José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, abril 03, 2023

Privatización de la seguridad pública

El 1 de abril, a las 21h04, el presidente, al anunciar la expedición del Decreto Ejecutivo No. 707[1], tuiteó: «El mayor miedo hoy es sentirse inseguro, en medio de una guerra entre ustedes y los delincuentes. Por eso anunciamos tres medidas inmediatas en esta #CruzadaPorTuSeguridad para combatir al mayor enemigo que tenemos que es la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado». Así, el presidente deslindaba la responsabilidad gubernamental en el problema de seguridad pública, en representación del Estado, y la cargaba sobre los hombros de la ciudadanía al ubicarla en un campo de batalla en el que ha quedado abandonada a su suerte: en medio de una guerra entre ustedes y los delincuentes. Horas después, borró el tuit, pero el sinsabor que dejó este acto fallido aún subsiste porque revela, en crudo, el pensamiento de la autoridad. Lo más grave de aquel anuncio es que la promoción del uso de armas, a nivel personal, como una manera de defenderse de la delincuencia abre un peligroso camino hacia la privatización de la seguridad pública que evidencia la incapacidad gubernamental para ocuparse de la seguridad pública y el abandono a su suerte de la ciudadanía, con el agravante de poner en riesgo la vida de sectores vulnerables de la población.

Es desalentador y angustiante el comunicado de la Policía Nacional del Ecuador «Recomendaciones de seguridad», que circula en las redes sociales, encabezado por la siguiente declaración: «En la actualidad está la inseguridad MUY ALTA [sic] y los robos y secuestros express están a la alza [sic] en todas las regiones del país». El comunicado es el testimonio del desamparo en que se encuentra la ciudadanía, con consejos de esta laya: «Evite ir en la noche a gasolineras, farmacias, supermercado, etc.», «Evite viajar en la carretera de noche, si lo chocan en la carretera ¡¡¡NO PARE!!! [sic]», «Si se paran en un carro al lado de usted y le enseñan una pistola, ¡¡¡NO SE BAJE DE SU AUTO!!! ¡¡¡Acelere y váyase!!! no lo quieren matar, ¡¡¡lo quieren secuestrar o robarle el carro!!! [sic]», etc. Esta realidad desdibuja el postulado del artículo 158 de la Constitución que en su inciso tercero dice: «La protección interna y el mantenimiento del orden público son funciones privativas del Estado y responsabilidad de la Policía Nacional». Así, el fracaso de la política pública de seguridad pública es el resultado de la incapacidad gubernamental para combinar los aspectos punitivos y represivos en conjunto con el fortalecimiento del sistema de seguridad y, adicionalmente, con las políticas públicas de inclusión social, cuya desinversión y falta de ejecución presupuestaria son preocupantes.

¿Por qué tener un arma en casa? ¿Conoce usted que si saca un arma tiene que estar dispuesto a disparar a matar porque de lo contrario el sujeto que lo amenaza lo hará primero? ¿Está usted dispuesto a matar? La ciudadanía, abandonada por el Estado y estimulada a defenderse por sí sola, deberá armarse, entrenarse y estar dispuesta a matar. Asimismo, con el mismo miedo de sufrir alguna acción criminal, los ricos se refugiarán, aún más, en sus guetos amurallados convirtiéndose, poco a poco y sin que se den cuenta, en rehenes de sus propios guardias. La clase media y los sectores populares no podrán pagar la seguridad privada y, al final de cuentas, todos viviremos secuestrados por la ansiedad que genera la urgencia de la seguridad armada. Por otra parte, los requisitos para «tener y portar armas de uso civil para defensa personal» generan desconfianza en un país en el que, luego de la amarga experiencia con los carnés de discapacidad, los certificados emitidos por autoridad competente son motivo de palanqueos y negocio de tramitadores. Al lobby de los traficantes de armas lo que le interesa es su negocio y no la salud mental de la humanidad. En Ecuador, ese lobby ya logró que el ICE a las armas bajase del 300% al 30%[2] y que la Asamblea Nacional incorporara al COIP el concepto de tenencia de un arma con fines de defensa personal.[3] Medite usted, ¿cuánto le pesará un muerto en la consciencia?

