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Al fondo, Owan Cooper como Jamie Miller; en primer plano, Stephen Graham como el padre. |
Ha sido alabada por el uso extraordinario del plano-secuencia y las actuaciones destacadas del debutante Owan Cooper como el adolescente asesino Jamie Miller, de Stephen Graham, que también es creador de la serie junto con Jack Thorne, en el papel del padre, y la de Erin Doherty en el de la psicóloga juvenil que, en el tercer episodio, sostiene una larga entrevista con Jamie que disecciona el perfil del victimario. Adolescencia, dirigida por Phillip Barantini, más allá de su impecable cinematografía, es una serie de cuatro capítulos que abre un espacio de debate para la comunidad educativa sobre temas cruciales como la masculinidad tóxica y las redes sociales, la violencia como producto del acoso escolar y la función de la escuela y la familia en la formación de la niñez y la juventud.
La serie alerta sobre el problema de la machósfera (manosphere) que es, en términos generales, una red de sitios web, blogs y foros que promueven la misoginia y culpan al feminismo y a las mujeres de haber convertido a los hombres en miembro del oscuro movimiento de los incels (abreviatura de involuntary celibate), al decir de BBC News Mundo. Esto incide en el desarrollo de una masculinidad tóxica que se manifiesta en la ira y la violencia contra las mujeres a quienes en la machósfera se acusa de ser las causantes del “fracaso sexual” de los hombres por su conducta avariciosa, promiscua y manipuladora. Lo que no se enfatiza en la película es que la machósfera es un espacio cultural utilizado por la ultraderecha neofascista, aunque se menciona de paso al autoproclamado influencer misógino Andrew Tate, acusado de violación, tráfico de menores y blanqueo de capitales en Reino Unido, Estados Unidos y Rumania. En el artículo «El movimiento incel: la peligrosa radicalización digital que fomenta el odio hacia las mujeres», publicado en su portal digital, Amnistía Internacional ha denunciado, además, el modelo de negocio de las grandes corporaciones tecnológicas digitales que permite que:
[…] los discursos misóginos, el machismo, la desinformación sobre género, feminismo y violencia de género pueden difundirse y amplificarse mucho más rápido que los contenidos educativos o los mensajes que promueven la igualdad, creando espacios donde el odio hacia las mujeres se normaliza, la violencia simbólica se trivializa y el machismo se convierte en tendencia.
Asimismo, la serie resalta las consecuencias del acoso escolar y la incapacidad de la institución educativa para enfrentarlo y controlarlo. Lastimosamente, la serie no le da voz a la víctima ni a quienes llevan duelo por ella y, por el contrario, lo poco que nos cuenta de ella la hace ver como una abusadora, y si bien todo el cuarto capítulo trata sobre el drama que vive la familia del joven asesino, la familia que lleva el duelo por la muerte de la hija no aparece. Habría que aclarar que la serie no es un documento sociológico sino una ficción audiovisual por lo que no adecuado exigirle la precisión que se le exige a un artículo académico, aunque sea importante señalar sus falencias para enriquecer los puntos del debate educativo.
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Erin Doherty como la sicóloga juvenil que nos devela el perfil de Jamie. |
¿Por qué tanta atención al victimario? Pues, porque cuando un adolescente de 13 años asesina con ira a una compañera de colegio, la sociedad entera debe preocuparse y preguntarse el por qué. En primer lugar, existe la responsabilidad personal de Jamie y ese punto se desarrolla magistralmente en el tercer capítulo; luego, está una escuela que no logra entender la brecha generacional entre docentes y estudiantes ni la cultural digital, que no puede contener la violencia que implica el acoso escolar y es incapaz de proteger a las víctimas; y también está la familia, cuya dinámica amorosa es inútil frente a la realidad social en la que está imbuida. Todo lo dicho en el marco de la cultura exitista, amoral y patriarcal de una sociedad signada por el capitalismo de consumo (moda, lugares, sexo, etc.) y un capitalismo de imagen, en el que el retrato de uno mismo se difunde en las redes para lograr la mayor acumulación de likes, lo que da la sensación de aceptación popular.
En síntesis, Adolescencia es una serie recomendada para la realización de foros de la comunidad educativa, que incluya estudiantes del bachillerato, en los que se discutan la estética del cine, la ética implícita en el arte, los problemas de la escuela y la familia frente a la toxicidad de las redes sociales, la nueva función de la docencia en la era digital, la necesidad de una educación sexual integral que confronte las conductas patriarcales, etc. Vale la pena aprovechar una producción que, como pocas, conjuga la calidad cinematográfica que le imprime un gran contador de historias como es Barantini, según el escritor y crítico cinematográfico Marcelo Báez, con el tratamiento profundo de un drama social que nos compete a todos.