José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, octubre 27, 2025

La poesía es una declaración de fe y un acto de resistencia

El miércoles 15 de octubre de 2025 recibí la Medalla Fray Luis de León de Poesía Iberoamericana otorgada por el Encuentro de Poetas Iberoamericanos 2025 y el Ayuntamiento de Salamanca. Esta entrada es un extracto del discurso que ofrecí en aquella ocasión centrado en la poesía y la piratería de la inteligencia artificial.

En la cátedra de Fray Luis de León, en el Edificio de las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca, el 13 de octubre de 2025. (Foto: Josefina Aguilar Recuenco)
 

Un poema, en su íntima esencialidad, es una declaración de fe en la acción de la palabra y, hoy, más que nunca, un acto de resistencia contra las engañifas de la inteligencia artificial que pretende ser aplicada para la creación literaria. La escritura requiere del sosiego de la soledad, del tiempo satisfactorio y angustioso que implica el proceso creativo, de esa confrontación silenciosa y permanente con el lenguaje para que la palabra poética sea la chispa de esa iluminación que sucede en quien lee. La voz poética, de alguna manera, es una voz esplendente de la comunidad, es esa voz capaz de cantar al amor y sus vicisitudes, a la existencia del ser humano en medio de la soledad y la duda, a la celebración del tiempo de fiesta y la contemplación del mundo, o a la vida frente al horror de la guerra.

El humano oficio de la poesía, escritura personal y comunitaria, requiere de la experiencia vital y de la exploración del lenguaje, que se encarnan en la palabra poética, voz original y única que, al mismo tiempo, está marcada por la herencia de la tradición. Quienes escribimos poesía somos conscientes de que en la palabra poética cobran sentido la celebración de la vida y la aceptación de nuestra finitud.

La apropiación del saber humano por parte de la inteligencia artificial es el acto de piratería no solo más descarado sino el más aplaudido en estos tiempos líquidos, para utilizar la lúcida caracterización de Zygmunt Bauman de esta nueva modernidad. En nombre de la diosa tecnología prolifera el plagio del conocimiento generado por la especia humana y también su falsificación en forma de literatura experimental. Quienes pretenden convertirse en gente que escribe y delegan las tareas de la escritura al ChatGPT aparecen como creativos de vanguardia, pero en lo esencial, son unos bucaneros inescrupulosos del lenguaje. No es en el texto generado por un transformador pre-entrenado que está plagiando la literatura de la humanidad al acelerado ritmo de los prompts, sino en el cerebro de quienes escribimos y de quienes leemos en donde se produce el encuentro placentero con la palabra poética.

Un estudio de la Universidad de Pittsburg, divulgado por el portal digital de la Deutsche Welle, en noviembre de 2024, decía que un experimento con un grupo de lectores no acostumbrados a leer poesía demostró que eran incapaces de distinguir poemas de Emily Dickinson o T. S. Elliot de aquellos generados por IA y, lo que es más preocupante, que preferían los textos de la IA que, en realidad, eran imitación de aquellos poetas. Solo si se desconoce la infinita carga espiritual y la mirada sensible sobre el mundo, el cúmulo de obsesiones y dudas, la aparición de lo significativo e insospechado, y se prefiere la mecanización de la palabra basada en el Modelo de Lenguaje Grande (Large Language Models, LLM), que se apropia del lenguaje humano para imitarlo, estaríamos a las puertas de una distopía en la que quienes lean preferirán la falsificación de la poesía por sobre su escritura original.

No se confunda lo que digo con un rechazo visceral a una herramienta tecnológica que nos facilita la investigación y contribuye a la corrección del texto, aunque con una carga de clichés de corrección política que una caterva de ingenieros ha programado en aquella. Lo que me entristece es el festejo del post-humanismo y la asunción con algarabía de un mundo en el que los robots reemplacen la creación poética del ser humano basados en la piratería intelectual que la IA hoy perpetra aleve sobre el lenguaje creado por esos humanos a quienes pretenden reemplazar con el beneplácito de los mismos humanos.

Dios, el amor, la vida y la muerte carecerían de sentido sin la existencia de la poesía que los nomina, por tanto, debemos entender y asumir las tareas de la resistencia que están imbricadas en las voces poéticas de la comunidad de la que somos parte. Parafraseando a Unamuno, en estos tiempos de la agonía de la poesía, la militancia por su permanencia se vuelve radical y el ansia por reafirmar su existencia en cada poema escrito con inteligencia natural un imperativo no solo estético, sino, fundamentalmente, ético porque la agonía de la poesía es la agonía del ser humano.

 

El discurso completo está en este enlace:

La poesía es una declaración de fe y un acto de resistencia.

1 comentario:

  1. Estimado Raúl: Felicitaciones por la medalla Fray Luis de León de Poesía y por tu discurso de declaración de fe en la poseía como resistencia a la crisis de las humanidades y la piratería intelectual de la IA. Saludos cordiales

    ResponderEliminar