En un país como el nuestro, con los problemas de aporofobia, machismo y racismo que yacen latentes en el cuerpo social, la proliferación de armas en manos de civiles y la privatización de la seguridad son peligros adicionales para los grupos vulnerables. En los barrios populares, por obvias razones económicas, la gente no solo que no tendrá acceso a las armas y seguirá siendo extorsionada por los delincuentes, sino que, además, le es imposible la contratación de empresas de seguridad. Las personas racializadas y los migrantes —sobre todo, venezolanos— serían sujetos en quienes recaería la primera sospecha y, por tanto, quienes estén armados los verán como un peligro potencial para su seguridad. Además, si bien es cierto, muchas personas piensan que quien se quiere quitar la vida lo haría de cualquier forma, David Hemenway, director del Centro de Investigación de lesiones de Harvard, señaló que la tenencia de un arma en el hogar multiplica las posibilidades de suicidio, probablemente, por tres[4]. Y, por si fuera poco, hay que considerar que la violencia intrafamiliar, en un país que, en 2022, registró el más alto número de feminicidios desde 2014[5], agravaría sus consecuencias para las mujeres por cuanto, según estudios del Centro John Hopkins para la Solución de la Violencia por Armas, «Una mujer es cinco veces más propensa a ser asesinada cuando su abusador tiene un arma»[6].

            No estamos aún frente al libre porte de armas; sin embargo, la promoción de la medida como si se tratara de aquello, generó la inmediata aparición de pistoleros criollos en las redes sociales, con el mensaje tácito y burdo, de que hay que matar a los malos en defensa de los buenos. Leo con asombro, tristeza y preocupación la alegría de estos violentos; en medio de aquel festejo vaciado de humanidad, me topo con una postal, que circula en Tuiter, de un padre y su hijo caminando, tomados de la mano. El niño pregunta: «Papá, si matamos a todos los malos, ¿quedaríamos solo los buenos?»; y el padre responde: «No, hijo, solo quedaríamos los asesinos». Mi esperanza, al final de esta reflexión, radica en la moraleja de la historia: «El camino no es la violencia, sino la implementación de una política pública de seguridad, la inversión en educación y salud, y, en general, la construcción de una sociedad basada en la justicia social».



[2] Mishell Mantuano, «¿A quién beneficia la reducción del ICE a armas y municiones?», Wambra. Medio comunitario, 12 de enero de 2023, acceso 02 de abril de 2023, https://wambra.ec/beneficia-reduccion-ice-armas-municiones/

[3] Ecuador, Ley Orgánica Reformatoria de Varios Cuerpos Legales para el Fortalecimiento de las Capacidades Institucionales y la Seguridad Integral, Registro Oficial No. 279, Suplemento, 29 de marzo de 2023. Con el voto afirmativo de 117 asambleístas y cuatro abstenciones, de 121 presentes, esta ley se aprobó en la sesión No. 832 de la Asamblea Nacional, el 5 de enero de 2023. En el artículo 53, que reformó el artículo 360 del COIP, se incluyó en la reforma de la definición de tenencia, el concepto de posesión de un arma «con fines de defensa personal».

[4] Joel Gunter, «Suicidios, la silenciosa epidemia que se esconde detrás del derecho de portar armas en EE.UU.», BBC News, 24 de febrero de 2020, acceso 02 de abril de 2023, https://www.bbc.com/mundo/noticias-51400485

[5] «2022, el año mortal para las mujeres en Ecuador con 332 casos de femi(ni)cidio», Aldea, 17 de enero de 2023, acceso 02 de abril de 2023, http://www.fundacionaldea.org/noticias-aldea/mapa2022

[6] «Domestic Violence and Firearms», The Educational Fund To Stop Gun Violence, acceso 02 de abril de 2023, https://efsgv.org/learn/type-of-gun-violence/domestic-violence-and-firearms/


