José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

jueves, mayo 19, 2016

Rosa Elvira Cely, nuevamente victimizada


A casi cuatro años del feminicidio de Rosa Elvira Cely (29 de mayo de 2012), la Secretaría de Gobierno de Bogotá, al contestar una demanda de la familia de Rosa Elvira, señaló que la culpable era la propia víctima por haber accedido a salir con su violador y asesino. En un extenso reportaje de El Espectador, del 15 de mayo pasado, Adriana Cely, hermana de la víctima, dijo: “Es una ofensa para mi familia, para la sociedad, para las mujeres. Siguen insistiendo en que nosotras somos las culpables. ¿Acaso mi hermana tenía que pedirle antecedentes a Javier Velasco? ¿Acaso alguien lo hace? Me da mucho dolor contarles algo así a mi mamá y a mi sobrina, sobre todo en vísperas del aniversario de su muerte. Pensaba que con el tiempo y las evidencias que están en el expediente ya no va a volver a oír esas cosas, pero veo que estaba errada”, y añadió. “Estoy indignada y me duele”.
La Ley Rosa Elvira Cely, aprobada a comienzos de 2015, es un ejemplo de cómo una víctima puede convertirse en el símbolo de la lucha contra el feminicidio y proteger a otras mujeres con su propio sacrificio. Hoy, cuando Rosa Elvira ha vuelto a ser víctima por su condición de mujer, comparto este poema en su memoria:


Rosa Elvira Cely, empalada en Bogotá

No solo es el suplicio inenarrable de tu agonía
entre los árboles solitarios del Parque Nacional.

Es la sevicia de un hombre
la complicidad de todos los hombres
la vasta crueldad de la condición masculina.

Tu sexo atravesado por la furia del falócrata
Tu vientre hollado por la violencia del amo
Tu cuerpo que ya no es tuyo sino del tormento.

Rosa Elvira Cely, 35 años, una niña de 12, martirizada
la dignidad de la vida con la atrocidad de tu muerte.



Concepto jurídico de la Secretaría de Gobierno de Bogotá, mayo 2016.
 
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario