca de los postulados y discusiones teóricas sobre
el cine latinoamericano contemporáneo, las narrativas del viaje y el concepto
de la contrapelícula de carretera en medio de la road movie y la global
road movie. Luego vendrán sendos capítulos dedicados a las películas que
integran el corpus para el análisis: Diarios de motocicleta (Walter
Salles, 2004), Cuestión de fe (Marcos Loayza, 1995), Qué tan lejos
(Tania Hermida, 2006), Y tu mamá también (Alfonso Cuarón, 2001), El
viajero inmóvil (Tomas Piard, 2008) y Babel (Alejandro González Iñárritu,
2006). Al final, después de las conclusiones, Báez incluye un «Pequeño
diccionario de conceptos móviles», de enorme utilidad pedagógica.
Acerca de Diarios de motocicleta,
una película sobre los años de juventud del Ché Guevara, que mezcla la ficción
y lo documental, Báez dice: «La estructura de road movie de esta cinta
de Walter Selles se aleja de los esquemas hollywoodenses: no hay forajidos,
dinero de por medio, villanos en el camino. Más bien se apoya (y esto la convierte
en una contrapelícula de carretera) en el modelo de Don Quijote y Sancho Panza…». En su análisis, Báez
desgrana la idea educativa del viaje que realizaron Guevara y su amigo Alberto
Granados y nos va dando luz sobre cada elemento simbólico del mismo: la moto,
que no dura todo el viaje, vista como Rocinante, la caminata en la cordillera y
la apreciación del paisaje, el trabajo en el leprocomio y la consciencia del sufrimiento
y las posibilidades de la alegría, etc. Yo quiero añadir la memoria de la bella
canción de Jorge Drexler, «Al otro lado del río» (Oscar a la mejor canción
original), que condensa el espíritu del joven Guevara: «Sobre todo creo que / no
todo está perdido / tanta lágrima, tanta lágrima / y yo, soy un vaso vacío».
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Fotograma de Cuestión de fe (Marcos Loayza, Bolivia, 1995)
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Al analizar Cuestión de fe, una
sencilla y humorística película boliviana atravesada por el sincretismo de la
religiosidad popular, y el personaje del pícaro en la cultura andina, Báez confronta
la propuesta de su director con los postulados de Javier Sanjinés y el cine indigenista,
dado que Loayza se aleja del indigenismo para adentrarse en lo mestizo: «El
filme de Loayza es un punto de giro en la cinematografía boliviana, pues
representa la estetización de lo real en oposición a la estetización de lo político
que existía en Ukamau». Báez celebra el que la
película recorra los ritos populares en donde se mezclan lo religioso y lo
pagano, mimetice el folclor y las artesanías en la construcción de la imagen fílmica,
así como muestre el paisaje natural. Asimismo, señala como un aporte de la película
la forma en que esta «enfatiza el vínculo del compadrazgo, la amistad, la camaradería,
la complicidad».
La crítica de Báez recorre los elementos culturales de una sociedad diversa
marcada por el ethos barroco, esa mixtura de conservadurismo e inconformidad,
siguiendo a Bolívar Echeverría.
El
capítulo dedicado a Qué tan lejos, «la contrapelícula de la carretera
bloqueada», va desmenuzando los diálogos, sobre todo de Esperanza y Tristeza,
las dos protagonistas, acentuando la idea de que el filme se encuentra con el público
en el cuestionamiento permanente de los postulados de la nación, en medio de un
paro nacional que enfrenta las reivindicaciones populares al poder de las
clases dominantes. «Estamos ante personajes en un viaje de autorreconocimiento,
en el que van fotografiando la nación. La relación con la naturaleza se torna
absolutamente paradigmática cuando cinco niños indígenas surgen de la nada, del
brete entre dos montañas, silenciado el diálogo de las dos protagonistas». Báez anota, con el ojo de
quien sabe leer cine, la alusión natural que se da en el filme del bilingüismo
disglósico en una escena clave para entender la historicidad de la nación diversa
planteada en la película. Por lo demás, después de leer el lúcido análisis de Báez,
se multiplican las ganas de volver a ver la película. Yo no me quedé con las
ganas: Qué tan lejos, de Tania Hermida, interpela el sentido de la nación
mestiza y convierte a sus espectadores en los caminantes de un país que se
muestra desolado y bloqueado por la injusticia social y la mentalidad colonial.
Para Báez,
Y tu mamá también
es un
bromance en la picardía del
camino: «En
Y tu mamá también tenemos a la viajera española, Luisa Cortés,
que es una obvia alusión al conquistador Hernán Cortés. Ella conoce a Tenoch
Iturbide y a Julio Zapata, clara referencia a nombres de la historia mexicana»
. Báez anota acerca de la
voz en
off que construye la crónica del filme: «Esta voz
over,
que pertenece al actor Daniel Giménez Cacho, le da un tono documental al relato
acercándolo más a un comentario de
making of. Esta voz narrativa le da
al filme un espesor político e histórico que no tendría sin ella»
. Si bien, según Báez,
Alfonso Cuarón rompe la imagen del charro macho que el Estado-nación imprimió
en el cine mexicano en el
bromance de Tenoch y Julio que desemboca en
una escena sexual, el antecedente no mencionado de esta subversión está en
Las
apariencias engañan (1983), de Jaime Humberto Hermosillo. Báez señala, como
algo excepcional del filme de Cuarón, y, tal vez forzando un poco la
interpretación, que si bien la trama está impregnada de mexicanidad, sus
protagonistas son producto de la globalización. La nación presentada por Cuarón
es la de la ruralidad, más cercana a la visión de Rulfo que a la de la
modernidad priista de Cancún.
La inclusión en el corpus de las dos
películas que Báez analiza en los capítulos octavo y noveno resulta problemática.
El viajero inmóvil lo es porque se trata de un viaje en el que su protagonista,
metafóricamente, no sale de su habitación.
Babel, salvo por su director,
el guionista y algunos actores mexicanos, entra con dificultades en la categoría
de
road movie o cine latinoamericano. No obstante, Báez acepta correr el
riesgo de la sobreinterpretación y los malabares de la construcción discursiva
para hacer de estas películas, dos textos fílmicos que contribuyen a la idea de
la representación cinematográfica de la nación, aunque esta sea la de un
viajero inmóvil o la de una nación multiterritorial. En ambos casos sale bien
librado por la consistencia teórica de su análisis.
En El viajero inmóvil «todo
se dirige a una trama articulada que tiene que ver con la figura de Lezama y su
interrogación sobre la expresión americana como una cultura latinoamericana
heterogénea, nutrida de fuentes diversas, que se acerca de la misma manera a la
tradición popular y al vacío de lo posmoderno». El viajero inmóvil
es, sobre todo, un homenaje a la cubanía del poeta José Lezama Lima y a su
cultura de poeta del mundo en su condición peregrino inmóvil. Babel, en
cambio, «es la nación multiterritorial de la herida abierta y ubicua,
cuestionada por los desplazamientos, sin centros ni bordes. Es la propuesta de
una nación multicultural-global en la que todos están conectados por la violencia
y la inseguridad». Babel es también
una película de múltiples historias cuya propuesta cabe en la categoría de world
cinema, tanto por las locaciones (Estados Unidos, México, Marruecos y Japón)
como por los idiomas hablados por sus protagonistas (Inglés, Español, Árabe y
Japonés).