José María y Corina lo habían conversado en alguna de sus tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

domingo, junio 03, 2018

La fuerza propia de las aves sin nido


Ilustración de portada de Aves sin nido, en Biblioteca Ayacucho
Ella era una mujer de letras que, en 1889, dirigía El Perú ilustrado, una de las principales revistas literarias de su país. Tuvo que renunciar, en 1891, por haber publicado «Magdala» del brasileño Henrique Coelho Netto, un cuento en el que Jesús expresa su amor de hombre por María Magdalena. Años más tarde, su casa y la imprenta que administraba fueron saqueadas por gente del gobierno dictatorial de Nicolás Piérola. Fueron días de terror durante los que la escritora perdió sus manuscritos y las máquinas. El 25 de marzo de 1895, Clorinda Matto de Turner huyó de Lima a Santiago de Chile para finalmente, el 15 de mayo, llegar a Buenos Aires, de donde jamás regresaría.
En Aves sin  nido (1889) —novela precursora del indigenismo, a pesar de su drama sentimental y cierta visión idílica acerca del indio—, Clorinda Matto de Turner comienza con un «Proemio» en donde plantea sus tesis sobre la naciente literatura nacional y la injusticia e hipocresía sociales referidas a la expoliación del indio y la vida disipada de los sacerdotes.
Hoy, la explotación que ella denunciaba es condenada por las leyes laborales y existe una amplia discusión sobre el celibato. Pero, ser mujer y  decirlo a finales del siglo XIX significaba una confrontación directa contra los poderes establecidos de la sociedad patriarcal y católica. Matto, que define una función pedagógica para la literatura nacional, decía que la novela de costumbres debía influir en sus lectores, de tal forma que, después de leerla, «¿Quién sabe si se reconocerá la necesidad del matrimonio de los curas como una exigencia social?». Asimismo, Matto denuncia a los «mandones de villorrio», y, hacia el final de la novela, un personaje femenino se quejará contra la injusticia sistémica: «¡Nacimos indios, esclavos del cura, esclavos del gobernador, esclavos del cacique, esclavos de todos los que agarran la vara del mandón!».
En la novela Aves sin nido, subyace un proyecto nacional liderado por la burguesía modernizadora que debe derrotar a la oligarquía terrateniente; la tesis implícita es que el indígena tendrá un trato humanizado basado en la educación y el respeto y, en la asimilación, por su parte, de la cultura ciudadana. No obstante esta limitación, Aves sin nido es una novela valiente, a la que, como consecuencia del escándalo de «Magdala», la Iglesia peruana no dudó en incluir en su lista de libros prohibidos; y, como corolario, el Obispo de Lima, excomulgó a la escritora.

Clorinda Matto de Turner
Clorinda Matto de Turner fue, también, una intelectual feminista. En 1895 leyó en El Ateneo de Buenos Aires, su conferencia «Las obreras del pensamiento en América del Sud», basada en su lectura de más de noventa autoras del continente: «Me refiero a las mujeres que escriben, verdaderas heroínas que luchan, día a día, hora tras hora, para producir el libro, el folleto, el periódico, encarnados en el ideal del progreso femenino». Ella demostró, con su lucha y con su obra, que las aves sin nido tienen la fuerza suficiente para volar por sí solas.

Publicado en Cartón Piedra, revista cultural de El Telégrafo, el 01.06.18

miércoles, mayo 30, 2018

Satya y sus dos mamás

Fotograma de La importancia de llamarse Satya (Fuente El Telégrafo)


Tengo dos mamás
que son únicas las dos;
me dan redoblados
sus desvelos,
duplicada la luz
que guía mi andar.

Tengo dos mamás
y son mi alimento las dos;
iluminan mis mañanas
de leche y pan,
sazonan mi día
de sal y miel.

Tengo dos mamás
que son mi hogar las dos;
somos familia
de mujeres,
únicas las tres,
celebrando el amor.


domingo, mayo 27, 2018

María, de Isaacs, sigue dialogando con nosotros


           
"El Paraíso", escenario de María, de Jorge Isaacs. Corregimiento Santa Elena, municipio El Cerrito; 36 km. al norte de Cali.
En 2017, se cumplieron 150 años de María, de Jorge Isaacs; tal vez, la más hermosa novela del siglo diecinueve latinoamericano por la sensualidad de su lenguaje, la diversidad de elementos narrativos y por el trágico amor de sus protagonistas.
            En 1937, Jorge Luis Borges publicó en El Hogar, el 7 de mayo, su «Vindicación de la María de Jorge Isaacs». Frente a las críticas de que ya nadie toleraba la novela y que ninguno era tan ingenuo para hacerlo, Borges señaló que «el día 24 de abril, de dos y cuarto de la tarde a nueve menos diez de la noche, la novela María era muy legible», y, luego de reflexionar sobre la condición de criollo y judío de Isaacs, de varias escenas costumbristas y del tratamiento del tema de la esclavitud, concluía que «Isaacs no era más romántico que nosotros».
            En María el paisaje está dotado de historicidad. No es la naturaleza exótica de los románticos europeos, Chateaubriand o Saint-Pierre, sino la naturaleza cotidiana que provoca remembranzas íntimas y amor patrio: «El cielo tenía un tinte azul pálido: hacia el oriente y sobre las crestas altísimas de las montañas, medio enlutadas aún, vagaban algunas nubecillas de oro, como las gasas del turbante de una bailarina esparcidas por un aliento amoroso». Además, la novela dialoga con sus referentes. Así, María y Efraín leen conmovidos, en Atala, la despedida de Chactas sobre el sepulcro de su amada, creyendo en la apasionada ilusión literaria del romanticismo, y encuentran en ella, el modelo estético para sus propios amores trágicos.

"María". Alejandro Dorronsoro, 1884
            La inclusión de la historia de Nay y Sinar, que abarca los capítulos XL al XLIII, es esencial en la estructura de la novela. María, por tanto, comienza en África e Isaacs consigue con ese relato situar una poderosa denuncia de la condición anticristiana de la esclavitud: esa visión acompañará el sentido judeocristiano de la culpa en la familia de Efraín. Los amores infelices de Nay y Sinar encuentran su paralelo en el trágico romance de María y Efraín. Nay se convierte en Feliciana así como la niña Ester se convirtió en María: ambas pierden su nominación originaria para asumir una nueva identidad que, sin embargo, no logrará borrar sus orígenes.
            Hoy, nos llega la permanente erotización de María por parte de Efraín, a través de la mirada sutil y el lenguaje evocativo: en sus ojos admira «la brillantez y hermosura de los de las mujeres de su raza»; en su sonrisa ve: «sus labios rojos, húmedos y graciosamente imperativos»; en la desnudez de sus brazos admira: «el envés de sus brazos delicadamente torneados y sus manos cuidadas como las de una reina». El acento de María, que para Efraín es seductor: «era su voz de niña, pero más graves y lista ya para prestarse a todas las modulaciones de la ternura y de la pasión».
            María, de Jorge Isaacs, sigue dialogando con la emoción de sus lectores porque en el fondo de nuestras dudas y descreimiento, continuamos siendo románticos, esto es, sensibles ante el mundo desde la reflexión que nos provoca la vida.

Monumento a Jorge Issacs y su novela María, en Cali, de Carlos A. Perea. Inaugurado el 25 de junio de 1937.


Publicado en Cartón Piedra, revista cultural de El Telégrafo, el 25.05.18. Las fotos son del autor.