lunes, marzo 27, 2023

Cinco imágenes de una invasión

De mi archivo: La invasión a Irak, por parte de una coalición militar formada por E.E. U.U., Reino Unido, España y otros países, ocurrió hace veinte años entre el 20 de marzo y el 1 de mayo de 2003. La administración Bush justificó la invasión diciendo que el régimen de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva (químicas, biológicas y nucleares) y que apoyaba el terrorismo de Al-Qaeda. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, denunció que la invasión violaba la Carta de la ONU y el carácter ilegal de la invasión, según el derecho internacional. Nunca se encontraron armas de destrucción masiva y la Comisión del 11-S, entidad norteamericana para la investigación del atentado criminal contra las Torres Gemelas, determinó que no había pruebas de vínculo algo entre Hussein y Al-Qaeda. La invasión se prolongó en una guerra que en siete años causó la muerte de más de 100.000 civiles, según la ONG Iraq Body Count. De acuerdo a la misma organización las muertes de civiles documentadas, desde la invasión hasta 2023, alcanza la cifra de 300.000[1]. Un recuento informativo, veinte años después, se puede encontrar en este análisis del portal digital BBC News Mundo: Las mentiras que llevaron a Estados Unidos y a sus aliados a invadir Irak hace 20 años (y cuáles son sus consecuencias hoy en día) 

Publicado en Arca. Revista de Cultura, No. 3 (Junio 2003): 60-61.


            1 Un soldado norteamericano, subido a la estatua de 40 pies de altura de Saddam Hussein erigida en pleno centro de Bagdad, coloca sobre la cara del ex dictador de Iraq, una bandera norteamericana. Enseguida, una soga de grueso calibre rodea el cuello de la estatua. Al extremo de la soga, decenas de iraquíes tiran de la soga para tumbar el monumento. Como no lo logran, un tanque del ejército norteamericano llega en su ayuda. Entonces, simbólicamente, se vienen abajo los 25 años del régimen dictatorial de Hussein, el principio universal de no intervención, el sistema de Naciones Unidas como guardián de la paz mundial y se erige en el espacio vacío dejado por la estatua de Hussein, el espíritu omnipresente del Imperio encabezado por George W. Bush.

 

2 Aproximadamente dos millones de personas en Madrid y otros dos en Roma; un millón y medio en Londres igual que en Barcelona; doscientas mil en París; cien mil en Dublín y otro tanto en Atenas; unas setenta mil en Amsterdam, en Bruselas, o en Glasgow; decenas de miles en Oslo, Helsinki, Estocolmo, Goteburgo, Copenhague, Luxemburgo y Viena. Millones de manifestantes en Europa marcharon contra la guerra imperial en el momento en que el eje Bush-Blair-Aznar había decidido por sí y ante sí el ataque a Irak. Las protestas se multiplicaron en diversas partes del mundo durante los 21 días que duró la invasión. El manifiesto No en nuestro nombre, firmado por decenas de intelectuales de los Estados Unidos —Alice Walker, Noam Chomsky, Adrienne Rich y Edward Said, entre otros— tiene un llamado perentorio: «¿Qué clase de mundo será éste, si se permite al gobierno de los Estados Unidos lanzar comandos asesinos y bombas dondequiera que se le antoje?». El eje ganó la guerra militar como estaba previsto. No obstante, hasta hoy, esos millones de manifestantes del mundo entero son la expresión de una opinión pública global que condenó al Imperio y que, potencialmente, incuba el germen de la resistencia.

       

3 El miedo, que presidió las imágenes de la propaganda imperial, fue diseminado en la opinión pública de Occidente igual que las prohibidas bombas de racimo arrojadas por el Eje. Se dijo que la guerra era para protegernos de la alianza de Hussein con Bin Landen y de la existencia de armas de destrucción masiva y químicas que amenazaban al mundo. Arthur Schlesinger, ex consejero de John F. Kennedy, declaró que Hussein «no tiene nada que ver con los ataques del 11 de septiembre». La propia CIA señaló que no había evidencias que probaran alguna conexión entre Ben Laden y Hussein. De lo que sí tenía evidencia es de los lazos entre Ben Laden, petroleros sauditas y el régimen de Paquistán. Scott Ritter y los inspectores de Naciones Unidas que estuvieron en Iraq en 1998 señalaron varias veces que las armas químicas fueron destruidas casi por completo. Los nuevos inspectores tampoco concluyen que las armas del autócrata Hussein fueran una amenaza. Después de todo, si Hussein hubiera sido peligroso lo era porque Estados Unidos, que bombardeó los campos de Vietnam con napalm, le facilitó tecnología militar cuando era su aliado en contra de los ayatolas de Irán. El periodista Jorge Ramos concluye que, finalizada la guerra, no existe evidencia de que Hussein escondiera armas químicas y bactereológicas ni se ha podido probar que su ejército poseyera misiles con un alcance superior a 150 kilómetros.

