Este poema a Guayaquil está en Poéticas de Guayasamín (Texto transgenérico, 2022). Escultura con vitral exterior que simboliza la cordillera de Los Andes. Detalle del monumento La patria joven, 1972, en el Parque Forestal, de Guayaquil. (Foto de Xavier Patiño) |
En el cerro de casitas de postal
camino al faro, anda
en los puentes que atraviesan
los esteros que penetran la ciudad
anda, en las cantinas bohemias
del suburbio Oeste, anda que anda
en el vitral de los Andes de la Patria joven
y el abrazo de laguna del Parque Forestal.
Anda que nos envuelve y se esfuma a carcajadas.
Escurriéndose en la arboleda apretada
de la Isla Santay, anda
en el agua brava de las esclusas,
en el maderamen antiguo del Astillero
anda, sobre el lomo caliente
de las iguanas, anda que anda
en los cuerpos sudorosos
que transitan a gritos por La Bahía.
Anda que nos señala y se impregna en el aire.
Sobreviviendo bajo palenques y en los rellenos
de la Isla Trinitaria, anda
bajo la lluvia que nos baña de tristezas,
en los bastiones florecidos de la esperanza
anda, entre las ramas caprichosas
de los ceibos, anda que anda
en los descubrimientos lúdicos
de mi adolescencia en el Barrio del Seguro.
Anda que nos hechiza y se convierte en memoria.
En la noria alunada de Malecón, en la caricia
que aguarda tu mejilla, anda
en el inesperado café vespertino,
en la ría mansa de corriente aventurera
anda, en las calles calurosas
de los años viejos, anda que anda
sobre las piedras bohemias de Las Peñas,
en la dulcedumbre que te abraza.
Anda que anda, que nos toca y esconde su mano.