José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

miércoles, noviembre 14, 2012

Carta abierta a los Banksters del Ecuador





Señores
Banksters del Ecuador

De mis consideraciones:

El día de ayer recibí en mi dirección personal de correo electrónico una carta circular enviada por el banco a sus clientes. La base de datos de vuestra institución ha servido, en claro abuso de poder informático, para difundir una posición política cargada de verdades a medias que terminan configurando una mentira completa. La carta de ustedes ha pretendido crear una situación de alarma completamente falsa sobre el futuro inmediato del sistema financiero del país pero, afortunadamente, los banksters carecen de credibilidad ante la ciudadanía.
En 1999, ustedes nunca enviaron una misiva que advirtiera a los ecuatorianos las dificultades del sistema financiero que en ese tiempo existían y las posibilidades reales de perder nuestra moneda nacional como resultado de ese perverso maridaje que, en aquellos años, hubo entre el poder político y el poder financiero. El origen de esa debacle estuvo en la Ley de Régimen Monetario, de 1994, expedida por la alianza del gobierno de Sixto Durán Ballén con el Partido Social Cristiano, como parte del famoso Pacto del Cortijo acordado entre León Febres Cordero y Alberto Dahik. En ese momento, el equipo económico del gobierno —básicamente el mismo que tuvo Jamil Mahuad al inicio de su régimen— dijo que los bancos ineficientes quebrarían y que únicamente sobreviviría la banca viable. El dios mercado, al que ustedes veneran, se encargaría de ello. Lo que sucedió ya lo sabemos: más de cuatro mil millones de dólares tuvo que pagar el Estado para salvarle los trastos a la banca y a los banksters.
Ustedes pretenden hacer creer a los clientes que la economía del país anda bien porque los bancos se volvieron cuidadosos de los ahorros. Lo que no dicen es que el Estado tuvo que expedir nuevas leyes para aumentar controles y regulaciones a una banca a la que no se puede permitir que la “regule el mercado” porque inmediatamente se llena de préstamos vinculados, intereses de usura, cobro arbitrario de los servicios bancarios, lucro indebido por la impresión de cheques, depósitos especulativos en el exterior, o escalas salariales que van en desmedro de las utilidades a las que tienen derecho todos los trabajadores de la institución. Tampoco dicen que la economía del país está sana porque existe un gobierno que ejecuta una política económica centrada en los intereses del ser humano y no en la avaricia del capital.
Insinúan que el gobierno querría que los bancos se manejen con criterio político y no técnico como, supuestamente, ustedes lo hacen. Ya se han olvidado que, hasta poco más de un lustro atrás, los ministros de Finanzas eran por lo general, ellos mismos, “préstamos vinculados” de la banca al gobierno de turno. También se han olvidado que poderosos banqueros en su momento fueron financistas de las campañas presidenciales. Recordemos los 3 millones de dólares que Aspiazu donó a la campaña de Mahuad y que fue determinante para que el gobierno decretara el feriado bancario. Vuestro actual candidato a la presidencia, el banquero Guillermo Lasso, fue nombrado primero Gobernador del Guayas y luego Superministro de Economía del gobierno demócrata cristiano de Mahuad, y tiene una enorme responsabilidad en el manejo de la crisis económica de aquellos años. Filanbanco, hacia fines de 1998, había recibido alrededor de 300 millones de dólares para su salvataje —una cifra similar a lo que se requiere para aumentar el Bono de Desarrollo Humano a 50 dólares—, millones proveniente de todos los ecuatorianos. ¿Fue técnico o político socializar las pérdidas?
De manera irresponsable para con el país y para con el mismo sistema financiero, ustedes han propalado entre sus clientes el rumor de que podría existir alguna medida gubernamental que pondría “en riesgo los ahorros” del público y, frente a aquella hipotética situación, ustedes defenderían a los clientes. Lo que no aclaran es que por primera vez existe en el país un gobierno independiente de los intereses de la banca y en donde ustedes ya no tienen influencia. Lo que no aclaran es que el poder político que han perdido pretende ser recuperado a través de un banquero que hoy está de candidato a la presidencia y que cuenta con el apoyo de la prensa mercantil. Lo que no aclaran es que ustedes, acostumbrados a socializar las pérdidas, son renuentes a la redistribución social de la plusvalía.
Atentamente,

domingo, noviembre 04, 2012

Del diario secreto de Marilyn


I am good, but not an angel. I do sin, but I am not the devil.
I am just a small girl in a big world trying to find someone to love.

