José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, mayo 29, 2023

Gilda Holst y Liliana Miraglia: sus primeros cuentarios

De mi archivo: En 1989, cuatro escritoras, todas exintegrantes del taller de literatura de avanzados del Banco Central de Ecuador y la CCE, Núcleo del Guayas, dirigido por Miguel Donoso Pareja, y formadas en la Escuela de Literatura de la Universidad Católica de Guayaquil: Gilda Holst, Liliana Miraglia, Livina Santos y Marcela Vintimilla publicaron sendos cuentarios que son, hasta hoy, un punto de referencia obligado para estudiar la literatura escrita por mujeres. Algunos cuentos de las cuatro escritoras aparecieron, en 1987, en una muestra de la «Nueva narrativa ecuatoriana», publicada en la revista Hispamérica, No. 48, editada en EE. UU, fundada y dirigida por Saul Sosnowski. En esta entrega, reproduzco las reseñas de los libros Más sin nombre que nunca, de Gilda Holst, y La vida que parece, de Liliana Miraglia. El próximo fin de mes, en esta misma sección, publicaré las reseñas de los libros de Livina Santos y Marcela Vintimilla.

 


Situaciones de humor e ironía

Hoy, 18 de febrero de 1991

 

Más sin nombre que nunca, de Gilda Holst (Guayaquil, 1952), es un cuentario en el que, junto con el ejercicio, todavía por pulir, de contar historias, existe un profundo desentrañamiento de situaciones. Algunas de las historias consiguen combinar lo que se cuenta con la disección de la situación que lo contado provoca («El rescate», cuento logrado sobre lo absurdo en lo cotidiano; o «Reunión», excelente alegato acerca de la condición de la mujer).

Otras, sin embargo, muestran en exceso su proceso de construcción o no cuajan en el tono absurdo que proponen («Percance en la carretera» y «Día de playa»); o, el detenerse en lo situacional, se encierran sobre sí mismas y se vuelven hostiles al lector («El ejercicio»).

En el cuentario de Gilda Holst existe la presencia de una escritura de mujer. No solo por sus cuentos acerca de la condición de la mujer, que, a partir de situaciones cotidianas, demuestran en el desarrollo de su historia lo irracional de la discriminación («Reunión», «Palabreo», «Destino», «La competencia»), sino porque, a lo largo de los textos, las observaciones del narrador (¿podré decir narradora, en tanto categoría literaria?) desmitifican a través de la ironía la organización masculina del mundo: «una comprensiva cojudez un poco femenina», «una mujer que sube una montaña es un despropósito», «Esa mujer ofrecía el estúpido espectáculo de estar enamorada», etc.

 

Gilda Holst (Foto de Liliana Miraglia)

La ironía y el humor son dos cualidades de la escritura de Gilda Holst. Pero, al mismo tiempo, evidencian su deuda con Pablo Palacio. El problema no es solo de forma de contar, sino que, en ocasiones, esa deuda se reconoce en la construcción de la frase (el segundo párrafo de «El escritor»), la estructura del cuento («El ejercicio»), o el tratamiento temático («Una palpitación detrás de los ojos»).

Errores cometidos a nivel de la piel del texto —a pesar del trabajo en el taller entorpecen la lectura; cito solo dos ejemplos: «Su mano se aferró al mango que llevaba en la cintura» (¿se aferró a la fruta o al mango del cuchillo que llevaba en la cintura?); «Jala la palanca del motor, sale y levanta la tapa del carro» (¿cuál es la palanca del motor en un automóvil?).

Pero estos errores no son, en todo caso, los que definen el libro. Cuentos como «Luisa Pajós», de impecable construcción del proceso de creación literaria y la intervención de la vida en éste; «En el temblor», cruel disección de la pareja, o en el ya mencionado «Reunión», son los que nos hablan de una escritora que construye, sobre sólidas bases, su manera de narrar.

 

Contar poco, decir más

Hoy, 25 de febrero de 1991

 

            La vida que parece, de Liliana Miraglia (Guayaquil, 1952), es un cuentario que, en la mayoría de los textos que lo integran, se caracteriza por la presencia de soportes anecdóticos mínimos. En general, no estamos ante cuentos que cuentan historias. Esto impide, por ejemplo, que el lector recuerde y/o se identifique con algún personaje l—quiero decir, con la alegría, el dolor o la duda de este—. No estamos ante una propuesta estética que intenta atrapar lectores.

            Pero tampoco existe hostilidad hacia el lector como propuesta de escritura. Lo que Liliana Miraglia pierde al no contar historias se ve compensado por un manejo de la ambigüedad que le permite profundizar las situaciones del texto y multiplicar sensaciones.         

