Mi tía Toty, de León Felipe Troya, se estrenó el 28 de mayo, en el marco de los EDOC 2016 |
León
Felipe Troya, el director de Mi tía Toty,
dijo, respecto de la búsqueda de la verdad
documental para la realización de su película, que tuvo “que recurrir a una
estrategia, una licencia ética, poética o estética, que fue hacerle las
grabaciones de audio sin que ella sepa, del teléfono; para poder encontrar a
ella más como es; porque ella cuando está con una persona ella actúa, en vivo,
más; el rato que está con una cámara… ya te imaginas”. No tenía que explicarlo,
pero, claro, las escenas de las conversaciones telefónicas desde la perspectiva
de quien hace el documental, revela a una Toty, persona/personaje, en los
momentos de su más auténtico dolor: esos momentos que llegan y la sumen en la
inacción por semanas y que nos la muestra como una mujer que se enfrenta a la
depresión en soledad.
Y
es que la cercanía con la persona —en este caso, su tía María Rosa Rodríguez,
la Toty— es al mismo tiempo que una ventaja para lograr un nivel verosímil de
intimidad revelada, un motivo complejo al momento de transformar a esa persona
en personaje. Afortunadamente, Toty Rodríguez es, ella misma, una
persona/personaje de espíritu vitalista; una mujer de sinceridad espontánea, a
la que tiene sin cuidado lo políticamente correcto, un ser humano que se planta
en el centro de la escena y es capaz de mostrarse sin máscara. Si parece que
actúa es porque responde a un libreto verdadero: su espíritu manifiesto en la
palabra cotidiana.
Mi
tía Toty, el documental, es también una metáfora, no solo acerca del
sentido perentorio de la existencia y de la manera como los recuerdos terminan
convertidos en nostalgia, sino, en particular, de una paradigmática experiencia
vitalista sobre el ser actriz y hacer cine y teatro como una opción de vida, en
un medio social en el que los actores requieren de trabajos varios para la
sobrevivencia cotidiana. Y, claro, a partir de la vida de una actriz en
particular, entendemos a una persona que abrió caminos no solo en la actuación
sino también en el modelo de una mujer independiente. Para Toty, el matrimonio,
filosóficamente hablando, nunca fue una opción: “Yo creo que cuando se acaba
una relación, o se empieza a desgastar —yo creo mucho en la magia del amor—,
entonces cuando se empieza a desgastar la relación […] hay que cortar eso por
lo sano”.
Este documental va construyéndose con
el discurso espontáneo de Toty. En el momento de la filmación, Toty dice lo que
ha dicho toda la vida: una palabra sin prejuicios ni cálculos, una palabra que
la muestra tal como es. El sentido del humor con el que se resuelven algunas
situaciones, en este caso, no se siente como un artificio sino como la manera
vital que tiene el personaje para enfrentar la vida: desde la emoción que
significa revivir un tiempo feliz hasta el agobiante tiempo de la depresión,
que es parte consustancial de la psiquis del personaje. En La caja de Pandora, Toty dijo: “Yo me siento bien, yo me siento llena
de vida, llena de energía, con ganas de hacer un montón de cosas. La profesión
de actor, de cantante, de actriz, es una profesión tan seria como las demás; se
necesita estudiar mucho, dedicarle muchas horas, de sacrificio, de trabajo; mal
pagada también. … Yo amo el espectáculo”.
“El
trabajo de un documentalista es poder cazar, también, o tratar de atrapar el
alma o la persona, lo más cruda, y eso fue una de las cosas más difíciles”, ha
declarado León Felipe Troya. En la tradición del cinéma vérité, Troya ha conseguido sostener una narración en el
proceso de filmación, con la intromisión del propio director que interactúa con
el personaje, de tal manera, que la historia de Toty fluye y se muestra como
una verdad sin retoques. Mi tía Toty
es un documental de tono intimista que logra develar el alma de una mujer de la
escena cinematográfica y teatral —lúcida disección de un espíritu libre de
prejuicios—, y que se convierte en una metáfora sobre la vida apasionada de una
artista confrontada al paso inexorable del tiempo.
Toty Rodríguez, en París, recorriendo los lugares de su juventud, durante la filmación del documental |