José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).
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lunes, febrero 13, 2023

Contra un modelo de ciudad clasista y excluyente

Dibujo de Guamán Poma de Ayala, c. 1615

Que, en Tuiter, gente llena de prejuicios diga que Quito tiene que dividirse en por lo menos dos alcaldías —porque la ciudadanía del norte “es más educada” que la ciudadanía del sur— se puede entender en la medida en que Tuiter le ha dado voz al idiota del barrio, según lo dijera Umberto Eco. Pero que ciertos sectores del periodismo, portavoces de las clases dominantes y el establecimiento, lo planteen como una alternativa de división política-administrativa de la capital es un indicio de que la derecha ideológica y política, a través de sus voceros, pretende imponer un modelo de ciudad clasista y excluyente. Parecería que el espíritu arribista que acompañó aquella transformación del Quito de los 70, que tan brillantemente Abdón Ubidia describiera en su novelina Ciudad de invierno, se hubiera perpetuado hasta hoy: una ciudad súbitamente modernizada que dejaba atrás beatas y callejuelas adoquinadas a cambio de pasos a desnivel y edificios de vidrio: «Porque la ciudad se estiraba entre las montañas hacia el Norte, como huyendo de sí misma, como huyendo de su propio pasado. Al Sur, la mugre, lo viejo, lo pobre, lo que quería olvidarse. Al Norte, en cambio, toda esa modernidad desopilante cuya alegría singular podía verse en las vitrinas de los almacenes adornadas con posters sicodélicos»[1].

            Lo más grave del planteamiento sobre la división de Quito en dos o tres alcaldías, anclado en la organización colonial de la ciudad letrada, es que ni siquiera se origina en una reflexión académica sobre los modelos de gobernanza de una ciudad, sino en la respuesta visceral a una derrota electoral. Es decir, no se lo plantearon mientras Guayaquil fue gobernada, durante treinta años, por una oligarquía que abandonó la ciudad, la dejó enrejada y con serios problemas sociales; tampoco lo pensaron mientras Quito era gobernada por la oligarquía de herencia colonial y sus voceros. Dividir una ciudad, económica y socialmente desigual, en municipios signados por su clase social, su origen étnico y su desarrollo cultural, únicamente la vuelve una ciudad más inequitativa.

            No voy a analizar los distintos modelos administrativos de ciudad, pero los expongo de manera sucinta. Bogotá, con 7 743 955 habitantes según el censo de 2020, elige un alcalde Mayor —desde enero de 2020, Claudia López, de Alianza Verde, de centro, ejerce el cargo de alcaldesa Mayor—, y un Concejo Distrital, que es el principal órgano de gobierno. Bogotá está dividida en veinte localidades y cada una de ellas tiene una Junta Administradora Local, JAL, también elegida por voto popular. Cada JAL, luego de un concurso de mérito, propone una terna a la Alcaldía Mayor y, la alcaldesa nombra al alcalde de cada localidad, que tiene funciones de jefe administrativo. New York, con 8 804 109 habitantes en los cinco distritos y 22 085 649 en la zona metropolitana, elige un solo alcalde y este nombra alcaldes delegados para atender asuntos puntuales de la administración de la ciudad. El actual alcalde, desde el enero de 2022, es Eric Adams, un político afroamericano del ala derecha del Partido Demócrata. Incluso Ciudad de México, con 9 209 944 habitantes según el censo de 2020, que tiene dieciséis alcaldías elegidas por el voto de cada distrito en que se divide una ciudad con severos desniveles sociales, tiene una jefa de Gobierno —desde 2018 es Claudia Sheinbaum, de la agrupación Morena, de centro izquierda— elegida por voto popular de toda la ciudad.