Liliana Miraglia (del Facebook de Cadáver Exquisito)

«Una carta para Ivonne» es un ejemplo de lo dicho; en este cuento, la presencia del absurdo y la ruptura de lo cotidiano —una mujer que entra en una casa sin explicar motivo alguno, que no puede vivir ser vista por el hombre que habita una casa, que intenta escribir una carta para Ivonne y que, finalmente, sale a buscar otra casa— genera múltiples preguntas para un lector obligado a especular acerca de ellas.

            A pesar del trabajo en taller, existen errores a nivel de la piel de texto. «Casi lo he logrado, aunque algunas pueden haber caído en algún lugar…» (se debe decir: «pudieron haber caído». «Esta vez, el portafolio lo deja en el suelo» (debió escribir: «Deja el portafolio en el suelo»). «…subía de dos en dos las escaleras de caracol…» (las gradas pueden subirse de dos en dos, no las escaleras).

            La cuestión de la mujer, como tema principal o evidente, no parece interesar a Liliana Miraglia. Por sus cuentos, sin embargo, rondan narradoras-protagonistas («Una carta para Ivonne», «La venta del solar», «La espera», «La vieja»), personajes femeninos en el centro de la situación («Cuarta o quinta lección de francés», «Historia feliz con final diferente», «El presagio», «Contradicción»).

            Solo en «Lejos de cualquier historia» la cuestión de la mujer es abordada como motivo temático. La situación está centrada en el problema de la maternidad presentada ante el lector a través de un buen manejo del absurdo. En el cuento, una mujer encuentra a su hijo en el estante, recostado sobre una agenda y a punto de derribar una pila de libros. «Evidentemente era hijo mío porque estaba entre mis cosas pendientes, aunque yo no recordaba haberlo parido».

            La vida que parece, de Liliana Miraglia, es un libro donde «se dice más de lo que se cuenta» y que nos propone una lectura de sensaciones a través del buen manejo del recurso de la ambigüedad.


lunes, mayo 22, 2023

Un corredor cultural para el centro de Guayaquil

            Si salimos del edificio histórico de El Telégrafo, por la avenida Diez de Agosto hacia Malecón, pasaremos por el museo y la biblioteca municipales así como frente al parque Seminario y, si al llegar a la alcaldía giramos a la izquierda, arribaremos al museo Nahím Isaías, frente a la Universidad de las Artes. A partir de la calle Aguirre, siguiendo por Pichincha, continuaremos nuestro recorrido desde la Biblioteca de las Artes, en cuya planta baja está la Librería Rita Lecumberri, del Fondo de Cultura Económica, FCE, especializada en literatura infantil y juvenil. Al llegar al boulevard Nueve de Octubre, nos toparemos con el centro de Producción e Innovación Manzana 14, de la U. de las Artes, en donde, además de una sala de exposiciones, una sala de conciertos, un cine y un estudio de producción musical queda la librería Miguel Donoso Pareja, del FCE. Más adelante, en dirección a Las Peñas, por la calle Panamá, hay la zona gastronómica, el Museo del Cacao, el teatro Muégano, y, saliendo a Malecón, la singular sala de cine Imax, el Museo Arqueológico y de Arte Contemporáneo, MAAC, y, para la diversión familiar, la noria La Perla y otras atracciones mecánicas. Enseguida, ya en Las Peñas, tenemos: la casa donde Antonio Neumane compuso la música del Himno Nacional, el teatro estudio Paulsen, la casa Cino Fabianni, la sede de la Asociación Cultural Las Peñas y, al final de la calle Numa Pompilio Llona, el museo del Bolero y los museos de Barcelona y Emelec.

 

Biblioteca de las Artes, en las calles Aguirre y Pichincha, Guayaquil.

            Este corredor cultural es, de suyo, un elemento vivificante de la urbe que, si las nuevas autoridades municipales lo aprovechan y potencian, contribuirá a que el centro de Guayaquil se convierta en un bullente sitio de las artes y la cultura guayaquileñas. Para lograrlo, es indispensable una alianza entre el Municipio y la Universidad de las Artes, modificar ciertas políticas de Malecón 2000 y convocar a gestores culturales y artistas para dinamizar y multiplicar en toda la ciudad los espacios del arte.

            La Universidad de las Artes y el Municipio deberían trabajar en conjunto para animar el corredor cultural del centro de la urbe. Espectáculos de artistas, exposiciones de pintura, cine al aire libre, recitales de música y poesía, biblioteca y librería ambulantes, etc. son ejemplos de variadas expresiones culturales que, con la debida seguridad a cargo del Municipio y la participación profesional de docentes y estudiantes de la universidad, contribuirían a reconstruir la vida nocturna del centro de la ciudad con el consiguiente beneficio de la oferta gastronómica del propio Malecón y otros sitios, así como del esparcimiento de la ciudadanía. Estas expresiones se complementarían con la peatonización y el ciclo paseo dominicales.

