José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).
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lunes, octubre 07, 2024

Un año después del ataque de Hamas a Israel, la guerra regional está cada vez más cerca

Escuela que albergaba a miles de desplazados en Gaza. Seis trabajadores de la Agencia de la ONU para los Refugiados, UNRWA, murieron cuando bombardeos aéros de Israel destruyeron la escuela en Nuseirat, Gaza. (Foto UNRWA, sept. 2024).

El 7 de octubre de 2023, el grupo terrorista Hamas penetró la frontera de Israel con Gaza, asesinó a más de 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestró a 253 israelíes. Desde entonces, cien rehenes fueron liberados en un intercambio con prisioneros de Hamas, en noviembre, unos pocos han sido rescatados y se estima que más de cien continúan secuestrados, aunque al menos treinta y cinco estarían muertos. Según
un informe de Human Right Watch, HRW, publicado en julio de este año, Hamas perpetró crímenes de guerra en el ataque del 7 de octubre: «Los combatientes palestinos cometieron ejecuciones sumarias, toma de rehenes y otros crímenes de guerra, así como crímenes de lesa humanidad, como asesinato y encarcelamiento injusto». La respuesta bélica del gobierno de Benjamín Netanyahu a los crímenes de Hamas ha sido devastadora para los gazatíes: a un año del ataque de Hamas, hay, aproximadamente, 41 mil palestinos muertos y 95 mil heridos. De los muertos por la guerra, catorce mil son niños y niñas y, de estos, tres mil son menores de cinco años, ha denunciado Save the Children. En septiembre, en una entrevista para France 24, el ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, dijo: «Solo puede haber una manera de traer de vuelta a los rehenes: Que Israel acepte poner fin a la guerra. Es así de simple», pero que esto no sucederá porque Netanyahu no está interesado en rescatar a los rehenes sino en continuar la guerra.

Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel.
El pasado 26 de marzo, la relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados, Francesa Albanese, declaró ante el Consejo de Derechos Humanos: «En concreto, Israel ha cometido tres actos de genocidio con la intención requerida: causar graves daños físicos o mentales a miembros del grupo; infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial; imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos dentro del grupo». Un informe conjunto del Banco Mundial y las Naciones Unidas, con el apoyo financiero de la Unión Europea, publicado el pasado abril, calculó que el daño a la infraestructura de Gaza, a enero de 2024, ascendía a 18.500 millones de dólares, monto equivalente al 97% del PIB combinado de la Franja de Gaza y la Ribera Occidental (Cisjordania). Más de la mitad de la población está al borde la hambruna y el 100% sufre de inseguridad alimentaria aguda y malnutrición. El sistema educativo está desintegrado y el 100% de la población en edad escolar no asiste a la escuela. De una población de 2’142.000 de habitantes, el 62% de las viviendas fueron destruidas y el 75% de la población ha sido desplazada.

Masud Pezeshkian, presidente de Irán.
En el norte de Israel, los ataques de Hezbollah obligaron a desplazarse a más de 60 mil israelíes que viven en la frontera con Líbano. La respuesta de Israel ya ha causado casi dos mil muertes y más de 8.700 heridos, así como el desplazamiento de 1,2 millones de libaneses. Además, el segundo ataque de Irán a Israel en este año, que ocurrió la semana pasada, con alrededor de 180 misiles balísticos en represalia por el asesinato de los líderes de Hamas y Hezbollah cometidos por Israel, es un acto de guerra que amenaza con regionalizar el conflicto. Netanyahu, que parece decidido a una escalada regional, respondió que «Irán ha cometido un gran error y pagará por ello». La situación es de tal nivel de violencia y fundamentalismo que las posibilidades reales de una negociación política que permita un alto al fuego con el objetivo de desescalar la guerra son mínimas. Por el contrario, la intervención de Hezbollah e Irán es cada vez mayor y la amenza de un conflicto regional que involucre a EE. UU., Reino Unido en alianza con Israel contra Irán, Siria, Yemen y la intervención de Rusia se vuelve una posibilidad cada vez más real.