            ¿Cómo se distribuyen los impuestos en el programa de inversiones? ¿De qué manera se cubren los servicios básicos? ¿Cómo se mueven los habitantes de un lugar a otro de la ciudad? ¿De qué manera se determina el uso del suelo? Una ciudad requiere solucionar la movilidad y la seguridad de sus habitantes, dotar de servicios básicos a todos sus habitantes, diseñar su crecimiento urbano, lograr una comunidad cohesionada culturalmente, etc. Pero, pretender que los pasos a desnivel del norte, el túnel Guayasamín y el metro, por ejemplo, los paguen todos los habitantes de la capital pero que el impuesto de los sectores de mayores ingresos no se redistribuya en toda la ciudad es un modelo perverso. Lastimosamente, hoy en día, ese modelo excluyente se promociona sin escrúpulos como si fuera una aspiración legítima de quienes están convencidos de que las comodidades y servicios de los que gozan son productos de sus ganancias e ingresos individuales y no el resultado de la generación de riqueza de la sociedad en su conjunto, particularmente del usufructo de la renta petrolera desde los años 70.

Actualmente, Quito, con una población estimada de 2 800 000 habitantes, tiene ocho administraciones zonales, más la administración especial de La Mariscal, que descentralizan la gestión institucional y sus administradores son nombrados directamente por el alcalde. Se puede, por ejemplo, generar un modelo participativo de selección para las administraciones zonales similar al que el entonces alcalde Jorge Yunda, paradójicamente el más vilipendiado por las élites, organizó en 2019 por primera vez en la ciudad y lograr una mayor participación comunitaria.[2] Proponer la división de la ciudad en dos o tres alcaldías —según la zona geográfica pero, sobre todo, según los sectores sociales— es un planteamiento que olvida los problemas (de uso de suelo y ambientales; de movilidad y seguridad; de servicios y de disfrute de espacios recreacionales, etc.) que el desarrollo urbano de una ciudad ha generado y cuyos mayores perjudicados son los habitantes de los estratos medio y bajos. Estaríamos ante un proyecto político de ciudad, de estirpe colonial y con ribetes de aporofobia, que busca concentrar la renta y excluir a la población que no se somete a su poder, en el que ni siquiera tiene cabida la implementación de una alternativa socialdemócrata que propenda a la construcción de una ciudad más justa, equitativa y solidaria por la vía de la redistribución de la riqueza. 



[1] Abdón Ubidia, «Ciudad de invierno», en Bajo el mismo extraño cielo (Bogotá: Círculo de Lectores, 1978), 64.

[2] «Nueve mujeres dirigirán las administraciones zonales del Distrito Metropolitano de Quito», El Comercio, 04 de julio de 2019, acceso 11 de febrero de 2023, https://www.elcomercio.com/actualidad/quito/mujeres-administraciones-zonales-proceso-seleccion.html


lunes, enero 22, 2024

Las consignas del odio político le abren la puerta de entrada al neofascismo

            Las consignas del odio que esparcen en las redes sociales los mercenarios digitales provienen de una estrategia elaborada por los intelectuales orgánicos del poder económico: hay que criminalizar cualquier tendencia política que afecte los intereses del capital. En nuestro país, los operadores mediáticos y aquellos que se benefician de la puerta giratoria —periodista/empresario, luego funcionario gubernamental, y luego de regreso a fungir de periodista/empresario— han construido una narrativa que pretende culpar al correísmo de todos los males de la República. Para ello, no dudan en repetir sofismas y argumentar desde sus relatos ideológicos como si fueran los datos de la realidad. En vez de contribuir al debate de cómo construir una sociedad más justa, solidaria y democrática, es decir, la manera de implementar la vieja consigna socialdemócrata de justicia social con libertad, se dedican a fabricar mentiras que los-tíos-del-WhatsApp aplauden y distribuyen.

            Una estrategia que se utiliza para la criminalización es culpar a las políticas públicas que bajaron la tasa de homicidios a 5,8 por cada cien mil habitantes por la penetración del narcotráfico en la institucionalidad del Estado. Un Estado que fue debilitado por causa de las políticas neoliberales aplicadas bajo la falacia de que el nuestro es un Estado obeso. Otro asunto que se repite es que la no renovación de la presencia de la base norteamericana en Manta origina la violencia actual. Sin embargo, los datos demuestran que durante la presencia de los soldados norteamericanos en Manta la tasa se mantuvo en un promedio de 17 muertes violentas por cada cien mil habitantes. Luego de la salida de los soldados y, justamente, por la aplicación de las políticas públicas que son cuestionadas, dicha tasa bajó a 5,8. Además, se omite el señalamiento de que, en Colombia, a pesar de las siete bases militares norteamericanas, nuestro vecino se ha convertido en el primer productor de cocaína y de cultivo de coca en el mundo.[1] Pues sí, aunque se enojen los-tíos-del-WhatsApp, los datos son tozudos.