 

Centro de Producción e Innovación Mz-14, Panamá y Nueve de Octubre, Guayaquil.

          Asimismo, el Malecón 2000 debería transformarse en un sitio cultural abierto; para ello, las políticas de uso de un espacio que es público y que, actualmente, son restrictivas, deberían modificarse para permitir, por ejemplo, conciertos musicales con amplificación zonificada (esto es para evitar esa sonorización escandalosa a la que nos tienen acostumbrados, que impide conversar y fastidia a quienes viven en el sector). El Palacio de Cristal podría ser mejor aprovechado mediante la implementación de actividades lúdicas como talleres infantiles de arte, de títeres, de música, el establecimiento de una biblioteca subsidiaria de la Biblioteca de las Artes, etc.; la Rotonda podría convertirse en un escenario desmontable y la zona alrededor del monumento a Abel Romeo Castillo en un sitio de lectura de poesía y conferencias. Para esto, habría que modificar la concepción disciplinaria y rígida actual y convertir al Malecón en un recinto más libre y creativo.

 

Muégano Teatro, Callejón Magallanes y calle Rocafuerte, Guayaquil.

            El corredor cultural del centro de Guayaquil necesita, además, de gestores y artistas y, por tanto, es una fuente de generación de empleo. Todas las actividades descritas anteriormente deben contar con el debido financiamiento para su producción y para el pago de honorarios de quienes participan en ellas. El Municipio, a través de sus direcciones de Cultura y Turismo, tiene que convocar a gestores y artistas de la ciudad para construir una programación adecuada en conjunto con la Universidad de las Artes. Las actividades así programadas tendrán la fuerza necesaria para, incluso, ser reproducidas en otros espacios de la ciudad como, por ejemplo, el Parque Forestal y el Centro Cívico, el Malecón del Salado, Guayarte, etc. Hacer de cada parque emblemático un espacio de recreación cultural debería ser una consigna de la actual administración municipal para transformar el espíritu de la ciudad.

 

Estudio Paulsen, Numa Pompilio Llona # 195, Las Peñas, Guayaquil.

            El centro de Guayaquil, una vez que las actividades comerciales terminan, a partir de las seis de la tarde, es un espacio desolado, sucio y peligroso. Recuperar la vida del centro de la ciudad mediante la implementación de actividades artísticas y tomarse las calles del corredor cultural no solo es ofrecer un espacio emblemático para el disfrute de la ciudadanía sino también complementar la dinámica comercial del puerto con un espíritu urbano imbuido de arte.   


lunes, mayo 15, 2023

Magnificat

A comienzos del mes, en un grupo de WhatsApp de académicos al que pertenezco, se suscitó una controversia debido a que una persona empezó a enviar, diariamente, una oración por el Mes de María y otra dijo que no soportaba los mensajes religiosos. En los grupos de WhatsApp, mientras el mensaje no sea ofensivo, cuando uno lee algo con lo que no está de acuerdo, simplemente, lo pasa; no hay necesidad de censurar las expresiones de los demás. Estoy convencido de que el laicismo implica el respeto por todas las creencias religiosas y la libertad que tiene cada cual de expresarlas.

Creo que la poesía es también expresión de la fe del bardo y de su aldea y que la palabra poética puede trabajar en comunión espiritual con lo místico; por lo tanto, celebrar en un poema el sentido liberador, en términos teológicos, de las palabras de María es tan válido como cualquier otra fuente de la que bebe la poesía.

Mi poemario Missa solemnis (2008) se abre con el Magnificat. En el mes mariano, comparto este poema que dialoga intertextualmente con el cántico de la Virgen durante la visitación a su prima Isabel, ambas embarazadas de Jesús y Juan, el Bautista (Lucas, 1:39-56).

 

Fra Angelico, Visitación, (Predela del retablo de La Anunciación, 1433, Museo Diocesano de Arte Sacro, Vizcaya, España.
 

1

Soy solo una mujer que aún no ha conocido varón

entregada a la voluntad de Aquel que todo lo puede

sierva que recibió en la morada sencilla de las nazarenas

la voz angélica que anuncia la llegada de un tiempo nuevo

cielo rebelde que nos baña de luz lo mismo que nos cobija

bajo las sombras de la noche dulce, propicia para el amor.

 

Celebra todo mi ser la grandeza del Señor

y mi espíritu se alegra en el Dios que me salva.

 

En Ti confío soplo de viento que me mantiene alerta

lumbre que ilumina mi sosiego

hálito que baña mi ánima combatiente

voz de las alturas a cuyo llamado solo respondo que sí.

 

Tú que convertiste las aguas abiertas del Mar Rojo en tumba

de los opresores de tu pueblo conducido por Moisés;

Tú que guiaste la mano de Yael para aniquilar a Sísara, sangriento

capitán de los cananeos, verdugo coronado por nuestros pecados;

Tú que depositaste las palabras de júbilo en los labios de Débora,

abeja de la justicia que fabricó la miel divina de nuestra libertad.

