José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, marzo 24, 2025

De teatreros guayaquileños y el arte de la fotografía en la realidad de la ficción


La actriz Rossana Iturralde

«Los teatreros podrán no estar en la memoria, pero están en la historia. / La historia es la memoria hecha ficción. / La memoria se pierde en la realidad. / La historia la sobrevive […] Para eso la fotografía: / cosifica la memoria / y la hace historia»[1]. En su hermoso libro La ficción de un rincón del horizonte (1979-1994), Jorge Massucco nos entrega no solo una memoria en imágenes de quince años de la escena teatral guayaquileña, sino también una profunda reflexión poética sobre la ficción, la realidad y el arte de la fotografía.           

            Este libro, cuidado con amor, es una muestra del trabajo de una familia de artistas visuales (Marina Paolinelli y Diego Massuco Paolinelli acompañan a Jorge en esta aventura) con la colaboración, en la conceptualización visual y el cuidado editorial de Mario Rodríguez Dávila y Bertha Díaz, respectivamente, que editaron Las fotos del obrero (2023). El archivo fotográfico que expone este libro es en sí mismo una joya de la memoria que quienes estudian la historia del teatro en Guayaquil debería considerar como la base de cualquier investigación académica. Un archivo de esta naturaleza da cuenta, por un lado, de la presencia permanente del fotógrafo en las obras teatrales y, por tanto, de un testimonio visual de primera línea, y, por otro, confirma la existencia de una ferverosa actividad teatral guayaquileña que no ha sido debidamente estudiada por la academia.

           

Pipo Martínez Queirolo
            Leemos este libro como si asistiéramos a una exposición fotográfica. A lo largo de la muestra, Jorge Massucco, además de entregarnos su mirada de artista sobre el trabajo de la gente de las artes escénicas nos convoca a una reflexión permanente sobre la ficción, ese espacio autónomo del arte representativo por donde se cuelan los espectros de la realidad. Dice Massucco: «La fotografía, otra ficción. / Y la vida de los sueños se pierden como la memoria / Cuando la realidad nos aparta de las ficciones que han ido tejiendo nuestras vidas. / Y entonces volvemos a las fotografías, con nuevas y distintas lecturas. La fotografía sobrevive / a la realidad» (228). La memoria de estas ficciones, capturada en la fotografía, es ese movimiento permanente de la utopía que nos permite seguir creyendo en la vida.

           

Marina Salvarezza
            Las fotos del libro son un testimonio aleatorio del teatro callejero y el de las salas, del teatro experimental y del clásico, de los espectáculos de títeres, música y danza, de las búsquedas del teatro en el cine; en síntesis, de la escena teatral guayaquileña y sus protagonistas. La limitación de esta muestra fotográfica la señala el propio autor: «Nunca tuve la intención de un registro prolijo de la actividad teatral. Lamentablemente» (31); pero, quién puede reclamarle a Massucco el que se haya dedicado a asistir a tantas funciones durante tantos años y tomar tantas fotos con esmero, porque para un artista de la fotografía como él lo importante es entregarnos su mirada del teatro a través de la imagen fotográfica. Como él mismo lo dice: «La ficción de la vida valió la pena vivirla» (31).  

           

Lucho Mueckay
El libro de Jorge Massucco tiene un tono nostálgico de aquel que, al igual que los teatreros, cree en lo creado y crea para creer. A mí me quedan las palabras del padre, Jorge Massucco Tagliaferro, en su poema «De la patria», que comparten esa ficción utópica de querer un mundo «donde la justicia impera soberana y el derecho a la vida no se implora». Que esa patria sea la ficción de todos, dice el hijo (70), y yo añado que esa ficción sea la esperanza de nuestra historia.

 

 

Taty Interllige y Oswaldo Segura entrevistados por el poeta Fernando Artieda


[1] Jorge Massucco, La ficción desde un rincón del horizonte (1979-1994) (Guayaquil: Manso Rojo Ediciones, 2024), 62 y 69. Los números en paréntesis señalan la página de la cita en esta edición.


lunes, marzo 17, 2025

Día Mundial de la Poesía: Otra vez la rosa otra

El Día Mundial de la Poesía se celebra el 21 de marzo de cada año. En la 30ma. Conferencia General en París, en 1999, la Unesco declaró esta fecha para conmemorar una de las formas literarias que, mediante una búsqueda incesante de las distintas aproximaciones a la belleza, expresa el espíritu de la humanidad. Dice la Unesco en su sitio web: «La poesía, practicada a lo largo de la historia en todas las culturas y en todos los continentes, habla de nuestra humanidad común y de nuestros valores compartidos, transformando el poema más simple en un poderoso catalizador del diálogo y la paz». Yo les ofrezco, en esta entrada, una selección de poemas de Trabajos y desvelos (2022) que dialogan, a partir de la imagen de la rosa, con poetas queridos.

Foto de la artista colombiana Marcela Sánchez González, Mara, 2019.