Marilyn Monroe

The Misfits

El sexo es parte de la naturaleza y yo me llevo de maravillas con ella.
Arthur Miller decía que el poder es un afrodisíaco para las mujeres
y que las rubias somos especialmente sensibles a su aroma.
Yo duermo vestida con solo una gota de Channel # 5.
Para mi gusto, el poder apesta.
El sexo es siempre una complicación para los hombres de letras
—escriben demasiado sobre él—
se mortifican con el recuerdo de vida que les toca.
Arthur, amor inútil, me hizo la Roslyn de la película final
Clark Gable me regaló la sabiduría de su vejez y siendo Roslyn fui su última yegua. 

¿Por dónde andas Joe DiMaggio?
Los peloteros mascan tabaco de Virginia y son buenos amantes.


Happy Birthday, Mr. President

JFK nunca pensaba demasiado cuando hundía su cabeza
entre mis piernas largas que apuntaban orgiásticas a la luna.
El hombre más poderoso del mundo se arrodilla ante mí y tiemblo.
Mr. President es la prueba de que los maridos son buenos amantes
cuando están traicionando a su mujer. Happy Birthday.
Católico y rijoso como buen irlandés.
Con sus hombres de gafas oscuras apostados en los recibidores
de nuestros hoteles, alcahuetes, Hoover nos cronometra cada orgasmo.
JFK lo sabe y es temeroso de ese Dios.
—Sus esbirros no servirán para un carajo el día que alguien me dispare.
Los políticos son mañas y silencio
y el poder el único orgasmo por el que matarían.
Cuando los hombres se quedan callados después del sexo es porque se acerca el fin.
Ahora lo sé:
el hombre más poderoso del mundo finalmente es solo un hombre
y la verdad del amor no se lleva bien con la crueldad del Estado.

¿Es tu casa mi hogar todavía, Joe DiMaggio?
Two strikes, three balls. ¿te vas o te quedas?


El hermano menor

Robert ha sido un consuelo.
Los hermanos menores siempre son un triste consolador.
Es dulce pero se caga de miedo.
Le teme a Hoover, a Ethel, su mujer, a la mafia, le teme
a su cuerpo y nunca se entrega
y su Rolex es una bomba del tiempo entre los dos.
Habla demasiado y yo me ahogo en sus secretos
Por estas minucias resulta que degüellan a las concubinas.
Robert quiere que mantenga cerrada la boca.
Los hermanos menores siempre se encoñan y son exigentes.
Es hipócrita y violento pero sonríe bien.
Quiere apropiarse de los recuerdos de mi niña violada.
Sembró sus secretos en mí y pretende cosechar mi silencio.

¿Correrías a home por mí, señor DiMaggio, 56 veces seguidas?
¿Celebrarías mi funeral, Joe? ¿Llevarías flores a mi tumba cada semana?


Agosto 4, 1962

Soy una muñeca moribunda, cebada de cocaína,
muñeca de nembutal bajo las oscuras luces de Hollywood.
Pero voy a ventilar este maldito asunto.
Ni Frank Sinatra ni sus mafiosos podrán detenerme.
Todo apesta y vomitaré sobre el mantel del banquete de los cerdos.
Que venga la prensa y que caiga sobre todos ellos
las moscas son felices cuando se posan sobre la mierda.
Estoy tiritando en pleno verano y ya los veo.
Temo a la solitaria noche de Los Ángeles y ya los veo.

¡Oh, Joe, no permitas que ellos se me acerquen!
¿Por qué diablos no contestas el teléfono, Joe, por qué?


lunes, octubre 22, 2012

Tomar partido hasta mancharse


Julio Cortázar visitó a Salvador Allende; apoyó a la revolución cubana y a la sandinista; y no creía en la prensa liberal

