José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, julio 25, 2022

Anda que anda

Este poema a Guayaquil está en Poéticas de Guayasamín (Texto transgenérico, 2022).  Escultura con vitral exterior que simboliza la cordillera de Los Andes. Detalle del monumento La patria joven, 1972, en el Parque Forestal, de Guayaquil. (Foto de Xavier Patiño)

 

 

En el cerro de casitas de postal

camino al faro, anda

en los puentes que atraviesan

los esteros que penetran la ciudad

anda, en las cantinas bohemias

del suburbio Oeste, anda que anda

en el vitral de los Andes de la Patria joven

y el abrazo de laguna del Parque Forestal.

Anda que nos envuelve y se esfuma a carcajadas.

 

Escurriéndose en la arboleda apretada

de la Isla Santay, anda

en el agua brava de las esclusas,

en el maderamen antiguo del Astillero

anda, sobre el lomo caliente

de las iguanas, anda que anda

en los cuerpos sudorosos

que transitan a gritos por La Bahía.

Anda que nos señala y se impregna en el aire.

 

Sobreviviendo bajo palenques y en los rellenos

de la Isla Trinitaria, anda

bajo la lluvia que nos baña de tristezas,

en los bastiones florecidos de la esperanza

anda, entre las ramas caprichosas

de los ceibos, anda que anda

en los descubrimientos lúdicos

de mi adolescencia en el Barrio del Seguro.

Anda que nos hechiza y se convierte en memoria.

 

En la noria alunada de Malecón, en la caricia

que aguarda tu mejilla, anda

en el inesperado café vespertino,

en la ría mansa de corriente aventurera

anda, en las calles calurosas

de los años viejos, anda que anda

sobre las piedras bohemias de Las Peñas,

en la dulcedumbre que te abraza.

Anda que anda, que nos toca y esconde su mano.