La exposición Disyunciones, homenaje a la obra de Oswaldo Muñoz Mariño, en el centenario de su natalacio, en el Centro Cultural de la PUCE, en Quito, estará abierta hasta marzo de este año. |
Desde diciembre del año pasado, en el Centro Cultural de la PUCE, en Quito, se exhibe la retrospectiva Disyunciones que celebra el centenario del natalicio de Muñoz Mariño. La retrospectiva está armada con fotografías, planos, acuarelas, dibujos, bitácoras y documentos de variada índole que son el testimonio de una vida dedicada al arte y la arquitectura, dos realidades que, como alternancia y sucesión de una obra creativa en dos esferas, independientes y complementarias a la vez, constituyeron el trabajo del artista arquitecto. La exhibición tiene un conjunto de elementos que permite apreciar la obra de un artista que, como arquitecto, pensó el diseño arquitectónico público en términos monumentales y el privado como espacios íntimos en donde la cotidianidad doméstica habita de manera acogedora. Un arquitecto que, como artista, hizo del dibujo y la acuarela una magistral crónica, sobre todo, de las casas y edificios del mundo; espacios arquitectónicos en donde los seres humanos están ausentes como una provocación para que estos los contemplen, mediten y se imaginen habitando aquellos espacios y llenando esa ausencia que es, también un desafío existencial.
«Para él, discípulo
de la escuela mexicana de arquitectura moderna, la arquitectura es moderna
porque resuelve la configuración del espacio en función de la sinceridad
programática y de la idea de beneficio social. Por lo tanto, la arquitectura es
un lugar de crítica y de resistencia», indica Shayarina Monard, curadora del material
arquitectónico. En la muestra encontramos, entre otros proyectos no realizados,
el diseño del Palacio Municipal de Quito, con el que ganó el concurso de
anteproyectos de 1961 y que no se construyó por cuanto el espíritu conservador
de la época lo vio como una agresión a la tradición colonial del Centro Histórico,
cuando el proyecto de Muñoz Mariño proponía que la imagen tradicional quedara
imbricada en la ruptura propuesta por la construcción moderna[2]. Asimismo, «Huayracanta:
Homenaje al hombre de América», que debió construirse en el Cerro de la Estrella,
en Ciudad de México, en 1974, y en el que participaron él, como arquitecto, y
Guayasamín, como encargado de curar la exposición permanente de artistas
latinoamericanos; finalmente, el proyecto no se realizó por algunas declaraciones
inoportunas de Guayasamín que crearon descontento de los artistas mexicanos con
las autoridades de su país y estas decidieron suspenderlo para evitarse problemas
políticos. «Huayracanta:
Homenaje al hombre de América» debió construirse en el Cerro de la Estrella,
en Ciudad de México, en 1974; lastimosamente, las autoridades suspendieron el proyecto.
«Muñoz
Mariño pinta casi exclusivamente espacios exteriores, arquitecturas de todos
los tiempos que narran el crecimiento de las ciudades, las ruinas como huellas
del paso del tiempo, paisajes casi sin lo presencia de seres humanos, luces y
sombras, nubes, árboles techos y portones como zonas liminales entre el
exterior y lo interior, entre lo público y lo privado», señala Giada Lusardi,
curadora del material pictórico. Un gran acierto de la muestra es el diálogo
que entablan las acuarelas del paisaje de México y las del Ecuador, así como algunos
ejemplos de la crónica, narrada a través de acuarelas y dibujos, de Quito y del
mundo, que el artista hizo a lo largo de su vida. En 1976, Muñoz Mariño exhibió —como
ya lo había hecho, años atrás, en la misma Ciudad de México— en el Museo Nacional
de San Carlos, entre otras, sus acuarelas sobre Quito. Elena Poniatowska escribió
en Novedades: «Un puro amor a su ciudad Quito, a sus montañas violetas,
a sus casas apeñuscadas como cabras, sus árboles y sus techos de tejas rojas.
Yo no conozco Ecuador, pero me gustaría visitarlo después de ver los cuadros de
Oswaldo Muñoz Mariño».El paisaje mexicano está presente en su etapa de descubrimiento (1946-1960)
Disyunciones tiene también un novedoso e
importante material documental del artista: muestras de la bitácora hecha de
dibujos y reflexiones en la que documentó sus viajes —bitácora formada por más
de 30 cuadernos—, a la que Muñoz Mariño llamaba «la biblia»; cartas, fotografías,
recortes de prensa, etc. Los documentos hablan de un creador que, desde muy
temprano, concibió su profesión y su arte como un todo artístico. Esta obra también
está en la bella casa Museo Muñoz Mariño, MMM, ubicada en la calle Junín E2-27,
en el tradicional barrio de San Marcos, en el Centro Histórico de Quito, cuyo
proyecto de restauración lo hizo el propio artista. El MMM, a pesar de tener un
convenio de comodato por cincuenta años con el Municipio de Quito, no recibe
los fondos correspondientes desde 2015, por lo que el museo corre el riesgo de
cerrar. Ojalá, la nueva administración municipal, solucione los inconvenientes administrativos
y presupuestarios que impiden un adecuado financiamiento de este centro cultural.
[1] «Muñoz Mariño, un ‘águila azteca’», La Hora, 8 de diciembre de 2014, acceso 15 de enero de 2023, https://issuu.com/la_hora/docs/quito_8_de_diciembre_2014/27
[2] Erika Andrade García et al., «La modernidad ucrónica en Quito: Una aproximación a la obra no construida de Oswaldo Muñoz Mariño», Actas II Congreso Iberoamericano redfundamentos, 17-18 de diciembre de 2018, acceso 15 de enero de 2023, https://www.researchgate.net/publication/330713512_La_modernidad_ucronica_en_Quito_Una_aproximacion_a_la_obra_no_construida_de_Oswaldo_Munoz_Marino
[3] La exposición, en el Centro Cultural de la PUCE, en Quito, estará abierta hasta marzo de este año y es auspiciada por la Pontifica Universidad Católica del Ecuador, PUCE, el Colegio de Arquitectos del Ecuador, CAE-P, el Museo Archivo de Arquitectura del Ecuador, MAE, y la Fundación Muñoz Chequer.
P.S.: Todas las fotos son de Raúl Vallejo y fueron tomadas el miércoles 11 de enero de 2023.