Con los parlamentarios andinos juveniles de Lima, Perú, en la sede la CAN, el 7 de octubre de 2015, luego de la conferencia con motivo de los 200 años de la Carta de Jamaica. |
Una
de las características más relevantes de la Universidad Andina Simón Bolívar,
sede Ecuador, es haberse consolidado como un centro de postgrados local y
regional. Además, su influencia académica abrió el camino para que a mediados de
la década de los ’90 otras universidades nacionales se esforzaran por diseñar y
ofrecer maestrías en distintas disciplinas del conocimiento. La trayectoria de
la UASB, por tanto, es crucial en la vida académica del país y América Latina
en las últimas dos décadas, y por sus aulas han pasado no solo estudiantes de
Colombia, Venezuela, Bolivia sino que han llegado de otros lares como
Argentina, Brasil, España, México, solo por nombrar algunos países hermanos.
Así,
mientras las universidades locales —sobre todo algunas privadas— comenzaron a
egresar a centenares de estudiantes con un título en cualquier materia, nuestra
universidad vigorizaba su sistema y la rigurosidad de sus maestrías contrastaba
con el ambiente de facilismo académico de otros centros de educación superior.
Hoy
vivimos un momento distinto con respecto a las expectativas académicas de los
estudiantes y los docentes; por ejemplo, los doctorados hoy son la meta de
quienes han pasado por las etapas previas. Y la UASB también es parte de este
fenómeno. Fenómeno que funciona como correlato del clima social, cultural, político
y económico de la nueva institucionalidad nacional y regional. Ergo, ha llegado
el momento de inaugurar el nuevo ciclo de la UASB; fortaleciendo nuestras mejores
conquistas y potenciando una oferta académica en las plazas y especialidades en
las cuales aún no ha incursionado. El imperativo hoy es superar cuantitativa y
cualitativamente el concepto de los posgrados de investigación. Y, además,
convertir a la UASB en una suerte de centro cultural de la ciudad del que se posesione
y en el que se posicionen las diferentes manifestaciones artísticas locales y
regionales.
Un
viejo sueño ha sido que Colombia y Perú tengan también sedes y que las
especialidades de maestrías y doctorados se diversifiquen en áreas que esos países
consideren para ofertarlos a toda la región. Nuestra sede, la más grande y
sólida, quiere impulsar ese objetivo. Sería un aporte nuestro trabajar para que
haya complementariedad y que los estudiantes y docentes se movilicen —de
acuerdo a sus necesidades académicas— a la sede que cumpla con sus
aspiraciones. Y en este proceso de expansión de la UASB, la experiencia
acumulada de la UASB, sede Ecuador, será un insumo esencial para su logro. Este
es el ciclo que quiero abrir si llego a ser designado rector; es decir, continuaré
trabajando para que lo conseguido se afiance y para que iniciemos nuevos retos.
Frente
a esa cuestionable práctica de los rumores que, lastimosamente, se está
utilizando en contra de mi postulación —aprovechando
que vivo en Bogotá cumpliendo funciones diplomáticas de servicio a mi país—,
ratifico, para que no quede duda alguna, algunos principios que guiarán mi
gestión. La autonomía universitaria, la libertad de cátedra, la estabilidad
laboral y la independencia institucional de cualquier bandería partidista son
parte de mis principios y de mi visión académica de ayer y hoy. Docentes,
funcionarios y empleados de nuestra universidad, a quienes en su mayoría
conozco desde su fundación y con quienes he compartido el crecimiento
institucional de la Andina, deben de tener la seguridad de que contaré con su
experiencia y cooperación para seguir fortaleciendo la dinámica interna de la
universidad y para preparar este nuevo tiempo.
Tener
una visión política, una postura ante la coyuntura o una participación
militante activa —en cualquier dirección ideológica— son derechos ciudadanos
garantizados por la Constitución vigente. Al mismo tiempo, quienes hacemos uso
de esos derechos, sabemos que el desafío de los saberes, la tarea de conocer, el
ejercicio de la pluralidad, los debates que existen en los diversos campos del
conocimiento, son las tareas universitarias que deben prevalecer en el campo
institucional. Lo importante es el ambiente de tolerancia y respeto que debemos
preservar para los debates y críticas, que se hacen aquí y en cualquier lugar
del mundo, con la intención de profundizar teorías, sistemas de pensamiento o
métodos de investigación y análisis en un tiempo histórico tan intenso y
maravilloso como el actual.
Mi
propuesta, como lo he expresado en las cinco cartas anteriores, es abrir otra
etapa, considerando el rico legado que se nos deja la actual UASB, en la que
todos ustedes, en el lugar que ocupan dentro de la institución, me acompañen y
contribuyan a que podamos seguir sirviendo al Ecuador y a la región en lo que
mejor sabemos hacer: una academia seria, solvente y responsable con los
desafíos del presente y el futuro.
Fraternalmente,
Raúl
En la sede de la Universidad Andina Simón Bolívar, en la Paz, Bolivia, el 8 de octubre de 2015, durante la conferencia sobre los 200 años de la Carta de Jamaica. |
PS: Un grupo de docentes y estudiantes ha escrito una
carta sobre mi actuación política. Respeto democráticamente sus puntos de vista
de ciudadanos que se oponen al gobierno, pero es claro que no los comparto. De
la misma manera, espero que quienes hablan de la diversidad y pluralidad respeten
mi opción política, y no la condenen —anteponiendo prejuicios y evidenciando
sectarismo— por el solo hecho de no ser la que ellos profesan. Creo en la participación política como uno de los deberes éticos de ciudadanía y siempre he manifestado que un intelectual debe tomar partido. La intolerancia aparece cuando se critica a quien toma partido por un proyecto y proceso político solo porque no coincide con la ideología política de quienes formulan la crítica. Debo, sin
embargo, señalar que durante mi gestión como ministro de Educación jamás fueron
perseguidos los maestros; por el contrario, desarrollamos un programa de
jubilación docente que inició multiplicando el bono de jubilación de US$ 800 a
US$ 12.000. Asimismo, comenzamos el sistema de evaluación y logramos un alza
significativa del salario del magisterio. Además, fue eliminado todo pago en el
sistema educativo público, se fortaleció la alimentación escolar, fueron
ejecutados los programas de reconstrucción de escuelas y uniformes escolares
con un componente de inclusión económica, y universalizamos el programa de
textos escolares. Obviamente, cometimos errores y quedaron tareas pendientes
pero, en términos generales, logramos rescatar a la educación pública de la
injerencia partidista que atentaba contra su calidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario