José María y Corina lo habían conversado en alguna de su tardes de té y facturas: toda muerte engendra ausencias y cada ausencia es un pedazo de muerte que se adhiere para siempre a nuestra piel de solos.
(De El perpetuo exiliado, 2016).

lunes, septiembre 27, 2010

El lector necesita saber quién escribe y desde dónde lo hace


En carta dirigida a El Universo —diario de militante oposición política al gobierno de la Revolución Ciudadana—, el 22 de julio de 2007, señalé, entre otros puntos, el siguiente:

“Considero que el ejercicio de la opinión en una columna editorial es libérrimo pero, al mismo tiempo, es en donde el articulista debe asumir a plenitud la responsabilidad que de sus palabras derivare. En lo personal, siguiendo a Voltaire, puedo no compartir las ideas de algún editorialista pero estoy dispuesto a luchar por el derecho que ése tiene a expresarlas. Al mismo tiempo, es indispensable que el público lector conozca la orientación ideológica o política del articulista puesto que nadie habla desde la imparcialidad; pretender que eso es así es engañar al lector.”

El director editorial de entonces, el ex trotskista Emilio Palacio que se convirtió camaleónicamente en vocero de dicha empresa periodística, respondió parapetado tras la firma institucional de El Universo: “…es una propuesta que revela un método político intolerante, el mismo que emplea este Gobierno: obligar a las personas a que se encasillen en cierta ideología para luego ubicarlas como aliadas o enemigas.” Francisco Febres Cordero, alias “el pájaro”, pretendió burlarse en un artículo en que se lanza furibundo contra mí porque en algún momento se dijo que yo asumiría la dirección El Telégrafo: nótese el desenfreno y el prejuicio: la crítica no era porque había asumido la dirección o porque había hecho algo negativo en el ejercicio de tal dirección: el enojo fue por la sola posibilidad de que yo asumiera la dirección de dicho diario.

Reafirmo cada uno de los planteamientos que realicé en dicha carta y que publiqué en este blog (ver archivo de julio 2007). Y, sobre el punto de la identificación ideológica y/o política de los articulistas de opinión, me topé recientemente con el Manual de estilo de diario El país, de España, que dice algo similar a lo que yo señalé en mi carta:

“2.78. Todos los artículos de opinión llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema. Esta norma es extensible a las colaboraciones de las páginas de Opinión tanto como a las tribunas que se publiquen en las demás secciones.” (Manual de estilo de diario El país de España, p. 31, versión online en pdf)

Así, por ejemplo, en la edición online de El país, de hoy, Cándido Méndez escribe un artículo titulado “Rectifique señor Presidente” explicando el porqué es justo el llamado a Huelga General, el próximo 29 de septiembre. Al final del artículo aparece la identidad del articulista: "Cándido Méndez es secretario general de UGT". En otro tema, menos polémico, también se cumple la norma del Manual: Mercè Rivas escribe “Republicanas, Prostitutas o débiles mentales”; al final del artículo está su identificación: "Mercè Rivas Torres es periodista, autora de Los sueños de Nassim y Vidas."

¿Resulta entonces que El país sería por este motivo políticamente intolerante? ¿El que se señale en una línea el lugar de donde se escribe es una parquedad motivo de chiste? ¿O, simplemente, sucede que en Ecuador quieren pasarnos gato por liebre con el cuento de la libertad de opinión y nadie se hace responsable ni por lo que dice ni desde dónde lo dice? El ex trotskista y alias el “pájaro” esconden su ignorancia, su mediocridad intelectual y su mala leche contra el gobierno y sus funcionarios tras la teoría de la conspiración y el chiste barato.

viernes, septiembre 17, 2010

Saltamontes de Venus

Maradona y Cannigia festejando un gol de Boquita.

Saltamontes de Venus —o Guipúzcoa— es un equipo de fútbol integrado mayoritariamente por jugadoras lesbianas. En julio de 2009 fue expulsado de la liga barrial de la Floresta porque, según la directiva, sus jugadoras habían cometido un acto “obsceno” que atentaba “contra la moral y las buenas costumbres”.

El acto “obsceno” es un beso que se dieron dos integrantes del equipo en la tribuna de la cancha de la liga. Resulta que terminado un partido, algunas jugadoras de Guipúzcoa subieron a la tribuna y una seguidora de otro equipo empezó a filmarlas. Dos jugadoras, cansadas de este tipo de acoso, pues no era la primera vez que sucedía, decidieron darle una lección y se besaron delante de quien las filmaba. Karen Barba, líder del equipo, declaró a la prensa: “Fue un beso de descanso por toda esta agresión”.

El juzgado cuarto de garantías penales de Pichincha anuló la sanción de la expulsión por considerarla discriminatoria y dio paso al Amparo Constitucional planteado por Guipúzcoa o Saltamontes de Venus.

A pesar de que la Constitución garantiza el derecho de libre orientación sexual, la sociedad ecuatoriana todavía tiene el corazón atrofiado por la intolerancia frente a la homosexualidad —que, recién en 1998, fue despenalizada—. A esa intolerancia, en un país católico como Ecuador, contribuye una ausencia total de amor al prójimo por parte de la iglesia institucional que condena la homosexualidad como si estuviésemos en los tiempos del Antiguo Testamento. No obstante la persistencia de actitudes homofóbicas, la acción del juez es motivo de esperanza para modificar la discriminación por razones de preferencias sexuales. Además, resulta admirable el coraje y la perseverancia de las jugadoras de Saltamontes de Venus para hacer frente a la discriminación.

En el fondo no importa si es un beso o un abrazo, si es en la tribuna o en la cancha. Se trata del rechazo irracional que despiertan los homosexuales porque quien discrimina no soporta a quien con su sola existencia trastorna la sexualidad de Barbie y Ken. ¡Tanta hipocresía disfrazada de moralismo!

martes, septiembre 14, 2010

Saramago, el bloguero


Saramago fue un escritor tardío pues empezó a publicar literatura después de los cincuenta años; ganó el premio Nobel a los 76, e inauguró un blog a los 86 años. Un blog es una bitácora sin fin, mutante como todo lo que existe en la zona virtual del Internet, con estilo de mucha precisión y el manejo sutil de la espontaneidad crítica. Y el blog le permitió a Saramago exponer de manera más abierta sus ideas sobre diversos tópicos políticos, literarios, religiosos, etc.

Hasta ahora, mi blog ha funcionado como una pizarra en donde he venido colgando algunos textos que me interesa que alguien —ese navegante que anda husmeando por cada portal— lo lea. Pero una escritura especialmente hecha para un blog implica tener una idea clara y escribirla con un estilo conciso. Así, si queremos hacer del blog una bitácora virtual, entonces la brevedad cobra relevancia y se convierte en una cualidad intrínseca. No sólo la brevedad también la contundencia de lo dicho y la espontaneidad crítica que impide muchos rodeos y una más abierta invitación a la polémica. En su blog, Saramago también es un provocador solo que su provocación es mucho menos elaborada que en su literatura y mucho más directa: un tirador de la palabra más franco que encubierto, más persona que personaje.

Espero añadir esa dimensión a mi propio acoso palabrero.