José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, abril 21, 2025

Vargas Llosa: el desencuentro entre el intelectual de la derecha y su novelística

Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936 - Lima, 2025), en la recepción del premio Nobel de Literatura 2010.

            En parte, las lecturas adolescentes de Los cachorros (1967) con la que participé en un concurso del Libro Leído de mi colegio, y de La ciudad y los perros (1963) que devoré en un par de mis tantas tardes solitarias, contribuyeron a mi vocación por la escritura. El retrato del machismo y la injusticia social que se derivan de los privilegios de clase, asuntos que me tocaban directamente, así como el de la violencia intrínseca del militarismo me mostraron un mundo que decidí explorar con mi propia palabra. En aquella época, la vocación literaria de Alberto, el poeta, aquel espíritu extraviado en el colegio militar Leoncio Prado, era la mía.

Años después, Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936 - Lima, 2025) se convirtió en un intelectual orgánico de la derecha global, pero yo seguí admirando su literatura. Sin embargo, me causa repulsa la paradoja ideológica y política de quien escribió El sueño del celta, novela en la que disecciona la crueldad del colonialismo, sustento de la acumulación originaria del capitalismo, y, al mismo tiempo, se dedicó a promover la economía de mercado en su versión más conservadora y socialmente excluyente.

La ciudad y los perros es de aquellas novelas cuya permanencia en la historia literaria se asienta no solo en una magistral representación de la sociedad peruana en el espacio institucional de la educación militar, sino en el tratamiento del espíritu de la adolescencia y el aprendizaje del amor y sus primeros placeres y dolores, el liderazgo entre pares, la rebelión contra la autoridad, el sentido del honor, el regionalismo y el clasismo. El tema de los privilegios de clase también subyace en medio del drama de Pichulita Cuéllar en Los cachorros, novelina que se desarrolla en la institucionalidad de una escuela católica, caracterizada por su clasismo y adoctrinamiento.

Ese Perú desgarrado socialmente, preso del autoritarismo de una dictadura militar sostenida por la plutocracia peruana, con una prensa complaciente con el gobierno de turno, atraviesa el espíritu de Zavalita, que vive las contradicciones de un individuo que cuestiona a la clase dominante a la que pertenece. Conversación en La Catedral (1969) es una de las mejores novelas políticas del siglo veinte porque disecciona magistralmente la injusticia estructural del Perú, desnuda la alianza entre el militarismo y las clases dominantes, y desnuda el papel de la prensa como un instrumento ideológico al servicio del poder. Explorando otras latitudes, Vargas Llosa se incorporó a la tendencia de la novela del dictador con La fiesta del Chivo (2000), un texto que desentraña la iniquidad del régimen dictatorial del dominicano Rafael Trujillo y que está estructurado en tres hilos narrativos entrelazados con maestría: la historia de Urania Cabral y su familia; la crónica del asesinado de Trujillo y el retrato de sus asesinos, todos ellos colaboradores del tirano; y la vida y el poder del propio Trujillo. 

La novelística de Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, está caracterizada por un continuo proceso de experimentación formal y el dominio del arte de narrar historias como en La casa verde (1966), en la que los diversos planos de la trama se entrecruzan a través de los personajes como si se tratara de una estructura de vasos comunicantes. Asimismo, el uso del humor y el trabajo de recreación textual caracterizan a novelas como La tía Julia y el escribidor (1977) en la que el lenguaje del folletín radiofónico es transformado en literatura al igual que el lenguaje de la burocracia militar es incorporado al discurso literario en Pantaleón y las visitadoras (1973).


Vargas Llosa en la inauguración del la XLVI Asamblea de Felaban, en Lima, en 2012.
La militancia política del marqués de Vargas Llosa[1] en el proyecto de dominación de las oligarquías del mundo es esencialmente contradictoria con los sentidos semánticos de su universo novelístico. Aquella sensual exploración de la relación de lo erótico en la literatura y el arte que es la novelina Elogio de la madrastra (1988) se ubica en los antípodas de la prosaica propaganda ideológica, al estilo carpool karaoke pero desafinado, que Vargas Llosa hizo con el banquero Guillermo Lasso promoviendo la agenda neoliberal o la publicidad directa en la que pidió el voto por dicho plutócrata, sin considerar sus propias crítica al maridaje del poder económico y el poder político presente en sus mejores novelas.