Suburbio al sur de Beirut que fue blanco de los ataques aéreos de Israel. (Foto UNICEF/Dar al Mussawir/Ramzi Haidar)

Un boletín del 30 de septiembre de HRW
, firmado por Andrew Stroehlein, director editorial y de medios para Europa, luego de señalar que lo sucedido en Gaza en este año ha sido apocalíptico para sus habitantes e indicar que Hamas sigue reteniendo y matando a los rehenes israelíes, concluye: «Los principales aliados de Israel, incluidos Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, pueden y deben suspender inmediatamente toda ayuda militar y venta de armas a Israel, e Irán debe dejar de armar a Hamás y a la Yihad Islámica. Todos ellos conocen el riesgo real de que se utilicen más armas para seguir cometiendo crímenes». Un año después del ataque criminal de Hamas, el conflicto se ha convertido en una guerra de exterminio del pueblo palestino y está escalando de tal forma que ahora involucra la reciente invasión de Israel al Líbano y el bombardeo de Beirut, con Hezbollah en la mira, y el ataque de Irán a Israel que, hasta el momento en que escribo estas reflexiones, aún no tiene la. contundente respuesta con la que Netanyahu amenazó.

Si el terrorismo de Hamas y Hezbollah debe ser condenado, también deben serlo la respuesta bélica sin límites que ha perpetrado el gobierno de Netanyahu y la agresión militar de Irán a Israel, el martes pasado. Tengamos en cuenta que un conflicto regional en Medio Oriente con la intervención de Israel e Irán podría desecadenar una guerra nuclear que pondría en riesgo la existencia misma del planeta. Por lo mismo, se vuelve indispensable que el mundo haga todos los esfuerzos para detener la escalada bélica de este conflicto y para ello, las ayudas militares a todos los bandos —cuyos montos ya los hubiera querido la humanidad durante la pandemia— deben cesar de inmediato. Como dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, a quien el gobierno de Netanyahu ha declarado persona no grata por, supuestamente, no condenar el ataque iraní, cosa que no es cierto[1], los focos de tensión en Oriente Próximo se están convirtiendo rápidamente en un infierno. Asimismo, el Consejo de Seguridad y los organismos especializados de la ONU deben encontrar una salida política que permita la convivencia en paz de Palestina e Israel. Sin embargo, soy pesimista al respecto: al complejo militar industrial, que no conoce límites para la muerte, no le interesa la paz de los pueblos y las guerras serán un buen negocio hasta cuando se acabe el mundo. 



[1] «Solo unas horas después, Guterres se dirigió al Consejo de Seguridad, reunido en sesión informativa sobre la escalada bélica en Oriente Próximo, para advertir que los focos de tensión en la región “se están convirtiendo rápidamente en un infierno”. “Hace exactamente una semana, informé al Consejo de Seguridad sobre la alarmante situación en el Líbano. Desde entonces, las cosas han ido de mal en mucho, mucho peor”, constató Guterres, a quien Israel ha prohibido la entrada. El secretario general de la ONU no hizo ninguna alusión directa al veto de Israel, pero sí contesto de manera velada: “Como ya hice en relación con el ataque iraní de abril ―y como debería haber resultado obvio ayer en el contexto de la condena que expresé― vuelvo a condenar enérgicamente el ataque masivo con misiles perpetrado ayer por Irán contra Israel”». «Guerra entre Israel y Gaza: resumen del 2/10/2024», El País, 2 de octubre de 2024, acceso 5 de octubre de 2024, https://elpais.com/internacional/2024-10-02/conflicto-en-oriente-proximo-en-directo.html


lunes, noviembre 06, 2023

¡Alto al fuego, ahora!

           

Una niña palestina en el campo de refugiados de Shati luego de un bombardeo israelí (Europa Press, foto tomada de El Confidencial, 9 de octubre de 2023)
            El ministro de Patrimonio de Israel, Amichai Eliyahu, del ultraderechista partido del Poder Judío, dijo ayer domingo, según The Times of Israel, que lanzar una bomba atómica sobre Gaza es una de las posibilidades de la guerra. Eliyahu fue inmediatamente suspendido, pero no removido, de asistir a las reuniones de Gabinete por Benjamin Netanyahu, el derechista primer ministro de Israel. Las declaraciones Eliyahu, que si bien no es parte del gabinete de seguridad ni tiene incidencia en la dirección de la guerra contra Hamas, es una muestra al desnudo del pensamiento de un sector de la coalición de derecha que gobierna Israel. Por lo mismo, el ataque criminal del grupo terrorista Hamas contra la población civil israelí, el 7 de octubre pasado, no justifica de ninguna manera los crímenes de guerra que Benjamín Netanyahu está cometiendo contra la población civil de Palestina. De ahí que, un cese al fuego inmediato es imprescindible para evitar el genocidio del pueblo palestino y, al mismo, que el conflicto se extienda por toda la región, con imprevisibles consecuencias para la frágil paz del mundo.          