4 Al comienzo, en la pantalla de la CNN, la guerra parecía una exhibición de fuegos artificiales. Esa fue la imagen que nos quisieron vender: una guerra de precisión, aséptica, sin víctimas inocentes. Una guerra inteligente en donde únicamente serían aniquilados los malos. Una parte de la prensa norteamericana se puso el uniforme del patrioterismo. Pero no les fue posible mantener el engaño. A pesar de la censura y la manipulación de los periodistas —informados solo de las ruedas de prensa oficiales— la existencia de la cadena Al Jazeera y de periodistas independientes mostraron el rostro verdadero de esta invasión criminal. Un solo ejemplo: en el pasillo de lo que parece ser un hospital, decenas de cadáveres de civiles se amontonan; un par de médicos cargan en sus brazos el cuerpo destrozado y bañado en sangre de un niño. La Cruz Roja ya no sigue contando lo que podían ser miles de civiles muertos sobre los que el Eje tendrá que responder.        
Rice, Rumsfeld, Cheney y Bush

  
5 La invasión militar del eje Bush-Blair-Aznar consumó el golpe de Estado mundial contra el dictador Sadam Hussein. El Imperio se consolida y continuará escribiendo la Historia como ya lo hizo en Afganistán. «Un guión eternamente repetido: los unos bombardean, los otros se guarecen». Así lo señala la palabra profética de Alejandro Moreano en su excelente libro El Apocalipsis perpetuo: «la nueva categoría organizadora del mundo ya no es la libertad sino la seguridad. La peor de las pesadillas orwellianas parece haberse cumplido: vivimos en el seno de un mundo policíaco». La siniestra derecha militarista que gobierna los EE. UU. —Dick Cheney, vicepresidente, Donald Rumsfeld, secretario de Defensa; Condolezza Rice, secretaria de Estado— ha de estar preparando las nuevas guerras preventivas, que antaño promoviera la doctrina nazi. Bush, convertido en la policía del mundo, es el Gran Hermano cuyo ojo todo lo vigila, todo lo invade, todo lo gobierna.

 


[1] Para mayor información, consultar el sitio web Iraq Body Count: https://www.iraqbodycount.org/


lunes, marzo 20, 2023

Siete fragmentos alrededor del neo-romanticismo ecléctico

Constance Mayer (1775-1821), El sueño de la felicidad (1819). Museo de Louvre.

1

Dijeron que la vida personal y la cotidianidad del autor no le interesaba al arte literario. Dijeron que el nuevo escenario tenía que ser urbano. Dijeron que la heroicidad de ahora es opaca y carece de pasión. Dijeron que había llegado el fin de la historia. Pero, contra la hegemonía del pensamiento único, estamos en un tiempo de diversidad de saberes y de un canon que se construye desde tradiciones propias; un momento de reivindicaciones políticas inéditas que implican la convivencia con la otredad; una ruptura con la modernidad cartesiana que nos lleva a la superación de la dicotomía entre cultura y naturaleza. También estamos en el tiempo de autorretratos, de las selfies que se multiplican en las redes sociales, de las confesiones reprimidas por las convenciones sociales que afloran como salidas de un baúl que se abre ya sin miedo; del reconocimiento de la naturaleza como un ente vivo y con derechos; de la emergencia de los feminismos y de los derechos de la población LGBTI; del protagonismo de personas que sobreviven a la violencia y el ascenso del neofascismo. Vivimos la continuidad de la historia desde la construcción de un nuevo yo y la lucha por nuevas libertades.

2

Nos enseñaron que no había que confundir al Narrador con el Autor; que lo único que debía considerar la crítica era el texto; y, sin embargo, hoy vemos de cuántas diversas maneras se funden la voz autoral con la voz narrativa y las formas confesionales de una voz que, siendo narrativa y autoral a la vez, las ha convertido en escritura para darnos ese objeto del deseo llamado texto. El enunciado Rousseau en Las confesiones podría ser la poética de una literatura confesional que da cuenta del yo en la complejidad de su situación espiritual e histórica: «Emprendo una obra de la que no hay ejemplo y que no tendrá imitadores. Quiero mostrar a mis semejantes un hombre en toda la verdad de la Naturaleza y es hombre seré yo. Solo yo. Conozco mis sentimientos y conozco a los hombres […] Si no soy mejor, a lo menos soy distinto de ellos»[1]. No toda experiencia de vida puede convertirse en literatura; finalmente, la cotidianidad anodina de la especie humana carece de intriga y sucesos capaces de desautomatizar la visión cotidiana del mundo. Pero sí, toda experiencia de vida puede ser literatura, no por las anécdotas sobre su existencia sino por la contemplación de los intersticios del alma de aquella vida en la materialización que conlleva la escritura destinada a entusiasmo estético, la escritura capaz de convertir la experiencia de un alma en la conmoción espiritual del ser humano.

