A
partir de una historia que contiene el horror del nazismo, Lucrecia Maldonado
construye un relato de misterio, en el que se mezclan la vivencia del
sufrimiento presente y la visión de los espíritus del pasado que no pueden descansar
en paz. Lo sobrenatural, en la novela, está manejado con la mesura necesaria
para no caer en fantasías inverosímiles. Así, el preludio de Bach ejecutado al
piano por un espíritu que sufre es escuchado por el lector, al igual que lo
escucha Elda, la bisnieta de Gudrun, aunque no exista ningún piano visible en
la habitación, sino aquel espíritu que anda buscando su lugar en el universo.
La narración
de la novela es sencilla, diáfana y bien armada. Desde la omnisciencia, la voz
narrativa va desgranando con parsimonia la sorpresa del desenlace que, al final,
conjuga los dolores que requieren de la asunción de la verdad para sanar, pues
no es tratando de enterrar en el olvido el
pasado como el espíritu alcanza la paz. La fluidez de su narración es la
que, seguramente, atrapará a más de un lector y que, al igual que a mí, lo
llevará a disfrutar de la novela en una sola jornada de lectura. El preludio de
Bach, A ti clamo, señor Jesucristo,
es el leit motiv que sostiene el hilo
del amor a través del tiempo.
Los
personajes están caracterizados con oficio: a Lucrecia Maldonado le basta un
párrafo para describirlos y los profundiza a medida que avanza la narración. La
galería va desde la sufrida y doliente Gudrun, pasando por el solitario Felipe,
que vive un duelo reciente, hasta la vivencialmente compleja Elda. Pero entre
ellos, los personajes secundarios también están presentes con su pequeño drama
a cuestas: el alcoholismo de Jorge Bonilla, el marido de Gudrun; el destierro
de Arvid Mortensen y su huida de la Alemania nazi; el rencor indescifrable de
Angélica, la hija de Gudrun.
La
novela breve Un piano en la oscuridad,
de Lucrecia Maldonado, se abre con la muerte y, después de la purificación, que
es resultado del desentrañamiento de la memoria y la aparición de la verdad, se
cierra con la esperanza que genera la vida y el nacimiento del amor una vez que
la palabra ha conseguido su efecto de sanación.
Lucrecia Maldonado en festival de poesía, "Las líneas de su mano", Gimnasio Moderno, Bogotá, 2012. |