José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).
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domingo, octubre 15, 2017

El sargento Terán recupera la vista


Sargento Mario Terán, el soldado al que le tocó ejecutar al Ché.

1967

En un villorrio de las estribaciones de los Andes bolivianos,
al sargento Mario Terán le han dispuesto ejecutar a un bandolero.

Cuando llegué, el Che estaba sentado en un banco.
Al verme dijo: “Usted ha venido a matarme”.

En La Higuera dicen que la orden vino de La Paz
y a Barrientos se lo han ordenado desde Washington.
¿Por qué a mí? —ojos de cuy acorralado, en su mano
una botella de singani barato es consumida sin tregua.

Yo no me atreví a disparar.
En ese momento vi al Che grande, muy grande, enorme.

El sargento conoce el ronquido de las armas escondidas
su cabeza es un fardo expuesto a las balas
y se sabe precario y prescindible en medio de la batalla.
Pero el cuerpo se le paraliza al entrar al aula de la escuela
el bandolero lo espera herido, desarmado,
sosegado ante la implacable certeza del combatiente.

Pensé que con un movimiento rápido el Che podría quitarme el arma.
“¡Póngase sereno —me dijo— y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!”

La muerte es una certeza fría en la profesión del guerrero
la vida es el latido de las sienes y el dedo en el gatillo;
el resto es literatura.

El Ché fue ejecutado, hace cincuenta años, el 9 de octubre de 1967.

2007

El sargento Terán ha envejecido y sus ojos se opacaron
nubosidad cargada de tormentos
su mundo está poblado de sombras desde La Higuera.

Un médico cubano en misión solidaria opera
las cataratas del sargento Terán, en Santa Cruz de la Sierra.

Las sombras desaparecen, la nubosidad se disipa y tras la operación
el sargento Mario Terán vuelve a contemplar al bandolero
como lo vio en el breve momento antes de ejecutarlo.

Ante él permanece el Che, grande, muy grande, enorme.

sábado, enero 28, 2017

Raúl Vallejo gana el premio de poesía José Lezama Lima



“Explora en sus versos una materia proteica que transita cómodamente de la gravedad al humor, atenta lo mismo a los grandes acontecimientos que a los pequeños sucesos de la vida cotidiana”, ha dicho el jurado de Casa de las Américas, de Cuba, que otorgó a Mística del tabernario, de Raúl Vallejo, el premio de poesía José Lezama Lima, en su edición de 2017.
Desde el año 2000, la Casa de las América creó tres premios honoríficos que “son entregados a libros relevantes publicados originalmente en español por un autor de nuestra América”. Estos premios lleva los nombres de José María Arguedas (narrativa), Ezequiel Martínez Estrada (ensayo) y José Lezama Lima (poesía).
El premio de poesía José Lezama Lima ha sido otorgado a los poetas Raúl Hernández Novás (Cuba), José Watanabe y Carlos German Belli (Perú), Juan Buñuelos y Eduardo Langagne (México), Juan Gelman, Idea Vilariño y Rafael Courtoisie (Uruguay), Raúl Zurita y Óscar Hahn (Chile), Juan Manuel Roca y Piedad Bonett (Colombia), Kamau Brathwaite (Barbados), Manuel Orestes Nieto (Panamá), Tamara Kamenszain (Argentina). De Ecuador también ha recibido este premio el poeta Humberto Vinueza.
Sobre Mística del tabernario (Bogotá, Caza de Libros / Gimnasio Moderno, 2015), Roberto Fernández Retamar, presidente de Casa de las Américas, que señaló el sentido del homenaje a Roque Dalton que desarrolla el autor, señaló en las palabras liminares del poemario: “Raúl Vallejo nos ofrece una obra  polifónica: no solo en sus cinco partes, sino también en el interior de ellas. Así, en la primera parte, «Taberna de la cofradía de Chapinero bajo (Conversatorio escénico de la posmodernidad)», alternan, como juego de espejos, las voces del «Poeta indignado», el «Homo libidinosus», el «Poeta manteño-huancavilca», el «Cronista poscolonial», el «Antipoetucho», el «Vate memorioso y Criticón literario», el «Monólogo para actriz invitada», el «Poeta purísimo». Las cuatro partes restantes, con diferentes registros, no desdicen de aquel criterio. La segunda, ofrece una visión desencantada de las redes sociales, que el poeta considera el nuevo opio de los pueblos. Las tercera, cuarta y quinta partes responden a un tono más intimista. Pero, además, en la cuarta y quinta partes Raúl Vallejo hace evidente, aún más que en otras zonas de su libro, que, al igual que en Dalton, su poesía toma partido por las nobles y urgentes causas de estos años”.
Este poemario, escrito íntegramente durante la estadía del autor en Colombia, es un libro de múltiples registros, como lo señala Retamar. Desde un largo poema escénico, cargado de una profunda reflexión poética sobre el quehacer del poeta en tiempos del descreimiento posmoderno como es “Taberna de la cofradía de Chapinero bajo”, hasta “Cuitas de amor por Colombia”, que es testimonio del afecto del autor por el país que lo acogió por más de cinco años, pasando por los tonos autobiográficos e intimistas de las otras partes del libro. Con la sección “Poesía urgente para un mundo sin poesía”, que está inmersa en los dolores y las esperanzas que se desprenden poéticamente de varios acontecimientos sociales y políticos del planeta, Raúl Vallejo ganó el XVII Premio Internacional de Poesía “José María Valverde” 2013, convocado desde Barcelona, España.
En su cuenta de tuiter, @pietrospeggio el escritor y poeta Marcelo Báez escribió: “@banano59 [Raúl Vallejo] con el Lezama Lima pasa a ser parte de una galería importante junto a Zurita, Roca y Gelman. Congratulaciones por el premio”. La escritora y cronista María Fernanda Ampuero, @mariafernandamp escribió en su cuenta sobre Vallejo: “…el premio Lezama Lima reafirma lo que ya sabíamos: es un extraordinario escritor”. La poeta Sandra De la Torre @SandraDelator recordó sobre el poemario: “libro que disfruté y celebré en su presentación”, que tuvo lugar en Quito, en octubre de 2015 y en la que también participó el poeta Xavier Oquendo. Por su parte, Raúl Vallejo había escrito en su cuenta: “Muy honrado porque a #Místicadeltabernario le ha sido concedido el premio de poesía José Lezama Lima de @CasAmericas”.

Mística del tabernario (2015) fue escrito íntegramente en Colombia. Aquí en la Plaza Bolívar de Bogotá (Foto de Marcela Sánchez)
            
             El poeta nadaísta Jotamario Arbeláez, en el prólogo del poemario, escribió: “Mística del Tabernario es un libro intrépido y contundente, cosido al hueso de los tiempos que vivimos. Poesía coloquial, narrativa, pícara, zumbona, contestataria. No es poesía pura pero es pura poesía, parida por los impuros. Los que no piensan que poseen la verdad pero la razón sí la tienen. Libros como éste, pasionales, atrevidos, polifacéticos, totalizantes, esos, son los imprescindibles”.