José María y Corina lo habían conversado en alguna de su tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).
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viernes, febrero 14, 2020

Tareas para la promoción del libro y la lectura más allá de las ferias

            

            Las ferias de libros, por lo general, son el reflejo de lo que es el mercado editorial y de la relación del público con la lectura. En un país en donde no existe una promoción constante del libro ni un público lector ávido de novedades, no se puede exigir que en las ferias existan novedades interesantes, ventas extraordinarias o actividades con sala llena, salvo las excepciones de rigor. Justamente por esto es que las tareas para la promoción del libro y la lectura —que, según el artículo 120 de la Ley Orgánica de Cultura, son responsabilidad del Instituto de Fomento a las Artes, Innovación y Creatividad—, deben ir más allá de la organización de una feria.
Estas tareas tendrían, como objetivo fundamental, la creación de un público que se relacione afectiva y efectivamente con el libro y la lectura, y esto se logrará a través del fortalecimiento de la red de bibliotecas, del apoyo y fomento al sector editorial, y de la actualización de docentes de Lengua y Literatura, tanto en nuevos contenidos como en metodología de la enseñanza.

Bibliotecas

            La democratización del acceso al libro tiene relación directa con el fortalecimiento de la red de bibliotecas, entendiendo la naturaleza de cada una: las bibliotecas públicas comunitarias, las escolares, las universitarias, las especializadas, las que pertenecen a instituciones privadas, etc., todas ellas coordinadas por la Biblioteca Nacional, según lo señala el artículo 40 de la Ley Orgánica de Cultura. La política pública respectiva incluye el debido presupuesto y un modelo de adquisiciones que sea ágil, continuado y permanente; implica la contratación de bibliotecarios profesionales y la formación de animadores de lectura que relacionen a la comunidad con la biblioteca; así como el desarrollo de un sistema de préstamos entre bibliotecas, de tal forma que la red sea la gran biblioteca de alcance nacional; y, por supuesto, organizar formas diferenciadas de afiliaciones de la ciudadanía a las bibliotecas locales que permitan la circulación de los libros.
El fortalecimiento de las bibliotecas públicas es la mejor manera de combatir la piratería y proteger a la industria editorial. Los artículos 105 y 106, literal c, de la Ley de Cultura, hablan del fomento a la industria editorial y, entre otras, el establecimiento de un fondo de compra anual de libros para las bibliotecas, basado en la experiencia del antiguo SINAB, sería una manera efectiva de hacerlo.

Exenciones tributarias y otros incentivos

La circulación de los libros tiene un gran inconveniente con las tarifas de correo: tarifas preferenciales para la circulación de libros e impresos permitiría que las librerías multipliquen su clientela mediante un catálogo en línea y una distribución con costos bajos a nivel nacional e internacional. Conseguir, como ha sucedido con otras industrias, que existan exenciones tributarias y otro tipo de estímulos en este campo para editoriales y librerías, por un tiempo determinado, sería otra manera de fomentar la industria del libro.

Ferias de libros y formación docente

En este contexto, la multiplicación de ferias de libros en todas las provincias del país, en alianza con los GAD y la Casa de la Cultura, por ejemplo, promovería tanto a editores y libreros como a escritoras y escritores.  
Finalmente, los ministerios de Educación y de Cultura tienen una tarea fundamental, que es la actualización de contenidos y de metodología de la enseñanza de Lengua y Literatura del profesorado del país. Esto tendrá como consecuencia la formulación y ejecución de los planes de lectura de las unidades educativas en todos sus niveles. Además, el artículo 126 de la Ley de Cultura señala que el Ministerio de Educación tiene la competencia de fomentar la lectura a través de la organización de concursos de libro leído, entre otros mecanismos, por lo que las lecturas de los planes institucionales bien pueden entretejerse con este tipo de eventos. Lo importante es que la actividad lectora en la escuela se transforme en una actividad de tanta relevancia como, por ejemplo, la deportiva.
Solamente al modificar las condiciones para la formación de público lector tendremos a ese mismo público, tanto en las ferias como en las librerías, adquiriendo nuevos libros y buscando conocer de cerca a escritoras y escritores.

Publicado en Cartón Piedra, revista cultural de El Telégrafo, 07.02.20. Esta es mi última colaboración. Agradezco a Fernando Larenas, José Miguel Cabrera, y Jessica Zambrano por haber acogido mis artículos en la revista desde marzo de 2018. A partir de la próxima entrega, mis textos aparecerán únicamente en mi blog.