            También se repite la tontería de que por haber eliminado el pedido del pasado judicial a los colombianos los narcos se han instalado aquí. En primer lugar, se oculta el hecho de que entre los países de la Comunidad Andina existe libre tránsito y que las medidas de esta naturaleza pueden ser recíprocas y que, de aplicarse en ambos sentidos, entorpecería notablemente el comercio y la integración entre dos países fronterizos. En segundo lugar, los delincuentes no entran al país por vías regulares mostrando papeles, salvo, claro está, los delincuentes/empresarios que lavan el dinero, pero esos tienen pasado judicial limpio. En tercero, no existe ningún dato de la realidad que sostenga que los colombianos están participando mayoritariamente en los GDO del Ecuador. En cuarto, ¿acaso ignoran que los colombianos entran sin visa al llamado espacio Schengen desde diciembre de 2015? Y, finalmente, si eliminar el pedido del pasado judicial era inadecuado ¿por qué los gobiernos que siguieron al de Correa, ya sea el de Moreno o ya sea el de Lasso, no implementaron nuevamente dicho requisito?

            Lo mismo sucede con la tabla de umbrales que fue elaborada para que fiscales y jueces tuviesen un elemento más que les permitiera diferenciar al consumidor del narcotraficante. Se dice, con mala fe, que la tabla de umbrales le permitió al micro traficante hacerse pasar por consumidor. Un micro traficante es un delincuente sobre quien la fiscalía tiene que hacer su trabajo y reunir una serie de pruebas que, más allá de toda duda (como sucede en los sistemas judiciales de las sociedades democráticas), conduzcan a su condena. La posesión de una determinada cantidad de droga es solo un elemento para acusar a un micro traficante, pero la tabla de umbrales sí evita que los consumidores, que son un tema de salud pública, sean criminalizados. En este caso, también vale la pregunta: ¿si la tabla de umbrales era la causa, por qué los gobiernos de Moreno y Lasso no la eliminaron? ¿Por ineptitud o porque se dieron cuenta de que la tabla de umbrales es referencial para jueces y fiscales? Tanto es así que el gobierno de Daniel Noboa, que la eliminó fácilmente mediante un decreto, ahora está estudiando la manera de regresar a ella por necesidades del sistema judicial. Seguramente le pondrá otro nombre para no decepcionar a su electorado y corregirá lo que considera equivocado y la actualizará a las circunstancias de hoy.

            Otra manera de criminalizar a una tendencia política es hacer de las políticas públicas de corte socialdemócrata que se implementaron durante el gobierno, una sola masa de actos delictivos identificada como correísmo. En este punto, la falta de autocrítica del movimiento de la Revolución ciudadana —al que, aclaro, no he estado ni estoy afiliado— sobre los casos de corrupción durante el gobierno y los errores de gestión gubernamental y política, así como la tendencia autoritaria del propio Correa, dan pie a los argumentos para dicha generalización. Corrupción ha existido en todos los gobiernos (conservadores, liberales, velasquistas, socialcristianos, socialdemócratas, demócratas cristianos y en las dictaduras militares) y no por ello se ha criminalizado al grupo político que gobernó. Esta criminalización sí sucede con el correísmo y el consiguiente intento de descalificar y silenciarnos y, además, cerrarnos toda oportunidad laboral a quienes servimos al país durante el gobierno de la Revolución ciudadana. Lo que pretenden es que, como si se tratase de los juicios del estalinismo, reneguemos de nuestro servicio al país y seamos desleales con el gobierno del que fuimos parte; cuestión que nada tiene que ver con ejercer la crítica y la autocrítica, y, además, estar al margen de la participación política partidista, como es mi caso.

