José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

domingo, mayo 08, 2011

Una muestra con traje de feria

En febrero de este año, almorzando con Leonel Giraldo, gerente de Planeta en Bogotá, nació la idea de preparar una muestra de la literatura ecuatoriana destinada a la promoción de nuestros escritores frente al público colombiano. Con ese objetivo preparé este libro que reúne a 13 cuentistas, 15 poetas y 6 ensayistas ecuatorianos de distintas generaciones y corriente estéticas. Ayer se presentó en el auditorio Jorge Enrique Adoum de la XXIV Feria Internacional del Libro de Bogotá. Para armar la muestra conté con la colaboración desinteresada de los autores que aparecen en ella y de Jorge Velarde cuyo cuadro “Anabela leyendo” (óleo sobre lienzo, 145 x 200 cm, 1994, colección del autor) ilumina la portada: a todos ellos mi gratitud por su respuesta generosa al momento de aportar con sus textos en la construcción de este muestrario. A continuación, un fragmento del prefacio que escribí.

Hay quienes piensan que el Ecuador es tan solo una línea imaginaria e incluso se solazan con el enunciado teorético de que nuestro país no existe. Tal vez no existe como ellos hubiesen querido que el país sea: intelectuales que reniegan del lugar en donde nacieron porque —vanidosos que se avergüenzan de su patria igual que el nuevo rico de la madre que no terminó la secundaria—, imaginan que su obra tendría mejor suerte si hablaran francés o español con escupitajos madrileños. Nos tocó el destino de ser nominados por causa de nuestra ubicación geográfica pero las tierras del Ecuador encierran una cultura signada por la diversidad, un espacio que conjuga maneras diferentes de ser y estar en el mundo. Y, a pesar de las lucubraciones, la línea imaginaria existe: atraviesa la conciencia de nuestra nación plural.

En esa gran patria que es la lengua habitan nuestras patrias chicas, aquellas que compartiendo el territorio del español tenemos formas expresivas y acentos propios como propia es la historia y la cultura múltiple que encierran el territorio que nos define como Estados. Porque, si bien es cierto, pertenecemos al inmenso ámbito de la literatura escrita en español también formamos un territorio más pequeño que continúa, como en los tiempos de la colonia, distante de la metrópoli porque en esta globalización del tránsito libre de los capitales se han erigido, cruel paradoja, las mayores barreras para el paso libre de las personas. Y, aunque compartimos la patria de la lengua, padecemos para la obtención de nuestros visados y una vez allá somos motejados sudacas.

Existimos como cultura de variada expresión, como territorio de la diversidad, como historia particular que nos ha hecho ser lo que somos, como nación múltiple que se construye a sí misma de manera permanente, como una identidad contradictoria, múltiple y mutante. Existimos con nuestras señas particulares, con una vida propia al margen de ese mundo global del que somos discriminados por un pasaporte motivo de sospecha en las aduanas de la segregación y el miedo a nuestra piel. Existimos con una identificación marcada en el rostro que nos vuelve una comunidad en cualquier punto del planeta que habitemos.

Es como si las palabras de la tribu se perfumaran de cacao de aroma o de café de altura, se vistieran de sombreros de paja toquilla de Montecristi o de poncho otavaleño, se presentaran en el sabor único de nuestros langostinos, se musicalizaran en la dulce voz atenorada de Julio Jaramillo o en el rítmico carnaval de la marimba esmeraldeña, se divirtieran en el fútbol entusiasta y pundonoroso de nuestra selección nacional, se fundieran en la naturaleza biodiversa de la Amazonia o las islas Galápagos.

Y nuestra literatura —no por su color local sino por la tradición cultural en la que está embebida— es una de las tantas expresiones que nos diferencia de y nos acerca a las otras patrias chicas. Se trata de una literatura más bien desconocida entre los habitantes de la patria de la lengua española pero también de una literatura que, embebida de la tradición literaria del país, se alimenta sin complejos de la tradición de la lengua y del mundo. Una literatura que da cuenta de la diversidad que constituye esa unidad de formas múltiples y disímiles llamada Ecuador.

domingo, mayo 01, 2011

Acoso al sacralizado Dios texto


En octubre del año pasado, conocí la edición de Un hombre muerto a puntapiés / Débora, de Pablo Palacio, con introducción de Alicia Ortega, y la de Catálogo de ilusiones, el cuentario de Raúl Serrano, ambos libros publicados por la editorial argentina Final Abierto. A instancias de mi tocayo, en noviembre envié un ejemplar de Acoso textual —en ese momento tenía a mano la edición cubana— para que dicha editorial la leyera y resolviera publicarla o no en su fondo. Afortunadamente, la novela les gustó a los lectores de Final Abierto y ahora está en circulación la edición argentina de Acoso textual. Reproduzco la contratapa escrita por José Henrique, director de la editorial.


