José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).
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lunes, diciembre 04, 2023

El metro de Quito y una nueva oportunidad para la cultura viva

El metro de Quito se inauguró el 1 de diciembre de 2023. Tiene 22,5 km de recorrido y 15 paradas. El costo del pasaje para el público en general es de 0,45 US$. 18 claves para usar el metro

           
A raíz de la inauguración del metro de Quito se desató una discusión bizantina sobre qué gobierno, local o nacional, es el autor de la obra. Entrar en esta discusión carece de sentido. El metro ha sido financiado por la ciudadanía ecuatoriana y ejecutado por varias administraciones municipales, durante diez años, así cada una tendrá su respectivo mérito de gestión. Asimismo, el metro de Quito es una gran y necesaria obra que, seguramente, transformará el concepto del transporte público de la capital, pues exige una sistema integrado y mejor organizado, cuya responsabilidad, en términos de política pública, recae sobre la actual alcaldía. Lo interesante, con el entusiasmo y la alegría que ha generado en la población la apertura del metro, es que las posibilidades de generar prácticas de convivencia en paz y de cultura viva de una ciudadanía responsable están abiertas.

             A Medellín se la reconoce por haber implementado una llamada cultura metro, que es un exitoso modelo de gestión social, educativo y cultural que el metro de Medellín ha desarrollado con programas en los que participa la comunidad, se forman líderes juveniles y se difunde el arte y la cultura, entre otros aspectos. Después de veintiocho años de funcionamiento, el metro de Medellín es un transporte público eficiente, cómodo, limpio: es motivo de orgullo de los paisas que lo cuidan con esmero y es también una forma de gestionar un servicio público digna de imitar.

            Es importante la pedagogía para conseguir el cuidado de las instalaciones del metro, pero la difusión de las normas de comportamiento ciudadano en el metro es solo el comienzo de una tarea mayor: construir una práctica ciudadana que, aprovechando una obra monumental del transporte público, genere y se apropie de la cultura y el arte durante la movilización de la gente. Los efectos positivos en la economía de la ciudad que tiene el metro ya han sido analizados por especialistas en la materia. En términos culturales, es imprescindible la multiplicación de los efectos en el espíritu de la ciudadanía que, en particular, generan las prácticas artísticas y culturales alrededor de la operación del metro.

            No hay que inventar el agua tibia. La programación cultural del metro de Medellín es variada y ha tenido resultados positivos para la paz y seguridad de la ciudad. Por ejemplo, en algunas estaciones hay exposiciones mensuales de pinturas, fotografías, dibujos, etc.; los vagones son decorados con obras representativas de la cultura y el arte colombianos. En las tardes, en distintas estaciones del metro, se llevan a cabo conciertos. Y, en una ciudad que puede articular una red de bibliotecas, esta es una oportunidad para llevar adelante un programa de promoción de la lectura: por un lado, habilitar bibliotecas junto a, o cerca de, las estaciones para el desarrollo de una programación literaria permanente; y, por otro, la publicación de una colección de libros de bolsillo que sea distribuida, en forma gratuita, en las estaciones para uso y apropiación de los usuarios.

            Existen otras tareas que hay que desarrollar para la convivencia ciudadana en el metro: política de atención prioritaria a grupos vulnerables, adecuación de baterías sanitarias al salir de las estaciones, espacio para ciclistas, reglamentación para el transporte de mascotas, etc. Los programas culturales alrededor de la operación del metro contribuirán a que la gente se apropie del transporte, lo cuide con orgullo e incorpore el arte y la literatura a las formas cotidianas de vivir la ciudad.

lunes, mayo 22, 2023

Un corredor cultural para el centro de Guayaquil

            Si salimos del edificio histórico de El Telégrafo, por la avenida Diez de Agosto hacia Malecón, pasaremos por el museo y la biblioteca municipales así como frente al parque Seminario y, si al llegar a la alcaldía giramos a la izquierda, arribaremos al museo Nahím Isaías, frente a la Universidad de las Artes. A partir de la calle Aguirre, siguiendo por Pichincha, continuaremos nuestro recorrido desde la Biblioteca de las Artes, en cuya planta baja está la Librería Rita Lecumberri, del Fondo de Cultura Económica, FCE, especializada en literatura infantil y juvenil. Al llegar al boulevard Nueve de Octubre, nos toparemos con el centro de Producción e Innovación Manzana 14, de la U. de las Artes, en donde, además de una sala de exposiciones, una sala de conciertos, un cine y un estudio de producción musical queda la librería Miguel Donoso Pareja, del FCE. Más adelante, en dirección a Las Peñas, por la calle Panamá, hay la zona gastronómica, el Museo del Cacao, el teatro Muégano, y, saliendo a Malecón, la singular sala de cine Imax, el Museo Arqueológico y de Arte Contemporáneo, MAAC, y, para la diversión familiar, la noria La Perla y otras atracciones mecánicas. Enseguida, ya en Las Peñas, tenemos: la casa donde Antonio Neumane compuso la música del Himno Nacional, el teatro estudio Paulsen, la casa Cino Fabianni, la sede de la Asociación Cultural Las Peñas y, al final de la calle Numa Pompilio Llona, el museo del Bolero y los museos de Barcelona y Emelec.

