Un cubano que canta pasillos con el
alma Caribe y cuya voz se apropia de los sentimientos de la mitad del mundo.
Una voz melodiosa de tonos suaves que baña de sensualidad la cadencia tristona
de nuestros pasillos más populares.
Ovidio
González con el acompañamiento del trío Los
Embajadores, cubano también, ha logrado con su disco En sendas distintas un álbum de pasillos que estremece el espíritu
por su interpretación cargada de intensidad y por los arreglos musicales que
introducen un acompañamiento al piano que nos envuelve en el filin cubano.
Justamente, “Sendas distintas” es un
ejemplo de la propuesta de Ovidio en este disco: una introducción protagonizada
por el piano y la percusión propios del filin, que prepara la entrada de la
melódica y envolvente voz de Ovidio; piano y percusión que lo acompañarán,
durante toda la canción, en su singular interpretación del pasillo. En este
mismo sentido, he disfrutado con emocionada nostalgia, por su preciosista mixtura
de pasillo, bolero y jazz, las versiones de “Sombras”, de “Corazón que no
olvida” y de “Reproche”.
En
sendas distintas (2012), de Ovidio González, es un álbum que reinterpreta al
pasillo ecuatoriano mediante la irrupción rítmica del filin cubano. La voz armoniosa
de Ovidio impregna, tanto con su delicadeza como con su fuerza, de seductora
musicalidad esta propuesta de apasionado canto. Desde mi butaca de aficionado,
brindo por esa cubanidad que ostenta el pasillo ecuatoriano de Ovidio.