José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).
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lunes, mayo 24, 2021

Humberto E. Robles (1938-2021), in memoriam

           

Humberto Robles (foto: Mercedes Robles)

Con sencillez y generosidad académica, en 1993, Humberto E. Robles aceptó ser, desde su primer número, miembro del consejo asesor de Kipus. Revista Andina de Letras, publicación de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. Años más tarde, en 2018, con el mismo espíritu, integró el consejo asesor de otra revista que también fundé: Pie de página. Revista literaria de creación y crítica, de la Universidad de las Artes, de Guayaquil. Su tarea crítica comenzaba por una exigencia de sí mismo y un reconocimiento socrático del propio saber: «darme cuenta de mi ignorancia porque esa es una de las bellezas de exigirme, de trabajar y de estudiar, [darme cuenta] cuan ignorante es uno, cuan limitado es…»[1]. Para él, la función de la crítica radica en lecturas capaces de esclarecer e interpretar un texto, de tal forma que se lo valore inserto en su contexto cultural, y creía firmemente en las revistas académicas como espacios para el desarrollo de los estudios literarios.


            «Quisiera pensar que “lo nuestro” y lo cosmopolita me constituyen»[2], establecía Humberto Robles en su discurso de ingreso como miembro correspondiente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, el 3 de julio de 2013. Ese discurso, que es una reflexión sobre Ecuador. Journal de Voyage, de Herni Michaux, entendido como poética de un mural que abarca tres mundos: el Atlántico, los Andes y la Amazonía, es también la génesis de un trabajo de mayor aliento titulado Michaux y su Journal de voyage. Hacia ecuadores y allende. Presencias, rastros y contrapuntos (con varios rescates y anexos) (2016), en el que Robles, desde una lectura cultural que va interrogándose sobre lo nuestro y su inserción cosmopolita, inserto en la tradición martiana de nuestra América, nos conduce por la ruta de Michaux y, al mismo tiempo, desentraña la mirada del otro sobre nuestro territorio y el ser que lo habita. Robles desarrolla cuatro líneas de lectura que se entrecruzan: 1) el empalme del diario de Michaux con la crónica de La Condamine; 2) el esclarecimiento del sentido del mundo y la tensión entre lo familiar y lo extraño; 3) la descripción de la enmarañada imaginería de la naturaleza y la cultura ecuatoriales; y 4) el enlazamiento del diario con la producción literaria del Ecuador en aquel entonces.[3]

           


«Mientras no haya una conciencia de nación no saldremos de la crisis»[4], dijo Robles y sus palabras corroboran el sentido general de su obra crítica. La visión del matapalo en el diario de Michaux estaba con la distinta misma mirada en Los Sangurimas, de José de la Cuadra, cuya obra es analizada en Testimonio y tendencia mítica en la obra de José de la Cuadra (1976): este libro ha fijado el basamento para toda lectura posterior de la obra de De la Cuadra en dos líneas: la representación de la situación histórico-social y la recuperación de la tradición oral de la cultura montuvia y su construcción mítica. Una particular disección de Robles es la que lleva a cabo a partir de la «Teoría del matapalo» con la que De la Cuadra abre Los Sangurimas y la estructura misma de la novela montuvia, entendido como motivo para cohesionar la memoria colectiva y las hazañas engarzadas en lo mágico y lo maravilloso: «La solución para ese problema de composición la halló en el insigne árbol montuvio: el matapalo»[5]. Este libro inaugural está dedicado a Mercedes Tort Capparelli, su compañera de vida, con quien estuvo casado cincuenta y ocho años.

           


La noción de vanguardia en el Ecuador. Recepción-trayectoria-documentos. 1918-1934 (1989) es un aporte fundamental, con documentación de primera mano, que expone una perspectiva nueva, compleja, llena de hallazgos, de lo que significó la presencia, el descrédito y el descarte de la noción de vanguardia en nuestro país. Hurgando en revistas literarias, periódicos y otras publicaciones de la época, que el autor tiene la gentileza de compartir con quienes leemos el libro, Robles propone una lectura crítica sobre un período en el que conviven varias vertientes de tradición y ruptura y enfatiza que, antes que hablar de vanguardia es mejor hacerlo de noción de vanguardia. Robles expone la recepción de la literatura de vanguardia por parte de la intelectualidad ecuatoriana y explica de qué manera la noción de vanguardia fue diluyéndose hacia la literatura social. Después de 1934, «se descartó y rezagó cualquier referencia a la noción o al vocablo en tanto la una como el otro representaban manifestaciones del espíritu burgués»[6].