 Vigilia de la rosa

 

¿Cómo hacerte florecer en el poema rosa dormida?

Gestación del instante

                  pétalos del esplendor

                              decadencia del rocío.

Otra vez la rosa, otra vez.

Y, sin embargo, floreces sin la existencia del poema y te instalas en nuestra pupila, ¡oh, rosa!, en el asombro de la pareja primigenia.

Expulsados del divino paraíso y su eternidad, tú germinas en el humano jardín de nuestra finitud.

Otra vez la rosa, otra vez, rosa otra.

 

 

La rosa blanca de Martí

 

Hay una rosa de enero y julio que habita en mí

y existe mundano un verso que la pluma escribe.

Si mi pluma retratara la rosa blanca que me habita

atraparía a la poesía en el rosedal de mi escritura.

 

La poesía cruel arranca la rosa para su belleza única

y abandona en mi mano torpe el tallo de tristes espinas.

 

 

Despetaladas

 

Te molieron a palos, María Juana Pinto

que vives en la cruz de estas palabras.

 

Ileana Espinel, «María Juana Pinto»,

Tan solo 13, 1972.

 

Rosas arrancadas del rosal

desgajados sus pétalos, quebradas sus espinas.

Toda rosa se parece a sus pétalos caídos.

Rosas desgarradas por ser rosas

porque sus pétalos perfuman y sus espinas hieren.

Toda rosa se parece a sus espinas rotas.

Rosas arrojadas a un basural

mezcladas en carne sangrante y huesos molidos.

Toda rosa se parece a su rosa marchita.

 

 

Rosa Amada

           

             Soy la rosa de la verdad del verso y soy la espina de la mentira del poeta. Soy la espina del amor en la poesía que sangra y soy la rosa encendida que se extingue en el poema. El día en que me faltes me arrancaré la vida. Soy la rosa fatal, pero no soy la espina asesina. Soy Rosa Amada, la del poeta suicida.

 

 

La rosa que iba a ser reina

 

Todas las rosas iban a ser reinas entre tantos reinos sobre la mar.

Lucila hablaba al oído de Cristo y a la Muerte en dolor de sonetos;

descubrió la razón de locas mujeres, jugó a la ternura de las rondas

con hijos de nubes; en el pórtico de un lagar mató a su flor de cactus

y junto a su verso atravesó la delgada geografía de su patria, sin reino.

           

¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?

            ¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!

 

La rosa de pétalos ásperos bebió del rocío junto a la rosa errante

y, desde la noche de la muerte de la mar, ambas rosas compartieron

secretos de sol y lluvia, y sus tallos abrazados en el reino del rosedal.

 

 

Roses For Export

 

El poeta Julio Pazos transita el Qhapaq Ñan

en la personal misión corográfica de su poesía.

 

Deja constancia en el verso del olor a pan del alba en Pinllo,

del conejillo de Indias en los asaderos de Baños de Agua Santa

y de las ofrendas que alimentan la memoria de nuestros muertos.

 

El poema es una mazorca que amalgama los oficios del pueblo.

Los corazones sencillos conspiran por la alegría de los días tristes,

escancian aguardientes nocturnos y bendicen el cultivo de su heredad.

 

            En las tortillas de maíz

            pueden verse días y caminos.

 

¿Qué epítetos invocaremos para las roses for export?

Tallos de de esperanza, botones de ternura; colores

saturados de arcoíris: sangre, sol y mares, rayos de menta y nubes.

 

El poeta nos enseña a sembrar metáforas.

¿Qué imagen florecerá en las espinadas manos

de esas mujeres que se marchitan para la lozanía de roses for export?

 

Julio Pazos perpetúa la poesía en la patria del poema,

en su personal misión de levantamiento del país con textos libres.

 

 

Nocturno de Pizarnik

 

pétalos de sangre

de la rosa que en el fuego

habita sus heridas.

 

a cantar dulce y a morirse luego.

 

pétalos de seconal

de la rosa que a sí misma

clava sus espinas.

 

 

París, 15 de abril de 1938

 

En los campos de capulíes de Santiago de Chuco

florece, trilcemente, una rosa llena de mundo.

¡Biba la poesííííía! Y el poeta, ¡ay, muere viviendo!

 

 

Envío: una vez más, Márgara Báez


para Marcelo Báez Meza

 

            Escribir un poema a la poesía es un asunto de Bécquer y yo soy solo un Vallejo menor de cualquier antología.

            «Ten cuidado con las personas que inventas porque puede resultar que sí existen».

            Desahogo margaritas y rosas en la piedra negra de mi mortero y aromo con sus pétalos las metáforas mustias de mis versos blancos.

            «Que tengan cuidado las personas que te quieren inventar porque pueden convertirse en víctimas de su propia invención».

            En tierra de Nadia —tan lejos, tan cerca— fuimos el poeta del barrio y la rosa de los vientos: actantes feraces en la novela de una novela de Márgara Báez.

            Escribir un poema en la rosa, ¡oh poetas!, que la poesía florezca en la rosa escrita.


lunes, marzo 10, 2025

«Mickey 17»: una sátira de ciencia ficción anticapitalista

            Para escapar de sus acreedores, una mezcla de banqueros y gánsteres, Mickey Barnes (Robert Pattinson) se embarca en una misión destinada a colonizar al planeta Niflheim como el reemplazable (expendable) del viaje. Si el ser humano es un ser que vive para la muerte, el reemplazable vive para morir y volver a vivir y volver a morir y volver a vivir y otra vez lo mismo. Se trata de un ser humano convertido en un espécimen de laboratorio utilizado para misiones peligrosas toda vez que una máquina, como si fuera una impresora en 3D, se ocupará de reproducirlo nuevamente en su misma condición para una nueva muerte. Mickey 17, la nueva película de Bong Joon-ho, basada en la novela Mickey7, de Edward Ashton, puede ser vista como una sátira de ciencia ficción anticapitalista que, además, entrega una caricatura de un político desquiciado y fanático que pretende apropiarse de un mundo, al estilo Trump.

            Bong, que, en 2020, ganó con su comedia negra Parásitos los Óscar por dirección, película, película internacional y guion, continúa su manera particular de criticar la sociedad capitalista. Si en Parásitos —una película de indudables méritos fílmicos con una fuerte crítica a la despiadada inequidad social del capitalismo— su esperpéntica lucha de clases terminó por convertir a la rica familia Park en víctimas de los Kim, unos resentidos sociales devenidos criminales, en Mickey 17 la sátira, en lenguaje de ciencia ficción, devela la vocación imperial del capital y su poder político en clave de humor y caricatura, a la que suma una reflexión sobre la inutilidad de la inmortalidad del ser humano.

           

Naomi Ackie y Robert Pattinson
Más allá de su tono provocadoramente sangriento, Mickey 17 es una película divertida y los niveles de verosimilitud científica parecen no importarle a Bong. Lo importante es el humor: unos jóvenes científicos desprolijos en su trabajo, unos fanáticos sectarios dispuestos a colonizar un planeta, un líder político de discurso místico y cruel con una esposa obsesionada por las salsas, unos prestamistas mafiosos y criminales, etc. Un punto de quiebre es, por supuesto, cuando quedan vivos los Mickey 17 y 18 y el enfrentamiento y lucha por la sobrevivencia se convierte en un planteamiento sobre el miedo a la muerte y el sujeto escindido.   La crítica al individuo alienado por el sistema está concentrada, de manera burlona, en la resignación de Mickey para morir en las diversas circunstancias a las que es sometido: una exposición espacial a la radiación, un envío al crematorio cuando aún está vivo, la indignación que le da cuando las criaturas del planeta Niflheim le salvan la vida y no se lo comen como él creía que iba a suceder, etc. Ese tono de sátira le permite a Bong introducir las preguntas sobre el miedo a la muerte, la resistencia al dolor, la noción de una inmortalidad congelada en el tiempo, la idea de la clonación del cuerpo con modificaciones del yo, etc. Pattinson logra una interpretación soberbia para encarnar todas las dudas y facetas de los diversos Mickey. Y, por supuesto, el tratamiento de los temas del amor, la libertad sexual y el poder de las mujeres está muy bien desarrollado a través de los personajes de Nasha Barridge (Naomi Ackie) y Kai Katz (Anamaría Vartolomei, a quien recuerdo en El acontecimiento y El conde de Montecristo).

           

Toni Colette y Mark Ruffalo
   Mark Ruffalo es el político Kenneth Marshall, que lidera el viaje de los colonizadores. Bong, desde la dirección, y Ruffalo, por su actuación, consiguen darle vida propia a un estereotipo. Marshall es un estúpido con poder; inseguro, ambicioso, dependiente de lo que le dice su mujer Ylfa (Toni Colette), que complementa con solvencia el dueto de personajes malvados, prejuicioso y cruel. Una caricatura de Trump, aunque en versión de marginal del establecimiento y perdedor. Esa mezcla de fascista y místico que pretende un universo dominado por el hombre anglosajón ¡considera aliens a las criaturas que pueblan el planeta que quiere colonizar! En esta línea, un acierto de Bong es que las criaturas que pueblan Niflheim están muy lejos de las formas humanas, con lo que se muestran como seres ante los que los humanos son el Otro, el diferente, y con el que, a pesar de que constituyen desde su llegada una amenaza para su mundo, prefieren convivir en paz.

           

Bong Joon-ho (1969)
Mickey 17, de Bong Joon-ho, es una divertida sátira que cuestiona una sociedad capitalista desquiciada e imperial con humor sangriento y una despiadada imagen del cuerpo humano que está reducido a una mezcla de cenizas, vísceras y excrementos y cuya información vital cabe almacenada en un disco duro en forma de ladrillo. No obstante, la liberación y felicidad de Mickey reside en reasumir su condición humana.