José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, octubre 25, 2010

No hay peor ciego que el que no quiere oír

Audio de la Central de Radio Patrulla del 30 de septiembre de 2010: "... maten rápido a ese hijuepueta de Correa ... que lo maten a Correa para que se acabe esto..."



A todos aquellos que insisten en que el 30 de septiembre de 2010 no hubo ni secuestro ni intento de asesinato al Presidente de la República, los invito a escuchar el audio de la Central de Radio Patrulla de ese día. Ahí, con claridad, se escuchan las verdaderas intenciones de los cabecillas de los policías insubordinados. Para aquellos que todavía guardan cierta racionalidad para juzgar los hechos la escucha de aquel audio les ayudará a entender los sucesos de aquel día. Obviamente aquellos enceguecidos por la animadversión no querrán oír.

http://www.telegrafo.com.ec/portada.aspx

La táctica comunicacional de la derecha y de los golpistas es minimizar los hechos y tratar de convencer a la población de que, finalmente, el culpable de todo es el propio Presidente. Para esto han puesto al día la alianza de la ultraizquierda con los portavoces racistas del movimiento indígena y los ex militares golpistas del 21 de enero. A ellos se suma, sin darse cuenta del juego en el que ha caído, un centro derecha democrático y una socialdemocracia —¿existe todavía un partido socialdemócrata de izquierda en el país?— que están más perdidos que Adán en el día de la madre.

Lo que les duele es el cambio que ha habido en la Patria.

He dicho en otra parte que ese país de grupos corporativos que se repartían entre ellos espacios de poder como resultado de la destrucción sistemática del Estado ya no existe más. Que ese país de instituciones débiles y corruptas, de gobiernos puestos en jaque por los grupos de presión, que la existencia de esos grupos de presión establecidos como gobiernos paralelos, quedó para la historia de la ignominia.

Sigo sosteniendo que ese país en el que pequeños grupos de radicales ávidos de poder asumen sin legitimidad el nombre del pueblo y actúan de manera sectaria en alianza con los propios opresores en contra de este proceso de transformación que estamos viviendo, va a desaparecer.

Y repito que ese país en el que el capital financiero ponía ministros de Economía y gobernaba los organismos de control de la banca, en el que los comerciantes administraban las aduanas, en el que los gremios empresariales regulaban las normas de un mercado caótico, y en el que la prensa del poder imponía sus criterios a los gobiernos débiles y quería gobernar desde el manejo de la opinión del público, ya no tiene viabilidad aunque todavía se revuelque con coletazos de bestia moribunda.

El 30 de septiembre, una insubordinación de la policía fue utilizada como un intento, felizmente fallido, para volver a ese país.

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