José María y Corina lo habían conversado en alguna de su tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

viernes, septiembre 30, 2011

30-S: El golpe fallido

“Señores, si quieren matar al Presidente, aquí está. Mátenlo si les da gana. Mátenlo si tienen poder. Mátenlo si tienen valor, en vez de estar en la muchedumbre cobardemente escondidos." Rafael Correa, el 30 de septiembre de 2010, hablando frente a los policías sublevados.

La mañana del jueves 30 de septiembre de 2010, el equipo de Radio Quito, con Miguel Rivadeneira a la cabeza, empezó a cubrir la intentona golpista como si se tratara de un partido de fútbol. Ellos, y otros periodistas de medios cuyos dueños son abiertamente desafectos al gobierno creyeron que con entrevistar a un grupo y a otro cumplían con su trabajo. Teleamazonas, desde temprano en la mañana —aún antes de la llegada del presidente Correa—, había instalado una microonda en el lugar de la sublevación; María Josefa Coronel, en pantalla, sugería que estábamos viviendo una situación de caos en todo el país, y Freddy Paredes, desde el Regimiento Quito, a las 9h19, informó al país, sin asidero fáctico, que las Fuerzas Armadas se habían unido a la sublevación. Resultaba extraño que periodistas que se dicen profesionales no se dieran cuenta de que se trataba de una sublevación de corte antidemocrático y no de un debate académico. ¿Creyeron tal vez que podían transformar una intentona golpista en un espectáculo mediático sin ética?

Ese día, un grupo de militares bloqueó la pista del aeropuerto de Quito; un grupo de policías cerró el paso en el puente de la Unidad Nacional. A media mañana, algunos diputados de oposición ya estaban pidiendo amnistía para los sublevados. Casi al mismo tiempo en la entrada del Palacio Legislativo, según informaciones de prensa, el sargento Mario Flores comunicaba a los medios que la sublevación era a nivel nacional y que no dejarían entrar a ningún asambleísta. Más tarde, dirigentes de la ultraizquierda maoísta quisieron infructuosamente movilizar a estudiantes secundarios y universitarios y grupo de burócratas para respaldar a los policías sublevados. Todas estas acciones fueron configurando la intentona golpista. La estrategia estaba clara: crear un vacío de poder en medio de una situación de caos generalizado.

Aproximadamente a las 10h00, el presidente Correa, dentro del Regimiento Quito se dirigió a una multitud enardecida de policías que lo amenazaba. Entonces, el presidente Rafael Correa, se zafa el nudo de la corbata y se hace escuchar: “Señores, si quieren matar al Presidente, aquí está. Mátenlo si les da gana. Mátenlo si tienen poder. Mátenlo si tienen valor, en vez de estar en la muchedumbre cobardemente escondidos. Pero seguiremos con una sola política de justicia, de dignidad. No daremos ni un paso atrás. Si quieren tomarse los cuarteles, si quieren dejar a la ciudadanía indefensa, si quieren traicionar su misión de policías, su reglamento, ¡traiciónenlo...!”. Esta escena es la que más les ha molestado a los medios hostiles al gobierno. Un presidente digno, valiente, consecuente con sus ideas; un presidente hablando desde la racionalidad democrática. Esta escena no estaba en el libreto de los golpistas. Más tarde esos mismos medios pretenderían no solo burlarse sino también culpabilizar al Presidente por esta actitud.

Ese día ocurrieron dos situaciones más que no estaban en el libreto de los golpistas. La ciudadanía salió a las calles a respaldar al Presidente. La ciudadanía se dirigió al Hospital de la Policía donde estaba secuestrado el Presidente. La ciudadanía se enfrentó a los policías sublevados para defender la democracia y rescatar a su Presidente y fue agredida con gases lacrimógenos y balas por esos policías sublevados. Y esa movilización popular, junto a la firmeza del Presidente, fue el otro factor que sostuvo el régimen de derecho en el país. Desde el exterior, la inmediata movilización de los presidentes latinoamericanos en defensa del régimen democrático fue el otro factor que descalabró los planes de los golpistas. Una vez fracasado el golpe, algunos medios, cuyos dueños son opositores al gobierno, pretendieron desdibujarlo todo y reducir la intentona golpista a una insubordinación policial que se complicó porque, según esa particular visión que criminaliza a la víctima, Correa no supo manejar la crisis. José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, en contraste con la actitud antidemocrática de los medios hostiles al gobierno, declaró: “Yo lo llamo un intento de golpe, cuando una institución del Estado como la Policía se insubordina contra la autoridad legalmente constituida, eso es técnicamente una negación de la democracia, un asalto a la democracia.”

