El 16 de agosto de 1979, en los tiempos cuando el dictador Videla respondía: “El desaparecido, mientras sea desaparecido, no puede tener ningún tratamiento especial: es eso, una incógnita. No tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido”, ella publicó en El Clarín, “Desventuras en el País Jardín-de-Infantes” (http://www.clarin.com/espectaculos/completo-articulo-Desventuras-Jardin-Infantes_0_406759477.html) Se trata de un artículo contra la censura de la dictadura que parecería considerar a la ciudadanía como una comunidad de párvulos que requiere tutela: “...somos veinticinco millones de sospechosos de querer pensar por nuestra cuenta, asumir la adultez y actualizamos creativamente, por peligroso que les parezca a bienintencionados guardianes”, y contra el espíritu de silencio que la censura había generado: “Todos tenemos el lápiz roto y una descomunal goma de borrar ya incrustada en el cerebro.”
María Elena Walsh es una voz que le canta, desde imagénes mínimas de lo cotidiano, a la resistencia de los seres humanos frente al ejercicio sin ética del poder. Mercedes Sosa hizo conocer en Latinoamérica “Como la cigarra”, que testimonia la fuerza de la vida, su necedad frente a aquellos que han hecho de la muerte su manera de ser: “Tantas veces me mataron, / tantas veces me morí, / sin embargo estoy aquí, / resucitando. / Gracias doy a la desgracia / y a la mano con puñal / porque me mató tan mal, / y seguí cantando.”
María Elena Walsh (Buenos Aires, 1930 – 2011) es una canción de infancia que perdura pero también un alma irreverente a riesgo de su pellejo.
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