Un último ejemplo de lo dicho hasta aquí: a raíz del triunfo electoral de algunos candidatos del movimiento de la Revolución Ciudadana en las elecciones seccionales de 2023, los intelectuales de la derecha llegaron a proponer un modelo de ciudad excluyente: que se dividiera a Quito y Guayaquil en varios municipios para elegir distintas alcaldías según las zonas barriales o que se eliminen los distritos electorales porque, según ellos, la votación por distritos favorece al correísmo. Es decir, las propuestas no tienen que ver con una racionalidad de organización administrativa del gobierno local sino con una estrategia para impedir en el futuro un triunfo electoral que, como todos sabemos, es coyuntural: con el mismo sistema, si la gestión actual no es buena según el criterio de la ciudadanía, mañana ganará otro partido político.

El debate político es necesario para construir una sociedad democrática, pero la criminalización del otro lo impide. Lo que no quieren entender quienes pretenden proscribir a una tendencia política es que su discurso, construido bajo las consignas del odio, le abre la puerta de entrada al neofascismo.


lunes, abril 21, 2025

Vargas Llosa: el desencuentro entre el intelectual de la derecha y su novelística

Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936 - Lima, 2025), en la recepción del premio Nobel de Literatura 2010.

            En parte, las lecturas adolescentes de Los cachorros (1967) con la que participé en un concurso del Libro Leído de mi colegio, y de La ciudad y los perros (1963) que devoré en un par de mis tantas tardes solitarias, contribuyeron a mi vocación por la escritura. El retrato del machismo y la injusticia social que se derivan de los privilegios de clase, asuntos que me tocaban directamente, así como el de la violencia intrínseca del militarismo me mostraron un mundo que decidí explorar con mi propia palabra. En aquella época, la vocación literaria de Alberto, el poeta, aquel espíritu extraviado en el colegio militar Leoncio Prado, era la mía.

Años después, Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936 - Lima, 2025) se convirtió en un intelectual orgánico de la derecha global, pero yo seguí admirando su literatura. Sin embargo, me causa repulsa la paradoja ideológica y política de quien escribió El sueño del celta, novela en la que disecciona la crueldad del colonialismo, sustento de la acumulación originaria del capitalismo, y, al mismo tiempo, se dedicó a promover la economía de mercado en su versión más conservadora y socialmente excluyente.

La ciudad y los perros es de aquellas novelas cuya permanencia en la historia literaria se asienta no solo en una magistral representación de la sociedad peruana en el espacio institucional de la educación militar, sino en el tratamiento del espíritu de la adolescencia y el aprendizaje del amor y sus primeros placeres y dolores, el liderazgo entre pares, la rebelión contra la autoridad, el sentido del honor, el regionalismo y el clasismo. El tema de los privilegios de clase también subyace en medio del drama de Pichulita Cuéllar en Los cachorros, novelina que se desarrolla en la institucionalidad de una escuela católica, caracterizada por su clasismo y adoctrinamiento.

Ese Perú desgarrado socialmente, preso del autoritarismo de una dictadura militar sostenida por la plutocracia peruana, con una prensa complaciente con el gobierno de turno, atraviesa el espíritu de Zavalita, que vive las contradicciones de un individuo que cuestiona a la clase dominante a la que pertenece. Conversación en La Catedral (1969) es una de las mejores novelas políticas del siglo veinte porque disecciona magistralmente la injusticia estructural del Perú, desnuda la alianza entre el militarismo y las clases dominantes, y desnuda el papel de la prensa como un instrumento ideológico al servicio del poder. Explorando otras latitudes, Vargas Llosa se incorporó a la tendencia de la novela del dictador con La fiesta del Chivo (2000), un texto que desentraña la iniquidad del régimen dictatorial del dominicano Rafael Trujillo y que está estructurado en tres hilos narrativos entrelazados con maestría: la historia de Urania Cabral y su familia; la crónica del asesinado de Trujillo y el retrato de sus asesinos, todos ellos colaboradores del tirano; y la vida y el poder del propio Trujillo. 

La novelística de Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, está caracterizada por un continuo proceso de experimentación formal y el dominio del arte de narrar historias como en La casa verde (1966), en la que los diversos planos de la trama se entrecruzan a través de los personajes como si se tratara de una estructura de vasos comunicantes. Asimismo, el uso del humor y el trabajo de recreación textual caracterizan a novelas como La tía Julia y el escribidor (1977) en la que el lenguaje del folletín radiofónico es transformado en literatura al igual que el lenguaje de la burocracia militar es incorporado al discurso literario en Pantaleón y las visitadoras (1973).


