José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).
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lunes, julio 13, 2020

El montuvio ya se instaló con nombre propio en el Diccionario de la Lengua Española

           
Cantares del pueblo ecuatoriano, p. 106.
Al parecer, una boutade de Miguel Donoso Pareja se convirtió en una frase célebre. Él explicó en su prólogo a Los Sangurimas, de José de la Cuadra,[1] que los escritores de la Generación del 30 escribieron «montuvio», con «v», en vez de «montubio», con «b», porque prefirieron la idea de montuvio = monte + vida, y no la de montubio = monte + biología. Esta formulación tiene dos debilidades: la primera, que bio significa, justamente, vida y no biología (que, además, para contradecir a Donoso, es el estudio de la vida); y, la segunda, que Donoso no investigó la tradición del uso de la palabra montuvio y se limitó a lanzar una ocurrencia. La palabra montuvio, con «v», tiene una tradición que puede rastrearse en el siglo XIX y recién, desde 2014, está aceptada por la RAE en la vigésimo tercera edición del Diccionario de la Lengua Española, DLE.
            En Cantares del pueblo ecuatoriano, Juan León Mera registra la palabra montuvio, via, como sinónimo de montañés, con la siguiente definición: «Dase en la costa el nombre de montuvio al habitante de los campos y selvas. Equivale al chagra de la sierra» [2]. He ilustrado esta entrada de mi blog con la página 106 de Cantares en donde aparece tal definición, a propósito de la llamada a una nota al pie que el propio Mera hace sobre el vocablo montuvia:

Yo le dije a una montuvia
Que se dejara querer,
Y, no sé por qué sería,
No me quiso responder.

            Paulo de Carvalho-Neto, en su Diccionario del Folklore Ecuatoriano, mantiene las dos escrituras de la palabra, pero desarrolla su estudio bajo la forma montuvio. Para montubio anota: «Variante gráfica de montuvio», y añade: «Según [Justino] Cornejo, la grafía b fue fijada por la Academia de Madrid», aunque no dice cuándo. Carvalho-Neto cita la Semántica o ensayo de lexicografía ecuatoriana (1920), de Gustavo Lemos, que explica la etimología de montubio: «Seguramente se formó este vocablo del sustantivo monte y la partícula griega bio, que significa vida, cambiando únicamente en u la vocal de enlace e, tal por vez por eufonía. Montubio, equivaldría, pues, a mont-u-bio, esto es, que vive en el monte».[3]
El montuvio ecuatoriano, 1937.
            Los escritores de la Generación del 30 establecieron en sus obras el uso de montuvio. Así, el subtítulo de Los que se van (1930), de Demetrio Aguilera Malta, Joaquín Gallegos Lara y Enrique Gil Gilbert, es «Cuentos del cholo i del montuvio»; José de la Cuadra subtitula Los Sangurimas como «novela montuvia ecuatoriana», y a su lúcido ensayo sobre la identidad cultural del campesino de la costa, lo llamó El montuvio ecuatoriano (1937). No se conoce que alguno de ellos haya explicado el porqué de la escritura montuvio con «v».
            Hasta su vigésimo segunda edición (2001), el DLE, registraba montubio y lo definía así: Montubio, bia. adj. Am. Dicho de una persona: Montaraz, grosera. U.t.c.s. 2. m. y f. Col. y Ecuad. Campesino de la costa. Finalmente, en su vigésimo tercera edición (2014), actualizada en línea a 2019, el DLE tiene una nueva entrada: Montuvio, via. m. y f. Ec. Campesino de la costa. La inclusión de montuvio en el DLE, como de uso en Ecuador, se dio por solicitud de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, según lo cuenta en el artículo «Montubio, no: montuvio» la ensayista Susana Cordero de Espinosa, su actual directora: «Usted [Ángel Loor Giner] me habló con énfasis de esta preocupación [que, en el DLE, aparecía el vocablo montubio, con una connotación negativa, y no montuvio, con la definición que ahora consta en él] a la que pude dar curso personalmente, en calidad de coordinadora lingüística de nuestra Academia Ecuatoriana, en una de tantas reuniones a que asistí en Madrid o en otra capital de habla española».[4]
            Finalmente, Humberto Robles, en el prólogo a su edición crítica de El montuvio ecuatoriano, plantea que el origen «quizás, remitía a una etimología latina igualmente persuasiva, y, a lo mejor, hasta aun más ilustrativa: monte y río (fluvius). Montuvio sería entonces el genuino habitante de esa “zona… de la costa del Ecuador regada por los grandes ríos y sus numerosos tributarios” [concluye, citando a De la Cuadra]»[5]. Una aproximación bastante más rigurosa que la ocurrencia de Miguel Donoso[6] que ha sido, y, de cuando en cuando, sigue siendo, desaprensivamente, repetida. Lo cierto es que el montuvio de la costa ecuatoriana llegó y se instaló con nombre propio en el DLE de la península ibérica.[7]


[1] José de la Cuadra, Los Sangurimas, Colección Joyas Literarias, novelas breves del Ecuador, prólogo de Miguel Donoso Pareja (Quito: Editorial El Conejo, 1984), 10.
[2] Juan León Mera, Cantares del pueblo ecuatoriano (Quito: Academia Ecuatoriana, 1892), 106, (en cursiva, en el original).
[3] Paulo de Carvalho-Neto, Diccionario del Folklore Ecuatoriano (Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1964), 298-299 (en negrita, en el original).
[4] Susana Cordero de Espinosa, «Montubio, no: montuvio», El Comercio, 11 de enero de 2015, https://www.elcomercio.com/opinion/columna-susanacorderodeespinosa-opinion-idioma-montubio.html
[5] Humberto Robles, «Introducción», a José de la Cuadra, El montuvio ecuatoriano, edición crítica de Humberto Robles (Quito, Libresa / UASB, 1996), IV-V.
[6] El propio Donoso Pareja, años más tarde, suprimió dicha ocurrencia, cuando reprodujo los doce prólogos de la Colección Joya literarias, ya citada, en Novelas breves del Ecuador (Quito: Editorial El Conejo, 2008). Lastimosamente, en esa edición, los editores se decidieron por el vocablo montubio en el texto de Donoso y, sin ningún criterio que lo respalde, también en las citas de la novela De la Cuadra.  
[7] Este artículo puede ser reproducido, total o parcialmente, siempre que se solicite autorización al autor y se cite su fuente: Vallejo, Raúl. «El montuvio ya se instaló con nombre propio en el Diccionaio de la Lengua Española». Acoso textual (blog). 13 de julio de 2020. http://acoso-textual.blogspot.com/2020/07/el-montuvio-ya-se-instalo-con-nombre.html