León Ferrari, La civilización Occidental y Cristiana, 1965. |
Berltolt Brecht, el intelectual comunista y heterodoxo, en su poemario «Cartilla alemana de la guerra», cuestionaba las justificaciones patrióticas de las guerras, denunciaba el carácter clasista de las mismas y remarcaba el sufrimiento de los pueblos:
La guerra que vendrá
no es la primera. Antes
hubo otras guerras.
Cuando terminó la última
hubo vencedores y vencidos.
Entre los vencidos, el pueblo bajo
tenía hambre. Entre los vencedores
también tenía hambre el pueblo bajo.[1]
Invoco el poema de Brecht porque tiene un enorme peso moral de carácter antibélico. Asimismo, aunque ya resulta un lugar común, es necesario hacerlo porque la frase, dicha en 1917 y atribuida al senador republicano Hiram Johnson, posee un enorme sentido crítico: «La primera víctima cuando llega la guerra es la verdad».
Bajo estas premisas, el conflicto bélico desatado con la invasión militar de Rusia a Ucrania debe ser condenado sin cortapisas porque toda guerra de agresión de un Estado a otro es un crimen de sus gobernantes contra la población, tanto del agredido como del agresor[2]; y, al mismo tiempo, hay que cuestionar los discursos mediáticos que enmarcan el conflicto bélico como si fuera una pelea entre “buenos” y “malos” y silencian, asesinando a la verdad y banalizando el mal[3], el sentido histórico, político y cultural que enmarca una guerra donde hay actores en escena y tras bastidores.
Los bandos que participan en las guerras, cuyas principales causas son la disputa geopolítica, la lucha por el poder y los intereses económicos de los capitalistas, siempre esgrimen razones patrióticas para justificarlas. En el actual conflicto bélico, Rusia, la OTAN y los Estados Unidos se disputan, por razones geopolíticas y económicas, la alianza de Ucrania con cualquiera de ellos para ganar posiciones frente a su contrincante. Así que, salvo para la ignorancia, el fanatismo o las vocerías de las partes, en esta guerra tampoco existen ni “buenos” ni “malos”; existen los intereses de unos y otros, y todos los participantes, tanto los protagonistas activos del conflicto como aquellos que han contribuido para que se llegue a esta situación, son perversos, puesto que provocan el sufrimiento de los pueblos que, junto a la verdad, son las víctimas sin cuenta de esta y todas las guerras.
La invasión rusa a Ucrania se suma a otros conflictos bélicos menos mediáticos y más escondidos por quienes manejan la información en este lado del mundo. Desde 2015, Yemen, el país más pobre de la penísula arábiga, sufre una guerra civil en la que intervienen abiertamente la dictadura monárquica de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, apoyados por Estados Unidos. Según la ONU, unas 377.000 personas han muerto a consecuencias del conflicto y más del 80% de la población yemenita, de unos 24 millones de personas, necesita ayuda humanitaria. La ONU también señala que: «La coalición, el gobierno yemenita, el consejo de transición del sur y las autoridades de facto han perpetrado atrocidades, concluye un nuevo informe de los expertos comisionados por el máximo órgano de derechos humanos de la ONU para monitorear la situación en el país árabe»[4]. La guerra de Siria, que ya tiene más de diez años, ha provocado el desplazamiento de mas de cinco millones y medio de sirios y, como consecuencia de ella, más del 80 % de la población vive en situación de pobreza[5]. Un informe de Amnistía Internacional, de diciembre de 2021, señaló que, en Afganistán: «Los talibanes, el ejército estadounidense y las fuerzas de seguridad afganas fueron todos responsables de ataques que provocaron un sufrimiento generalizado de la población civil antes de que el gobierno se derrumbara este año»[6]. Los conflictos bélicos en el mundo superan el oportunismo de los influencers desinformados que en la actual crisis se han manifestado, en la redes sociales, como si la invasión de Rusia a Ucrania inaugurara el concepto de guerra.
Así como en Yemen, Siria, Afganistán y otros lugares los misiles que han agredido a la población civil fueron lanzados por unos y otros, en Ucrania, los que hoy son bombardeados por los rusos, ayer bombardearon a la población del Donbás y los crímenes de guerra —concepto que es un pleonasmo, pues la guerra en sí misma es un crimen— son cometidos por todos los bandos. Es imprescindible, aunque difícil, estar conscientes en todo momento sobre la maldad de la guerra y la perversidad de sus responsables, más allá de la banalización del mal y la propaganda. La poesía de Brecht ya nos lo enseñó:
Cuando los de arriba hablan de paz
el
pueblo corriente sabe
que hay guerra.
Cuando los de arriba maldicen la guerra
las órdenes de movilización ya están firmadas.[7]
[1] Bertolt Brecht, «Cartilla alemana de la guerra», de Exilio en el Báltico (1933-1941), en Poesías, traducción de José María Valverde, [1973] (Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental, 2017), 102-103. Poemas escritos ante el ascenso del fascismo y el comienzo inminente de la II Guerra Mundial.
[2] Así lo han hecho gobiernos y agrupaciones de distinto signo político: «Rusia ha optado por la guerra como medio para resolver conflictos. Desde Chile condenamos la invasión a Ucrania, la violación de su soberanía y el uso ilegitimo de la fuerza». (Gabriel Boric, presidente electo de Chile). «Ecuador condena la decisión de Rusia de lanzar una operación militar y la violación a la soberanía e integridad territorial de Ucrania. La agresión armada vulnera los principios de la Carta de Naciones Unidas, y en particular la solución pacífica de las controversias». (Guillermo Lasso, presidente del Ecuador). «México rechaza el uso de la fuerza y condena enérgicamente la invasión Rusa a Ucrania. Demanda cesen las hostilidades, se inicie diálogo, se proteja a la población». (Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México). «Desde el Grupo de Puebla condenamos el uso unilateral de la fuerza y las graves consecuencias humanitarias que generan los ataques realizados durante la madrugada por parte de la Federación Rusa a la capital de Ucrania, Kiev. Hacemos un llamado a respetar el derecho internacional y buscar una solución pacífica desde el diálogo y la diplomacia». (Grupo de Puebla, 26 de febrero de 2022).
[3] La banalidad del mal es un concepto de la filósofa judía alemana Hannah Arendt, desarrollado a partir de sus artículos sobre el juicio al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann, publicados en The New Yorker, en 1963: Eichmann in Jerusalem-I y Eichmann in Jerusalem-II
[4] ONU, «Yemen: Todas las partes habrían cometido crímenes de guerra, dicen los expertos», acceso el 26 de febrero de 2022, https://news.un.org/es/story/2021/09/1496492
[5] Informe del Comité Internacional de la Cruz Roja, acceso el 26 de febrero de 2022, https://www.icrc.org/es/donde-trabajamos/medio-oriente/siria
[6] Amnistía Internacional, «Afganistán: El derrumbamiento del gobierno, caracterizado por “los reiterados crímenes de guerra y el implacable derramamiento de sangre” – nuevo informe», acceso el 27 de febrero de 2022, https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/afganistan-el-derrumbamiento-del-gobierno-caracterizado-por-los-reiterados-crimenes-de-guerra-y-el-implacable-derramamiento-de-sangre-nuevo-informe/
[7] Brecht, «Cartilla alemana…», 102.