Vargas Llosa en la inauguración del la XLVI Asamblea de Felaban, en Lima, en 2012.
La militancia política del marqués de Vargas Llosa[1] en el proyecto de dominación de las oligarquías del mundo es esencialmente contradictoria con los sentidos semánticos de su universo novelístico. Aquella sensual exploración de la relación de lo erótico en la literatura y el arte que es la novelina Elogio de la madrastra (1988) se ubica en los antípodas de la prosaica propaganda ideológica, al estilo carpool karaoke pero desafinado, que Vargas Llosa hizo con el banquero Guillermo Lasso promoviendo la agenda neoliberal o la publicidad directa en la que pidió el voto por dicho plutócrata, sin considerar sus propias crítica al maridaje del poder económico y el poder político presente en sus mejores novelas.

De igual manera, como si se hubiese olvidado de la injusticia estructural de la sociedad capitalista latinoamericana, diseccionada, para el caso peruano, en Conversación en La Catedral, o como si hubiera simplificado de la peor manera la complejidad de la lucha por el poder, el fanatismo religioso y la violencia política y el papel del Estado en función de una clase social emergente, que desarrolla magistralmente en La guerra del fin del mundo (1981), Vargas Llosa se dedicó a pedir el voto, como un activista más, por cada uno de los candidatos de la derecha ligada al poder plutocrático en América Latina: apoyó, por ejemplo, a neofascistas como Milei, en Argentina; Bolsonaro, en Brasil; o Kast, en Chile.

 

            Encarnado en el boticario Homais de Madame Bovary, terminó siendo un personajillo de la revista Hola que desdice de sus propias reflexiones sobre la civilización del espectáculo porque, como él mismo escribió, «en la civilización del espectáculo el intelectual sólo interesa si sigue el juego de moda y se vuelve un bufón». Felizmente, su militancia como intelectual orgánico de la derecha será una nota marginal de la historia literaria en la que pervivirá la maestría de su novelística. Yo, que he hecho de la escritura y la lectura una forma de vida, seguiré conmoviéndome con las mejores novelas de Vargas Llosa, esas mentiras verdaderas que heredamos, porque desentrañan, con maestría literaria y una búsqueda constante de formas nuevas, los abismos del ser humano, las miserias del poder y su violencia estructural, y la sobrevivencia de individuo.


[1] El Marquesado de Vargas Llosa fue creado por Juan Carlos I mediante Real Decreto 134/2011, de 3 de febrero de 2011, por la «extraordinaria contribución de don Jorge Mario Vargas Llosa, apreciada universalmente, a la Literatura y a la Lengua española».


lunes, febrero 26, 2024

Si quieres postre, trabaja duro, muy duro

           

Ecuador está entre los diez países del mundo con las peores condiciones laborales, según la Confederación Sindical Internacional. (Marcha del 1 de Mayo de 2022 en Quito, Agencia Xinhua)

Recientemente, el presidente Daniel Noboa, muy suelto de lengua, dijo que, si los ecuatorianos trabajasen duro como él y su gobierno, no se estarían quejando de que les faltan recursos: podrían comer de todo… hasta postre, dijo. No lo dice alguien a quien, en la lógica del individualismo capitalista, pudiésemos llamar una persona hecha a sí misma, sino el heredero de la mayor fortuna familiar del país. En sociedades inequitativas y con una institucionalidad social frágil, el discurso de que los pobres son pobres porque son vagos y quieren vivir de la caridad estatal desconoce la necesidad de aplicar políticas públicas destinadas a cerrar brechas de acceso a educación y salud de calidad, la urgencia de generar empleo sin precariedad ni explotación laboral, la obligación de aplicar políticas impositivas cuyo peso recaiga sobre los sectores de mayores ingresos y las empresas que tienen ganancias extraordinarias. La gente del campo trabaja duro, los profesionales, obreros y burócratas de la ciudad trabajan duro, el magisterio y la academia trabajan duro. Quienes escribimos trabajamos duro. Y, por supuesto, también existen pequeños y medianos empresarios que trabajan muy duro para que sus negocios crezcan. Lo que no se dice es que hay trabajos que exigen una mayor calificación que otros y que, por tanto, están mejor remunerados. El problema, entonces, no es lo que dice esa falsa y repelente consigna establecida por un capitalismo insaciable acerca de la vagancia de quienes no poseen más que su fuerza de trabajo. El problema reside en un modelo económico inequitativo, excluyente y de acumulación basada en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo y en la especulación financiera, frente al que hablar de justicia social se ha convertido en una propuesta subversiva y a la que le cae el sambenito de comunista, como si todavía viviésemos en los años de la Guerra fría. Y ese modelo inequitativo es el que ha ubicado al Ecuador como el tercer país en el mundo con las peores condiciones laborales, según el Índice Global de Derechos, elaborado por la Confederación Sindical Internacional, CSI, con datos de 2023. Con la lógica presidencial, si quieren comer postre, los trabajadores del país tendrán que levantarse más temprano aún de lo que ya se levantan para trabajar duro, muy duro, porque los buses de las seis de la mañana ya están llenos con los funcionarios de este gobierno y los ricos del país y sus herederos yendo a sus trabajos.

