José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, octubre 16, 2023

Apuntes en torno a una derrota electoral

            

En dos elecciones consecutivas, los candidatos, tanto de la burguesía financiera como de la burguesía agroexportadora, han ganado la elección presidencial en la segunda vuelta, con cuatro puntos de diferencia, después de que la Revolución Ciudadana, RC, ganara la primera con más de diez. Concluir que todo es producto de la traición y de la maldad de los poderes fácticos es ignorar que en la lucha política el reconocer los errores propios es el primer paso para superarlos y que los partidos que luchan contra el poder hegemónico tienen que buscar alianzas y ser autocríticos. Veamos algunos apuntes sobre la derrota electoral en estas presidenciales.

 

Uno

La inquisición ideológica del capitalismo salvaje de hoy cuelga el sambenito del comunismo a quien se atreva a decir que, en la política pública, hay que privilegiar al ser humano por sobre el capital. En este sentido, ha satanizado cualquier veleidad reformista de la socialdemocracia, de tal manera que la democracia burguesa solo admite moverse del centro a la derecha. Como parte de su estrategia ideológica, ha convertido al individualismo consumista en la nueva religión, que trivializa la política y la reemplaza por el mercadeo, ofrece la aspiración de poseer los bienes del paraíso terrenal del mall y la satisfacción placentera de la cultura del espectáculo bajo el signo de los likes. Para su táctica comunicacional, cuando la burguesía ve amenazada mínimamente la insaciable acumulación de capital, su aparato ideológico hace uso impúdico de las noticias falsas y construye narrativas basadas en el manejo inescrupuloso de la posverdad. En un mundo en el que el comunismo ya es un pasaje de la historia, la burguesía reaccionaria y neofascista ha logrado posicionar la idea de que cualquier idea de justicia social es una amenaza comunista y, por tanto, un peligro para la democracia. Frente a este panorama general hay que confrontar y desmentir de manera constante las falacias ideológicas del poder, y posicionar el pensamiento de que sí es posible la construcción de una patria más justa y solidaria en la que las personas gocen de sus libertades individuales y respeten el bien comunitario.

 

Dos

En nuestro país, la criminalización del correísmo persigue judicialmente a dirigentes y militantes del movimiento Revolución Ciudadana, así como utiliza todas las herramientas comunicacionales para desprestigiarlo. Esta criminalización es un caso de estudio de lo que constituye una cruel guerra judicial (lawfare). Los poderes fácticos del país han utilizado el aparato judicial para la persecución a tal punto que se condenó al expresidente Correa por «influjo síquico». Asimismo, el ex contralor Pablo Celi, hoy en la cárcel por corrupto, inició la instrumentalización de la Contraloría para perseguir administrativa y civilmente a los exfuncionarios de todo nivel del gobierno de la Revolución Ciudadana. Por otra parte, los medios hegemónicos íntimamente ligados a los grupos de poder son sus operadores ideológicos y comunicacionales. Estos medios y sus voceros son activistas políticos del anticorreísmo militante que usan la máscara de periodistas: todos los días sus noticieros se dedican a la administración de la verdad y la manipulación de los hechos; en las redes sociales, los mensajes de odio se multiplican a través de sus mercenarios digitales y su ejército de trolls. Frente a la guerra judicial solo queda agotar los recursos jurídicos internos y recurrir a instancias internacionales, con los consiguientes costos judiciales y continuar el debate y la confrontación para la disputa de la comunicación y el espacio virtual.