3

El mundo agitado por las antiguas tormenta y pasión está testimoniado en dos libros de una narrativa cargada de poesía. El uno es Nuestra piel muerta, de Natalia García Freire: novela en la que la escena del mundo rural andino reemplaza a la campiña del gótico de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX; el castillo de Otranto da paso a la casa solitaria, de resonancias lúgubres y el fanatismo religioso, tanto el ancestral como el sincrético, se ha instalado como un ente sobrenatural en los corazones de los personajes. Desde similar orilla, el cuentario Las voladoras, de Mónica Ojeda, recupera la tradición oral popular de la ruralidad andina mediante la reelaboración poética de los mitos, en el marco del sincretismo religioso y cultural del mundo indígena y mestizo. Estos cuentos de Ojeda se inscriben en esa tradición de voces rumorosas que entretejen los sentidos de la vida y de la muerte, que descubren el horror y lo místico; la tradición oral popular y los saberes ancestrales y la crueldad del mundo: todo aquellos a lo quienes leemos nos asomamos desde el sublime terror de vernos confrontados con la muerte. Las historias y los personajes de ambos libros habitan el universo de un neogótico incrustado en los Andes.

4

La preeminencia del Yo, herencia romántica por excelencia, es una característica de Los cielos de marzo, de Andrea Crespo Granda, una novela de prosa lírica que estremece, y que, desde el tono confesional, abraza un neo-romanticismo, formalmente ecléctico, que narra una conmovedora historia de amor contrariado resuelta con la inmolación de la heroína. La novela es una desgarradora novela lírica que está estructurada con formas libres; su protagonista es una memorable heroína romántica, y su escritura, envuelta en el sentido irónico del arte y en una conmovedora expresión poética, recupera el paisaje de la naturaleza en función del espíritu. Asimismo, en el registro del Yo confesional, Estancias, de Alicia Ortega (Guayaquil, 1964), es una estremecedora práctica de escritura andrógina que nos permite transitar, desde la cotidianidad de la autora, en nuestra propia experiencia de vida. Alicia Ortega escribe sus meditaciones iluminando lo que ha vivido y las convierte en filosofía de lo cotidiano y sus gestos. Este texto andrógino es escritura del Yo, pero no desde el narcisismo sino desde la mirada cómplice de la sororidad, que transita en los espacios del duelo y la fiesta. Escritura andrógina que se sitúa entre el testimonio autobiográfico y el ensayo, entre la auto ficción y la filosofía, entre el diario de viaje y la cartografía personal. Tanto la novela de Crespo como la auto ficción andrógina de Ortega son textos que se inscriben en la estética del Yo neo-romántico libre, confesional, experimental, que deviene en el tiempo del Yo confesional que se autorretrata en la escritura, ya sea a través del personaje o de la propia autora.

5

Dos cuentarios escritos en clave opuesta se inscriben en el terror de lo real y en la presencia inquietante de lo fantástico en la realidad. En De un mundo raro, Solange Rodríguez Pappe construye sus relatos extraordinarios —en el tono del horror fantástico de la tradición de Poe— a partir de la libertad de la imaginación, como otra aproximación que tiene el conocimiento para desentrañar los niveles ocultos de lo real en una atmósfera gótica del trópico: el mundo de ultratumba es parte del mundo de los vivos y las premoniciones apocalípticas son reelaboraciones de la destrucción a la que el mal somete al mundo. Este es un cuentario que, a partir de la ironía y el humor para enfrentar la muerte y los miedos a lo sobrenatural, destruye la dicotomía racional entre lo real y lo fantástico construyendo un mundo que los contiene a ambos en lo cotidiano sin solución de continuidad entre sus bordes; un libro en el que algunas de sus historias suceden en tiempos apocalípticos y mundos distópicos como para decirnos que vivimos la era de un apocalipsis permanente; un libro que incorpora la oralidad del folklore en el rito solitario que integra la escritura y la lectura. En el otro extremo, en un tono hiperrealista, el cuentario Sacrificios humanos, de María Fernanda Ampuero, desarrolla el horror de lo abyecto del ser humano en cada cuento y asistimos al espectáculo de una galería asfixiante de monstruos sin posibilidad de redención a partir de una imaginación libérrima. Son historias que, en la tradición de Mary Shelley, E.T.A. Hoffman y Horacio Quiroga, incorporan los elementos que se desprenden del gótico del romanticismo del siglo XIX en historias y escenarios contemporáneos: la casa tenebrosa acompañada de la violencia intrafamiliar; la recuperación de la oralidad popular para potenciar el terror y lo sobrenatural; la presencia de seres de ultratumba en combinación con seres violentos en el mundo patriarcal de los vivos; todo ello, en medio de personajes que luchan dentro de sí mismos contra sentimientos depresivos, angustiantes, morbosos. En ambos cuentarios, la heroína rebelde se enfrenta a la violencia del patriarcado, lucha contra de las convenciones y disfruta de su sexualidad libre.