Por José Henrique

Buenos Aires, marzo de 2011

Cuando parecía que el teléfono y la televisión devoraban al texto… (Ese mismo, cargado de profundidad, que se empeñaba en tirar ancla, para que a las palabras no se las lleve el viento. El que fue objeto filoso para legar ideas antiguas, para volver a desenterrarlas, cuestionarlas y vociferarlas a multitudes, transformándose en guillotina de mucha edad media. El que se vistió de sepulturero, con su traje rojo, para asentar, una a una, las palabras de los obreros en las páginas de la Historia. Es ese viejo zorro dialéctico que también trata de justificar las atrocidades más despreciables de una parte de la humanidad. Esa arma de doble filo que aterró a la Iglesia, enjaulándola para sí, como bestia hambrienta, en oscuros monasterios. En fin, el portador infatigable de los grandes relatos que el posmodernismo, en sintonía clerical, quiso confinar.) …resurgió de las cenizas de la mano de los jóvenes, inagotable fuerza de reserva humana, que con brutalidad, se encargaron de mandar millones de mails, formateando sus reglas, para acosar a los cuidadores de la gramática.

Acoso textual, la novela del ecuatoriano Raúl Vallejo, que desde Final Abierto, presentamos por primera vez en la Argentina, tiene el mérito no sólo de percibir el fenómeno (la novela es del año 1999) sino que organiza su obra a partir de mails. Es increíble como esta falta de respeto literaria que comete el autor, funciona, y al pasar las páginas, deja de hacer ruidos extraños para, constituyéndola, fundirse en un todo novela.

Acoso… acosa al sacralizado Dios texto, para ponerlo en el potente lugar de la herramienta más sofisticada para transmitir lo más complejo, inclusive lo que no se llega a entender del todo, las sensaciones. Hay, en la hiperrealidad que le otorga este recurso, una relegitimación del valor de “verdad” al registro ficcional para representar la realidad. Como dice Philip Roth La verdad es que nunca me planteo su veracidad. Más bien las inscribo en el tipo de relato que suministra al narrador una mentira mediante la cual puede expresar su indecible verdad.

El personaje en crisis, que gracias a la web puede ser muchos él/ella, inventándose cuerpos, trabajos, angustias, deseos…, logra generar tanta materialidad en él y en otros, que inclusive llega a descubrir su necesidad de frotarse activamente con el mundo, silenciando, al desconectarse, las voces de sus propios fantasmas.

martes, abril 26, 2011

Vargas Llosa oye cantar el gallo pero no sabe por dónde

Vargas Llosa volvió a atacar a los gobiernos de la región con los que él no concuerda ni ideológica ni políticamente. Lo hizo en Asunción de manera desprolija en cuanto a las realidades de cada sitio, con lugares comunes típicos de los propagandistas políticos de la guerra fría y mezclando sus propios deseos con las realidades. Para su crítica política, al menos en lo que tiene que ver con Ecuador, Vargas Llosa ha oído cantar al gallo pero no sabe por dónde.

Comienza por una generalización que, académicamente, no se sostiene. Ecuador no se ubica en la “órbita” de nadie. Es un país soberano que tiene relaciones con todos los países con los que cree que debe tener relaciones. Ciertamente, coincide con algunas posiciones del presidente Chávez en materia de resolución pacífica de los conflictos en el mundo y en el fortalecimiento de la integración latinoamericana, pero Vargas Llosa olvida que el Ecuador lleva adelante una política soberana, centrada en la solución de los problemas del país según la idiosincrasia propia y con una política económica que responde a la realidad que requiere ser transformada en el país.

Afirmar sin más que el estado del Ecuador es “catastrófico” no solo que resulta una adjetivación facilona y prejuiciada sino que nada tiene que ver con la realidad que vive hoy día el Ecuador y que está demostrada en sus indicadores económicos y sociales. Para Vargas Llosa, que pretende que seamos sumisos al gran capital, resulta “catastrófico” el desarrollo de un modelo económico centrado en el ser humano, que busca la independencia del capital transnacional, que acepta la inversión extranjera con control del Estado, que persigue las prácticas monopólicas y los chanchullos de los especuladores, y que maneja responsablemente para con los intereses del país y no para con los intereses de los tenedores de los papeles el problema de la deuda externa.