 

Tres

La Revolución Ciudadana, por su lado, no ha logrado superar cierto sectarismo de su discurso político ni la poca autocrítica sobre los casos de corrupción durante sus años de gobierno. El discurso sectario le habla, básicamente, a sus militantes, sin darse cuenta de que necesita hacer pedagogía en el grueso de la población en la que el poder ideológico ha sembrado dudas: la figura fresca y juvenil de Rafael Correa como un líder emergente en 2006 se percibe ahora como una figura patriarcal, autoritaria y sedienta de venganza. Es obvio que cualquier candidatura de la Revolución Ciudadana necesita el apoyo de su líder histórico, pero es indispensable, también, que esa candidatura, más aún la presidencial, de cara a quienes no son militantes políticos sino electores, demuestre liderazgo, capacidad y, sobre todo, autonomía a la hora de gobernar. Tener de asesor a Correa sería un lujo necesario por su sapiencia, pero demostrar que se gobernará con autonomía es una obligación política porque, al final del día, la gente no elige asesores sino gobernantes. Lo más grave, sin embargo, es la incapacidad autocrítica para el tratamiento de los casos de corrupción. Dos ejemplos: 1) si bien el «influjo síquico» es un ejemplo paradigmático de la guerra judicial (lawfare), no está suficientemente claro para la ciudadanía si Pamela Martínez actuó por su cuenta o había un grupo, dentro del gobierno, que lucraba de contribuciones irregulares e ilegítimas para supuestos fines electorales; y 2) si bien no existen pruebas de la ruta del dinero de Odebrecht que impliquen directamente a Jorge Glas, si hubo grabaciones y pruebas sobre el dinero que recibió Ricardo Rivera, el fallecido tío de Glas y José Conciençao Santos, apoderado de la constructora brasileña.

 

Cuatro

Otro problema grave es la incapacidad para concretar alianzas con movimientos políticos y sociales, tipo Frente Amplio, que convoque a sectores democráticos y de izquierda que recelan el caudillismo de Rafael Correa. El triunfalismo por el resultado de las elecciones seccionales de febrero hizo creer que haber ganado gobiernos locales era suficiente, sin pensar aquellos triunfos, con sus respectivas particularidades, se obtuvieron, sobre todo, con el voto duro del correísmo. La ausencia de autocrítica, ya señalada, ha impedido dialogar con el movimiento indígena y sus dirigentes. Por ejemplo, la represión al pueblo Saraguro, en agosto 2015, es una herida abierta que necesita cicatrizar mediante el diálogo; el pretender ningunear a la dirigencia de las comunidades y convencer a las bases es desconocer la cultura comunitaria indígena y la vocería de la dirigencia. También existen otras figuras de la lucha social cuya presencia en el binomio presidencial, basada en alianzas programáticas claras, contribuiría a ampliar la base electoral.

 

Cinco

El mercadeo no es suficiente para quien debe posicionar una política contra hegemónica y si bien Luisa González fue una candidata que maduró durante la campaña, nunca pudo mostrarse autónoma pues se mantuvo siempre bajo la tutela del líder. La ausencia de una real democracia interna —que no es un mal solo de la RC sino de todo el sistema político ecuatoriano— impide el debate interno y el surgimiento de nuevos liderazgos, y, por tanto, impide también el desarrollo de la política para caer en la trampa de la burguesía dominante que ha convertido la política en un escenario de ocurrencias publicitarias.

 

Final

Estos apuntes son reflexiones que, por supuesto, requieren un análisis más profundo de los resultados electorales. Para ello, hay que considerar el voto por regiones (desde provincias hasta parroquias), diferenciando lo urbano y lo rural; qué tanto influyó el asesinato de Fernando Villavicencio y las narrativas que construyeron al respecto; la manera cómo se desarrolló la publicidad electoral (cuánto impacto tuvieron las gafas o los borregos, frente a la imagen informal y los muñecos de cartón, y otras tácticas como la publicidad final cuando ya imperaba el silencio electoral); cuál fue la estrategia del candidato triunfador, qué sucedió con el voto joven si es que fuera posible analizarlo sin distorsiones, cuánto influyó la campaña sucia con los cucos del comunismo y la desdolarización, etc. El debate debe ser permanente y con el objetivo de profundizar y modificar las políticas que permitan retomar la construcción de un país diferente durante el ejercicio de un nuevo gobierno de la revolución ciudadana.    


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