Alexander Skarsgård como Amleth en The Northman (2022), de Robert Eggers.
El rey Aurvandill (Ethan Hawk) es
asesinado por Fjölnir, su hermano bastardo, (Claes Bang) y su hijo, el joven príncipe
Amleth (Oscar Novak) contempla la escena, con llanto de horror y furia. Después,
desde su escondite, mira cómo Fjölnir lleva sobre su hombro, como si fuera parte
de un botín de guerra, a la reina Gudrum (Nicole Kidman). Mientras escapa de
los guerreros del nuevo rey que lo buscan para matarlo, Amleth va repitiendo
para sí: «Te vengaré padre. Te salvaré madre. Te mataré Fjölnir». El hombre
del norte (2022), dirigida por Robert Eggers, es la recreación de una saga
islandesa del siglo X sobre el poder y la venganza; con una fotografía que
privilegia los tonos oscuros, la película nos envuelve en los ritos de iniciación
y nos cuenta el mito desde una narrativa épica, entre onírica y realista, en
donde lo fantástico y lo terrenal carecen de fronteras; al final, en medio de
la violencia guerrera, nos enseña que la continuidad de la vida solo es posible
por el amor.
Saxo Grammaticus fue un historiador danés (1150-1220) que recogió la historia islandesa del príncipe Amleth en su Gesta danorum, traducida al francés por François de Belleforest, en 1570, como Histoires tragiques. En 1608, Thomas Kyd publicó en inglés una traducción de la versión francesa bajo el título de The Hystorie of Hamblet, de la que, es posible, Shakespeare se haya nutrido para el personaje de su tragedia Hamlet.[1] En El hombre del norte, el príncipe Amleth, de niño, es testigo de un crimen de Estado —el asesinato de su padre— que mezcla la ambición política y el resentimiento de sangre, y jura vengarse del traidor, que es su tío. Eggers, que recrea la saga y restablece el sentido identitario del folclor, desarrolla con sabiduría narrativa las vicisitudes del poder de todo tipo y la violencia estructural que esta encierra mediante la puesta en escena de trepidantes escenas de guerra.
En El hombre del norte asistimos a ritos de iniciación, a visiones oníricas que revelan el destino del personaje trágico y a la omnipresencia del hechicero vikingo, seidr. El rito de iniciación que protagonizan el rey Aurvandill y su hijo Amleth es una escena mágica de la película: los personajes viajan hasta su esencia animal en conjunción con la sabiduría de la tierra para darle al joven príncipe la fortaleza de un hombre adulto, bajo la protección de Odin, el dios de la guerra. La profeta ciega, seidr, (Björk), se presentará a Amleth (Alexander Skarsgård) en una escena donde lo onírico prevalece: los niveles de lo terrenal y lo sobrenatural de la historia se funden en la realidad de la consciencia de los personajes. Veintitrés años después, Amleth, que vagabundea en el continente como un depredador humano, recordará que tiene un deber vital y un destino de honor: vengar al padre, rescatar a la madre, matar al traidor.
Anya Taylor-Joy es Olga, un personaje fundamental para entender el final de la historia.
El regreso del príncipe Amleth lo enfrentará con verdades dolorosas. Gudrum, su madre, ama a Fjölnir: Kidman le da a su personaje una fuerza que quiebra cualquier esperanza de burlar el sino trágico de Amleth. En el camino de regreso, que es el regreso a los personajes con los que habrá de enfrentarse para cumplir el deber, Amleth conoce a Olga (Anya Taylor-Joy). «Solo he conocido el odio, pero deseo liberarme de él», confiesa Amleth. Si bien se caracteriza a la saga como una historia de venganza, el amor como una vía de burlar al destino trágico no ha sido suficientemente señalado. Olga, que simboliza el amor y la continuidad de la vida, es una combinación de remanso y fortaleza, de salvación y condena, caracterizad por una impecable Taylor-Joy: la sensualidad y el valor del personaje están en su cuerpo, en sus gestos, en su voz. Olga es un personaje fundamental para entender el sentido final de la saga.
El hombre del norte es cinematografía épica que construye escenas de lucha guerrera, con una convincente estética de lo brutal y utiliza, con mano maestra, primeros planos que se adentran con dramatismo en la interioridad de sus protagonistas. El aullido de lobo de Amleth durante las batallas es un leit motiv que mantiene vivo el rito iniciático para reforzar el mito del guerrero vengador. Una película sangrienta, de estremecedoras escenas violentas, pero también un filme de una belleza onírica que ilumina la narrativa de la mitología islandesa.
PS: El hombre del norte puede ser vista en Quito, en la sala 8CHOYMEDIO. Habrá dos proyecciones en mayo: sábado 21, a las 17h00; y jueves 26, a las 20h00.
[1] Manuel Velasco, «La verdadera historia de Hamlet, príncipe de Dinamarca», Territorio vikingo (blog), 6 de agosto de 2009, http://eldrakkar.blogspot.com/2009/08/la-verdadera-historia-de-hamlet.html
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