En lo que estos mismos medios se han hecho de la vista gorda es que, cuando los golpistas se dieron cuenta de que el intento de golpe había fracasado éstos se decidieron por el magnicidio. Según el registro de la Central de Radio Patrulla, que fue publicado online por ANDES, la agencia pública de noticias, las órdenes de quienes monitoreaban a los sublevados fueron explícitas en la noche momentos antes del rescate: “mátenle al Presidente, maten a Correa, el man no sale hoy...” Nunca les interesó a los medios hostiles, actores políticos de oposición de conducta taimada, difundir este audio.

Un informe del 18 de octubre de 2010, de 14 páginas, de las Fuerzas Armadas, recientemente desclasificado por disposición del presidente Correa, confirma que el presidente estuvo secuestrado y que, a las 19h30, al momento de planificar la operación de rescate se estableció que ésta debía realizarse enseguida puesto que peligraba la vida del presidente. Una filmación del ejército determinó que en los cuatro edificios que rodean el hospital de la policía estaban los francotiradores esperando que el Presidente saliera del hospital. Finalmente, el presidente fue liberado y los únicos que dispararon en dirección al hospital de policía fueron los francotiradores que intentaron asesinar al Presidente durante su rescate y que mataron a Froilán Jiménez, uno de los policía del GIR —Grupo de Intervención y Rescate, que no participó de la sublevación— que lo rescataron.

Los medios han reclamado que ese día el gobierno ordenó un enlace nacional ininterrumpido. El Presidente de la República, que estaba secuestrado pero no inhabilitado para gobernar, en uso de sus facultades constitucionales, por la gravedad de los acontecimientos, decretó el Estado de excepción, situación excepcional como su nombre lo indica a la que lo faculta la Constitución, y, según el artículo 165: “Durante el estado de excepción la Presidenta o Presidente de la República únicamente podrá suspender o limitar el ejercicio del derecho a la inviolabilidad de domicilio, inviolabilidad de correspondencia, libertad de tránsito, libertad de asociación y reunión, y libertad de información, en los términos que señala la Constitución.” Ese día no hubo ningún atentado contra la libertad de expresión. Desde el día siguiente cada quien ha opinado lo que ha querido. Incluso se han mofado de los sucesos de aquel día, tal como lo hace hoy El Comercio en su página de humor. Pero, en el momento de los sucesos —entiéndase bien: el Presidente estaba secuestrado y su vida peligraba—, el gobierno se encuadró en el marco legal, tenía el deber político de defender la estabilidad democrática y el derecho ganado en las urnas de proteger su propia existencia.

A los golpistas les falló la utilización de la sublevación policial para concretar el golpe y el magnicidio debido a la actitud consecuente del Presidente, a la movilización ciudadana en respaldo a la democracia, a un manejo responsable de la información por parte de los medios públicos, y a la solidaridad de los gobiernos latinoamericanos.

Paz en la tumba de los caídos del 30-S en defensa de la democracia ecuatoriana.

domingo, septiembre 25, 2011

La mala leche derramada

En el blog
http://infamiacomprobada.blogspot.com
encontrarán las explicaciones y justificaciones de mi accionar, que sobre este y otros temas, ofrecí a la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional en mayo de 2010.

Es conocido que la crítica enriquece el debate, por tanto, los elementos fácticos sobre los que se sustentan las opiniones deben corresponder a la realidad y tienen que ser utilizados sin prejuicios. Pero el artículo de Miguel Rivadeneira, “La demagogia confirmada”, publicado en El Comercio, el pasado 19 de septiembre, es una demostración de mala leche y manipulación prejuiciada de los datos fácticos.

En primer lugar, yo reconocí mi error no en estos días que salieron los resultados del Censo sino en rueda de prensa, el 21 enero de 2010, apenas tuve conocimiento de los datos de la Encuesta de Empleo y Desempleo del INEC. Rivadeneira, ocultando este hecho a sus lectores, redacta su artículo como si yo hubiese reconocido mi error únicamente ahora. Es más, Rivadeneira oculta otro dato fáctico. Con fecha 1 y 3 de febrero de 2010 dirigí sendos oficios a la UNESCO y a la Comisión de Educación de la Asamblea, respectivamente, señalando que, a la luz de los datos de la encuesta citada, ya no podíamos considerar al Ecuador, una “patria alfabetizada”. Es decir, que fui yo mismo quien, inmediatamente, informó al país sobre el asunto y comunicó a los organismos oficiales respectivos la realidad. Esa ha sido mi acción autocrítica, responsable y transparente frente a un error y está muy alejada de la demagogia de la que me acusa.

En segundo lugar, para condenarme a mí, Rivadeneira salva de toda responsabilidad a quienes se equivocaron en la proyección y oculta de manera deliberada la información que precede a la cita que él recorta. Juan Ponce y Mercedes Onofe fueron contratados por UNESCO para auditar la base de datos del Programa Manuela Sáenz; ellos, luego de depurarla (eliminaron registros duplicados y fijaron la línea base) proyectaron que a fines de diciembre la tasa de analfabetismo sería de 2.7%. Además, Rivadeneira, con mala fe, no solo oculta que Edouard Matoko, director de UNESCO en Quito, en oficio del 21 de octubre de 2009, señaló que “esta información [la proyección realizada] puede utilizarse como referencia para una Declaratoria como la efectuada por usted en Ecuador”, sino que pretende hacerme decir que he “endosado” el error al representante de UNESCO. Jamás lo he dicho, jamás lo diría.

Desde un comienzo (la rueda de prensa de enero de 2010) he reconocido el error al realizar la declaratoria como mío. Así también lo hice ante la comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional en mayo de 2010. La primera frase de un artículo publicado el 8 de septiembre pasado, tanto en este blog como el diario público El Telégrafo, fue: “Hace dos años, el 8 de septiembre de 2009, durante la celebración del Día Internacional de la Alfabetización, cometí un error.” La declaratoria, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Alfabetización, no provino de la imaginación del ministro; provino de la información recogida por la Dirección Nacional de Educación Popular Permanente a través de las Direcciones Provinciales de Educación que, a su vez, recibieron la información de cada institución educativa y centro de alfabetización que participaron en el programa, bajo la supervisión de la viceministra de entonces, hoy ministra de Educación. Y, provino, también de la equivocada proyección realizada por los técnicos contratados por UNESCO. Digo esto, como una explicación pero no le endilgo la culpa a nadie. Que cada quien en su consciencia asuma la parte que le corresponde a su nivel y en su instancia y que no se intente encontrar en mí a un chivo expiatorio. No obstante, tengo derecho a explicar las razones por las que una autoridad se equivocó.

En tercer lugar, Rivadeneira sabe, pero lo oculta a sus lectores, que una proyección estadística es un insumo técnico válido para tomar decisiones: así lo hacen los estrategas políticos, así lo hacen los estrategas de mercadeo y publicidad, así lo hacen los investigadores y así se trabaja en el mundo académico al cual pertenezco desde siempre en mi vida profesional. No rehúyo la responsabilidad política pero rechazo frontalmente la infundada acusación de que “con certeza en la demagogia” hice el anuncio en la conferencia de UNESCO en octubre de 2009. Para esa fecha, todavía no teníamos los datos de la Encuesta de Empleo y Desempleo del INEC que se realizó en diciembre de 2009 —cuyo resultado el INEC hizo público a fines de enero de 2010—, y aún confiábamos no solo en la proyección de UNESCO sino en las cifras del propio Ministerio de Educación.

Finalmente, la demagogia implica el conocimiento de la verdad y la manipulación de la misma en función de la voluntad de querer engañar a alguien. He probado hasta la saciedad —no solo en este artículo sino en todas las respuestas que he dado al respecto de este tema desde la rueda de prensa convocada por mí el 21 de enero de 2010— que debido al desconocimiento de los datos reales —y nadie en esos momentos conocía los datos reales— cometí un error de buena fe. Así lo expliqué también en mayo de 2010 ante la Asamblea Nacional y mis argumentos fueron ampliamente difundidos. Por lo tanto, es falso que recién ahora haya reconocido mi error, según lo dicho por Rivadeneira.

Esta sentencia mediática prejuiciada sobre un hecho puntual por parte de Rivadeneira es también una posición política que El Comercio viene repitiendo, a través de varios voceros, con la pretensión de reducir mi gestión al frente del Ministerio de Educación a un error. El Comercio, basado en el poder que tiene de machacar cada vez que puede con noticias y comentarios que son escritos desde el punto de vista más desfavorable a mi trabajo, se ha propuesto desconocer la profunda transformación que, como parte del gobierno de la Revolución Ciudadana, llevé adelante en cuatro años de trabajo en el campo educativo; tarea que ha sido ampliamente reconocida por la ciudadanía y la mayoría de los actores educativos. Mi actuación en este punto, y en todos los actos de mi servicio público, está ceñida a una ética de vida que se basa en el asumir con honestidad mis deberes de ciudadanía y desde este blog los defenderé con la única arma que tengo: la palabra.

jueves, septiembre 08, 2011

8 de Septiembre: la tarea por delante

Hace dos años, el 8 de septiembre de 2009, durante la celebración del Día Internacional de la Alfabetización, cometí un error. En el marco de dicha celebración, como ministro de Educación, declaré que el Ecuador era una patria alfabetizada. Dos años después, con los resultados del censo 2010, sabemos que del total de la población de 15 años o más, que es 9’955.074, todavía el 6,75% es una población analfabeta; esto es, en números absolutos, 672.096 personas. Por un tiempo más, el Ecuador seguirá siendo una patria alfabetizándose.

El error de dicha declaración es explicable. Las cifras de personas alfabetizadas recogidas por la Dirección Nacional de Educación Popular, DINEP, que fueron enviadas por las Direcciones Provinciales del país (que, a su vez, recogían las cifras dadas por los centros de alfabetización), señalaron que habíamos bajado la tasa de analfabetismo a menos del 4%. Además, el Ministerio de Educación pidió a UNESCO que realizara un estudio sobre los programas de alfabetización ejecutados y que confronte las cifras del ministerio. La proyección del estudio de UNESCO señaló que la tasa de analfabetismo a diciembre de 2009, sería de menos del 3%. En un oficio del 21 de octubre de 2009, que me envió Eduard Matoko, director regional de UNESCO, señala: “esta información puede utilizarse como referencia para realizar una Declaratoria como la realizada por Usted en el Ecuador (“Patria Alfabetizada”).

Yo no esperé el resultado del censo para reconocer el error. Apenas tuve conocimiento de la Encuesta de calidad de vida, realizada a finales de 2009, convoqué a una rueda de prensa, en enero de 2010, en la que expuse la nueva situación educativa. Además, envié oficialmente sendas comunicaciones a la Comisión de Educación de las Asamblea Nacional y a UNESCO informando acerca de las nuevas realidades. Al mismo tiempo, presenté mi renuncia al cargo de ministro, la misma que no fue aceptada. He trabajado toda mi vida en el campo educativo y, sobre todo, dirigí la campaña de alfabetización “Monseñor Leonidas Proaño”, en 1989, de tal forma que el primer decepcionado y entristecido por la situación fui yo mismo.

Pero hoy día, con los resultados del Censo 2010, tenemos un nuevo desafío. Con los datos actualizados podemos saber con mayor exactitud dónde está la concentración del analfabetismo: zonas rurales, particularmente en las provincias de mayor población indígena. Es decir que la estrategia de programas de alfabetización a nivel nacional debe ser modificada por una estrategia de programas emergentes focalizados, con una orientación pedagógica adecuada, que evite que los cursantes se olviden de leer y escribir al poco tiempo de ser alfabetizados. Al mismo tiempo, y esto es lo principal para que no se siga alimentado las cifras del analfabetismo, hay que proponerse como meta nacional que ese 5,1% de hogares con niños que no asisten a un establecimiento educativo quede reducido a cero y así logremos el 100% de escolaridad.

La tarea que, en la consecución de una patria alfabetizada tenemos por delante, entonces, consiste en atacar dos frentes: programas focalizados de alfabetización y universalización de la escolaridad. Hasta que no hayamos conseguido ambas metas, seguimos siendo una patria alfabetizándose.

domingo, septiembre 04, 2011

La mentira tiene patas cortas



El tratamiento mediático plagado de intencionalidad política que llevaron adelante los medios ecuatorianos cuando Emilio Palacio presentó el video en el que él dijo --y ellos repitieron sin criterio y con sordera-- que el presidente Correa ordenaba "disparar al pecho" quedó inmediatamente en evidencia.

Con la presentación de la grabación de la misma escena desde otro ángulo queda demostrado, como dice el refrán, no solo que la mentira tiene patas cortas sino que los medios son incapaces de rectificar pues no les interesa difundir la verdad sino que están empeñados en desprestigiar permanentemente al gobierno de la Revolución Ciudadana.

Nunca como en estos tiempos se ha puesto en evidencia el poder político que poseen los propietarios de los medios de información. Ese poder político, que no es fruto del ejercicio democrático sino de la propiedad del capital, es ejercido para oponerse a todo proyecto de gobierno destinado a modificar radicalmente el establishment. Dicha posición política es disfrazada bajo la máscara de la "libertad de expresión" cuando, en realidad, se trata de empresarios que ejercen el control ideológico y cultural de una sociedad desde los medios.

Ya Julio Cortázar, en una clásica entrevista concedida a la revista LIFE, en español, (pueden consultar la entrevista en: http://www.ruinasdigitales.com/cristianismoyrevolucion/cyrcortazarvslife1616/) señaló el carácter político de cierta prensa, aún de aquella cuyos periodistas están embebidos de buenas intenciones.

Pero los hechos, no las elucubraciones, demuestran que ese poder antidemocrático que poseen los dueños de medios en Ecuador está siendo utilizado, por un lado, para manipular y tergiversar la mayor parte de las acciones del gobierno de la Revolución Ciudadana, y, por otro, para contribuir a perpetuar una dominación económica y social que tuvo sus expresiones cumbres en la sucretización de la deuda, en el salvataje bancario, en la tenencia de los papeles de nuestra deuda externa y en el congelamiento de los dineros de los ecuatorianos.

Hoy, una nueva mentira ha sido desmontada mas esos mismos que contribuyeron a su montaje serán incapaces de reconocerlo. Pero Marroquín y la SIP no aceptarán que los medios en Ecuador fabricaron una noticia basados en una mentira, y los editoriales de dichos medios no reflexionarán sobre, como en este caso, la fabricación de una noticia que luego se demuestra falsa. Hoy, nuevamente, los políticos disfrazados de periodistas han quedado desenmascarados.

lunes, agosto 22, 2011

La manipulación mediática de una mentira

O cómo los medios ecuatorianos manejaron tendenciosamente la noticia sobre un video presentado a la fiscalía del Guayas por Emilio Palacio como una “prueba” de que el presidente Correa había ordenado disparar el 30-S.


El contenido del video

Los hechos son implacables frente a las especulaciones; por eso, antes que nada, es necesario escuchar lo que dice el presidente Correa en el video que Emilio Palacio presentó el miércoles 17 de agosto a la fiscalía del Guayas como “prueba” de que aquél había ordenado disparar al cuerpo de las personas el 30 de septiembre de 2010. He aquí lo que dice el presidente Correa: “Dígales que le lancen gas al presidente y un tiro en el pecho, antes que traicionar así a la patria. Los que están haciendo eso son unos traidores a la patria.”

El contenido es claro, las palabras del presidente Correa son las que se escuchan y corresponden, de manera consecuente tanto política como emocionalmente, a la actitud que él asumió durante los sucesos de aquel día aciago para la democracia puesto que estuvo a punto de concretarse un golpe de Estado.

¿Por qué, entonces, los principales medios ecuatorianos, al menos en sus versiones online, presentaron tanto el video como el tratamiento noticioso del mismo como si fuera un suceso esclarecedor cuando, a todas luces, se trata de una mentira pues el denunciante sugiere que el presidente Correa dijo una cosa diferente a la que en el video se escucha que dijo?

¿Y dónde quedó la ética periodística?

La ética periodística suele quedar en el olvido cuando lo que mueve a quienes fungen de periodistas no es la búsqueda de lo verdadero sino el prejuicio ideológico y la utilización de los espacios de prensa para fines políticos. Y no es que sea negativo per se hacer periodismo político; lo que sucede es que los lectores tienen el derecho de conocer desde qué ideología, desde qué toma de partido, desde qué intereses y con qué objetivo político un medio o sus periodistas informan o analizan. Lo antiético es que, convertidos ya en actores políticos que defienden ideologías e intereses concretos, algunos medios pretendan seguir fungiendo de independientes y profesionales.

En el tratamiento noticioso del video presentado por Palacio, los principales medios ecuatorianos incurrieron en amarillismo y falta de profesionalismo pues pretendieron armar un escándalo mediático a través de la sobre exposición noticiosa de un mentira burda, utilizaron titulares que buscaban escamotear la verdad y se olvidaron de las preguntas elementales a la hora de pesar el valor periodístico de un documento.

Manipulación al presentar la noticia

El amarillismo fue la tónica desde el primer momento. En general, los titulares insinuaron que se trataba de una prueba fundamental para el proceso. Tomando en cuenta que mucha gente solo lee los titulares y, a lo sumo, la introducción de la noticia, el sensacionalismo, típico del amarillismo periodístico, fue una táctica para generar dudas sobre la versión oficial y apuntalar la “acusación” de Palacio.

Así, el 17 de agosto, Expreso, tituló “Palacio revela vídeo que un policía grabó de Correa”. En el desarrollo de la noticia, el reportero se vale de una fuente anónima y no contrasta la información: “En el escrito, el supuesto agente relata que filmó cuando Correa llegó a las 09:15 al edificio del Grupo de Operaciones Especiales, y sin bajarse del carro dijo que los oficiales allí presentes “debíamos ir a poner orden, para lo cual debíamos darles a los responsables un tiro en el pecho por traicionar a la patria.” ¿Acaso el reportero no tuvo acceso al video para contrastar lo que cita textualmente como dicho por un agente no identificado frente a lo que realmente dice el presidente Correa?

Al día siguiente, el mismo Expreso, tergiversando la realidad, tituló el seguimiento de la noticia así: “El Gobierno dice que Palacio alteró video”. El gobierno jamás dijo que el video había sido alterado, cosa que de haber sucedido —la alteración del video, me refiero— hubiese tenido serias implicaciones penales. Lo que el gobierno hizo fue aclarar las palabras dichas por el presidente Correa que quienes redactaron la noticia en los medios, al parecer, no escucharon bien y optaron, al cubrir la noticia, por copiar la versión incorrecta dada por Palacio en la fiscalía.

El Universo, el 18 de agosto, uso un titular aparentemente neutro: “Emilio Palacio divulga un video nuevo sobre el día de la revuelta policial”. Digo “aparentemente”, porque en el tratamiento de la noticia, El Universo no cuestiona para nada el contenido del video sino que, por el contrario, a pesar de que lo sube en la versión online, reproduce solo una parte de lo que dice el presidente Correa: “En medio de un audio que está entrecortado, se oye al presumible Rafael Correa mencionar en tono enérgico palabras como “lo que están haciendo esto son traidores a la patria”. Pero, claro, de lo que dice antes, es decir: “Dígales que le lancen gas al presidente y un tiro en el pecho, antes que traicionar así a la patria”, no señala nada. En otras palabras, El Universo cita de manera inadecuada las palabras del presidente Correa por cuanto corta el mensaje completo. Y, esto, ¿por qué?; porque de haber puesto el mensaje completo la noticia generada por Palacio en el sentido de que existía una prueba que le daba la razón hubiese quedado en nada.

Al día siguiente, El Universo, en vez de aclarar el contenido del video y desechar la versión de Palacio más bien lo entrevista dándole más espacio para que éste último afirme: “Emilio Palacio: ‘Si hay dudas respecto al video habría que llamar a los testigos’.” ¡Testigos anónimos de una denuncia anónima de un oficial cuyo nombre se desconoce!


El redactor de la noticia para Vistazo online parece tener problemas auditivos. El 18 de agosto, con un titular neutro, “Palacio entregó video a la Fiscalía”, al desarrollar la noticia, dice: “‘Un tiro en el pecho por traicionar a la patria’, se escucha decir supuestamente a Correa, en el video que presentó Palacio en una reunión en privado con el fiscal del Guayas, Antonio Gagliardo.” Me responderán, la noticia dice “supuestamente”. Pero yo replico, ¿“supuestamente” qué o quién? Tal como está construida la frase, el reportero de Vistazo no duda de lo que ahí está dicho sino de quién lo dice: “supuestamente a Correa”. Si hubiera dudado de lo dicho, tendría que haber escrito: “supuestamente se escucha decir a Correa”. En este último caso, no quedaba duda de que las palabras eran de Correa pero sí que se dudaba de lo dicho. Lo que explico está corroborado por la misma introducción a la noticia que utiliza Vistazo: “El exeditor de opinión de El Universo indica que supuestamente el Presidente Correa aparece ordenando disparar contra quienes atenten contra él.” Definitivamente, Vistazo no pone en duda lo que se dice en el video sino quién lo dice. ¿No tenían en la redacción de Vistazo un par de minutos para escuchar el video de 21 segundos con un poco más de atención? Vistazo no le dio seguimiento a la noticia y, por tanto, no aclaró lo que informó mal el día 18.


El Comercio, el 18 de agosto, tituló la noticia: “Emilio Palacio entregó un video y documento del 30-S a la Fiscalía”. En primer lugar, no existe ningún “documento” o algo que tenga valor documental sobre el 30-S. En segundo, El Comercio tampoco contrasta la versión de Palacio con lo que dice el propio video presentado por éste, sino que reproduce sin más: “Después mostró [Palacio] la grabación en un ‘tablet’ (una minicomputadora). En las imágenes de baja calidad se ve la espalda de un hombre dentro de un carro plateado. Se escucha, de manera poco clara, una voz masculina: “Un tiro en el pecho (...). Por traicionar a la patria, lo que están haciendo eso son unos traidores a la patria”. ¿También padecen sordera el reportero y los editores de El Comercio? No he visto que El Comercio haya desmentido esta versión.


El diario Hoy confunde a sus lectores el 19 de agosto al titular la noticia: “Gobierno tiene su propia versión del video de Correa”. Es decir que, para los editores de Hoy, existen dos versiones del video: la de Palacio y la del Gobierno. Esto es manipular groseramente la verdad y una falta de objetividad periodística. Lo que tenían que haber hecho los editores de Hoy es contrastar lo que dijo Palacio que decía el video con lo que el video dice. No se trata de una “versión” gubernamental, como si estuviésemos en un debate en el que hay diferentes puntos de vista o con varios testimonios sobre un hecho. El video no miente: ¿por qué Hoy se portó tan reacio a admitir, no la versión del gobierno, sino lo que dice el propio video?

Ninguno de los medios aceptó la verdad: el video no solo que no demuestra que el presidente Correa haya ordenado disparar el 30-S sino que demuestra, de manera contundente, la coherencia anímica, ideológica y política que tuvo el Presidente ese día.

Las preguntas elementales que los medios no se hicieron

La ausencia de profesionalismo de unos actores políticos disfrazados de periodistas se evidenció en el tratamiento de este globo de ensayo cuyo objetivo, al parecer, fue el de escandalizar y crear dudas en la opinión pública. La más elemental de las preguntas es acerca de la fuente: ¿aceptan los periodistas como algo normal una fuente anónima citada por la parte interesada? ¿es presentable plantear “un señor me dijo que tal cosa…” y lanzar la versión de manera tan irresponsable? ¿no diferencian los medios entre lo que es una versión sobre un asunto y un chismorreo con intenciones politiqueras?

En segundo lugar, los medios tenían la obligación de preguntarse por el contenido del video. ¿Tanto les costaba ver el video, repetirlo si no estaba claro, repetirlo otra vez si todavía no escuchaban con claridad, y contrastar el video mismo con la versión dada por Palacio? ¿Por qué aceptaron sin más la versión de Palacio? Lo que está claro es lo que hicieron: aceptar la versión de Palacio para después señalar que el gobierno tenía “otra versión”. Eso es manipular una noticia con el fin de poner al gobierno a la defensiva y luego presentarse como impolutos imparciales. Eso no es juego limpio, es lo que se llama una treta y está al descubierto.

En tercero, ningún medio se preguntó sobre el momento en que fue grabado el video. No tiene sentido decir que antes de que sucediera el secuestro del presidente y las amenazas contra su vida (acordémonos de la grabación de la central de radio patrulla en la que los, a esas alturas, ya golpistas incitaban a “matar a Correa” y que los medios se han encargado de silenciar, de no tomar en cuenta, de no citar, de escamotear en definitiva) el presidente ya había ordenado atacar a los policías insubordinados.

Los medios olvidaron preguntarse por el contexto del video. En periodismo, por ejemplo, una foto no es una verdad por sí misma si no está claro el contexto en el que fue tomada; si por el contrario, alguien utiliza una foto tomada en el pasado, en circunstancias totalmente diferentes al presente, para intentar probar una hipótesis actual, está también manipulando la información y faltando ya no solo a la ética periodística sino, simplemente, a la ética. Esa práctica es propia de las compañas electorales sucias: por ejemplo, si el candidato Mahuad alguna vez, en su juventud, posó como modelo de pantalones de baño de hombres, algún candidato rival sacó la foto para hacerlo aparecer como frívolo en los días de la campaña electoral. Eso es manipulación de un documento y es poco ético.

Poner al mismo nivel noticioso la versión tergiversada que hace Palacio de lo que dice el video con la aclaración del presidente sobre las palabras que dijo es, sencillamente, ofender a la verdad. La ética periodística impone que los medios aclaren que la versión de Palacio es una mentira pero, al parecer, la ética hoy en día es un asunto olvidado porque lo que está primero es librar la batalla contra el proyecto político del gobierno.

A manera de conclusión

Convertidos en actores políticos que se oponen al proyecto político del gobierno de la Revolución Ciudadana, los principales medios ecuatorianos han diseñado una estrategia comunicacional consistente en crear sistemáticamente la mayor cantidad de dudas sobre cualquier declaración, acto u obra del gobierno en cualquier campo de la acción social y, al mismo tiempo, magnificar todo aquello que arroje sospechas sobre el gobierno por nimio o falso que fuere venga de donde viniere.

El problema ético que se desprende de cómo trataron esta noticia es grave en la edición online. Pero mucho más grave es en la edición impresa puesto que, por lo menos en la edición online el lector tenía la posibilidad de ver y escuchar lo que el presidente Correa dice en el video pero en la edición impresa de los medios, el lector tenía que atenerse a lo que el periódico le decía sin poder contrastar inmediatamente la noticia.

La manipulación de una mentira revela una alarmante ausencia de ética periodística pues los medios saben muy bien que, en el tratamiento informático, importa mucho cómo es presentada la noticia la primera vez. Después, cuando alguien tiene que desmentir, el problema se torna cuesta arriba para el involucrado pues en el público siempre quedará la duda sobre las “versiones”. Por supuesto, de esta manifiesta manipulación mediática no se entera la SIP.

En esta guerra mediática, los medios han decidido poner al gobierno a la defensiva y obligarlo siempre a las aclaraciones: eso no es periodismo sino activismo político. Entonces que lo digan de manera clara: que digan a la ciudadanía que se oponen al gobierno y su proyecto político y que digan cuál es el proyecto político alternativo en el que ellos creen.