El
proceso revolucionario liberal, del que fue su líder, modificó sustancialmente
la constitución del Estado nacional ecuatoriano: consolidó la separación del
Estado y la Iglesia, promovió la transformación del modo de producción que aún
se basaba en formas de explotación feudal, institucionalizó la educación
pública, laica y gratuita, y amplió los derechos civiles de la ciudadanía. Eloy
Alfaro Delgado, nacido en Montecristi, provincia de Manabí, el 25 de junio de 1847,
también fue un latinoamericanista que luchó por la independencia de Cuba y
sostuvo, en 1898, la necesidad de crear el Derecho Público Americano para
confrontar el uso imperialista de la Doctrina Monroe por parte de los Estados
Unidos.
El asesinato
de Eloy Alfaro, ocurrido en Quito, el 28 de enero de 1912, es un crimen
abominable que, según Pío Jaramillo Alvarado, en su alegato fiscal de 1919, fue
permitido por el gobierno de Carlos Freile Zaldumbide e instigado por cierta
prensa oficial y oficiosa al servicio de los intereses de la naciente
oligarquía plutocrática. La muerte de Alfaro es un ejemplo histórico de la
alianza de los poderes fácticos que jamás han desdeñado el cometimiento de
crímenes atroces para consolidar sus ambiciones políticas y económicas.
José
María Vargas Vila y Eloy Alfaro se conocieron en el destierro en Nueva York que
padecían junto a José Martí. Ahí, según el historiador colombiano Gonzalo
España, Vargas Vila incorpora a Alfaro, a pesar de que este no tuvo la escritura
entre sus talentos, a la revista Hispanoamérica,
que aquel fundara. Años más tarde, cuando la revolución liberal triunfa en
Ecuador, Alfaro nombra a Vargas Vila como representante del Ecuador en el
Vaticano. Después, los amigos siguieron cada quien su rumbo: Vargas Vila
aburguesado en Europa, Alfaro construyendo en Ecuador una nueva patria.
En eso sucedió la hoguera bárbara, como la llamó Alfredo Pareja Diezcanseco.
José
María Vargas Vila, indignado por el horrendo crimen del que fue víctima Eloy Alfaro,
publicó en 1914 La muerte de cóndor,
texto biográfico de estilo vanguardista en el que la expresión poética se funde
con la narración de la palabra combativa, centrado en el asesinato de Alfaro. A
cien años del crimen, la Embajada del Ecuador en Colombia ha reeditado este
libro, que fue presentado el miércoles 12 de septiembre en Bogotá, en el
Gimnasio Moderno, y el viernes 14 en la VI Fiesta del Libro y la Lectura de
Medellín. Próximamente, será presentado en Cali, en donde existe un monumento a
Alfaro, que ilustra la portada de esta edición, erigido en el barrio Obrero, en
la tercera década del siglo veinte.
Esta edición
conmemorativa ratifica el compromiso con la memoria histórica de nuestra
América y con la necesidad de mostrar a los colombianos un ejemplo literario de
los lazos políticos y culturales que han unido a Ecuador y Colombia a lo largo
del tiempo.