De igual manera, como si se hubiese olvidado de la injusticia estructural de la sociedad capitalista latinoamericana, diseccionada, para el caso peruano, en Conversación en La Catedral, o como si hubiera simplificado de la peor manera la complejidad de la lucha por el poder, el fanatismo religioso y la violencia política y el papel del Estado en función de una clase social emergente, que desarrolla magistralmente en La guerra del fin del mundo (1981), Vargas Llosa se dedicó a pedir el voto, como un activista más, por cada uno de los candidatos de la derecha ligada al poder plutocrático en América Latina: apoyó, por ejemplo, a neofascistas como Milei, en Argentina; Bolsonaro, en Brasil; o Kast, en Chile.

 

            Encarnado en el boticario Homais de Madame Bovary, terminó siendo un personajillo de la revista Hola que desdice de sus propias reflexiones sobre la civilización del espectáculo porque, como él mismo escribió, «en la civilización del espectáculo el intelectual sólo interesa si sigue el juego de moda y se vuelve un bufón». Felizmente, su militancia como intelectual orgánico de la derecha será una nota marginal de la historia literaria en la que pervivirá la maestría de su novelística. Yo, que he hecho de la escritura y la lectura una forma de vida, seguiré conmoviéndome con las mejores novelas de Vargas Llosa, esas mentiras verdaderas que heredamos, porque desentrañan, con maestría literaria y una búsqueda constante de formas nuevas, los abismos del ser humano, las miserias del poder y su violencia estructural, y la sobrevivencia de individuo.


[1] El Marquesado de Vargas Llosa fue creado por Juan Carlos I mediante Real Decreto 134/2011, de 3 de febrero de 2011, por la «extraordinaria contribución de don Jorge Mario Vargas Llosa, apreciada universalmente, a la Literatura y a la Lengua española».


lunes, abril 14, 2025

«Adolescencia»: un espacio de debate para la comunidad educativa

           

Al fondo, Owan Cooper como Jamie Miller; en primer plano, Stephen Graham como el padre.

Ha sido alabada por el uso extraordinario del plano-secuencia y las actuaciones destacadas del debutante Owan Cooper como el adolescente asesino Jamie Miller, de Stephen Graham, que también es creador de la serie junto con Jack Thorne, en el papel del padre, y la de Erin Doherty en el de la psicóloga juvenil que, en el tercer episodio, sostiene una larga entrevista con Jamie que disecciona el perfil del victimario. Adolescencia, dirigida por Phillip Barantini, más allá de su impecable cinematografía, es una serie de cuatro capítulos que abre un espacio de debate para la comunidad educativa sobre temas cruciales como la masculinidad tóxica y las redes sociales, la violencia como producto del acoso escolar y la función de la escuela y la familia en la formación de la niñez y la juventud.

            La serie alerta sobre el problema de la machósfera (manosphere) que es, en términos generales, una red de sitios web, blogs y foros que promueven la misoginia y culpan al feminismo y a las mujeres de haber convertido a los hombres en miembro del oscuro movimiento de los incels (abreviatura de involuntary celibate), al decir de BBC News Mundo. Esto incide en el desarrollo de una masculinidad tóxica que se manifiesta en la ira y la violencia contra las mujeres a quienes en la machósfera se acusa de ser las causantes del “fracaso sexual” de los hombres por su conducta avariciosa, promiscua y manipuladora. Lo que no se enfatiza en la película es que la machósfera es un espacio cultural utilizado por la ultraderecha neofascista, aunque se menciona de paso al autoproclamado influencer misógino Andrew Tate, acusado de violación, tráfico de menores y blanqueo de capitales en Reino Unido, Estados Unidos y Rumania. En el artículo «El movimiento incel: la peligrosa radicalización digital que fomenta el odio hacia las mujeres», publicado en su portal digital, Amnistía Internacional ha denunciado, además, el modelo de negocio de las grandes corporaciones tecnológicas digitales que permite que:

 

[…] los discursos misóginos, el machismo, la desinformación sobre género, feminismo y violencia de género pueden difundirse y amplificarse mucho más rápido que los contenidos educativos o los mensajes que promueven la igualdad, creando espacios donde el odio hacia las mujeres se normaliza, la violencia simbólica se trivializa y el machismo se convierte en tendencia.

 

            Asimismo, la serie resalta las consecuencias del acoso escolar y la incapacidad de la institución educativa para enfrentarlo y controlarlo. Lastimosamente, la serie no le da voz a la víctima ni a quienes llevan duelo por ella y, por el contrario, lo poco que nos cuenta de ella la hace ver como una abusadora, y si bien todo el cuarto capítulo trata sobre el drama que vive la familia del joven asesino, la familia que lleva el duelo por la muerte de la hija no aparece. Habría que aclarar que la serie no es un documento sociológico sino una ficción audiovisual por lo que no adecuado exigirle la precisión que se le exige a un artículo académico, aunque sea importante señalar sus falencias para enriquecer los puntos del debate educativo.