Familia israelí evacuada luego de los bombardeos de Hamas, el 7 de octubre (Foto AP, tomada de AJN Agencia de Noticias, 7 de octubre de 2023)
            El 7 de octubre de 2023 será recordado como el día en que Hamas cometió uno de los más sanguinarios crímenes contra la población civil israelí. Aquel sábado, alrededor de 1.400 personas fueron torturadas y masacradas en sus casas y en las calles. La cifra incluye el asesinato de 260 jóvenes que eran parte de un festival de música cerca del kibutz Re’im. Además, Hamás tomó como rehenes a más de 240 civiles. Este ataque de Hamas ha cavado, aún más hondo, la tumba del antiguo proceso de paz de Oslo, firmado en 1993, entre Yasser Arafat, de la Autoridad Palestina, y Yitzhak Rabin, del Partido Laborista, primer ministro de Israel, que estableció las bases para la creación de un Estado palestino. Los atentados de Hamas y la Yihad Islámica, entre 1994 y 1995, detuvieron aquel proceso y la derecha israelí tomó el poder, en 1996, con Netanyahu a la cabeza. Asimismo, el ataque de Hamas ha convertido en un imposible la agenda de la Cumbre de Paz de Camp David, del año 2000, entre Arafat y Ehud Barak, primer ministro de Israel, también del Partido Laborista. Aquel proceso también fracasó porque Arafat rechazó los términos del acuerdo y Ariel Sharon, del derechista partido Likud, se paseó por la plaza de las Mezquitas, en Jerusalén, en una abierta provocación que encendió la chispa de la Intifada de 2001. El terrorismo de Hamas y su influencia política se conjuga con el ascenso de la derecha fundamentalista de Israel al poder.

            Netanyahu, que estaba debilitado por las acusaciones de corrupción y su afán por paralizar al poder judicial, se vio fortalecido, al comienzo, por la unidad política de los partidos y la ciudadanía frente al ataque de Hamas. Su respuesta ha ocasionado, según la ministra de Salud de Palestina, Mai Kaila, más de 10.000 víctimas, entre la población civil, incluidos 4.800 niños, en la Franja de Gaza. En este sentido, Netanyahu ha violado el derecho internacional humanitario, al imponer un “cerco total” y castigar colectivamente a la población civil palestina al cortarle los servicios básicos, bombardear hospitales, escuelas y varios campos de refugiados, al usar armamento prohibido que contenía fósforo blanco, al detener de manera arbitraria a periodistas y activistas —como Ahed Tamimi, nacida en 2001, que ni siquiera vive en Gaza sino en Cisjordania— y, además, al matar a miembros de organismos internacionales con sede en la Franja de Gaza, que cumplían sus tareas. La narrativa de que Hamas se escuda tras la población civil y que por eso hay víctimas civiles ya no se sostiene, toda vez que las víctimas civiles son mayoritarias y, en este caso, asesinadas de manera indiscriminada y cruel. No obstante, a medida que pasan los días, la desmesurada reacción militar ordenada por Netanyahu recibe el rechazo de importantes sectores democráticos del mundo

            António Guterres, secretario general de las NN. UU., denunció que Gaza se está convirtiendo en un cementerio de niño y llamó a un alto al fuego humanitario para evitar un genocidio. Él ha dicho, con sentido de justicia: «Los agravios del pueblo palestino no pueden justificar los ataques de Hamas y estos ataques no pueden justificar el castigo colectivo del pueblo palestino». Aunque suene un tanto ingenuo, dada la ferocidad de los contrincantes, el alto al fuego inmediato, la supresión del bloqueo y la desmilitarización efectiva de la Franja de Gaza, son medidas indispensables para reemprender la construcción de la paz. El escritor israelí Amos Oz (1939-2018), al responder sobre la posibilidad de la convivencia de los dos Estados, dijo en una entrevista en 2014: «Creo que la mayoría de los palestinos no están precisamente enamorados de Israel, pero aceptan reticentemente que los judíos israelíes no se van a ir de ahí, del mismo modo que los judíos israelíes, igualmente reticentes y descontentos, aceptan que los palestinos tienen pensado quedarse. Esto no son las condiciones ideales para una luna de miel, pero quizás sí para un divorcio justo como el que se vivió en el caso de República Checa y Eslovaquia». En el caso de Israel y Palestina, la paz solo puede ser construida sobre las realidades presentes, no sobre una disputa histórica en las que ambas partes tienen razón.