Mario Vargas Llosa, habla durante la XLVI Asamblea Anual de la Federación Latinoamericana de Bancos, Felaban. (EFE) |
Cuando opina sobre política
ecuatoriana, Mario Vargas Llosa desbarra. Demuestra que habla no solo movido
por sus prejuicios ideológicos sino que, contra la honestidad académica, es
incapaz de sostener su opinión con datos fácticos. Hoy lunes 19, en la XLVI Asamblea Anual de la Federación
Latinoamericana de Bancos (Felaban),
en Lima, Vargas Llosa dijo esta sarta de lugares comunes: “En estos mismos
días, en un país vecino, un gobernante cangrejo de esos que se empeñan en hacer
retroceder a su país, se propone apoderarse sibilinamente del sistema bancario
mediante medidas que lo pondrían de rodillas y a merced de los caprichos
gubernamentales.” En la misma asamblea, el presidente de Felaban, Óscar Rivera —el
mismo que contrató a Vargas Llosa para su conferencia— señaló que América
Latina ha tenido tasas de crecimiento anual del 3% en promedio entre el año
2000 y 2012.
Lo que Varguitas no conoce, o no
quiere conocer porque él ya se definió como un portavoz de la derecha mundial y
se olvidó por completo de la conversación
en La Catedral, es que Ecuador, en 2011, con una tasa del 7,8% del PIB fue
la tercera economía del continente en crecimiento. Tampoco conoce que, de 2006
a 2011, la tasa de desempleo del país cayó del 8% al 5%, que el subempleo
también cayó del 57% al 44%, y que la ocupación plena subió del 35% al 51%. Ni
él quiere enterarse, ya que ahora es un predicador de la religión del dios
mercado, que la pobreza cayó en picada de 37,6% al 28,6% en el mismo periodo. Obviamente,
ni los banqueros ni su vocero, dicen que la inversión social y productiva se
catapultó entre esos años: en educación, de US$ 1.088 a US$ 3.376; en salud, de
US$ 504 a US$ 1.601; en transporte y comunicaciones de US$ 570 a US$ 1.464. El
prepotente Varguitas desconoce que la brecha entre el costo de la canasta
básica y el ingreso familiar cayó del 33% al 7%. Los datos de la realidad económica
y social del Ecuador de hoy rebaten fulminantemente las opiniones ficcionales
que Varguitas predica como el nuevo evangelizador de los banqueros y su guerra del fin del mundo.
Obviamente, la contratación de
Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, para que inaugure una reunión de
banqueros no es una cuestión inocente. La banca que opera en Ecuador sabe que
lo que diga una figura de fama mundial tiene repercusión mediática. La prensa
mercantil del país se convirtió enseguida en el altoparlante de lo dicho por
Varguitas. Esa prensa de mentalidad colonizada no se pregunta ni cuestiona en
calidad de qué, Varguitas se entremete en la política y en la economía del
Ecuador. La ciudadanía, curada de espanto después del salvataje bancario de
1999 que nos llevó a la pérdida de la moneda nacional, ya no cree ni en la
politiquería de los banqueros, ni en quien los defiende.
Vargas Llosa, ahora intelectual
orgánico de los banqueros, omite el drama de quienes fueron perjudicados por el
salvataje bancario de 1999. Los que tuvieron que migrar; los que perdieron los
ahorros de toda la vida; los que vieron su dinero convertido en certificados de
depósitos que, además, los mismos bancos les cambiaban con descuentos; los testigos
de cómo el Estado socializó la quiebra de los bancos; en definitiva, los
ecuatorianos, a quienes desconoce Vargas Llosa, que ahora queremos la
socialización de las ganancias.
Caricatura de Calvin, aparecida en el diario público El Telégrafo, el 21 de noviembre de 2012 |