José María y Corina lo habían conversado en alguna de su tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

martes, abril 26, 2011

Vargas Llosa oye cantar el gallo pero no sabe por dónde

Vargas Llosa volvió a atacar a los gobiernos de la región con los que él no concuerda ni ideológica ni políticamente. Lo hizo en Asunción de manera desprolija en cuanto a las realidades de cada sitio, con lugares comunes típicos de los propagandistas políticos de la guerra fría y mezclando sus propios deseos con las realidades. Para su crítica política, al menos en lo que tiene que ver con Ecuador, Vargas Llosa ha oído cantar al gallo pero no sabe por dónde.

Comienza por una generalización que, académicamente, no se sostiene. Ecuador no se ubica en la “órbita” de nadie. Es un país soberano que tiene relaciones con todos los países con los que cree que debe tener relaciones. Ciertamente, coincide con algunas posiciones del presidente Chávez en materia de resolución pacífica de los conflictos en el mundo y en el fortalecimiento de la integración latinoamericana, pero Vargas Llosa olvida que el Ecuador lleva adelante una política soberana, centrada en la solución de los problemas del país según la idiosincrasia propia y con una política económica que responde a la realidad que requiere ser transformada en el país.

Afirmar sin más que el estado del Ecuador es “catastrófico” no solo que resulta una adjetivación facilona y prejuiciada sino que nada tiene que ver con la realidad que vive hoy día el Ecuador y que está demostrada en sus indicadores económicos y sociales. Para Vargas Llosa, que pretende que seamos sumisos al gran capital, resulta “catastrófico” el desarrollo de un modelo económico centrado en el ser humano, que busca la independencia del capital transnacional, que acepta la inversión extranjera con control del Estado, que persigue las prácticas monopólicas y los chanchullos de los especuladores, y que maneja responsablemente para con los intereses del país y no para con los intereses de los tenedores de los papeles el problema de la deuda externa.

Vargas Llosa sostiene que, frente al gobierno de la Revolución Ciudadana, “los movimientos indígenas que fueron su punta de lanza para llegar al poder, hoy lo consideran un traidor por sus políticas estatistas, populistas que han tenido consecuencias económicas desastrosas.” Aquí Vargas Llosa confunde la realidad con el deseo. Si Vargas Llosa conociera la realidad ecuatoriana sabría que un sector de la dirigencia indígena —la más radicalmente racista y extremista— es la que está en la oposición al gobierno de Correa bajo la acusación de que implementa política “neoliberales”: ¿en qué quedamos: es por “estatista” o por “neoliberal” que esos sectores están en la oposición?

Me dirán que yo opino así porque soy embajador del gobierno del presidente Correa y que, en cambio, la de Vargas Llosa es una opinión de un intelectual libre. Pues tanto Vargas Llosa como yo opinamos desde nuestra ideología, desde nuestra posición política y desde un proyecto político determinado. Su opinión no es ni menos ni más libre que la mía: él es un intelectual orgánico de la derecha del mundo y su sistema de valores y sus opiniones responden a la política de mantenimiento de dicho sistema y a la jerarquía de la dominación basada en el esquema decimonónico de civilización y barbarie que aquella derecha imperial propone al planeta.

domingo, abril 17, 2011

La demanda de Barcelona FC y la libertad de expresión

Sandro Rosell, presidente del Barça, no aceptó por insuficientes las disculpas de la cadena Cope y presentó la demanda contra ésta y el periodista Juan Antonio Alcalá

La noticia la encontré en las páginas deportivas pues suelo seguir a los equipos de quienes soy hincha. El viernes 15 de abril, el Barcelona FC, de Catalunya, presentó una demanda civil en contra de la Cadena Cope; demanda en la que reclama € 6’190.090 como indemnización por “intromisión ilegítima en el derecho del honor, derivada de las afirmaciones realizadas”. La demanda se origina por las afirmaciones vertidas por el periodista Juan Antonio Alcalá en el programa “El partido de las 12”, el 13 de marzo pasado, “en las que vinculaba a los deportistas y médicos del club con prácticas de dopaje”.

Se trata, por tanto, de un programa de opinión deportiva bajo la responsabilidad de un periodista cuyos comentarios generaron una demanda en contra de la cadena radial para la cual trabaja. ¿Atenta la demanda del Barcelona FC contra la libertad de expresión? De ninguna manera: la libertad de expresarse implica la responsabilidad total por lo expresado. ¿Debió el Barcelona FC ajustar su demanda en contra del periodista Alcalá y abstenerse de extenderla a la cadena Cope? No, porque la Cadena no ha dado las satisfacciones del caso al club y, en la práctica, ha respaldado al periodista. ¿Tenía que aceptar que, sin pruebas, se acusara al club de dopaje en nombre de la libertad de expresión? Tampoco; si no ponía la demanda, entonces, los enemigos del club, que no faltan en estas lides, hubiesen tomado lo dicho por el periodista en la radio de la cadena Cope como una verdad sin discusión.

Esta no es la primera vez que el Barcelona FC demanda a un medio. En el 2006, el periódico Le Monde y el periodista Stéphane Mandard fueron condenados a pagar € 300.000 por la publicación de un reportaje difamatorio que dañó la imagen del club al vincular al Barça con prácticas de dopaje.

Yo creo que todo aquel que se sienta lesionado por una acusación sin fundamentos hecha por un periodista, bajo el disfraz de una opinión, tiene no solo el derecho sino también el deber de defender su honra. De ninguna manera me parece un atentado contra la libertad de expresión: por el contrario, creo que es un atentado a la libertad de expresión el sostener que se puede difamar impunemente cobijándose en una libertad cuya defensa real, en otras partes del mundo, le cuesta la vida a quienes luchan por ella.

domingo, abril 03, 2011

La hipocresía sobre Libia

¿En qué se parecen Nelly Furtado, Mariah Carey, Beyoncé y Sarkozy? En que todos se abrazaron con Gadafi. Las cantantes cobraron al menos un millón de dólares por presentación y ahora, compungidas y arrepentidas, no saben qué hacer con el dinero. Parecería que cuando ellas cantaron no sabían que Gadafi llevaba decenas de años en el poder y que no se distinguía precisamente por sus modales democráticos. Que las cantantes no lo supieran, vaya y pase aunque de ninguna manera la ignorancia en política internacional es una excusa para vender su canto a un dictador. Es que el dinero que Gadafi les pagó entonces no olía mal.

Pero que los jefes de Estado de las democracias occidentales hayan tenido a Gadafi como su aliado durante años y ahora lo repudien por dictador resulta una hipocresía supina. ¿Acaso no recibió la secretaria de Estado, Hillary Clinton a Mustasim Gadafi, uno de los hijos de Gadafi en la Casa Blanca? ¿Acaso no recibió Sarkozy al mismo Gadafi en los Campos Elíseos? Nuevamente estamos como con Irak: si un dictador se vuelve incómodo hay que apoyar a quienes quieren tumbarlo, más aún si el país que gobierna tiene petróleo.

“Lo primero que le pido a ese payaso es que devuelva el dinero a los libios. Le dimos esa ayuda para que actuara a favor del pueblo libio, pero nos ha decepcionado”. Eso dijo Saif al Islam, hijo de Gadafi, refiriéndose al presidente francés y a la supuesta financiación de su campaña electoral en 2007 a cargo del régimen libio. Sarkozy negó que haya recibido dinero alguno para su campaña electoral por parte de los libios y el hijo de Gadafi amenaza con enseñar las pruebas. Hasta que no las enseñe aquella declaración solo responde a la estrategia de desprestigiar al antiguo socio. Pero la reacción del hijo de Gadafi nos da la idea de la cercanía que el régimen libio creía tener con el gobierno francés.

¿Es Gadafi el único gobierno que no vive la democracia occidental en la región? Por supuesto que no. ¿Va a intervenir la OTAN en todo Medio Oriente cuando las protestas se generalicen? Los ciudadanos del mundo esperaríamos que no. ¿Tumbará la OTAN a las monarquías petroleras cuando éstas enfrenten a sus pueblos? Me imagino que una intervención de esta naturaleza no sería apoyada en el Consejo de Seguridad.

Obviamente, no estoy defendiendo ni menos apoyando la represión que realiza Gadafi contra un sector de su pueblo ni avalando las dictaduras. Pero en el mundo ya vivimos la invasión a Irak (a propósito… ¿dónde están las armas de destrucción masiva?) y fuimos testigos de quiénes se llevaron los contratos para la “reconstrucción de Irak”. Parecería que la actitud de las potencias sobre Libia es porque Gadafi resultó un aliado incómodo al que quieren destruir para asegurar el control de la producción petrolera y que la invocación a la democracia y a los derechos humanos es pura hipocresía.

¿Por qué no plantear una salida política que permita un verdadero alto al fuego? Hoy, por supuesto, nadie quiere hacer un alto al fuego porque aquello, desde la estrategia militar del régimen, de los rebeldes y de los invasores resultaría fatal para cualquiera. Haber dejado sin salida política a Gadafi es un error táctico que conduce a la OTAN a una guerra total y no solo a la creación de un espacio de exclusión aérea; aunque parecería que la intervención no se ha limitado al espíritu ni a la letra de la resolución. Por ejemplo, el embajador ruso ante la OTAN, Dimitri Rogozin, dijo que las acciones de la operación militar en Libia para sacar del poder a Gadafi exceden los marcos de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. El que las potencias se consideren “policía del mundo” resulta problemático a la hora de definir los alcances de la represión que ejecuta dicha policía, sobre todo porque los aliados de ayer son satanizados hoy.

Defender la vida es mucho más complejo porque implica una actitud permanente de construcción de la paz mundial y va en contra de reacciones guerreristas en momentos coyunturales bajo la invocación de los derechos de los seres humanos. Defender la vida empieza por el diseño y ejecución de un orden económico mundial más justo, por el compromiso inexcusable de solucionar pacíficamente los conflictos, por la promoción del diálogo en toda circunstancia. Probablemente me dirán: de acuerdo pero Gadafi estaba masacrando a su pueblo; mas yo pregunto: cuando las dictaduras militares del cono sur torturaban, desaparecían, asesinaban a su pueblo, ¿se le ocurrió a la policía del mundo intervenir en nombre de la democracia occidental y de la defensa de los derechos humanos?

El dictador Augusto Pinochet y el Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger

sábado, marzo 26, 2011

La maldición de Makanaki

Dicen que el camerunés Cyril Makanaki, que fue contratado por Barcelona en 1995, cuando se fue echó una maldición al ídolo por la negativa del club a pagarle salarios y liquidación que ascendían a 200.000 dólares. La maldición, según la tradición popular, consiste en que mientras no le paguen lo que él dice que el club le adeuda, Barcelona no quedará campeón. La maldición, para los que creen tales cábalas, habría comenzado en realidad después de 1998, pues en 1997 Barcelona quedó campeón por última vez y al año siguiente alcanzó el vice campeonato de la Libertadores.

No se requiere ser especialista en fútbol para entender que un equipo recién armado, con técnico nuevo, con jugadores que empiezan a conocerse, no puede igualar de la noche a la mañana a otro que viene jugando como conjunto cuatro años atrás. Rubén Darío Insúa, como técnico, llevó a Barcelona al vice campeonato de la Libertadores de 1998 e hizo al Deportivo Quito, con problemas institucionales enormes, bicampeón nacional.

En el fútbol de hoy no existen soluciones mágicas: viene un nuevo técnico y necesitará tiempo para que el equipo juegue como él piensa que debe jugar; los jugadores deben conocerse para construir un conjunto y no individualidades con más o menos historia personal. Los hinchas esperamos que a Alex Aguinaga no le pidan el milagro de encontrar los huesitos enterrados por Makanaki desde el primer partido.

Trabajo con las divisiones de menores para crear la cantera de jugadores necesaria para los recambios, profesionalismo gerencial en la toma de decisiones sobre jugadores y cuerpo técnico, convocatoria a la hinchada para que aporte económicamente al club de manera regular, planificación al mediano y largo plazo, etc. Por supuesto que no estoy descubriendo el agua tibia: son los asuntos básicos que hoy día desarrollan los clubes que se mantienen en los primeros sitiales. En nuestro país, LDU de Quito es ejemplo impecable de un equipo conducido profesionalmente y los resultados están a la vista. Pero mientras Barcelona sea gobernado por un grupo de entusiastas —y nadie niega que sean hinchas de corazón igual que los de la Sur Oscura— que actúan como animadores de barras bravas y no como gerentes profesionales la crisis continuará.

La maldición de Makanaki no está en supuestos huesitos enterrados en el Monumental ni tiene la contra en la contratación de la Virgen de la Dolorosa como, para vergüenza ajena, anunció a comienzos de año el presidente del club. La maldición de Makanaki perdurará mientras Barcelona sea un equipo manejado por dirigentes que lo primero que piensan es en hacer carrera política usufructuando de la hinchada, que creen que una institución se dirige con el hígado y no con una planificación trabajada racionalmente, que carecen de la visión profesional que exige el fútbol de hoy y que pretenden armar un equipo en base a corazonadas o caprichos que responden a un malentendido ejercicio de la autoridad.

Si existe, la maldición de Makanaki está en el tipo de dirigentes que hoy conducen a nuestro Barcelona. Para consuelo de los que somos hinchas del Ídolo del Astillero, nuestra “sucursal en ultramar” cosecha todos los títulos posibles en el planeta tierra con el fútbol más alegre que se pueda ver en estos tiempos.


domingo, marzo 20, 2011

Sentir el mundo en la palabra

Dos caminos se bifurcaban en un bosque, y yo / yo tomé el menos transitado / y eso ha hecho toda la diferencia.

La literatura, entendida como una pasión de vida, me ha deparado muchas satisfacciones. En primer lugar, la posibilidad de representar estéticamente aquello que pienso y siento acerca del mundo, las cosas y la gente y, por supuesto, la comunicación plena con esos lectores, desconocidos cercanos de mi palabra, para quienes uno escribe. Luego, la alegría que significa cada nacimiento en la aparición un libro nuevo. Finalmente, como en la canción “Resumen de noticias”, de Silvio Rodríguez, a través de mi literatura, si bien “no he estado en los mercados grandes de la palabra he dicho lo mío a tiempo y sonriente.”

Aún con la experiencia vivida que llevo encima no me gusta dar consejos a los jóvenes que se inician en la literatura, en parte, porque me parece que no existe consejo posible en un campo en el que prima la libertad personal, la intuición que nace de las tripas y la experiencia vivencial de cada uno, y, en parte también, porque creo que lo que marca la diferencia en la literatura, como en el poema “The Road Not Taken”, de Robert Frost, es el escoger el camino menos transitado.

La literatura es un mundo que se construye con palabras en el marco de la realización de una propuesta estética; es la asunción de una responsabilidad ética frente a esos hipotéticos lectores a quienes va dirigido el texto literario; es la realización plena de un espacio utópico que desaparece en el momento mismo de la aparición del texto; es la conjunción del sentido lúdico del lenguaje con la expresión de una ética de la letra; y, finalmente, creo que la literatura es la posibilidad de sentir el mundo en la palabra.

(Fragmento final de una entrevista para una colección de mis cuentos, para jóvenes lectores, que, bajo el título Ópera prima y otros corazones, saldrá en mayo de este año con Edinun)

domingo, marzo 13, 2011

El escritor y la sociedad

Jean Paul Sartre es el paradigma del intelectual comprometido políticamente. En 1960, junto con Simone de Beauvoir, visitaron la Cuba revolucionaria de los barbudos de Sierra Maestra. En la foto, junto al Ché Guevara.

El escritor, al igual que toda persona, tiene deberes de ciudadanía que cumplir, tiene un compromiso ético con la sociedad a la que pertenece. Sus deberes comienzan por el uso de la palabra puesto que éste implica una responsabilidad social con los lectores que se enfrentan al texto literario. No se trata de una actitud mesiánica sino de entender que, dotado de las enormes posibilidades expresivas del lenguaje, el escritor debe cuidar la palabra y esto implica ser responsable por lo que dice, por la forma cómo lo dice, por la propuesta que se desprende de aquello que dice. La palabra nunca será neutra de ahí que su uso requiera de una actitud ética que esté consciente de aquello.

Uno está inmerso en la historia y, aunque quisiera, jamás escapará de ella. En La consagración de la primavera, Alejo Carpentier desarrolla maravillosamente este postulado a través de la historia de Vera, una bailarina que escapando de la transformaciones que vivía la Rusia zarista con la revolución de Lenin, viaja por el mundo y se encuentra con la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial y termina viviendo en la Cuba revolucionaria de los sesenta.

Yo nací el año de la revolución cubana por lo que, en lo personal, me sentido marcado por ella: por las ilusiones de una sociedad solidaria que generó, por el orgullo de soberanía de un pueblo sometido a un bloqueo criminal y también por las contradicciones entre libertad y justicia social que recorren su historia y sus fracasos en materia económica. Me ha tocado vivir el fin de la guerra de Vietnam y la caída del Muro de Berlín: es decir, la transformación del planeta de la guerra fría al planeta en el que Estados Unidos disputa con China y la Unión Europea el dominio del mundo. Al mismo tiempo, amanecí a la vida adulta con el retorno a la vida democrática en nuestro país: todo mi bachillerato lo hice bajo regímenes dictatoriales. Después, he participado activamente en nuestros procesos democráticos y, asumiendo mis deberes ciudadanos, he servido al país y espero haber contribuido a la construcción de una sociedad más justa y más solidaria.

Estos sucesos del Ecuador y el mundo han marcado mi palabra.

(Fragmaento de una entrevista para una colección de mis cuentos, para jóvenes lectores, que, bajo el título Ópera prima y otros corazones, saldrá en mayo de este año con Edinun)

domingo, marzo 06, 2011

La escritura y la dificultad

Fachada de la casa de José Lezama Lima, en La Habana; calle Trocadero 162. Lezama planteó como principio de su poética que solo lo difícil es estimulante.

Junto a la lectura, creo que todo aquel que quiera ser escritor —además de la búsqueda constante de las posibilidades expresivas y estéticas del lenguaje— necesita de una experiencia vital intensa, una sensibilidad especial frente a los espíritus de las personas y una actitud alerta a los sucesos del mundo pero, sobre todo, un punto de vista original para ver a los seres y a las cosas. E igual que para toda profesión, la del escritor también exige una disciplina particular: es necesario leer con método y sentido analítico y escribir sin tregua con un insobornable espíritu crítico.

Cuando yo era adolescente escribía con mucha facilidad, sin preocupaciones y también sin responsabilidad con la palabra. Mas llega un momento en que uno se da cuenta —gracias a la lectura atenta de literatura— de la diferencia entre un texto bueno y uno excelente. Es un momento de definiciones porque implica aceptar que no todo aquello que escribimos, aunque lo percibamos como bueno, tiene el nivel que imaginamos debería tener. Pero todavía hay algo más complejo: el instante crítico sucede cuando uno toma consciencia de la diferencia entre un excelente texto y uno que resulta imprescindible. En ese instante nos damos cuenta de que el arte es una utopía en cuya búsqueda pasaremos la vida entera.

En 1976, cuando cursaba sexto curso de bachillerato, escribí el cuento “Por culpa de la literatura”. En dicho texto resumí las dificultades que un adolescente puede tener al momento de decidir que quiere ser escritor. A los diecisiete años, sin embargo, sólo sabía de las dificultades con la familia y ciertas prevenciones por no tener respuesta clara frente a la pregunta: ¿de qué vas a vivir? Lo que no sabía es que las dificultades de un escritor son mucho más profundas y tienen que ver con el agobiante trabajo que requiere encontrar la palabra precisa, la imagen deslumbrante, la historia novedosa y con esa particular angustia personal que es producto del sentirse un tanto fuera del mundo pues la escritura requiere de una soledad esencial y de un aislamiento que lleva al escritor a convertirse en un observador del mundo cuando no tiene otros alicientes para ser parte de su transformación.

(Fragmaento de una entrevista para una colección de mis cuentos, para jóvenes lectores, que, bajo el título Ópera prima y otros corazones, saldrá en mayo de este año con Edinun)