            Existe un viejo poema siempre joven de Gabriel Celaya (1911 – 1991) que habla del compromiso del escritor y su palabra con las causas populares. La voz poética de “La poesía es un arma cargada de futuro” (de Cantos íberos, 1955), cargada de indignación, exclama en una de sus estrofas: “Maldigo la poesía concebida como un lujo / cultural por los neutrales / que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. / Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.” La indignación no es un estado existencial en abstracto del ser ante el mundo; la indignación es la rebelión del espíritu ante la aberrante iniquidad del capitalismo.
            En nuestra América, la larga noche neoliberal que desmanteló y privatizó al Estado, que privilegió el bienestar del capital financiero por sobre las necesidades básicas del ser humano, que hizo de las cartas de intención del FMI y de los ajustes contra los más pobres la única política posible para salir de la crisis causada por el capital especulativo, también tuvo su efecto devastador sobre algunos intelectuales y artistas. Muchos de ellos, marxistas militantes de los sesentas y setentas, se declararon desencantados de los proyectos socialistas y, con la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la URSS, pretendieron construir una suerte de limbo ideológico, mezclando liberalismo y relecturas academicistas de Marx, reduciendo lo político a un listado de exigencia de libertades abstractas.
Esos intelectuales, incapacitados no solo para luchar por el poder político sino para el ejercicio mismo del poder encontraron en una lectura reaccionaria de las tesis de Foucault, el asidero para creer, como si fuera un nuevo dogma, que los intelectuales tenían que estar por definición en contra del poder, como sostiene Mario Vargas Llosa. Esa postura ideológica, muy de corte individualista y liberal, considera al poder como una instancia sin historia por lo que lo mismo sería el poder ejercido por César que por Luis XIV, por Allende, o por Mandela. Esos intelectuales, por tanto, han renunciado de plano al compromiso ciudadano con una ética de la liberación que implica la participación responsable en un gobierno que cumple con un programa político popular.
Esa visión reaccionaria sobre los intelectuales y el poder olvida que el poder es un instrumento para transformar la realidad social, económica y política de un país y que no se ejerce en abstracto. Una cosa es el poder ejercido directamente por un banquero, o por el millonario más grande de un país, o sus representantes políticos y otra cosa es el poder ejercido por ciudadanos —que no están ligados a los centros del poder fáctico—, que llevan adelante un programa de gobierno popular, para decirlo en términos generales. Y, sin embargo, esos mismos intelectuales, en la práctica, le hacen el coro a los poderosos defendiendo unas libertades, supuestamente en riesgo, en las que no creen ni los mismos poderosos —como tampoco creen en la poesía aunque a veces les financien sus revistas literarias—. Esos intelectuales hoy, en Ecuador, hablan por los poderosos, son la voz de esos poderosos difundida en los medios que son parte de los poderes fácticos aliados en contra de un gobierno popular.
El gobierno de la Revolución Ciudadana le paró el carro al FMI: se acabaron las humillantes Cartas de Intención. Demostró que es posible crecimiento económico con justicia social: en 2011, con 7.8%, Ecuador fue la tercera economía latinoamericana con mayor crecimiento del PIB y, al mismo tiempo, estrechó la brecha entre costo de la canasta familiar e ingreso familiar al 7% cuando en el 2005 era del 33%. Renegoció los contratos petroleros en beneficio del país. Ha realizado la mayor inversión en educación, salud y vialidad de la historia de Ecuador, con altísima participación de los sectores populares. De hecho, en 2011, la inversión social (4.978 millones de dólares) fue largamente superior al pago de la deuda pública (2.880 millones de dólares). Por primera vez, se ha dado una atención solidaria a las personas con discapacidades y el presupuesto para ello subió de 2 a 100 millones de dólares anuales. Del 2006 al 2011, el coeficiente de Gini, en la zona urbana, pasó del 0,51 al 0,44, y, en la zona rural, del 0,50 al 0,46. ¿Que falta mucho por hacer todavía? Ni qué dudarlo. Pero, por primera vez en términos de las políticas públicas, estamos en el camino correcto.
Es por este gobierno de la Revolución Ciudadana que intelectuales y artistas junto a ciudadanas y ciudadanos, todos convencidos de la justicia social y la libertad, de la soberanía de la patria, hemos tomado partido “hasta mancharnos”. Ejerciendo nuestras funciones públicas con honestidad y convicción ideológica. Contribuyendo a transformar la realidad social de nuestra patria con el trabajo comprometido hacia los más pobres. Haciendo del gobierno una práctica política atravesada por la ética de servicio. ¿Que hemos cometido errores y cometeremos otros en este ejercicio? De seguro que sí. Pero existe en todos nosotros la convicción ética de que el ejercicio del poder, desde un programa pensado en los intereses populares, contribuye a derrotar las inequidades de un sistema económico clasista por su propia naturaleza.
En lo personal, mi toma de partido obedece a la convicción de que, más allá de ciertas formas, errores e incluso desaciertos que, luego de cinco años, pudiese tener el gobierno de la Revolución Ciudadana, el programa político, económico y social para la transformación del país basado en una economía que privilegia al ser humano por sobre el capital no solo es correcto sino que éticamente es liberador. A eso le añado una política exterior soberana basada en los principios antes que en las coyunturas de la diplomacia. Y también porque creo que las palabras de los intelectuales tienen algún valor cuando no solo piensan la realidad de la patria sino que, con su toma de partido, aquellos contribuyen a transformarla; como dice el poema de Celaya, en su último verso: “Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.”


 

Paco Ibáñez interpreta "La poesía es un arma cargada de futuro", de Gabriel Celaya