6

Desde la confrontación del Yo con la muerte y la redención de ese mismo yo a partir de una heroicidad cotidiana estos dos poemarios están envueltos por la atmósfera del neo-romanticismo ecléctico. Labor de duelo, de María Paulina Briones, poemario de verso deslumbrante, está alimentado de lo onírico y la terrorífica cotidianidad de la muerte. En él, la poeta medita sobre la vida atravesada por el duelo y, en su verso, recupera el sentido del dolor para continuar la vida con la sabiduría del ser que ha purgado la pérdida. El poema, en este sentido, ha transgredido el terreno sonámbulo de la muerte. Victoria Vaccaro García, en Breve mitología del cuerpo original, convierte en poesía la transición de un cuerpo, que nace varón, y la génesis de la mujer que lo habita; su escritura evoca a la naturaleza para volverla compañera de los diversos estadios del espíritu. El poemario se construye desde la textualidad ceremonial de un tránsito que es, al mismo tiempo, corporal y del espíritu.

 

y 7

François Gerard, Madame de Staël (c. 1817), Coppet Castle.


El neo-romanticismo ecléctico es una escritura que puede observarse en la literatura ecuatoriana de comienzos del siglo XXI y que, con amplia libertad de formas y preocupaciones temáticas, reelabora ciertos conceptos del romanticismo decimonónico a partir de un yo con identidad de género, la construcción de nuevas formas de relación con la naturaleza, la asimilación de variadas estéticas de la escritura, una visión crítica del mundo marcada por la diversidad sexual y étnica y el rechazo al canon patriarcal dominante. Vivimos un tiempo en el que recobra vigencia, desde perspectivas contemporáneas, el entusiasmo enfrentado al fanatismo. Ya lo señaló Madame de Staël: «El fanatismo es una pasión exclusiva, cuyo objeto es una opinión; el entusiasmo se repliega a la armonía universal: es el amor de lo bello, la elevación del alma, la alegría del sacrificio, reunidos en un mismo sentimiento lleno de grandeza y de serenidad»[2]. La amplitud que ha ganado para el arte y la literatura la definición de lo bello, el entendimiento del alma en unidad indisoluble del cuerpo ya que toda persona es un cuerpo con historia, el entendimiento del yo como un yo escindido y diverso, las nuevas libertades por las cuales se lucha, el acercamiento a la naturaleza y la relación de respeto que se establece entre el ser humano y la vida son características de un nuevo entusiasmo. La ironía del distanciamiento que se establece entre quien escribe y la escritura; el entendimiento de la literatura como un artificio ecléctico y un espacio para la problematización de la rebeldía son los cimientos de un neo-romanticismo que deconstruye las convenciones patriarcales, supera las ilusiones del liberalismo económico y concentra la mirada en el ser humano por sobre el capital. Finalmente, desde la experiencia de formas experimentales, envuelta la literatura en nuevas prácticas signadas por la vieja formulación de tormenta e ímpetu, esta tendencia neo-romántica ejerce, desde el eclecticismo textual, el sentido liberador de la escritura.



[1] Jean-Jacques Rousseau, Las confesiones [1782] (México: W.M. Jackson, Inc., 1973), 1.

[2] Madame de Staël, Alemania [1810] (Madrid: Espasa-Calpe, Colección Austral # 184, 1991), 187.