lunes, junio 27, 2022

Crónica del mestizo

 

para Alejandro Moreano y Ariruma Kowii


 

 

 

 

 

 

 


 

Guaman Poma de Ayala, «Pregunta el autor / "Ma, villavai
[ Pero, dígame
] achamitama" [Aymara: "Tu llanto desde allí"] / Pregunta autor», en El primer nueva corónica y buen gobierno, edición crítica de John Murra y Rolena Adorno, traducción y análisis textual del quechua por Jorge L. Urioste (México D.F.: Siglo Veintiuno Editores, 1992), 338.

 

 

1

¡Ay, de mi palabra que apenas balbucea y mi testimonio ausente de penurias!

¡Ay, de mis instantes descolgados de las horas luctuosas de los otros!

¡Ay, de mis pasos de veleta y su tránsito de ciego a mediodía!


2

Palabra extraviada en meandros de extraña geografía

engolada de soberbia y ajena a cuanta finitud la rodea

vergonzante destello de arena que el mar recubre con agónicas

olas y desnuda con la humedad de su ausencia

 

Atisbo de alambradas anónimas

            remembranzas rehechas de remedos 

                        serpiente de soledades solapadas

                                   perfiles de permanencias percibidos tarde

 

Insostenible suspiro de luciérnagas

Frágil conjunción de vocablos de espuma

 

Palabra

            murmullo para el vasto corazón de mi noche

  

3

Instante descolgado de heroicas trompetas y redobles marciales

vientre estéril para la épica de oropeles de vencedores

insuficiente alarido del vendaval que arrasa el leve

polvo sin edad antes piedra de inamovible complacencia

 

Trémulas tentaciones de trascendencia

            crepita consagraciones coléricas

                        manutención en manotazos de miserias

                                   dolientes duelos de deleznables ídolos

 

Apresurado rumor de constelaciones

Efímera rosa revivida en rosa y otra vez rosa que se extingue

 

Instante

            fugacidad para la angustia irrepetible de mi fondo

 

4

Pasos sin huellas borrados para mañanas ajenos

huérfanos de perdurabilidad y permanencia transcendentes

instantáneo fulgor del zángano que acude henchido de feliz

concupiscencia para fecundar lo que no verá sino desde la muerte

 

Premura por presagios paradójicos

            visión vertida voraz en el vacío

                        invención ingrata e infinita

                                   bullicioso brebaje de banderas arco iris

 

Concepción bizarra de instantes

Encaminado fulgor de leña que crepita sin esperanza

 

Pasos

            peregrinaje para el envanecido espíritu de mi poesía

  

5

Invoco a Guaman Poma de Ayala y su Corónica extraviada

en laberintos irresolubles de siglos venideros para su prisa

inútil Escrivano de agravios

archivo de cadáveres que alimentan la gula de nuestro saber

 

Sacra Católica Real Magestad, digo que en este rreyno se acauan los yndios y se an de acauar. Desde aquí de ueynte años no abrá yndio en este rreyno de que se cirua su corona rreal y defensa de nuestra santa fe católica. Porque cin los yndios, vuestra Magestad no uale cosa porque se acuerde Castilla es Castilla por los yndios.