           


De Pigafetta a Borges. Ensayos sobre América Latina (2016) contiene un conjunto de reflexiones rigurosas y de prosa que ilumina los textos que da cuenta de lo nuestro y del mundo. El viaje enlaza las aventuras de Pigafetta y Michaux, atraviesa los vasos comunicantes entre historia, ficción y perniciosos nacionalismos que desarrolla Borges y recala en el Guayaquil imaginado de la literatura. Este libro incluye dos ensayos claves para la literatura ecuatoriana: el uno, «Imagen e idea de Guayaquil: el pantano y el jardín (1537-1997)», es un recorrido por textos literarios de diversos géneros que dan cuenta del imaginario que ha sido construido alrededor de Guayaquil. En medio de las imágenes sobre la riqueza, abundancia y comercio del puerto, «perdura la sensación de una ciudad pujante, en marcha, no realizada, sin una identidad que se haya consolidado» con demasiados seres excluidos.[7] El otro es «Pablo Palacio: el anhelo insatisfecho», un texto que está en el inicio de las investigaciones de Robles sobre la vanguardia. En él, analiza las novedades vanguardistas de la obra de Palacio y enlaza la creación del personaje del Teniente, en Débora, con el procedimiento utilizado por Unamuno en Niebla. Ese mismo Unamuno, cuyo descubrimiento en los años colegiales llevó a Robles al campo de los estudios literarios que realizó en Columbia University y en Northwestern University.

            Humberto Eudoro Robles Cobos (Manta, 18 de agosto de 1938 – Miami, 20 de mayo de 2021), profesor emérito de Northwestern University, nos deja el recuerdo de su amor cotidiano por la familia, de su plática amena y socarrona, al más puro estilo de la oralidad montuvia, y un legado indeleble para la tradición crítica en búsqueda de una conciencia de nación.  



[1] Humberto Robles entrevistado por Carlos Calderón Chico, en Literatura, autores y algo más… (Guayaquil: edición de autor, c. 1983), 211.

[2] Humberto E. Robles, «Cual los imbéciles, buscando un bastón. En torno al enmarañado viaje de Henri Michaux al Ecuador», en De Pigafetta a Borges. Ensayos sobre América Latina (Barcelona: Paso de Barca, 2016), 43.

[3] Humberto E. Robles, Michaux y su Journal de voyage. Hacia ecuadores y allende. Presencias, rastros y contrapuntos (con varios rescates y anexos) (Barcelona: Paso de Barca, 2016), 29-30.

[4] Humberto E. Robles, «El país que inventamos choca con el país real», entrevista, El Comercio, 1 de agosto de 1999: C7.

[5] Humberto E. Robles, Testimonio y tendencia mítica en la obra de José de la Cuadra (Quito: Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1976), 198.

[6] Humberto E. Robles, La noción de vanguardia en el Ecuador. Recepción-trayectoria-documentos. 1918-1934 (Guayaquil: Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Núcleo del Guayas,1989), 70. 

[7] Humberto E. Robles, «Imagen e idea de Guayaquil», en De Pigafetta a Borges…, 95.


domingo, junio 04, 2017

El plagio de "Redacción Expreso"


          La pereza mental y la ausencia de ética en lo que atañe al respeto frente a la autoría de un texto, parecería una práctica común de cierto periodismo cultural que no tiene ningún escrúpulo a la hora de “cortar y pegar” para hacer sus “notas culturales” de ocasión. En la edición dominical online de Expreso, del 4 de junio de 2017, aparece la nota “Juan Rulfo, piedra, hilos y páramo”, firmada por “Redacción Expreso”.
            La nota es un plagio del artículo del académico manabita Humberto Robles: “Juan Rulfo cumple cien años: piedra, hilos y páramo”. El artículo de Robles ya había aparecido en el portal web de la Revista Literaria Metaforología, el 16 de mayo; en la página web institucional de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, el 17 de mayo; y en la edición online de CartoNPiedra, el 22 de mayo.
            Humberto Robles, Professor Emeritus de Northwestern University, escribe en su artículo: “La capacidad sugestiva de esas obras las ha transformado a lo largo del tiempo en patrimonio de las letras no solo mexicanas. El público las lee, las conversa y las comenta sin tregua. En ese sentido, mérito aparte, Pedro Páramo, diría Borges, es ya un clásico de la literatura iberoamericana.”
El plagiador de Redacción Expreso transcribe: “La capacidad sugestiva de esas obras las ha transformado a lo largo del tiempo en patrimonio y no solo de las letras mexicanas. El público las lee, las conversa y las comenta sin tregua. En ese sentido, mérito aparte, ‘Pedro Páramo’, diría Borges, es ya un clásico de la literatura iberoamericana.” El trabajo del plagiador ha sido añadir un “y” innecesaria.
Pero luego, al plagiador de Redacción Expreso le dio pereza de añadir, quitar o cambiar alguna palabra del texto, así que los dos siguientes párrafos son una transcripción del artículo de Robles. El primer párrafo comienza así: “Recorremos ese texto y sentimos que allí nos descubrimos, que allí rozamos fundamentos del lenguaje y del ethos que nos constituyen.” El otro comienza de esta manera: “Pedro Páramo capta esos umbrales en que colindan la tradición y el cambio, el ser y el estar, propone un mundo que se desmorona y otro que apenas, si algo, se vislumbra.”
Humberto Robles reflexiona y escribe en primera persona en su artículo: “La ilustración de ese precario hilo, la difícil habilidad en lograrlo, es lo que siempre me ha dejado perplejo y alelado cada vez que vuelvo a Pedro Páramo, y en ello quisiera fijarme: compartir a continuación con el lector, a manera de ilustración y homenaje, un conjunto de fragmentos que recogen el poder poético, evocador, que sugiere la prosa de Rulfo.”
El plagiador de Redacción Expreso ni siquiera se da cuenta de la primera persona y transcribe: “La ilustración de ese precario hilo, la difícil habilidad en lograrlo, es lo que siempre me ha dejado perplejo y alelado cada vez que vuelo a leer ‘Pedro Páramo’.” Y lo deja ahí, cortando la frase de Robles. El plagiador no “vuelve” a leer la novela, sino que “vuela” a “cortar y copiar” el texto de Robles.

Humberto Robles, al final de ese párrafo, dice: “Pedro Páramo es todo un oráculo, un manual de imágenes y sensaciones poéticas que nos quieren hacer llegar a ese punto en que se dan umbrales visuales, temporales, olfativos, táctiles y auditivos.” El plagiador, como ha suprimido algunas líneas del texto de Robles, se toma el trabajo de cambiar el comienzo de la oración: “La obra es todo un oráculo, un manual de imágenes y sensaciones poéticas que nos quieren hacer llegar a ese punto en que se dan umbrales visuales, temporales, olfativos, táctiles y auditivos.”
El ensayo de Robles continúa con una serie de citas de la novela y más reflexiones, que el plagiador ya no toma en cuenta. Redacción Expreso también transcribió el párrafo final que comienza: “En la aclamada novela del autor mexicano, el contraste surge de la yuxtaposición de la perspectiva de Juan Preciado con la de los recuerdos teñidos de ensueño de su madre, Dolores.”
¡Ni un solo párrafo entrecomillado! ¡Ni una sola mención a Humberto Robles! ¿Era muy difícil pedir permiso al profesor Robles y publicar el artículo completo con la firma de su autor? El plagiador Redacción Expreso copió los párrafos que quiso, mutiló los que ya no le interesaron, y, sin ningún empacho, firmó la nota de ocasión como si fuera propia.
Esa falta de respeto por el trabajo intelectual es típica de una práctica mediática que entiende la cultura únicamente como espectáculo. De ahí que cuando ese tipo de periodismo requiere profundizar un tema, el único recurso que tiene a mano es “cortar y copiar”.

Artículo de Redacción Expreso 

Adenda:



Después de que subí esta entrada, me llegó una foto de la edición impresa de Expreso.
En ella, el artículo de Humberto Robles sí consta con su nombre como autor. No obstante, el artículo de Robles apareció mutilado, sin que el autor hubiese conocido de su publicación y menos autorizado los cambios que son altamente significativos pues, al mutilar el ensayo de la forma que el editor lo hizo, le quita toda la argumentación con ejemplos de la novela. Esto también es una práctica vergonzosa: mutilar groseramente un artículo académico sin pedir permiso a su autor.
Debo aclarar, además, que fue Humberto Robles quien, a primera hora de la mañana, me escribió indignado —sin saber de la publicación mutilada de su ensayo en la edición impresa—, toda vez que en la edición online, el nombre del autor del artículo es “Redacción Expreso”. Y ha sido el mismo Robles quien, al final del día, me escribió diciendo que él jamás fue consultado para la publicación mutilada de su artículo, y menos que la haya autorizado.
De todas maneras la calavera es ñata: la versión online de Expreso, según lo que escribí, cometió lo que en el mundo académico se conoce como plagio al publicar el artículo y poner como autor del mismo a “Redacción Expreso” y no a Humberto Robles. Y la edición impresa del mismo diario mutiló groseramente el artículo sin autorización alguna de su autor. Dos prácticas aberrantes de ese periodismo que carece de respeto para con el pensamiento académico.

Colofón:

 








Mariella Toranzos, responsable de la página dominical de cultura de Expreso, escribió una entrada en Facebook y un tuit el día de ayer. Yo le respondí a través de tuit largo.
Copio las capturas de pantalla correspondientes.