Tú que insuflaste vida en el vientre estéril de Ana, madre de Samuel,

oración de esperanza para los esclavos de sí mismos y de los demás.

Tú que hiciste de la belleza de Ester el arma de tu gente

siempre amenazada en la diáspora por la conjura de tus enemigos.

Tú que guiaste el astuto brazo de Judit que decapitó

la lascivia de Holofernes para alabanza de tu nombre.

 

En Ti confío y a Ti me entrego como Rut, la moabita, y su viudez

extranjera que en Belén fundara la dinastía de la casa que me acoge

íngrima bajo el firmamento, vencidos mis miedos, apacienta mi alma

dulce regocijo de eternidad ofrendada, Señor, a tus requerimientos.

 

En Ti confío y a Ti me entrego libre porque soy una mujer bendita

como todas las mujeres que cuidan esta tierra y la pueblan con tus hijos.

 

2

Yo, la que llora sin consuelo la sangre de los inocentes

derramada con la violencia del Imperio por causa del Hijo,

muertes que acompañan la permanencia de quien dará su vida;

la que cuida del niño extraviado en el Templo y se asusta

ante la sabiduría de sus palabras y el asombro de los sacerdotes,

prédica que sana la aflicción de los pobres de la tierra;

la discreta que en su corazón intuye que del agua tocada

por la mano del Hijo proviene el mejor vino de la boda, milagro

que anuncia el regreso al Paraíso de los descendientes de Eva;

la que perfuma los pies de mi Señor con bálsamo fino

para escándalo de los corazones adheridos al polvo,

presencia efímera de la divinidad encarnada en un hombre;

la que recibe en su rostro los escupitajos y en su cuerpo

las piedras arrojadas por la mano furiosa de los crueles,

sacrificio de mujer que se enfrenta a la insolencia de los poderosos;

la que andará sola en la vida y sola frente a la muerte

piadosa acunará el cadáver del Hijo en sus brazos,

madre que sobrelleva en sí todo el dolor del hombre.

 

Porque quiso mirar la condición humilde de su esclava,

en adelante, pues, todos los hombres dirán que soy feliz.

 

3

El Señor bendice al pueblo que conmigo habrá de padecer

peregrinos de corazones hambrientos de eterno maná

diáspora de los que no encuentran refugio en su propia casa

procesión infinita de los perseguidos por causa de su nombre.

Me entrego a Él sin condiciones en nombre de sus hijos

humildes que no descifran los signos milenarios de la Torah

mas llevan en su espíritu el calor de su palabra encendida

horno en que se cuece la transitoria felicidad de la tierra.

Él acoge mi entrega a la misión dolorosa que me da

se apiada de las almas de pan ázimo a las que desprecian

doctos de la Ley que cultivan la soberbia y del Señor olvidan

que sus favores alcanzan a todos los que le temen y prosiguen en sus hijos.

 

4

No el palacio del Rey sino la casa del carpintero

escogió mi Señor para su morada terrenal.

 

Yo no atino sino a balbucir, en gratitud, que somos

pasajeros de esta tierra en corto viaje a la eternidad

que todo se acaba, todo se esfuma y en el aire

queda lo que vale para celebración de la vida.

La barata de los mercaderes es nuestra tentación

compra de felicidades que se convertirán en polvo

mientras lo inasible del espíritu se vuelve carne

alimento de salvación para el hambre del pueblo.

 

Su brazo llevó a cabo hechos heroicos

arruinó a los soberbios con sus maquinaciones

 

ensalzó a los humildes de discreta sonrisa

nos liberó de las cadenas que impuso el Imperio.

 

5

Canto la libertad de mi gente

vestida de luto y cadenas en Egipto

satisfecha de maná en el desierto,

hoy habitamos en la promesa del Padre.

 

Sacó a los poderosos de sus tronos

y puso en su lugar a los humildes

 

porque todo poder habrá de perecer

para que se cumpla el ciclo de la vida.

 

Canto la victoria de mi pueblo

bienaventurado porque busca la justicia

perseguido por la causa de mi Señor,

hoy se alimenta de su esperanza en Él.

 

Repletó a los hambrientos de todo

lo que es bueno y despidió vacíos a los ricos

 

porque el pan de vida nos sacia y serena

felices los que guardan sus penas del ayer.

 

Canto la gesta de los pobres

zelotes herederos del rugiente Judas

el Macabeo purificador del Templo,

hoy resistimos con la bendición del Padre.

 

De la mano tomó a Israel, su siervo

demostrándole así misericordia

 

porque el reino llegará y la memoria guerrera

regará la semilla de nuestra tierra de paz.