 

Biblioteca de las Artes, en las calles Aguirre y Pichincha, Guayaquil.

            Este corredor cultural es, de suyo, un elemento vivificante de la urbe que, si las nuevas autoridades municipales lo aprovechan y potencian, contribuirá a que el centro de Guayaquil se convierta en un bullente sitio de las artes y la cultura guayaquileñas. Para lograrlo, es indispensable una alianza entre el Municipio y la Universidad de las Artes, modificar ciertas políticas de Malecón 2000 y convocar a gestores culturales y artistas para dinamizar y multiplicar en toda la ciudad los espacios del arte.

            La Universidad de las Artes y el Municipio deberían trabajar en conjunto para animar el corredor cultural del centro de la urbe. Espectáculos de artistas, exposiciones de pintura, cine al aire libre, recitales de música y poesía, biblioteca y librería ambulantes, etc. son ejemplos de variadas expresiones culturales que, con la debida seguridad a cargo del Municipio y la participación profesional de docentes y estudiantes de la universidad, contribuirían a reconstruir la vida nocturna del centro de la ciudad con el consiguiente beneficio de la oferta gastronómica del propio Malecón y otros sitios, así como del esparcimiento de la ciudadanía. Estas expresiones se complementarían con la peatonización y el ciclo paseo dominicales.

 

Centro de Producción e Innovación Mz-14, Panamá y Nueve de Octubre, Guayaquil.

          Asimismo, el Malecón 2000 debería transformarse en un sitio cultural abierto; para ello, las políticas de uso de un espacio que es público y que, actualmente, son restrictivas, deberían modificarse para permitir, por ejemplo, conciertos musicales con amplificación zonificada (esto es para evitar esa sonorización escandalosa a la que nos tienen acostumbrados, que impide conversar y fastidia a quienes viven en el sector). El Palacio de Cristal podría ser mejor aprovechado mediante la implementación de actividades lúdicas como talleres infantiles de arte, de títeres, de música, el establecimiento de una biblioteca subsidiaria de la Biblioteca de las Artes, etc.; la Rotonda podría convertirse en un escenario desmontable y la zona alrededor del monumento a Abel Romeo Castillo en un sitio de lectura de poesía y conferencias. Para esto, habría que modificar la concepción disciplinaria y rígida actual y convertir al Malecón en un recinto más libre y creativo.

 

Muégano Teatro, Callejón Magallanes y calle Rocafuerte, Guayaquil.

            El corredor cultural del centro de Guayaquil necesita, además, de gestores y artistas y, por tanto, es una fuente de generación de empleo. Todas las actividades descritas anteriormente deben contar con el debido financiamiento para su producción y para el pago de honorarios de quienes participan en ellas. El Municipio, a través de sus direcciones de Cultura y Turismo, tiene que convocar a gestores y artistas de la ciudad para construir una programación adecuada en conjunto con la Universidad de las Artes. Las actividades así programadas tendrán la fuerza necesaria para, incluso, ser reproducidas en otros espacios de la ciudad como, por ejemplo, el Parque Forestal y el Centro Cívico, el Malecón del Salado, Guayarte, etc. Hacer de cada parque emblemático un espacio de recreación cultural debería ser una consigna de la actual administración municipal para transformar el espíritu de la ciudad.

 

Estudio Paulsen, Numa Pompilio Llona # 195, Las Peñas, Guayaquil.

            El centro de Guayaquil, una vez que las actividades comerciales terminan, a partir de las seis de la tarde, es un espacio desolado, sucio y peligroso. Recuperar la vida del centro de la ciudad mediante la implementación de actividades artísticas y tomarse las calles del corredor cultural no solo es ofrecer un espacio emblemático para el disfrute de la ciudadanía sino también complementar la dinámica comercial del puerto con un espíritu urbano imbuido de arte.