 

Autor caminante y penitente

¿odiarás todavía en mí a mi ser mestizo?

 

¿me considerarás otro autor que camina

sin más redención que la poesía

pobre dicha que busca agonizante escuchas

encomienda del baile y metáfora del solo?

 

¿aceptarás que me atreva a dar testimonio de tanto dolor a cuestas

que no me duele sino en la imagen

colgajo de esta crónica vista con ojos de milenio nuevo?

 

6

Invoco al cacique de Alangasí perdido para la memoria de estos días

en las cenizas agónicas de las hogueras y en lengua propia que no sé

doliente Poeta del crimen

sol enlutado que alumbra la rebeldía de los huérfanos de estos días

 

¡Caita yuyashpa

Mana huañuni!

¡Shungu llucshispa

Causaricuni!

 

Autor anónimo y doliente

¿podrá mi palabra mezclada de sangres llorar tu llanto?

 

¿qué aprendo de tu voz sino la invocación

para que las ganas de seguir viviendo permanezcan

intactas en los páramos donde mi ceguedad

solo alcanza polvo seco y viento, rumor y frío?

 

¿aceptarás que me atreva a dar testimonio de tanta lucha

rabia donde no he combatido

ni irritado mis vísceras de asco e impotencia?

 

7

Invoco a los vecinos de Pomallacta soliviantados por Gaspar Lema

copados de indignación ante la codicia de Esteban Rodríguez de Egüez

ariscos comuneros dispuestos a la justicia del palo en 1730

¿Me darán ellos las palabras que mi torpe mano espera

para esta escritura que pretende trascender el tiempo? 

 

Invoco a Tomás Asitimbay aferrado al Cristo del templo de Guasuntos

altar de sangre y desnudez imposibles

para el lenguaje de pan de oro del mestizo

frontispicio barroco donde la agonía es adorno

 

—Dígole Padre Ullaury que por qué me quiere entregar a mis enemigos

—Dígote indio Asitimbay que no te darán castigo alguno

 

Y a los indios de aquel 5 de diciembre de 1760 en la quebrada de Aipán repletas las alforjas de ira y piedras del camino

contra la lengua envenenada de mentiras

Y a los de Guamote y Columbe en 1803

Y a Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña en el siglo que pasó

Y a las voces que hablan de almas que no conozco ni puedo percibir

 

Mis palabras son cántaros rotos por donde se escapan mis frustraciones

Los invocados hablarán por su propio dolor antes que por mis versos

 

8

Invoco también a Manuel Vallejo cura de Cajabamba

cronista absorto como mi espíritu y mi tiempo

ante los más de doce mil indios del 8 de marzo de 1764

amanecer siguiente al Miércoles de Ceniza de aquel año del Señor

que sitiaron la villa de Riobamba para defender sus tierras

 

que los dichos indios desde la Conquista no abían dado en esta Provincia la menor muestra de rebelión, vibiendo sugetos, y unidos con los Españoles sin aspirar a mas fortuna, ni pareser hisiesen refleccion de su miserable vida y estado, pero a presente con la ocazion de la sublebacion, y de las ympresiones que en ellos hisieron an reflexionado sobre su miseria, maltrato, falta de tierras, opresion y sobre lo utiles y necessarios que son al Rey y a los Españoles...

 

Efervescencia del perdón enmohecido por el chasquido del látigo

junto al rítmico ronquido de obrajes

ecos sudorosos del olvido que envuelve a los mitayos

manos suplicantes ante la piedad infecunda

holganza de doctrineros y dueños de encomiendas

 

¡Oh, cabuya que de tanto apretar el gaznate al final

rompe y rasga y resta vida!

¡Oh, corazones alimentados de humillantes y crueles cepos!

Los poetas apenas somos testigos perjuros

volutas de humo que se solazan en la intimidad de sus amores rotos


9 

Yo no soy la voz de quienes hablan desde páramos en donde no he sufrido

a través de decires milenarios que mi torpe lengua

se niega a balbucir siquiera

 

Yo no soy la palabra que pretende apropiarse

de sufrimientos ajenos a mis privados llantos

ni de alegrías bailadas durante el Inti Raymi

ni de rituales de semillas domesticadas

que fecundan la tierra madre de espíritus

cuyo encanto intento descifrar en vano

 

No soy más que una voz perdida entre millones de voces si acaso

Finitud de vida y certezas puestas en el vaivén de la duda para siempre

Escribano incapaz de escuchar los murmullos de aquellos invocados

 

10

Vi durante aquel 28 de mayo de 1990 a decenas de indios

con ardides de bisbiseos y rituales de silencio

tomarse la Iglesia de Santo Domingo

como si el alma itinerante del padre Las Casas volviera por sus alegatos

Vi después del 4 de junio la caminata de tres mil

comuneros de Simbagua rumbo a Pujilí

y el susto en rostros amestizados como el mío

Vi a diez mil indios ocupando el estadio de Ambato

y el disgusto ante la osadía de los runas

en los entrecejos fruncidos como el mío

Vi la llegada de ciento veinte comunidades bajando

las lomas que rodean Guaranda

y el asombro petrificado en los de piel blanquiñosa como la mía

Vi la tozudez endurecida de siglos de veinte mil más que cercaban Latacunga

y el atónito silencio de quienes sentimos a la patria y su pasado

en el goloso degustar de chugchucaras, allullas y queso de hoja

Vi también la ira estéril heredada de las encomiendas de antaño

en las voces tronantes pero inútiles de quienes se consideran

descendientes de la patria criolla, posta de la dominación

 

...declara su fe en la única nacionalidad constitutiva de la República del Ecuador, nacida del grandioso crisol del mestizaje hispano americano, del cual todo ecuatoriano debe enorgullecerse, aglutinando así la diversidad en la unidad...

 

Y todo lo visto

lo estoy cantando con voz prestada

 

Final

¡Ah, estulticia ensoberbecida y mala poesía!

¡Ah, resquemor y tartamudeo frente a lo que no se entiende!

¡Ah, palabra cercenada por lo que escapa a las convicciones del corazón!

 

Esta crónica inconclusa es el testimonio de mi fracaso

de mi azoramiento de mi nada

inscrita en la estrechez de un verbo que no se hizo

ni en el sufrimiento ni en la fiesta ni en las rebeldías

escrita con trazos en deshabitados soliloquios

mientras afuera distinta vida fluye

 

No soy la voz de otras voces que pueden hablar por sí mismas

Tan solo eco de mis personales angustias y estrechos límites

Imposibilidad de mirar con ojos que no sean

los que me obsequian de limosna estas miopes ansiedades

No soy sino la palabra del vecindario que para mí he fabricado

en deuda por siempre con aquellos que no son yo

ni lo que cercanamente me rodea

 

Soy lo único que puedo ser y sin traiciones

y hasta de eso dudo pero en ello persisto necio

Voz de mi voz y mi personal profundidad de soledades

y nada más que este pobre palabreo mío.

 

N.B.: Crónica del mestizo es un intento de testimoniar, en lenguaje poético y desde los límites de una mirada mestiza, el sentido histórico y la raigambre cultural del levantamiento indígena del Inti Raymi de 1990. Obtuvo el Primer Premio de la VI Bienal de Poesía Ciudad de Cuenca (Ecuador, 2006), organizada por el grupo cultural La Palabra, entre 140 trabajos participantes. (Guayaquil / Quito: Báez Editores /Libresa, 2007). También fue publicado en la revista Hispamérica, # 106 (2007): 61-67.

Tal vez la poesía y una ojeada sobre la historia nos ayuden a comprender que, mientras la nuestra sea una sociedad inequitativa, excluyente, clasista y racista, la violencia social es uno más de los tantos síntomas cíclicos que dan cuenta de esta patria que no es una, sino varias que viven en una confrontación permanente, a veces soterrada, a veces visible, sin solución de continuidad.

El diálogo político es urgente; el entendimiento del mundo indígena por parte del mundo mestizo es imprescindible porque es la sociedad blanco-mestiza la que ejerce, entre otros, el poder del Estado; pero solo con políticas públicas que atiendan las necesidades de los pueblos indígenas y que construyan una patria plurinacional e intercultural -como lo establece nuestra Constitución y lo demuestra la realidad del país- la palabra paz alcanzará su sentido en plenitud.