           

Erin Doherty como la sicóloga juvenil que nos devela el perfil de Jamie.

¿Por qué tanta atención al victimario? Pues, porque cuando un adolescente de 13 años asesina con ira a una compañera de colegio, la sociedad entera debe preocuparse y preguntarse el por qué. En primer lugar, existe la responsabilidad personal de Jamie y ese punto se desarrolla magistralmente en el tercer capítulo; luego, está una escuela que no logra entender la brecha generacional entre docentes y estudiantes ni la cultural digital, que no puede contener la violencia que implica el acoso escolar y es incapaz de proteger a las víctimas; y también está la familia, cuya dinámica amorosa es inútil frente a la realidad social en la que está imbuida. Todo lo dicho en el marco de la cultura exitista, amoral y patriarcal de una sociedad signada por el capitalismo de consumo (moda, lugares, sexo, etc.) y un capitalismo de imagen, en el que el retrato de uno mismo se difunde en las redes para lograr la mayor acumulación de likes, lo que da la sensación de aceptación popular.

En síntesis, Adolescencia es una serie recomendada para la realización de foros de la comunidad educativa, que incluya estudiantes del bachillerato, en los que se discutan la estética del cine, la ética implícita en el arte, los problemas de la escuela y la familia frente a la toxicidad de las redes sociales, la nueva función de la docencia en la era digital, la necesidad de una educación sexual integral que confronte las conductas patriarcales, etc. Vale la pena aprovechar una producción que, como pocas, conjuga la calidad cinematográfica que le imprime un gran contador de historias como es Barantini, según el escritor y crítico cinematográfico Marcelo Báez, con el tratamiento profundo de un drama social que nos compete a todos.

lunes, abril 07, 2025

¿Por qué ratificar la prohibición del uso de teléfonos inteligentes en el aula?


Imagen tomada del portal Éxito educativo. Información educativa y gestión.
            La ministra de Educación, Alegría Crespo, anunció a finales de enero de este año que prohibiría el uso de dispositivos móviles en el aula a partir del año lectivo, ciclo Costa, que empieza en mayo. Según el portal Dialoguemos. La academia en la comunidad, la ministra dijo que «Desde Inicial hasta Décimo no pueden usarlo, y en Bachillerato solo se permitirá para proyectos e investigaciones». Hasta el momento en que escribo esta reflexión, la ministra no ha emitido el acuerdo que norme su declaración y que modifique la regulación vigente sobre el uso de teléfonos inteligentes en el aula que existe desde hace once años. El artículo 3 del Acuerdo Ministerial 070-14 del 17 de abril de 2014, suscrito por el exministro Augusto Espinosa, dice: «La utilización de teléfonos celulares en el aula, para fines pedagógicos, será autorizada por el docente única y exclusivamente a estudiantes de Educación General Básica Superior y Bachillerato». El Acuerdo 070-14, además, especifica las actividades en el aula para uso del móvil, sus usos prohibidos y la sanciones, así como indicaciones para las autoridades de las instituciones educativas. La modificación propuesta por la ministra Crespo es que el teléfono inteligente solo se podrá utilizar en Bachillerato.

            En el portal de la Unesco, en una nota que pasa revista a la evolución de la normativa en el mundo sobre el uso de los teléfonos inteligentes en el aula, se cita «el Informe Mundial de Seguimiento de la Educación de 2023 [que] abogó porque la tecnología se utilice en clase solo cuando apoye los resultados del aprendizaje. Este mensaje incluye el uso de teléfonos inteligentes». La Unesco informa que, la finales de 2024, 79 sistemas educativos en el mundo (el 40%) han prohibido el uso de móviles en la escuela, con la excepción, en ciertos países, para estudiantes que requieran monitoreo por condiciones de salud.

 

            

En marzo de 2025, la ONG Argentinos por la Educación publicó en su portal web el informe «Celular en el aula: uso, distracción y aprendizajes», que analiza las respuestas de los alumnos de 15 años que participaron en las pruebas PISA 2022 sobre el uso de los dispositivos digitales en la escuela. Dos de los resultados más relevantes es que el 54% de los estudiantes se distrae con dispositivos propios y el 46% se distrae por el uso que hacen otros compañeros de tales dispositivos. Ambos porcentajes son los más altos de entre los 80 países que participaron en aquellas pruebas.