Vargas Llosa sostiene que, frente al gobierno de la Revolución Ciudadana, “los movimientos indígenas que fueron su punta de lanza para llegar al poder, hoy lo consideran un traidor por sus políticas estatistas, populistas que han tenido consecuencias económicas desastrosas.” Aquí Vargas Llosa confunde la realidad con el deseo. Si Vargas Llosa conociera la realidad ecuatoriana sabría que un sector de la dirigencia indígena —la más radicalmente racista y extremista— es la que está en la oposición al gobierno de Correa bajo la acusación de que implementa política “neoliberales”: ¿en qué quedamos: es por “estatista” o por “neoliberal” que esos sectores están en la oposición?

Me dirán que yo opino así porque soy embajador del gobierno del presidente Correa y que, en cambio, la de Vargas Llosa es una opinión de un intelectual libre. Pues tanto Vargas Llosa como yo opinamos desde nuestra ideología, desde nuestra posición política y desde un proyecto político determinado. Su opinión no es ni menos ni más libre que la mía: él es un intelectual orgánico de la derecha del mundo y su sistema de valores y sus opiniones responden a la política de mantenimiento de dicho sistema y a la jerarquía de la dominación basada en el esquema decimonónico de civilización y barbarie que aquella derecha imperial propone al planeta.

domingo, abril 17, 2011

La demanda de Barcelona FC y la libertad de expresión

Sandro Rosell, presidente del Barça, no aceptó por insuficientes las disculpas de la cadena Cope y presentó la demanda contra ésta y el periodista Juan Antonio Alcalá

La noticia la encontré en las páginas deportivas pues suelo seguir a los equipos de quienes soy hincha. El viernes 15 de abril, el Barcelona FC, de Catalunya, presentó una demanda civil en contra de la Cadena Cope; demanda en la que reclama € 6’190.090 como indemnización por “intromisión ilegítima en el derecho del honor, derivada de las afirmaciones realizadas”. La demanda se origina por las afirmaciones vertidas por el periodista Juan Antonio Alcalá en el programa “El partido de las 12”, el 13 de marzo pasado, “en las que vinculaba a los deportistas y médicos del club con prácticas de dopaje”.

Se trata, por tanto, de un programa de opinión deportiva bajo la responsabilidad de un periodista cuyos comentarios generaron una demanda en contra de la cadena radial para la cual trabaja. ¿Atenta la demanda del Barcelona FC contra la libertad de expresión? De ninguna manera: la libertad de expresarse implica la responsabilidad total por lo expresado. ¿Debió el Barcelona FC ajustar su demanda en contra del periodista Alcalá y abstenerse de extenderla a la cadena Cope? No, porque la Cadena no ha dado las satisfacciones del caso al club y, en la práctica, ha respaldado al periodista. ¿Tenía que aceptar que, sin pruebas, se acusara al club de dopaje en nombre de la libertad de expresión? Tampoco; si no ponía la demanda, entonces, los enemigos del club, que no faltan en estas lides, hubiesen tomado lo dicho por el periodista en la radio de la cadena Cope como una verdad sin discusión.

Esta no es la primera vez que el Barcelona FC demanda a un medio. En el 2006, el periódico Le Monde y el periodista Stéphane Mandard fueron condenados a pagar € 300.000 por la publicación de un reportaje difamatorio que dañó la imagen del club al vincular al Barça con prácticas de dopaje.

Yo creo que todo aquel que se sienta lesionado por una acusación sin fundamentos hecha por un periodista, bajo el disfraz de una opinión, tiene no solo el derecho sino también el deber de defender su honra. De ninguna manera me parece un atentado contra la libertad de expresión: por el contrario, creo que es un atentado a la libertad de expresión el sostener que se puede difamar impunemente cobijándose en una libertad cuya defensa real, en otras partes del mundo, le cuesta la vida a quienes luchan por ella.

domingo, abril 03, 2011

La hipocresía sobre Libia

¿En qué se parecen Nelly Furtado, Mariah Carey, Beyoncé y Sarkozy? En que todos se abrazaron con Gadafi. Las cantantes cobraron al menos un millón de dólares por presentación y ahora, compungidas y arrepentidas, no saben qué hacer con el dinero. Parecería que cuando ellas cantaron no sabían que Gadafi llevaba decenas de años en el poder y que no se distinguía precisamente por sus modales democráticos. Que las cantantes no lo supieran, vaya y pase aunque de ninguna manera la ignorancia en política internacional es una excusa para vender su canto a un dictador. Es que el dinero que Gadafi les pagó entonces no olía mal.

Pero que los jefes de Estado de las democracias occidentales hayan tenido a Gadafi como su aliado durante años y ahora lo repudien por dictador resulta una hipocresía supina. ¿Acaso no recibió la secretaria de Estado, Hillary Clinton a Mustasim Gadafi, uno de los hijos de Gadafi en la Casa Blanca? ¿Acaso no recibió Sarkozy al mismo Gadafi en los Campos Elíseos? Nuevamente estamos como con Irak: si un dictador se vuelve incómodo hay que apoyar a quienes quieren tumbarlo, más aún si el país que gobierna tiene petróleo.

“Lo primero que le pido a ese payaso es que devuelva el dinero a los libios. Le dimos esa ayuda para que actuara a favor del pueblo libio, pero nos ha decepcionado”. Eso dijo Saif al Islam, hijo de Gadafi, refiriéndose al presidente francés y a la supuesta financiación de su campaña electoral en 2007 a cargo del régimen libio. Sarkozy negó que haya recibido dinero alguno para su campaña electoral por parte de los libios y el hijo de Gadafi amenaza con enseñar las pruebas. Hasta que no las enseñe aquella declaración solo responde a la estrategia de desprestigiar al antiguo socio. Pero la reacción del hijo de Gadafi nos da la idea de la cercanía que el régimen libio creía tener con el gobierno francés.

¿Es Gadafi el único gobierno que no vive la democracia occidental en la región? Por supuesto que no. ¿Va a intervenir la OTAN en todo Medio Oriente cuando las protestas se generalicen? Los ciudadanos del mundo esperaríamos que no. ¿Tumbará la OTAN a las monarquías petroleras cuando éstas enfrenten a sus pueblos? Me imagino que una intervención de esta naturaleza no sería apoyada en el Consejo de Seguridad.

Obviamente, no estoy defendiendo ni menos apoyando la represión que realiza Gadafi contra un sector de su pueblo ni avalando las dictaduras. Pero en el mundo ya vivimos la invasión a Irak (a propósito… ¿dónde están las armas de destrucción masiva?) y fuimos testigos de quiénes se llevaron los contratos para la “reconstrucción de Irak”. Parecería que la actitud de las potencias sobre Libia es porque Gadafi resultó un aliado incómodo al que quieren destruir para asegurar el control de la producción petrolera y que la invocación a la democracia y a los derechos humanos es pura hipocresía.

¿Por qué no plantear una salida política que permita un verdadero alto al fuego? Hoy, por supuesto, nadie quiere hacer un alto al fuego porque aquello, desde la estrategia militar del régimen, de los rebeldes y de los invasores resultaría fatal para cualquiera. Haber dejado sin salida política a Gadafi es un error táctico que conduce a la OTAN a una guerra total y no solo a la creación de un espacio de exclusión aérea; aunque parecería que la intervención no se ha limitado al espíritu ni a la letra de la resolución. Por ejemplo, el embajador ruso ante la OTAN, Dimitri Rogozin, dijo que las acciones de la operación militar en Libia para sacar del poder a Gadafi exceden los marcos de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. El que las potencias se consideren “policía del mundo” resulta problemático a la hora de definir los alcances de la represión que ejecuta dicha policía, sobre todo porque los aliados de ayer son satanizados hoy.

Defender la vida es mucho más complejo porque implica una actitud permanente de construcción de la paz mundial y va en contra de reacciones guerreristas en momentos coyunturales bajo la invocación de los derechos de los seres humanos. Defender la vida empieza por el diseño y ejecución de un orden económico mundial más justo, por el compromiso inexcusable de solucionar pacíficamente los conflictos, por la promoción del diálogo en toda circunstancia. Probablemente me dirán: de acuerdo pero Gadafi estaba masacrando a su pueblo; mas yo pregunto: cuando las dictaduras militares del cono sur torturaban, desaparecían, asesinaban a su pueblo, ¿se le ocurrió a la policía del mundo intervenir en nombre de la democracia occidental y de la defensa de los derechos humanos?

El dictador Augusto Pinochet y el Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger

sábado, marzo 26, 2011

La maldición de Makanaki

Dicen que el camerunés Cyril Makanaki, que fue contratado por Barcelona en 1995, cuando se fue echó una maldición al ídolo por la negativa del club a pagarle salarios y liquidación que ascendían a 200.000 dólares. La maldición, según la tradición popular, consiste en que mientras no le paguen lo que él dice que el club le adeuda, Barcelona no quedará campeón. La maldición, para los que creen tales cábalas, habría comenzado en realidad después de 1998, pues en 1997 Barcelona quedó campeón por última vez y al año siguiente alcanzó el vice campeonato de la Libertadores.

No se requiere ser especialista en fútbol para entender que un equipo recién armado, con técnico nuevo, con jugadores que empiezan a conocerse, no puede igualar de la noche a la mañana a otro que viene jugando como conjunto cuatro años atrás. Rubén Darío Insúa, como técnico, llevó a Barcelona al vice campeonato de la Libertadores de 1998 e hizo al Deportivo Quito, con problemas institucionales enormes, bicampeón nacional.

En el fútbol de hoy no existen soluciones mágicas: viene un nuevo técnico y necesitará tiempo para que el equipo juegue como él piensa que debe jugar; los jugadores deben conocerse para construir un conjunto y no individualidades con más o menos historia personal. Los hinchas esperamos que a Alex Aguinaga no le pidan el milagro de encontrar los huesitos enterrados por Makanaki desde el primer partido.

Trabajo con las divisiones de menores para crear la cantera de jugadores necesaria para los recambios, profesionalismo gerencial en la toma de decisiones sobre jugadores y cuerpo técnico, convocatoria a la hinchada para que aporte económicamente al club de manera regular, planificación al mediano y largo plazo, etc. Por supuesto que no estoy descubriendo el agua tibia: son los asuntos básicos que hoy día desarrollan los clubes que se mantienen en los primeros sitiales. En nuestro país, LDU de Quito es ejemplo impecable de un equipo conducido profesionalmente y los resultados están a la vista. Pero mientras Barcelona sea gobernado por un grupo de entusiastas —y nadie niega que sean hinchas de corazón igual que los de la Sur Oscura— que actúan como animadores de barras bravas y no como gerentes profesionales la crisis continuará.

La maldición de Makanaki no está en supuestos huesitos enterrados en el Monumental ni tiene la contra en la contratación de la Virgen de la Dolorosa como, para vergüenza ajena, anunció a comienzos de año el presidente del club. La maldición de Makanaki perdurará mientras Barcelona sea un equipo manejado por dirigentes que lo primero que piensan es en hacer carrera política usufructuando de la hinchada, que creen que una institución se dirige con el hígado y no con una planificación trabajada racionalmente, que carecen de la visión profesional que exige el fútbol de hoy y que pretenden armar un equipo en base a corazonadas o caprichos que responden a un malentendido ejercicio de la autoridad.

Si existe, la maldición de Makanaki está en el tipo de dirigentes que hoy conducen a nuestro Barcelona. Para consuelo de los que somos hinchas del Ídolo del Astillero, nuestra “sucursal en ultramar” cosecha todos los títulos posibles en el planeta tierra con el fútbol más alegre que se pueda ver en estos tiempos.


domingo, marzo 20, 2011

Sentir el mundo en la palabra

Dos caminos se bifurcaban en un bosque, y yo / yo tomé el menos transitado / y eso ha hecho toda la diferencia.

La literatura, entendida como una pasión de vida, me ha deparado muchas satisfacciones. En primer lugar, la posibilidad de representar estéticamente aquello que pienso y siento acerca del mundo, las cosas y la gente y, por supuesto, la comunicación plena con esos lectores, desconocidos cercanos de mi palabra, para quienes uno escribe. Luego, la alegría que significa cada nacimiento en la aparición un libro nuevo. Finalmente, como en la canción “Resumen de noticias”, de Silvio Rodríguez, a través de mi literatura, si bien “no he estado en los mercados grandes de la palabra he dicho lo mío a tiempo y sonriente.”

Aún con la experiencia vivida que llevo encima no me gusta dar consejos a los jóvenes que se inician en la literatura, en parte, porque me parece que no existe consejo posible en un campo en el que prima la libertad personal, la intuición que nace de las tripas y la experiencia vivencial de cada uno, y, en parte también, porque creo que lo que marca la diferencia en la literatura, como en el poema “The Road Not Taken”, de Robert Frost, es el escoger el camino menos transitado.

La literatura es un mundo que se construye con palabras en el marco de la realización de una propuesta estética; es la asunción de una responsabilidad ética frente a esos hipotéticos lectores a quienes va dirigido el texto literario; es la realización plena de un espacio utópico que desaparece en el momento mismo de la aparición del texto; es la conjunción del sentido lúdico del lenguaje con la expresión de una ética de la letra; y, finalmente, creo que la literatura es la posibilidad de sentir el mundo en la palabra.

(Fragmento final de una entrevista para una colección de mis cuentos, para jóvenes lectores, que, bajo el título Ópera prima y otros corazones, saldrá en mayo de este año con Edinun)