En la ya citada nota del portal Dialoguemos se informa que el Ministerio de Educación realizó un estudio de percepción en las nueve coordinaciones zonales y que, al consultar al estudiantado al respecto, el 77% considera que el celular es un distractor; el 82% de los docentes percibe que el uso del celular tiene un impacto negativo en el aprendizaje y el 83% considera que su uso es meramente para entretenimiento. Como contrargumento, una de las razones que se esgrime para tener un celular en el aula es el tema de la seguridad, aunque no está clara la eficacia de su uso para dicho fin.

 

           

El teléfono inteligente es un dispositivo digital que, al mismo tiempo, es cámara fotográfica, filmadora, grabadora, calculadora, tiene acceso a Internet, alberga las aplicaciones de WhatsApp y redes sociales, y de inteligencia artificial, etc. Las preguntas que debemos hacernos quienes somos docentes es si este artefacto tecnológico es indispensable o, al menos, necesario en el aula, cuáles son las condiciones para su uso (característica técnicas del artefacto, conectividad gratuita en la escuela, plan de voz y datos privado, etc.), y si los problemas que acarrea su uso, además de ser un elmento altamente distractivo (las facilitadades para la deshonestidad académica, el phubbing o ningufoneo, el ciberacoso, la violación del uso de la imagen personal, etc.), tienen menos incidencia en la niñez y adolescencia que la supuesta ventajada de su aprovechamiento tecnológico. En este marco, recordemos que el laboratorio, la biblioteca y el libro, y la observación de campo, son los espacios primarios para desarrollar una cultura de la investigación en la escuela. En este sentido, el gremio del magisterio, en la entrada «¿Prohibir el uso de celulares en el aula: demagogia o realidad?» del portal institucional de la Unión Nacional de Educadores, más allá de su acostumbrado tono confrontativo, señala que una de las medidas que deben acompañar esta decisión es el fortalecimiento de biblioteca y actividades extracurriculares:

 

Varios países están adoptando este tipo de medidas. Pero a la vez están también adquiriendo más libros. Una realidad contraria a la nuestra, donde las bibliotecas de escuelas y colegios siguen siendo desmanteladas. Es necesario un plan con el respectivo financiamiento para recuperar las bibliotecas y su personal, así como las actividades extracurriculares (deportes, ajedrez, montañismo, oratoria, periodismo…) Estas medidas deben ir acompañadas por un segundo plan donde la prohibición del celular sea a la vez un desafío para apuntar a digitalizar las aulas con sentido humano y pedagógico.

 

Finalmente, otro asunto que hay que considerar es que el uso del teléfono inteligente se ha convertido en una alarmante adicción que ya es un problema de salud pública que tiene que ser abordado de forma holística. Así, la restricción de su uso en la escuela debería estar acompañada de una restricción similar, bajo las condiciones particulares de la esfera doméstica, en cada casa, siempre en función del cuidado de la salud mental, según un estudio de The Economist reseñado por el portal Infobae. La Unesco, en la entrada «To ban or not to ban» de su portal institucional, concluye:

 

Los estudiantes necesitan aprender los riesgos y las oportunidades que conlleva la tecnología y no estar completamente exentos de ellos. Sin embargo, los países deben brindar una mejor orientación sobre qué tecnología está permitida en la escuela y cuál no, y sobre su uso responsable. Solo la tecnología que desempeña un papel claro en el apoyo al aprendizaje debería permitirse en la escuela. [Énfasis añadido]

 

En síntesis, si bien no habrá uninimidad al respecto, ratificar la vigente prohibición del uso del teléfono inteligente en el aula —con la modificación relativa a permitir su uso, en actividades de aprendizaje debidamente planificadas, solo para el bachillerato— es una medida adecuada en términos educativos. No obstante, hay que considerar los usos pedagógicos como parte de las tareas escolares y la búsqueda de información de referencia para trabajos de investigación para los que se cuenta con los dispositivos digitales, incluidos el teléfono inteligente. Asimismo, es importante acompañar la difusión del acuerdo ministerial respectivo con una guía para la comundiad educativa que, de forma didáctica, explique la necesidad de cooperación de la escuela y la casa en lo que tiene que ver con la salud mental y los procesos de aprendizajes frente a la restricción del uso de los teléfonos inteligentes en la niñez y la adolescencia.